Escribe Adolfo Santos
Milei dice que tuvo que vetar la Ley de Recomposición Jubilatoria porque “no hay plata”, y que esto pondría en riesgo el superávit fiscal. Es una vulgar mentira. Veamos.
Lo primero y principal: el aumento que se les niega a las y los jubilados se usa para pagar la deuda. Un ejemplo clarísimo fue que ya en enero, apenas asumido Milei, los intereses de deuda abonados subieron un 139%, superando por primera vez al monto total que se paga por jubilaciones y pensiones.
Pero esto no es lo único. El gobierno le acaba de rebajar el impuesto a los Bienes Personales a los ricos, y la alícuota del impuesto PAIS a las patronales importadoras. Entre ambas reducciones de impuestos suman más que el 0,43% del PBI, que es el total de lo que salía la ley vetada.
A todo esto le podemos agregar otros datos, que muestran claramente cuáles son las políticas de La Libertad Avanza. Cada aerosol de gas pimienta, usado cobardemente para reprimir a las columnas de jubiladas y jubilados, vale lo mismo que una jubilación mínima. El propio jefe de gabinete, Guillermo Francos, reconoció que sólo en las dos represiones del 1° de febrero y del 12 de junio el gobierno gastó entre ambos operativos 113 millones de pesos, el valor de 483 jubilaciones mínimas.
Por eso decimos con toda claridad: ¡Plata hay! Bastaría dejar de pagar la deuda externa o aplicar un fuerte impuesto a las grandes empresas o a los ricos. O reponer los aportes patronales del 33% que en su momento quitó el menemismo y que ningún gobierno repuso. También se podría poner fin a las 800 jubilaciones de privilegio millonarias, de las que se benefician políticos patronales, jueces y obispos de la iglesia católica, y que sumados equivalen mensualmente a 25.000 jubilaciones mínimas. Finalmente, también habría más plata para las jubiladas y jubilados si se terminara con el trabajo no registrado y precarizado y se exigiera realmente a las patronales que realicen los aportes que corresponden.