Escribe Miguel Lamas, dirigente de la UIT-CI
La Corte Penal Internacional (CPI) emitió órdenes de arresto contra Benjamin Netanyahu y Yoav Gallannt, primer ministro y ex ministro de guerra de Israel, por crímenes de guerra en Gaza.
La CPI también aprobó la orden de detención de Mohammed Deif, un alto cargo de Hamas, aunque Israel ya lo declaró muerto en un ataque lanzado el pasado mes de junio contra la Franja de Gaza.
Aunque ni Israel, ni Estados Unidos son miembros, tampoco China y Rusia, la Corte Penal Internacional tiene 124 países miembros: 25 de Europa occidental, como Alemania, Gran Bretaña, Francia, Italia, España entre otros; 33 son Estados africanos; 19 de Asia y el Pacífico; 18 son de Europa oriental y 28 de América Latina y el Caribe, entre ellos Argentina.
Pese a sus limitaciones esta orden de arresto de la CPI tiene consecuencias internacionales contra el genocidio que perpetra Israel. La justicia de cada país miembro debería arrestar a Netanyahu si pasa por sus territorios.
Este proceso penal y orden de arresto contra Netanyahu es otra consecuencia de la enorme movilización mundial contra el genocidio en Gaza que ha presionado a muchos gobiernos y en este caso a los jueces de la CPI. Por supuesto que no podemos esperar que estos tribunales internacionales, con poderes limitados por los países imperialistas, cumplan esta resolución. Pero está claro que es otro elemento que complica al imperialismo y sionismo, invasores de Palestina, ante la opinión pública internacional, y sirve para denunciar el genocidio y continuar la movilización mundial.
Y, por supuesto, denunciar a los gobiernos cómplices en primer lugar los que les entregan las armas a Netanyahu como Joe Biden y gobernantes europeos que también son cómplices de los crímenes de guerra. Lo mismo que Milei, que apoya públicamente al genocida Netanyahu y acaba de rechazar la resolución de la CPI (siendo Argentina parte de ella), como lo hicieron Estados Unidos e Israel.