No habían pasado diez minutos del discurso leído por el presidente Javier Milei cuando empezaron a oírse los primeros golpes sobre las cacerolas. Lo que primero arrancó desde ventanas y balcones se transformó en reuniones en las principales esquinas en numerosos barrios de la CABA y el conurbano. Apenas unas horas más tarde éramos decenas de miles congregados frente al Congreso nacional al grito de “la patria no se vende” y “paro general”. Así fue como, en la emblemática fecha del 20 de diciembre y luego del provocador discurso presidencial volvieron a gestarse las protestas populares con cacerolazos en nuestro país. A partir de la tarde noche del jueves 21 de diciembre los cacerolazos comenzaron a replicarse en las principales ciudades del interior. El movimiento que expresaba el descontento popular frente a las medidas de ajuste del gobierno nacional se extendía por todo el país.
En muchas esquinas los cacerolazos se sucedieron varios días en las últimas semanas. Y en la juntada que implica el salir a protestar surgió la necesidad de organizarse, una vez más como en el 2001, en asambleas barriales. Así fue que en las últimas semanas comenzaron a tomar forma incipiente asambleas en los principales barrios del AMBA y en las principales ciudades del país. Dando los primeros debates sobre cómo fortalecer la organización en los barrios en forma articulada con el resto de los sectores que salen a la lucha con un amplísimo número de organizaciones, colectivos y grupos de distinta índole que enfrentan la avanzada del gobierno de Milei. Y en particular se discute con marcado entusiasmo como intervenir en el paro nacional convocado por la CGT y las CTA para el próximo 24 de enero exigiendo a las conducciones burocráticas la imprescindible continuidad en un plan de lucha hasta derrotar el ajuste.
Desde Izquierda Socialista vemos como un paso muy positivo el resurgimiento de las asambleas barriales y por eso impulsamos desde un inicio su formación, fortalecimiento y organización de cara a los desafíos que enfrentamos como pueblo trabajador.
Corresponsal