La crisis del gobierno peronista del Frente de Todos sigue agudizándose. Continúa la pelea entre Alberto y Cristina, ahora esta última concentrada en denunciar el “festival de importaciones”, mientras el ministro Martín Guzmán y el presidente del Banco Central Miguel Pesce quieren infructuosamente demostrar lo contrario. Lo concreto, más allá de los argumentos de unos y otros, es que en estas semanas vemos una suba del dólar que, todos sabemos, en el corto plazo terminará repercutiendo sobre la ya alta inflación. Dicho sea de paso la suba de precios en el mes de junio, en particular de productos de la canasta familiar, va camino a ser superior a la de mayo. A todo esto tenemos que sumarle la crisis de la falta de gas oil, que ya prácticamente afecta a la totalidad de las provincias del país. Todo esto no son más que consecuencias del ajuste exigido por el FMI. De un ajuste que, según ha declarado el propio Fondo, deberá profundizarse en el segundo semestre del año.
La crítica de Cristina y el kirchnerismo, por su parte, no ofrece ningún camino alternativo que le sirva al pueblo trabajador. De hecho, no es más que un intento por despegarse de las consecuencias del ajuste. Además el dato de la semana fue la reunión de la propia vicepresidenta con el economista liberal Carlos Melconian.
Los recientes datos del Indec muestran un crecimiento de la informalidad laboral y el drama de millones que no logran, aún teniendo algún tipo de trabajo, alcanzar ni de lejos el mínimo necesario para superar la línea de pobreza. A todo esto hay que sumarle los otros millones que directamente ya han caído por fuera del mercado de trabajo, cercanos o cayendo ya en la indigencia.
La bronca sigue creciendo. No es nuevo. Lo que sí lo es, es el crecimiento de las luchas. En las últimas semanas vimos el conflicto de autoconvocados docentes en San Juan, que terminó en un importante triunfo no solo de los trabajadores de la educación sino del conjunto de los estatales; y la actual rebelión en La Rioja, que todavía continúa. También tuvimos la lucha de los municipales de Posadas y de Córdoba. Además en la provincia de Buenos Aires hubo una rebelión de las auxiliares de escuela de ATE y miles de docentes autoconvocados por fuera de Suteba, que pararon el 27 de junio contra el decreto de Kicillof que quiso quitar el asueto por el día del trabajador estatal. A esto hay que sumarle el paro del Suteba en Lomas de Zamora luego de la represión a una manifestación de docentes y estudiantes contra la inseguridad. Y no tenemos que olvidarnos de la ya larga lucha que siguen llevando adelante por salario los trabajadores del Sutna. Mientras tanto, y a pesar del ataque que recibe tanto de parte del gobierno del Frente de Todos como de la oposición patronal de Juntos por el Cambio y de la ultraderecha de Milei, sigue adelante el plan de lucha de la Unidad Piquetera, reclamando por más planes, la actualización de sus montos y trabajo genuino. Con este crecimiento de las luchas, y con el surgimiento de una nueva camada de activistas, resulta hoy más urgente que nunca apoyarlas y reclamar a las direcciones de la CGT y las CTA que rompan el pacto con el gobierno y llamen a un paro y plan de lucha contra el ajuste de Alberto Fernández y el FMI.
Además es necesario postular una salida política diferente, que dé respuesta de verdad a las más urgentes necesidades del pueblo trabajador. Cada vez son más los que se dan cuenta que ello no vendrá de la mano de Alberto Fernández. Ni del kirchnerismo, que, aunque busque disimularlo, sigue siendo parte del gobierno del Frente de Todos y, por lo tanto, corresponsable del ajuste. Tampoco ofrecen ninguna opción las variantes patronales de Juntos por el Cambio. Ni, mucho menos, los “liber-fachos” de Milei y Espert.
La única opción es la que plantea el Frente de Izquierda Unidad. Comienza por dejar de pagar la deuda externa y romper con el FMI, para, con ese dinero, resolver las más urgentes necesidades de trabajo, salario, educación, salud y vivienda. Para poder hacer realidad este programa, hay que fortalecer una alternativa política distinta, postulando que quienes tienen que gobernar son las y los trabajadores, en la perspectiva de una Argentina socialista. Por eso este 9 de Julio estaremos en Plaza de Mayo y todas las plazas del país, afirmando que este es el camino de nuestra segunda y definitiva independencia.