Sep 05, 2024 Last Updated 9:30 PM, Sep 4, 2024

¿Sirve el peronismo como alternativa a la motosierra de Milei?

Publicado en El Socialista N° 589
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Escribe Guido Poletti

Todos los días nos cruzamos con compañeras y compañeros en los lugares de trabajo, de estudio, en los barrios, que se preguntan si el peronismo, que de hecho es la principal fuerza numérica de oposición patronal, puede realmente ser la alternativa a este gobierno ultraderechista y a su feroz plan de ajuste. Categóricamente creemos que no.

Primero, por lo mismo por lo que hoy todavía Javier Milei conserva cierta fortaleza: el recuerdo del desastre para el pueblo trabajador que fue el gobierno de Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa, descargando sobre las espaldas de las y los trabajadores un ajuste hecho a medida del acuerdo con el FMI. Segundo, por las escandalosas revelaciones de los repudiables hechos de violencia de género llevados adelante por el ex presidente contra su pareja Fabiola Yáñez.

El peronismo está sumido en una fuerte crisis y cruzado por diversas internas. ¿Acaso de acá saldrá una “renovación” con alguna política favorable hacia el pueblo trabajador?

Lamentablemente el peronismo no garantiza ni siquiera cumplir su rol de partido patronal opositor. De entrada, ya se fugaron hacia el oficialismo de Milei el gobernador de Tucumán, Osvaldo Jaldo, y todo su bloque de diputados. Amagaron, en un ida y vuelta aún sin definición, los peronistas de Catamarca encabezados por su gobernador Raúl Jalil.

De los que quedaron claramente como opositores, poco se puede esperar. Uno de los que se postulan como jefe nacional del peronismo es el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, el mismo que le está pagando a sus propios trabajadores con bonos provinciales.

Otro que tiene exposición mediática es Guillermo Moreno, que se presenta como “peronista ortodoxo”. De qué se trata esto realmente es una incógnita, ya que hace un mes atrás realizó una convocatoria en la que invitó a todos, incluyendo al peronismo cordobés y hasta a Miguel Ángel Pichetto, el ex candidato a vicepresidente de Mauricio Macri en 2019, ahora reconvertido en jefe de un bloque “dialoguista” con Milei, y uno de los que consiguió los votos para que aprueben la Ley Ómnibus. En los últimos días, Moreno al igual que otros dirigentes peronistas como Sergio Berni o el senador José Mayans, realizaron escandalosas declaraciones elogiando a la vicepresidenta Victoria Villarruel. Sin que se les caiga la cara de vergüenza, sostuvieron que la defensora de genocidas y reivindicadora de la dictadura militar podía ser considerada “casi peronista”, por su supuesta raigambre “nacionalista”. Sin recordar que, hace menos de dos meses, desempató en el Senado para aprobar la Ley Ómnibus.

¿Qué pasa con el peronismo kirchnerista?

Cristina salió a responder diciendo que los que ven “peronismo” en Villarruel “están para el psiquiátrico”. Lo que no dice es que todos ellos hoy son referentes porque fueron colocados por su propio gobierno en cargos importantes. Moreno truchando las estadísticas del Indec y atacando a los trabajadores del organismo con su patota. Berni jugando de “rambo” y jactándose de reprimir a trabajadoras y trabajadores en lucha en la Panamericana.

Pero también hay que analizar en qué anda el propio peronismo kirchnerista, más allá de sus propias internas. La figura más expectable, el gobernador bonaerense Axel Kicillof, habla de ampliar alianzas, nada menos que con Maximiliano Pullaro (el gobernador que ajusta a sus propios trabajadores y propone una reforma jubilatoria confiscatoria para docentes y el resto de los estatales de su provincia) e Ignacio Torres, el gobernador del PRO de Chubut. Al mismo tiempo, apaña al intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, acusado de violencia sexual. La otra figura de ese sector es Wado de Pedro, la cabeza de las negociaciones con La Libertad Avanza en torno a la aprobación del pliego del juez Ariel Lijo para la Corte Suprema.

La CGT debe romper la tregua

Después de este recorrido por el peronismo político nos queda recordar que las direcciones sindicales, tanto de la CGT como de las CTA, también responden a distintos sectores de esta fuerza. Y son ellos los que le están dando oxígeno al gobierno, en medio de la bronca popular creciente. Luego del segundo paro nacional del 9 de mayo, la burocracia de la CGT le dio virtualmente una tregua al gobierno, adoptando una política “dialoguista”, en medio de la continuidad de los ataques al pueblo trabajador, reforma laboral incluida, dejando aisladas las distintas luchas que se están dando por sector. Alineados con la estrategia más general de todo el peronismo, priorizan las declaraciones opositoras por sobre salir a enfrentar el ajuste, apostando a que el desgaste del gobierno les vuelva a dar chances electorales en 2027.

Ahora, ante la escandalosa represión y veto a la Ley de Movilidad Jubilatoria, parte del sindicalismo ha llamado a una marcha al Congreso. El Frente Sindical (Pablo Moyano), la Corriente Federal (Sergio Palazzo), las CTA y la UTEP encabezan ese llamado. No hay posibilidad de tregua con un gobierno que, apoyado en la represión, aplica un brutal plan de ajuste contra las y los trabajadores y las y los jubilados. La CGT de conjunto debe sumarse a esta movilización y llamar a un paro  y plan de lucha para derrotar el plan motosierra.

Fortalecer el Frente de Izquierda Unidad

A esta altura, se impone una conclusión: el peronismo no sirve para enfrentar el ajuste de Milei ni es alternativa política a la ultraderecha. Por eso es necesario fortalecer una opción, distinta, opuesta a la que ofrece el peronismo en sus distintas variantes. Es la que venimos construyendo desde el Frente de Izquierda. Apoyando, en la calle y desde las bancas, todas las luchas que se dan contra el ajuste. Formando parte del sindicalismo combativo, que pelea por una nueva dirección sindical combativa y democrática para la clase trabajadora. Y, por sobre todo, postulando un programa de emergencia alternativo al ajuste y la motosierra de Milei. Que arranca por dejar de pagar la deuda externa y romper con el FMI, para dar prioridad a la resolución de las más urgentes necesidades populares. Programa que sólo puede llevar adelante un gobierno de los que nunca gobernaron: las y los trabajadores y la izquierda, iniciando el camino hacia una Argentina socialista.


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