Seguimos en medio de una ola de calor, un horno para ser más claro. Vivimos en medio de apagones, mientras el gobierno mira para otro lado ante la desidia de las empresas privatizadas (Edenor y Edesur) y le autoriza nuevos aumentos. Vemos escuelas sin las más mínimas condiciones para dar clases.
Pero el verano caliente no es sólo por la temperatura. También por los precios. Se acaba de conocer el índice de inflación oficial del mes de febrero: 6,6%. Exactamente lo opuesto de lo que hace pocos meses prometió el ministro de Economía Sergio Massa (“para marzo/abril, vamos a tener un índice de inflación que empiece con 3”). Lo único que empieza con 3 es el aumento de la carne, que subió un 30%. Hace justamente un año que el presidente Alberto Fernández declaró que comenzaba la “guerra contra la inflación”. Nunca la llevó adelante.
Las consecuencias de una inflación que ya está superando anualmente el 100% se ve diariamente en salarios y jubilaciones pulverizadas. Los acuerdos salariales recientemente firmados ya quedaron por detrás de la carestía de este primer trimestre, donde ya se anticipa que la inflación de marzo orillará el 7%. Por eso ya se están dando luchas, como la que vemos en los docentes de muchas provincias a pesar de la burocracia sindical.
El gobierno peronista del Frente de Todos fogonea la inflación con la autorizaciones de aumentos de tarifas, combustibles, prepagas de salud. Es que, por el simple expediente de que las jubilaciones corran por detrás de la inflación, al igual que los salarios de trabajadores del estado, docentes o profesionales de la salud, e idéntica situación con la reducción de los planes sociales y desenganche del valor de estos con el salario mínimo, se garantiza cumplir con el ajuste exigido por el acuerdo con el FMI. Acuerdo que, también recordémoslo, en estos días cumple justamente un año. Contra las consecuencias de este ajuste, justamente, acampan frente al ministerio de Desarrollo social las organizaciones de la Unidad Piquetera.
Mientras esta es la realidad que sufre cotidianamente el pueblo trabajador, desde el gobierno del Frente de Todos y también desde la oposición patronal de Juntos por el Cambio ya están lanzados con todo a la competencia electoral. Ambos sectores están inmersos en una gran crisis por ver quienes van a ser candidatos, y compiten buscando ampliar lo que se viene llamando, desde hace algunos años “la grieta”. “Lo importante es que no vuelva la derecha y su ajuste”, se escucha de un lado. “Vamos contra la corrupción K” dicen del otro. Como si no hubiera tantos corruptos de un lado como del otro. Como si el gobierno del Frente de Todos hubiera terminado con la política de hambre y entrega que antes llevaba adelante el macrismo. Como si ambos no hubieran acordado con el FMI, y, lo peor, como si ambos no supieran que, gobierne quien gobierne a fin de año, van a continuar con los pagos de deuda externa y los acuerdos con el Fondo.
Todo esto sucede mientras crece la bronca. Cada vez son más los que repudian al gobierno, pero también recuerdan que fue el anterior gobierno macrista. Por eso crece un sector importante que no están dispuestos a acompañar ni a uno ni a otro. Algunos analistas han llamado a esto un voto “antisistema”.
Pero ahí se abre una nueva grieta. Es que, peligrosamente, vemos a compañeras y compañeros de trabajo, estudio, jóvenes o vecinos que se preguntan por Milei y sus planteos. Acá tenemos que ser clarísimos: los planteos del liber-facho no tienen nada de “antisistema”, por el contrario, su planteo no es otro que llevar adelante el más feroz ajuste contra las y los trabajadores, y un ataque en toda la línea a todos los derechos de las mujeres y las disidencias. Es el viejo proyecto del ajuste estructural, que ya llevaron adelante en los ´90 Menem y Cavallo, figuras reivindicadas por Milei. Y, de última, es lo mismo, pero más feroz, que viene llevando adelante todos los gobiernos en las últimas décadas: ajustar, para cumplir con los usureros de la deuda y el FMI.
Claro que del otro lado de esta “grieta”, estamos los que queremos de verdad una propuesta “antisistema”, la verdadera grieta. Rompiendo con los partidos patronales, con un peronismo que ya no tiene nada para ofrecer a la clase trabajadora. Y con una oposición patronal que sólo ofrece volver a hambrear al pueblo. Estamos, de este lado, en las antípodas de Milei, las y los que decimos que tienen que gobernar los que nunca lo hicieron, la izquierda y las y los trabajadores. Con un programa alternativo, obrero y popular, que arranque justamente de dejar de pagar la deuda externa y romper con el FMI, para así poner todos esos fondos a resolver las más urgentes necesidades populares.
Esa alternativa política existe y tiene nombre y apellido: Frente de Izquierda Unidad. Lamentablemente, tenemos un problema, no hemos podido salir a pegar como un solo puño, con una fórmula unitaria, a disputarle a los partidos patronales. Tanto el PO, como el PTS y el MST han priorizado lanzar sus propias fórmulas presidenciales. Desde Izquierda Socialista venimos diciendo que eso es un error, que nos oponemos a que se diriman candidaturas en las PASO, y que debemos salir ya con una fórmula unitaria, que a nuestro juicio debe ser Myriam Bregman y Gabriel Solano, acompañados en las distintas listas por las y los candidatos de todos los partidos del FIT Unidad. Seguiremos insistiendo en los próximos días y semanas, porque urge salir a pelearle a los candidatos patronales.
Mientras tanto, se viene otro 24 de Marzo. Una fecha importantísima en el calendario. Desde Izquierda Socialista decimos que es una cita de honor, tenemos que estar presente en Plaza de Mayo con el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, al igual que en todas las plazas del país. Te invitamos a que nos acompañes, y que hagas extensiva esta invitación a todos tus compañeras y compañeros de trabajo, estudio y vecinos.