Escribe Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT Unidad
La CGT se reunió con el gobierno de Milei. Fue recibida por el secretario de Trabajo, Julio Cordero (un hombre de Techint), donde según versiones “se acordó que en dos semanas se conformará una mesa técnica con empresarios para debatir los cambios aprobados en la Ley Bases”.
Participaron por la CGT además de Daer, Carlos Acuña (estaciones de servicio), Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (Uocra), Cavalieri (Comercio), Abel Furlán (UOM) y José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), entre otros.
Al salir del encuentro, Daer dijo que dejó dos pedidos: revisar el piso de Ganancias y aclarar puntos de la reforma laboral. Por otra parte, sobre el salario mínimo Daer reveló que no hubo novedades. Es decir, la CGT renuncia a rechazar el impuesto al salario, se apresta a negociar puntos de la reforma laboral y deja pasar el atropello del gobierno de que el salario mínimo sea de indigencia, como así también todos los aumentos a la baja en las paritarias.
Por más que señalen críticas parciales, la CGT hace tiempo que viene con su línea de otorgarle una tregua al gobierno desde que decidió no enfrentar la Ley Bases y borrarse de la jornada del 12 de junio donde hubo represión. De esta manera la CGT se suma a la política de “gobernabilidad” para con Milei. Es decir, para que siga adelante con su plan motosierra. Desde el sindicalismo combativo, Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad repudiamos esta política de “diálogo”. Una trampa, bajo la falsa esperanza de que el gobierno pueda cambiar. Esta política nefasta precisamente es la que utiliza para decir que esto confirma que “no van más los paros generales”, sino un acuerdo entre empresarios, estado y sindicatos para intentar salir adelante.
Repudiamos esta tregua y exigimos que la CGT le dé continuidad a las medidas de fuerza nacionales que se vinieron dando, con los dos paros generales exitosos. La CGT tiene que abandonar esta política en perjuicio de las y los trabajadores, y darle continuidad a la pelea que se libró desde que asumió el gobierno con un plan de lucha nacional, es decir, con un nuevo paro general que para Izquierda Socialista debería ser de 36 horas. Porque el brutal ajuste sigue y se demostró que con lucha y movilización se puede enfrentar las medidas antiobreras del gobierno, los despidos y luchar por un inmediato aumento salarial y jubilatorio de emergencia.