La semana pasada explotó un horno provocando que un compañero se “prendiera fuego” y sus compañeros apenas lograron apagarlo. La ambulancia tardó 45 minutos en llegar. No hubo profesionales para atenderlo.
La falta de mantenimiento y los ritmos de producción a full, la reducción de personal en los hornos, vienen provocando accidentes desde hace tiempo.
Con la complicidad de los viejos delegados y la dirigencia de la UOM, la patronal redujo a uno el trabajo que antes hacían tres operarios en los hornos. Evidentemente las ganancias de estos patrones las consiguen con el sacrificio y hasta la vida de muchos obreros. Vidas que ellos consideran “descartables” mientras ellos ganan fortunas.
Una respuesta contundente
La bronca empezó a crecer entre los compañeros por la gravedad de los hechos. Esa noche los delegados llamaron a una asamblea y se decidió parar la planta. El paro fue contundente y duró hasta la tarde del día siguiente, después de una audiencia en el Ministerio de trabajo donde la patronal se comprometió a resolver los problemas.
¡No bajar los brazos, la lucha vale!
La fuerza de la lucha de los compañeros consiguió un primer triunfo. Incluso obligaron a la UOM a hacerse presente en la planta con un profesional de Seguridad e Higiene. Pero no hay que bajar la guardia. Ahora hay que exigir que haya un cuerpo de socorristas y profesionales médicos en forma permanente. Y volver a la cantidad necesaria de operarios en cada horno y otras secciones. Habría que formar una Comisión de Seguridad con los trabajadores y delegados para controlar el funcionamiento de hornos y demás maquinaria en forma segura.
No se puede tener ninguna confianza en el Ministerio de Trabajo que avaló o dejó correr los cambios en las condiciones de trabajo, junto con los dirigentes de la UOM.
Corresponsal