Escribe José Castillo
Milei sigue sumando capítulos reaccionarios a su programa de ultraderecha. Ahora se pronunció por la vuelta de las AFJP y volvió con la legalidad para vender órganos.
Hace un par de semanas el diputado liberfacho y candidato presidencial Javier Milei salió con su propuesta de “dolarización”. Como ya hemos explicado en detalle en notas anteriores de El Socialista (ver número 559, “Frente a la inflación ¿cuál es la salida? / La mentira de la dolarización” ) esconde un planteo de pulverización absoluta de los salarios, las jubilaciones, los planes sociales y las partidas de salud, educación y vivienda. Requeriría como primer paso la conversión de todos los pesos y monedas, los depósitos bancarios y las letras y bonos a dólares, lo que sólo se podría realizar a un tipo de cambio cercano a 10.000 pesos por dólar. Provocaría automáticamente una situación de hiperinflación, con salarios y jubilaciones que terminarían siendo de alrededor de 10 dólares.
No se trata de un dato aislado. Toda la política de Milei es una declaración de guerra contra el pueblo trabajador. Promete quitar todos los derechos laborales, reprimir las protestas, privatizar todo. Hasta ha llegado al extremo de plantear que ni siquiera la educación debería ser obligatoria, proponiendo reemplazar la actual escuela pública financiada por el estado por un sistema de vouchers (ver al respecto nota en en la web izquierdasocialista.org.ar).
La vuelta de las AFJP
La semana pasada Milei planteó la privatización del sistema jubilatorio. Concretamente, la vuelta al sistema de las AFJP. Recordemos que ese fue el formato que adquirió la privatización de jubilaciones y pensiones durante el menemismo. En concreto, todos los descuentos jubilatorios de trabajadoras y trabajadores pasaron a una cuenta administrada por una entidad privada, llamadas administradoras de fondos de jubilaciones y pensiones (AFJP). Con nombres “de fantasía” (“Máxima”, “Orígenes”), escondieron en realidad la presencia de los grandes bancos, que se apropiaron de los fondos y los usaban para su propia ganancia especulativa. Las AFJP cobraban comisiones astronómicas y, como se vio ya en el siglo XXI, en tiempos cercanos a lo que terminó siendo su estatización, los montos acumulados y “capitalizados” en las cuentas particulares iban camino a significar para cada trabajador o trabajadora que se jubilara un haber mucho más reducido que el de la jubilación estatal. Una auténtica estafa. Mientras tanto, el estado tuvo que hacerse cargo desde 1993, momento de lanzamiento del sistema AFJP, de pagar todas las jubilaciones existentes sin recibir los fondos de los descuentos jubilatorios, con un Anses quebrado. Por supuesto, dichas jubilaciones fueron de absoluta miseria (cuestión que no se revirtió hasta hoy).
El modelo de las AFJP del menemismo no fue un invento argentino: estaba copiado de las AFP chilenas lanzadas en la época de Pinochet, que pagaron sistemáticamente jubilaciones de miseria y que fueron uno de los puntos centrales de repudio en las grandes movilizaciones del pueblo chileno a fines de 2019.
Exactamente esto es lo que está planteando Javier Milei: la vuelta de un sistema que condenaría al Anses a su quiebra y por lo tanto reventaría las jubilaciones actualmente existentes y, para adelante, condenaría a la miseria a las nuevas generaciones. Todo para garantizar superganancias a los pulpos de la especulación financiera.
La venta de órganos
Milei también volvió a la carga con su planteo de legalizar la venta de órganos. Ya lo había planteado en junio del año pasado, y luego se había llamado a silencio con el tema ante la repulsa general que ocasionó. Ahora, envalentonado por su crecimiento en las encuestas, vuelve con lo mismo, poniéndose como promotor de algo tan atroz como el tráfico de órganos.
Esto dibuja al liber-facho como lo que es: cualquier persona tendría derecho a “disponer de su propio cuerpo” para vender sus riñones, pero, al mismo tiempo, Milei se opone al aborto legal, seguro y gratuito. El derecho a vender órganos estaría garantizado, pero el simple derecho de las mujeres a disponer de su propio cuerpo y a ejercer libremente su sexualidad sería penalizado.
El ultraderechismo de Milei no tiene límites. No tiene nada de “novedoso”, son las mismas barbaridades que le escuchamos a Bolsonaro en Brasil, a Trump en los Estados Unidos, o a los otros neofascistas que circulan por la región. Cuando remite al pasado, sus ejemplos son Menem y Cavallo, el gobierno que hambreó al pueblo trabajador en los ‘90, generando centenares de miles de desocupados y un aumento astronómico en la pobreza estructural.
Milei no es “lo nuevo”, ni mucho menos salida alguna para el pueblo trabajador. No te dejes engañar, si estás harto del ajuste del gobierno del Frente de Todos y del que antes realizó el macrismo, la única opción es el Frente de Izquierda Unidad.