Escribe José Castillo
Finalmente, tras idas y vueltas de varias semanas, el superministro de Economía Sergio Massa confirmó en el cargo de Secretario de Programación Económica (virtual “viceministro”) al economista del establishment Gabriel Rubinstein.
La designación de Rubinstein es todo un guiño a los grandes capitalistas, a los especuladores financieros y al FMI. Es una garantía de que, efectivamente se va a llevar adelante el mayor ajuste, y que la prioridad absoluta es cumplir con el Fondo.
Rubinstein tiene toda una trayectoria como consultor de grandes corporaciones y bancos. En los tiempos inmediatamente previos al Argentinazo de diciembre de 2001, abogaba porque la Argentina eliminara su moneda y pasara a la dolarización, la misma propuesta que hoy sostiene Javier Milei.
No es la primera vez que el peronismo recurre a Rubinstein para mostrar empatía con “los mercados”. En épocas de la presidencia de Néstor Kirchner con Lavagna como ministro, Rubinstein fue incorporado a su equipo para aportar a la renegociación de la deuda con los acreedores privados (que terminó en el Canje de 2005).
Más acá en el tiempo, Gabriel Rubinstein era conocido por sus notas de opinión en los medios de comunicación, siempre planteando la necesidad de mega-ajustes y avanzar con las llamadas “reformas estructurales”, como la jubilación o la flexibilización laboral.
También era conocido (y eso fue lo que generó el escándalo que puso en suspenso por algunas semanas su nombramiento) por sus intervenciones en las redes sociales. Por ejemplo, hace pocos meses reprodujo un texto de José Luis Espert donde este reclamaba la privatización de Aerolíneas Argentinas.
En síntesis: un economista de derecha, bien del establishment, con todo el currículum de ajustador, hoy está en el comando efectivo de la política económica argentina.