Escribe Mercedes Trimarchi, diputada en CABA por Izquierda Socialista en el FIT-Unidad
Jorge Macri es el mejor alumno de Javier Milei y, desde que asumió el gobierno, puso en marcha el mismo plan de ajuste y austeridad, pese a que la Ciudad de Buenos Aires tiene superávit fiscal desde hace años. Los alquileres y las tarifas porteñas subieron a escalas estrafalarias. En la ciudad más rica del país, la pobreza y la indigencia se duplicaron en un año. De acuerdo a los datos oficiales 1.083.000 personas (35%) están por debajo de la línea de pobreza y 471.000 personas (15%) por debajo de la línea de indigencia.
Alquilar en CABA se volvió una odisea. Con la reforma del Código Urbanístico (que establece lo que se puede construir en la ciudad) se sigue beneficiando a las grandes desarrolladoras inmobiliarias con quita de impuestos, para que sigan construyendo torres de lujo en las que no va a vivir ninguna familia trabajadora. La crisis habitacional se viene profundizando en los últimos años de gestión PRO con un aumento del porcentaje de inquilinos. Según los datos recopilados por la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), el 37% de los hogares en CABA son inquilinos y entre los adultos jóvenes (30 a 45 años) asciende a 52%.
Una banca al servicio de las luchas porteñas
Contra esta política del PRO hemos batallado todo el año y denunciado desde la banca de Izquierda Socialista en el FIT-Unidad. Una banca al servicio de las luchas, como la pelea que dieron las enfermeras y enfermeros para ser incorporadas a la carrera profesional (Ley 6035) con un reconocimiento a su trabajo no solo económico. Acompañamos a los familiares de Cromañón que en su 20° aniversario exigen una reparación integral para todas las víctimas de la masacre.
Desde la banca también hemos acompañado al equipo interdisciplinario del Centro de Salud Mental Nro. 1, ubicado en el barrio de Nuñez ya que el predio en el que funciona desde hace años salió en el listado de inmuebles para ser rematados via el Decreto Nacional 950/24. Un verdadero ataque a la salud en general y en particular a la salud mental de miles de pacientes que se atienden en el Centro y que el gobierno porteño aún no se ha pronunciado, lo que lo transforma en cómplice. Al igual que en el Bonaparte, la organización de la comunidad es clave para lograr frenar el remate y que el Centro siga funcionando dónde está.
Por último, tuvimos la pelea por el boleto educativo. Un reclamo que lleva décadas y que con la rebelión estudiantil de este año y las tomas de universidades contra el veto presidencial, cobró mayor relevancia. Los tarifazos en el transporte afectaron directamente el derecho a la educación y les estudiantes tienen que dejar de cursar por no poder pagar el boleto. Gracias a esta lucha, se logró discutir en la Legislatura la gratuidad del boleto educativo para estudiantes universitarios y de los institutos de nivel superior. Un paso adelante en esta lucha que debe continuar para alcanzar también a toda la docencia.
Desde la banca en la Legislatura porteña renovamos nuestro compromiso de seguir acompañando estas luchas y las que seguirán en 2025.