Escribe Mariano Barba
Dos encuentros para un mismo objetivo: que Cristina Kirchner aparezca tomando distancia de su propio gobierno y vaya testeando si se presenta como candidata. Los dichos se repitieron en la Universidad de Rio Negro donde habló la vicepresidenta y en el encuentro de militantes kirchneristas que se realizó en Avellaneda con motivo del 50° aniversario del triunfo del peronismo en 1973. “Luche y vuelve” es el lema de la campaña que los impulsa hacia adelante.
En Rio Negro la vicepresidenta, además de insistir en lo que considera su proscripción, volvió a referirse a su gobierno como si ella no lo integrara. Hizo hincapié en el pacto firmado con el FMI diciendo que “hay que revisar las condiciones en que se firmó […] Si te dieron 45 mil millones los vas a tener que devolver, nadie pretende que no lo devuelvan”. Además, afirmó que “la economía está creciendo y el empleo también pero son de baja calidad y bajos salarios”. Con sus dichos quiere diferenciarse y evitar que la arrastre el descrédito del gobierno del Frente de Todos, que pegó un salto con la firma del pacto con el Fondo, que sigue empeorando las condiciones económicas para el pueblo trabajador y donde el futuro se vislumbra cada vez más difícil, porque tanto el gobierno peronista del Frente de Todos como la oposición patronal están jugados a cumplir con el FMI. La propia Cristina reconoce que va a seguir pagando, como lo está haciendo, pero se esfuerza en tomar distancia para ver si zafa de ese descrédito. La mejor prueba de que dice una cosa y hace otra, es la designación de Sergio Massa (del que es principal sostén) como superministro de Economía para aplicar el ajuste exigido por el FMI con tarifazos y una altísima inflación que achica mes a mes el poder adquisitivo de los salarios.
Coincidente con la vicepresidenta, dirigentes y militantes peronistas kirchneristas se reunieron el sábado en un plenario en la U.T.N. de Avellaneda, para “romper la proscripción” de Cristina Kirchner y reforzar el operativo clamor por su candidatura presidencial. Axel Kicillof, gobernador de Buenos, planteó: “La compañera Cristina Fernández de Kirchner es (la candidata) en la que nuestro pueblo confía y la que nuestro pueblo quiere”. Así lanzó la campaña “Luche y vuelve”. La fecha elegida a cincuenta años de la victoria de Héctor Cámpora tras dieciocho años de proscripción del peronismo, es una analogía que el kirchnerismo busca instalar con la situación procesal de la vicepresidenta. La historia puede parecerse pero nunca repetirse: Cristina no está proscripta en la actualidad y el FMI, a diferencia de 1973, tiene el control de la economía argentina.
El peronismo no va más
Con el “Luche y vuelve”, el kirchnerismo quiere instalar la ilusión de que si Cristina vuelve van a cambiar su proyecto de gobierno. Por eso cuando Máximo Kirchner en el encuentro dijo: “Muchos se valieron del triunfo de 2019 para acceder al poder y ahora se hacen los distraídos para hacer lo que tienen que hacer”. Le estaba pidiendo al presidente Fernández que baje su precandidatura para las PASO y facilite el camino a Cristina o a quien ella designe con el “dedazo”. En esta maniobra tienen un problema: Alberto y Cristina son la fórmula que gobierna ahora y aquí. Es más, la mayoría de los ministros fueron designados de común acuerdo. Las medidas de gobierno para garantizar las súper ganancias de los empresarios y multinacionales son de este gobierno, que es el de ambos. Eso sucede con el dólar soja, el dólar automotriz, el dólar turismo, el acuerdo secreto con Chevron, y el actual canje de deuda para los banqueros. Hasta YPF apareció como sponsor en la Expoagro donde se concentra lo más granado de la oligarquía del campo.
A pesar de todas estas políticas proimperialistas y propatronales de su gobierno, el kirchnerismo intenta, con sus slogans, encarar la campaña electoral como si no tuviera nada que ver. Es una maniobra poco creíble. Parece que en cada elección vuelven a empezar.
El peronismo ha gobernado más de dos tercios de todo el tiempo transcurrido en los 40 años del final de la dictadura hasta acá. Y ha sido, con distintos personajes y discursos, garante de los pagos de deuda y los planes de ajuste. Principal responsable de que hoy la pobreza orille el 40%. El kirchnerismo es parte de este balance de los gobiernos peronistas. Como lo dijo la propia Cristina cuando gobernaba: “en mi gobierno se la llevaron con pala”, refiriéndose a los banqueros. O “somos pagadores seriales” reconociendo los 200.000 millones de dólares en efectivo que se le pagaron a los pulpos acreedores durante los doce años kirchneristas. Lo más importante hoy, es que es insostenible que Cristina y el kirchnerismo no tiene “nada que ver” con las políticas de ajuste y saqueo que está llevando adelante el Frente de Todos. El propio ministro Aníbal Fernández (hasta ayer nomás entusiasta kirchnerista y hoy alineado con Alberto Fernández) lo dejó en claro: “Cristina es parte del gobierno”. Tanto lo es, que fue ella quien bendijo la llegada al ministerio de Economía de quién es hoy el principal implementador del ajuste: Sergio Massa. El mismo Massa del que Máximo Kirchner dijo el sábado pasado que lo quería “dentro de su espacio” y ¿por que no? candidato presidencial. Cristina comenta las medidas y las consecuencias del ajuste como si su sector fuera ajeno, mientras conserva miles de puestos importantes en el gobierno y las medidas más importantes (como avanzar en el acuerdo con el FMI) fueron “bendecidas” por ella personalmente. Todo esto indica que no hay un peronismo kirchnerista “progresista” con un programa distinto al que se está llevando a cabo actualmente.
Todo esto debe llevarnos a sacar una conclusión, que es la que queremos compartir y debatir con nuestras compañeras y compañeros de trabajo, estudio o vecinos. Las banderas históricas del peronismo de soberanía económica, justicia social e independencia política ya no volverán. El peronismo no va más, no es salida para el pueblo trabajador en ninguna de sus variantes. Es necesario algo nuevo, una nueva alternativa política, como la que estamos impulsando desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad. Que gobiernen los que nunca lo han hecho, la izquierda las y los trabajadores.