Escribe Mariano Barba
El gobierno está apurado por la construcción del gasoducto Néstor Kirchner porque la creciente producción de gas no tiene cómo salir de Vaca Muerta. Las multinacionales que explotan el gas exigen su rápida construcción, para poder vender el gas que extraen y obtener súper ganancias dados los precios internacionales.
Energía Argentina (Enarsa), es la empresa estatal que está a cargo de la construcción del ducto que permitirá ampliar en un 25% la capacidad del sistema de transporte de gas natural a cargo de Transportadora Gas del Sur (TGS). Tendrá una extensión de 563 kilómetros desde la localidad neuquina de Tratayén hasta Salliqueló, en el oeste de la provincia de Buenos Aires, atravesando Río Negro y La Pampa.
Ni bien se lanzó la licitación empezó la guerra de rapiña entre las empresas y los funcionarios, para beneficiar a sus amigos en que se encarguen de la provisión de cañerías, los estudios de impacto ambiental y los procesos para adquisición de bienes y obras para ensamblar el tendido. La pelea comenzó con la compra de los caños, principal insumo para hacer un ducto. “Ellos (Cristina) armaron un pliego de licitación a la medida de Techint y de la chapa que el grupo fabrica en Brasil, de 33 mm de espesor”. Por esta frase, y a pedido de Cristina, fue echado del gobierno Matías Kulfas, ministro de Desarrollo Productivo. Lo reemplazará Daniel Scioli, ex vicepresidente, ex gobernador y actual embajador en Brasil.
Más allá de este nuevo escándalo, lo que les interesa es cómo se reparten los negocios los grandes empresarios. El costo podría superar los 2.200 millones de dólares. Y ahí lleva las de ganar Paolo Rocca, principal empresario argentino y de los más importantes y acaudalados. En su historial, Rocca siempre tuvo relación de “amistad” con todos los gobiernos. El 4/8/2007, él y el director de Relaciones Institucionales de Techint, Luis Betnaza, fueron a la Casa Rosada a reunirse con Néstor Kirchner y Hugo Chávez luego de sellar acuerdos para Argentina y Venezuela.
Una vez más, la construcción de los caños fue otorgada a Tenaris, empresa metalúrgica multinacional de Paolo Rocca, líder mundial en la producción de tubos de acero sin costura para la industria del petróleo. La ya “famosa” chapa de 33 milímetros de espesor para armar los tubos las traerá el mismo Paolo Rocca desde su planta de Brasil. Y lo hará ya mismo. Alberto devolvió luego las gentilezas e invitó a Rocca y a Luis Betnaza a cenar a Olivos (igual que Néstor). Después de esa comida se destrabó el pago de 216 millones de dólares.
La riqueza de Paolo Rocca se estima en 8.000 millones de dólares. Las empresas más conocidas son Techint, Tenaris, Dalmine Siderca, Tecpetrol y decenas de empresas multirubro en el mundo que suman más de 40.000 empleados globales. El holding, que controla a través de la sociedad San Faustín, con sede en el paraíso fiscal Luxemburgo, opera en 45 países.
Cristina solo se quejó (para la tribuna) pidiendo que Paolo Rocca en vez de traer la chapa de Brasil, traiga la laminadora, que cuesta 1.200 millones de dólares. Pero seguro la vicepresidenta se quedará tranquila porque la licitación para el ensamble de los tubos se realizará en cinco tramos de unos 100 kilómetros cada uno, y ahí varios empresarios amigos también conseguirán grandes utilidades.