Escribe José Castillo, candidato a legislador porteño Izquierda Socialista/FIT Unidad
Simultáneamente a su lanzamiento como precandidato presidencial, y mientras desarrolla su campaña presidencial hacia las PASO, todas las energías de Massa están volcadas a alcanzar un nuevo acuerdo con el FMI. En concreto, que el Fondo apruebe el ajuste ya realizado y libere algunos dólares para así “llegar” sin sobresaltos en el tipo de cambio a las elecciones. A cambio de esto, saca dinero de dónde no hay para seguir pagando los vencimientos de deuda externa. Así, hace un par de semanas, pagó 2.700 millones de dólares al Fondo, recurriendo incluso a los yuanes del swap con China, que supuestamente eran para pagar importaciones esenciales para la producción.
En este mes de julio, el gobierno tiene agendados vencimientos por otros 4.249 millones de dólares. De ellos, 1.000 millones fueron abonados el 9 de julio, a acreedores privados. El resto se pospuso hasta fin de mes, mientras siguen las conversaciones con el FMI. El equipo económico pasa sus horas negociando con el Fondo, en una demostración de que la política económica argentina se decide en Washington.
El ajuste actual será mayor aún en el futuro. El propio Massa afirmó: “nuestro objetivo es generar los dólares para poder pagarle al FMI y cancelar el préstamo”. Esto significa abonar 45.000 millones de dólares (más los intereses, o sea un total superior a los 50.000 millones). ¿De dónde sacaría el país ese dinero? Si, en promedio, con buena suerte se pueden alcanzar 10.000 millones de dólares de balanza comercial (exportaciones superiores a las importaciones), necesitaríamos dedicar durante cinco años el 100% de dicho monto sólo para cancelar esa deuda. Si a eso sumamos que también hay que pagar montos siderales con los acreedores privados, queda claro cuál es el “programa de mediano y largo plazo” de Massa y Unión por la Patria: ajustar, ajustar y seguir ajustando, a costa del hambre y la marginación del pueblo trabajador.