Escribe Miguel Lamas, dirigente de la UIT-CI
Yevgeny Prigozhin, el dueño del Grupo Wagner, empresa privada de mercenarios, que combatió junto al ejército ruso en la invasión imperialista a Ucrania, murió la semana pasada luego de que un avión en el que viajaba con otros nueve tripulantes, entre ellos varios jefes del grupo, se estrellara en el noroeste de Rusia.
Aunque supuestamente fue un “accidente”, la sospecha es que Putín y/o jefes militares rusos derribaron el avión. Prigozhin tuvo un fuerte enfrentamiento con jefes militares y con Putín que lo había contratado. Hace dos meses salió de Ucrania con su grupo Wagner e invadió Rusia, ocupando la ciudad de Rostov, reclamando un papel decisivo en Ucrania. Eso terminó en un acuerdo para que se retirara a la vecina Bielorrusia. Pero evidentemente se ganó el odio de Putín y de los generales rusos. Por supuesto que además Prigozhin también era odiado por el pueblo ucraniano. El grupo Wagner también interviene en países africanos e incluso se adueña de minas de oro. Es decir, hay pocos que hoy se lamenten de la muerte de este empresario mercenario.
Este nuevo hecho, así como el choque con el grupo mercenario Wagner, muestra la crisis del Estado ruso, producto del fracaso de la invasión, ante la heroica resistencia del pueblo ucraniano.