Escribe Mercedes Trimarchi, legisladora electa (CABA) por Izquierda Socialista/FIT Unidad
Para escribir esta nota consultamos a Javier, que trabaja con su flete haciendo mudanzas. Él nos cuenta que actualmente los traslados que hace, por ejemplo, son para achicar los gastos: personas o familias que pasan de un tres ambientes a un monoambiente. Nos dice que aproximadamente el cincuenta por ciento de los viajes que realiza son jóvenes que vuelven a la casa de sus padres porque, aunque tengan un trabajo, con su sueldo no les alcanza para pagar el alquiler.
Este relato ilustra los números publicados recientemente por el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO) que en el último informe (julio 2022) estableció que el costo de un monoambiente subió un 75% en los últimos doce meses y el de un tres ambientes, un 70%. Ningún salario aumentó en la misma proporción en el último año. De acuerdo al relevamiento de CESO, en la ciudad de Buenos Aires el precio promedio de un monoambiente es de 49.000 pesos, mientras que el Salario Mínimo Vital y Móvil es de 45.540. Por lo tanto, alcanza para cubrir solo el 92,9% del alquiler de un monoambiente. El precio promedio de un dos ambientes en CABA es de 60.000 pesos y de un tres ambientes 85.000 pesos. Estos valores no tienen en cuenta las expensas que en promedio llegan al 15% del costo de alquiler (Informe CESO, julio 2022).
La Ley de Alquileres no resuelve el problema
En junio del 2020 se sancionó la Ley de Alquileres, que regula los contratos por tres años con aumentos anuales de acuerdo al promedio que surge entre la inflación que mide el Indec y la variación salarial publicada por el Ripte del Ministerio de Trabajo. Cuando se termina el contrato no hay ningún tipo de regulación y nuevamente quienes alquilamos quedamos a merced de las inmobiliarias y rentistas.
Pero para darle mayores beneficios a los propietarios (como si no los tuvieran) en el Congreso se está discutiendo modificar la normativa actual. Por un lado, el Frente de Todos propone sumar mayores beneficios fiscales para los dueños, y por el otro, Juntos por el Cambio plantea volver a los contratos de dos años y con aumentos semestrales. Queda en evidencia que ni al gobierno ni a la oposición patronal le interesa dar una verdadera solución al déficit habitacional.
Por un plan de viviendas populares
Mientras persiste el abuso por parte de las inmobiliarias y rentistas, los requisitos para poder alquilar se vuelven inalcanzables para cualquier familia trabajadora. Ya no solo quedó lejos el sueño de la casa propia sino también la posibilidad de alquilarla. Desde Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda Unidad sostenemos que se debe imponer un verdadero impuesto a las viviendas ociosas, terminar con la especulación inmobiliaria y los requisitos que piden de “ciencia ficción”, como lo catalogó en Twitter el jóven al que le pedían ingresos de 225.000 pesos para ingresar a un dos ambientes. Junto con ello, impulsar un plan de viviendas populares para terminar con el déficit habitacional y generar empleo genuino sobre la base del no pago de la deuda externa.