Escribe Nicolás Núñez
La asunción de un gobierno ultraderechista como el de Milei, Villaruel y Bullrich abrió un legítimo debate dentro del movimiento de derechos humanos en torno a la convocatoria de este nuevo 24 de marzo. A través del Frente de Abogadxs por los Derechos Humanos y el Socialismo (Fadhus), que impulsan compañeras y compañeros de Izquierda Socialista, intervenimos en los debates planteando que ampliar los marcos del accionar unitario era importante, pero que no podía hacerse ni a cualquier costo ni en base a maniobras e imposiciones, con el lema “unidad en la diversidad, todas las voces presentes”.
Recapitulemos brevemente. En 1996 se creó el Encuentro Memoria Verdad y Justicia (EMVyJ) como canal de organización de las marchas de cada 24 de marzo, de la lucha anti-represiva en general y centralmente contra la impunidad de ayer y hoy. Recién en 2007, y a partir de la incorporación de algunos organismos de Derechos Humanos de diversas maneras al espacio peronista kirchnerista, se empezaron a hacer dos marchas, con dos actos y dos documentos diferenciados.
Con ese recorrido, la búsqueda de intentar ir hacia una acción en común este año empezó mal. Desde el espacio vinculado al peronismo realizaron una operación de prensa en medios afines diciendo que ya había acuerdo para un acto en común sin que hubiese existido siquiera una reunión para discutirlo. El accionar del EMVyJ fue el opuesto, completamente transparente. Se realizaron reuniones plenarias y desde distintas posiciones se llegó a una en común: proponer públicamente a todos los organismos de Derechos Humanos dar un paso hacia la unidad, convocando en común a la marcha, y realizando un acto coordinado en el que en distintos horarios se lean los documentos de cada uno, de forma de no realizar ninguna censura ni invisibilizar temas que vienen siendo llevados a la Plaza de Mayo cada 24 de marzo.
Esto fue rechazado por el espacio vinculado al peronismo, cuya contrapuesta, en concreto era que el EMVyJ disuelva su convocatoria para ir detrás de lo que ellos pretendían de consignas. Una posición ultimatista que impidió que este año se pueda realizar una coordinación en la que nuevamente todos los organismos de derechos humanos compartan el escenario, lo que hubiera sido una imagen fuerte de repudio al gobierno de Milei y Villaruel.
Sabemos que son decenas y cientos de miles quienes participan cada año en ambas convocatorias. Y que de hecho, la Plaza de Mayo el 24 va a estar todo el día desbordada repudiando a los milicos y al gobierno negacionista de Milei. Los debates sobre cómo ampliar la unidad de acción seguramente continuarán, pero en esta ocasión nuevamente resulta clave sumarse a la convocatoria del EMVyJ para seguir apostando a desarrollar un fuerte movimiento de derechos humanos, en las calles e independiente de todos los gobiernos.