Se reunió la Mesa del Frente de Todos, pero sus conclusiones ratificaron lo que denunciamos en nuestra nota de El Socialista de este miércoles. A continuación, la publicación.
Escribe Mariano Barba
El jueves 16 se reunirá la Mesa Política del Frente de Todos. Una reunión demandada por el kirchnerismo y convocada por Alberto Fernández en medio de la gigantesca crisis que corroe al peronismo y a su gobierno. Buscarán mostrar una unidad que no existe y lograr acuerdos electorales, en una puja interna donde todos tratan de despegarse de las consecuencias del ajuste.
Hierve la interna en el Frente de Todos. El peronismo en el gobierno es cómplice de una inflación que socava las condiciones de vida de la clase trabajadora y sectores populares, de paritarias y jubilaciones a la baja, y de un feroz ajuste al servicio de pagarle al FMI. La Mesa Política reunirá a los cuatro principales espacios que integran la coalición: el del presidente Alberto Fernández, el de la vicepresidenta Cristina Fernández, el del ministro de Economía Sergio Massa, y el resto de los movimientos sociales y sindicales del peronismo cercanos al gobierno. A esto hay que sumarle la presencia de los gobernadores (la mayoría de ellos con juego propio) y la burocracia sindical.
Esta reunión “grande” del peronismo busca resolver la falta de candidaturas de peso para encabezar la fórmula presidencial, luego de la renuncia pública de Cristina Fernández a postularse para el máximo cargo nacional. Cada uno de los sectores asistirá a defender sus intereses particulares. Será un forcejeo más, donde todos tratarán de diferenciarse sin sacar los pies del plato. Están muy lejos de las reales y urgentes necesidades populares, como Alberto Fernández, que anunció su precandidatura presidencial con una imagen popular por el piso.
Será tan distante de las necesidades de trabajadoras, trabajadores, jóvenes y jubilados que la disputa por los temas a tratar está entre determinar las reglas internas y estrategias electorales del Frente de Todos, cosa que pretende el presidente, y lograr un posicionamiento de todo el peronismo en contra de la sentencia por corrupción a Cristina, lo que pugna el kirchnerismo.
Los cuestionamientos sobre el rumbo del gobierno y supuestos cambios “de fondo” son parte del mismo doble discurso al que nos tienen acostumbrados.
El “massismo” exige que se habilite la competencia interna en las PASO, para poder decidir si Massa o alguien de su sector se postula a la presidencia. A su vez, los burócratas sindicales de todo pelaje hacen fila en las reuniones para meter candidatos propios en las listas. Son los principales sostenedores del fuerte ajuste del gobierno a cambio de prebendas y quieren asegurarse esa función en el próximo periodo.
Los movimientos sociales pro-gobierno van divididos en dos grupos. Los más cercanos al “albertismo”, como Somos Barrios de Pie (la agrupación que conduce Daniel Menéndez, subsecretario en el ministerio de Desarrollo Social) se incorporará a Patria de los Comunes, el partido del Movimiento Evita (que postula a Patricia Cubría, esposa de Pérsico, a la intendencia de La Matanza). Y, la CCC/PCR de Juan Carlos Alderete, junto al MTE de Juan Grabois, van a exigir la candidatura de un kirchnerista, pero por las dudas ya lanzaron al propio Grabois.
Todos vienen siendo parte del gobierno y su ajuste
Estas diferentes corrientes, sectores o alas del peronismo buscan diferenciarse públicamente, pero gobiernan y defienden el mismo plan de ajuste. Pero Cristina también es responsable de que se haya pactado con el FMI, del presupuesto 2023 (con sus recortes en Educación, Salud y otras áreas) y de que Sergio Massa llegue al Ministerio de Economía.
El kirchnerismo le otorgó al “superministro” de economía el respaldo necesario para que aplique el acuerdo con el Fondo y para que pague, mes a mes, miles de millones de dólares a costa de los trabajadores, los desocupados y la juventud sometida a una pobreza que llega al 50%. Mientras, Máximo Kirchner declaró que “tiene un conocimiento superior a Guzmán sobre el Estado Argentino” y el “Cuervo” Larroque sostuvo que “vino a sacarnos de la terapia intensiva”.
Los gobernadores peronistas hacen su juego alejándose de la relación pública con el presidente para no cargar con el desprestigio de Alberto, separando las elecciones provinciales de las nacionales. Pero al mismo tiempo son ejecutores en su territorio del ajuste nacional y de las políticas de saqueo de recursos naturales y contaminación a manos de las multinacionales.
Aquellas “tres banderas” de los orígenes del peronismo (justicia social, soberanía política e independencia económica) hace mucho que están siendo pisoteadas por sus propios (y sucesivos) gobiernos en las últimas décadas, que gobernaron y gobiernan para las patronales y el FMI. Como lo hace hoy el Frente de Todos, por supuesto con el kirchnerismo incluido.
Ante este presente, desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad decimos que es necesaria otra alternativa política para el pueblo trabajador. Por eso luchamos por imponer un plan económico obrero y popular, a partir de un gobierno de las y los trabajadores y la izquierda, que tome medidas de fondo, tales como dejar de pagar la deuda externa, romper con el FMI, expropiar a las multinacionales y grandes capitalistas, nacionalizar la banca y el comercio exterior, terminar con la oligarquía terrateniente y organizar una economía planificada que termine con el hambre y la pobreza.