La muerte del niño de ocho años Víctor Sebastián Barreto, aplastado por un camión al que se había colgado para ir a un basural en busca de “los frescos”, como le dicen a la comida vencida que es desechada, en Paraná, Entre Ríos, es una clara postal de la Argentina de hoy, gobernada por el peronismo del Frente de Todos. Podría ser una postal también de los cuatro años macristas. Casi el 60% de niñas y niños viven en la pobreza con una inflación al 100%. Mientras tanto, las alimenticias, grandes capitalistas y grupos concentrados hacen fortunas. Sí, con el Frente de Todos, igual que lo hacían con el macrismo.
A todo esto se acaba de reunir el Consejo del Salario Mínimo, integrado por el gobierno y sus funcionarios del Ministerio de Trabajo, las cámaras empresariales, incluyendo al delincuente de guante blanco Funes de Rioja de la Copal, y los consabidos burócratas sindicales de la CGT y las CTA, Daer, Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (Construcción), Roberto Fernández (UTA), Hugo Yasky (CTA), y hasta Pablo Moyano. ¿Qué decretaron? Que el salario mínimo pasará de los 57.900 pesos actuales a 61.953 en diciembre, un aumento equivalente a un kilo de carne, 5 kilos de azúcar y 7 litros de leche. ¡Desopilante la caradurez y cinismo de estos personajes! Según ATE Indec, nadie debería percibir menos de 205.000 pesos por mes medido en septiembre. Miles y miles perciben el mínimo. Por eso en Argentina hay millones de trabajadores pobres, como hay un 80% de jubiladas y jubilados que sobreviven en la indigencia.
Alguien podría decir, “hay un ajuste… ¿pero no será el sacrificio que tenemos que pagar para salir de la crisis?” De la crisis no solo que no vamos a salir, sino que nos vamos a seguir hundiendo en ella con las políticas actuales del gobierno peronista, con el superministro Sergio Massa a la cabeza, apoyado por Alberto Fernández y por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. “Nos harían falta dos o tres ministros como Massa”, dicen en el entorno kirchnerista.
Es que con la cara nueva de Massa, el gobierno aprovechó para redoblar un mayor ajuste y sometimiento al FMI. Y se favoreció el crecimiento de las ganancias capitalistas con el dólar soja para los oligarcas y enormes incentivos y perdones impositivos para petroleras, gasíferas y privatizadas beneficiadas con los tarifazos. De esa forma se iba a generar una “fábrica de dólares” que nos iba a salvar, decían. Sin embargo, las reservas que se fueron acumulando en el Banco Central se están dilapidando día a día en la bicicleta financiera y el “veranito massista” se está acabando. Por eso el viceministro Gabriel Rubinstein confesó que la salida sería una devaluación brusca, solo que, alerta, esa medida podría provocar un Rodrigazo. Capaz no llegan a eso, pero si hay algo que está claro es que ya hay una devaluación, dólar blue en suba con el que se mueven los precios de los alimentos, y salarios, jubilaciones y planes sociales pagados en pesos súper deshilachados.
Mañana sale otra misión oficial para reunirse con el FMI e implorar que, pese a las turbulencias económicas, el pacto sellado con ese organismo imperialista siga vigente, mientras Cristina se la pasa mostrando gráficos en sus actos diciendo que cuando ella gobernaba los salarios se iban para arriba. Un doble discurso fenomenal. Si en los tres mandatos del peronismo kirchnerista se vivía tan bien… ¿Por qué su candidato Daniel Scioli perdió las elecciones en 2015 con la centroderecha del repudiable Mauricio Macri? Cristina y Máximo Kirchner son parte de un gobierno que hace aguas y solo se quieren diferenciar en vistas a las elecciones de 2023, no porque tengan un plan alternativo para sacar al país adelante. Juntos por el Cambio es otro cambalache, proponiendo hacer un mayor ajuste pero más rápido.
Ante esta situación alarmante, donde crece la desesperación de millones, hay dos grandes alicientes. El primero, que los residentes y médicos de CABA tras una rebelión de varias semanas lograron una importante victoria sobre el gobierno de Larreta y su ministro/candidato Quiroz. La conquistaron a fuerza de paros y movilizaciones resueltas en asambleas y auto convocatorias, pasando por encima a los dirigentes sindicales traidores. Antes habían ganado los trabajadores del neumático nucleados en el Sutna, mostrando que se le puede torcer el brazo a las patronales y a los gobiernos de turno. Estas luchas cuentan con todo el apoyo del sindicalismo combativo, que hay que seguir fortaleciendo, como hay que seguir denunciando a la CGT y las CTA y exigiéndoles que dejen de apoyar al gobierno y a las patronales y llamen a un plan de lucha nacional.
El otro aliciente es que contra los gobiernos capitalistas hay una alternativa política completamente distinta. Lo verdaderamente “nuevo”, que nunca gobernó, es el Frente de Izquierda Unidad, una gran unidad de la izquierda que venimos construyendo desde el 2011. Hay que continuar fortaleciendo el FIT Unidad como proponemos desde Izquierda Socialista (ver "Hay que fortalecer al FITU con políticas unitarias"), postulando en concreto que haya una fórmula presidencial única para participar unidos en las PASO, con Miryam Bregman (PTS)-Gabriel Solano (PO).
Llamamos a las y los luchadores a fortalecer estas dos tareas: apoyar a los que reclaman para que las luchas triunfen peleando por un plan económico obrero y popular, y apoyar al FIT Unidad, para pelear por un gobierno de las y los trabajadores y una Argentina socialista.