Escribe Mercedes Trimarchi, legisladora electa CABA por Izquierda Socilaista/FIT Unidad
Como cada 8 de marzo, las feministas del mundo entero homenajeamos a las pioneras que se movilizaron por mejores condiciones de trabajo y por el derecho al voto pero a la vez, salimos a las calles por nuestras demandas actuales más urgentes. Seguimos enfrentando las inclemencias del capitalismo patriarcal que nos violenta cada día.
A fines del siglo XIX y principios del XX, en parte de Europa y Estados Unidos, frente al auge del desarrollo industrial capitalista, las mujeres ocupaban un porcentaje importante de la mano de obra empleada en las fábricas. Las mujeres y los niños no solo tenían jornadas larguísimas sino que además, menores salarios. En 1845, Federico Engels ya describió “La situación de la clase obrera en Inglaterra” en su libro homónimo, así: “De 419.590 obreros del Imperio Británico […] casi la mitad, tenían menos de dieciocho años, y 242.296 eran mujeres, de las cuales 112.192 de menos de dieciocho años.” Al calor de las luchas por la reducción de la jornada laboral, contra el trabajo infantil y por el voto femenino, las trabajadoras fueron protagonistas de enormes huelgas y movilizaciones con las que se lograron algunas conquistas.
La fecha surge reivindicando las luchas obreras
En marzo de 1857 las obreras textiles de Nueva York pararon contra las extenuantes jornadas de trabajo y los bajos salarios. En 1908, también en marzo y en la misma ciudad, más de quince mil obreras marcharon en demanda de mejores sueldos y condiciones de vida. Al año siguiente, también en marzo, cuarenta mil costureras industriales estadounidenses se declararon en huelga exigiendo el derecho de unirse a los sindicatos, reducción de la jornada laboral y en rechazo al trabajo infantil. Ese día, 129 obreras textiles fueron quemadas dentro de la fábrica textil Cotton, al ser encerradas por sus dueños para impedir que se unieran a la huelga.
En 1910 se realiza la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en la ciudad de Copenhague, con la participación de más de cien delegadas de diecisiete países que asistieron al evento. Aquí es donde la feminista socialista, Clara Zetkin, redacta una resolución en la que se establece que cada 8 de marzo sea conmemorado como el día Internacional de la Mujer, reivindicando especialmente a las más de quince mil obreras textiles que se movilizaron en Nueva York en marzo de 1908 y en homenaje a las 129 obreras que fueron quemadas vivas en 1909. El lema con el que se aprobó la iniciativa fue: “El voto para las mujeres va a unir nuestras fuerzas en la lucha por el socialismo”.
El primer objetivo del Día de la Mujer fue aprovechar el impulso de la movilización por el voto femenino de la Primera Ola de luchas feministas para acercar las ideas del socialismo a las mujeres obreras. Se marcaba así la diferencia entre las feministas liberales que reclamaban por el derecho al voto solo para las damas o burguesas y las feministas socialistas, que luchaban por el derecho al sufragio universal y por mejorar las condiciones laborales.
En 1911, el primer Día de la Mujer formalmente convocado por los partidos socialistas de la Segunda Internacional fue el 19 de marzo, aniversario de la Revolución Alemana de 1848 y fecha en la que el rey prusiano prometió por primera vez el voto para las mujeres. En ese primer año, la convocatoria tuvo muchísimo éxito especialmente en Austria y Alemania donde se convocaron decenas de reuniones a las que asistieron miles de mujeres por primera vez.
En 1913 se celebró el Día de la Mujer en Rusia pese a la brutal represión zarista. El periódico bolchevique Pravda publicó artículos alusivos y convocó en un mercado de Petrogrado a una reunión secreta que se colmó de mujeres hasta que la policía ingresó y detuvo a las oradoras. En los años posteriores, con el advenimiento de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) en Rusia fue imposible convocar nuevas movilizaciones. La consigna democrática por el voto femenino significaba en Rusia un llamado revolucionario contra la dictadura del Zar Nicolás II. Al mismo tiempo, la traición de los partidos socialistas que apoyaron la Primera Guerra Mundial hizo imposible las convocatorias en otros países de Europa.
El imperialismo intentó ocultar el origen obrero de la fecha
Luego de la Segunda Ola de luchas feministas de los ’60 y ’70 del siglo pasado, se consiguieron el derecho al aborto y el divorcio en muchos países de Europa y en Estados Unidos. En 1975 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) decidió institucionalizar la fecha y transformarla en una jornada de festejo en cada país, con el claro objetivo de borrar su origen obrero, controlar al movimiento de mujeres y alejarlo de las calles. Así en 1977, la ONU eliminó la palabra ‘trabajadora’ del nombre quedando sólo como Día de la Mujer.
En los últimos años, al calor de la cuarta ola de luchas feministas con el movimiento Ni Una Menos y la Marea Verde en Argentina, el movimiento Me Too en Estados Unidos o La Manada en el Estado Español, se retoma el carácter de lucha y se recupera su impronta internacional. Pasaron más de cien años de aquel Congreso en Copenhague y, aunque las trabajadoras hemos obtenido muchas conquistas con la movilización, la pelea del feminismo socialista sigue más vigente que nunca porque las patronales y sus gobiernos siguen super explotando y oprimiendo a las trabajadoras en el marco del capitalismo patriarcal. Bregamos para que este 8M sea una jornada de movilizaciones contra todos los gobiernos y sus planes de ajuste que buscan descargar sobre las trabajadoras y todes les explotades y oprimides. Junto a ello, desde Izquierda Socialista y la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI) seguimos luchando por gobiernos de la clase trabajadora y los sectores populares que impulsan el socialismo con democracia en todo el mundo para terminar con la opresión y la explotación capitalista.