Escribe Mariano Barba

Entre diciembre, enero y febrero (estimado en el 15%) la inflación acumulada escaló al 73% en el índice general de precios. Pero si observamos el de alimentos, la suba de precios ha sido el 95 % en los últimos tres meses, bajo el gobierno de Milei. Si ya era escandalosa la inflación de todo el 2023 que alcanzó al 211 % con el gobierno peronista de Alberto, Cristina y Massa, en los últimos tres meses, los salarios y las jubilaciones se pulverizaron, aún más. Se impone de inmediato, un  aumento de emergencia.

La actual recesión económica se profundiza velozmente generando un período de retroceso en la producción de bienes y servicios en casi todos los rubros mientras la inflación continúa con índices altísimos. Crecen los despidos, se achican las changas y las obras de la construcción y se paralizan plantas industriales como Acindar y otras. A esto los economistas le llaman estanflación. Este estancamiento con inflación es una verdadera licuadora para el poder adquisitivo de trabajadores, jubilados, monotributistas y ni hablar para los que viven de un subsidio o del trabajo en negro y la changa. La pobreza ya alcanzó (según la UCA) al 57,4 % en enero y la indigencia al 15 %. Una verdadera catástrofe capitalista.

El plan del gobierno ultraderechista es profundizar este deterioro del salario para que las grandes patronales de la industria, el comercio, el campo y la minería, sigan embolsando extraordinarias ganancias. Una prueba contundente del plan de Milei fue cuando oficializó el ajuste del Salario Mínimo Vital y Móvil, a través de la Resolución 4/2024, disponiendo de un miserable 30% en dos pagos, quedando fijado en 202.800 pesos a cobrar recién en abril.

La canasta básica para una familia tipo de cuatro miembros, según ATE-Indec, alcanzó al 30 de enero un valor  de 931.000 pesos para no caer en la pobreza. Mientras tanto, el sueldo de bolsillo promedio de los trabajadores registrados de todo el país alcanzó en enero a 263.750 pesos, con el agravante que el aumento del precio de algunos productos ultra básicos desde diciembre a la fecha fue exorbitante: el aceite de mesa subió 207,6 % y el arroz 234%, por ejemplo. Y marzo será un mes con nuevos y enormes aumentos en los servicios de luz y gas, además del nuevo aumento de los transportes y los celulares y los alquileres seguirán subiendo. Hasta la clase media se verá afectada por el ajustazo, ya que la canasta básica para ese sector social alcanza a 1.717.400 pesos (Ecolatina).

La burocracia sindical deja correr

En su largo documento Cristina dejó en claro, entre otras cuestiones, que coincide con Milei en “achicar” el déficit fiscal y “actualizar” (reformar) las condiciones laborales. Es un mensaje conciliatorio con el presidente, y para que la dirigencia y la burocracia sindical peronista miren para otro lado.

La caída del poder adquisitivo de los salarios en los últimos años (ver gráfico), es responsabilidad de las burocracias sindicales junto a las patronales y al gobierno peronista del Frente de Todos antes y de Milei ahora, porque en las paritarias firman acuerdos por debajo de la inflación, y cada tanto firman un porcentaje en concepto de “recupero” que cuando los trabajadores los reciben la inflación ya lo licuó, o sea pierden mes a mes una parte del poder adquisitivo. Un ejemplo de cómo actúan es Sergio Sasia, de la Unión Ferroviaria, que aceptó y firmó sin ninguna consulta con las bases ferroviarias, un ajuste del 12 % para febrero. En síntesis, con esta dirigencia sindical peronista seguiremos perdiendo.

Aumento de emergencia de salarios

Para frenar esta pulverización de los ingresos, desde Izquierda Socialista planteamos un plan económico alternativo que comience con un aumento de emergencia de salarios y jubilaciones y la actualización mensual según el Indec, con paritarias que empiecen por la recuperación de lo perdido en el camino hasta alcanzar un salario igual a la canasta familiar. Solo con declaraciones críticas hacia Milei no lograremos recuperar lo perdido ni frenar el ajustazo del gobierno que es avalado por los gobernadores en cada provincia donde los ajustes de sueldos a los estatales están muy por detrás de la inflación. Necesitamos otro paro nacional de las centrales sindicales que tenga continuidad en un plan de lucha nacional, como lo está exigiendo el sindicalismo combativo.