Escribe Mercedes de Mendieta, diputada nacional electa de Izquierda Socialista/FIT Unidad
Desde que asumió el gobierno de Javier Milei estamos enfrentando un enorme número de ataques contra las libertades democráticas, de la clase trabajadora, sectores populares, ambientales y de las mujeres y disidencias. El enfrentamiento con el Gobierno no es sólo ideológico o cultural, sino que se manifiesta en una agenda antiderechos sobre nuestras conquistas históricas.
Desde que Javier Milei apareció en escena política veníamos advirtiendo la peligrosidad de que llegara al gobierno la ultraderecha. Hoy, a más de un año de su asunción, las consecuencias están a la vista: un ajuste histórico que llevó a más del 50% de la población a la pobreza, una mayor represión en las calles y persecución política. Los trabajadores enfrentamos masivos despidos en el Estado y el cierre de organismos en todas las áreas, mientras está en agenda una reforma laboral precarizadora votada con la Ley Bases. Enfrentamos los intentos de privatizar la educación pública universitaria, el vaciamiento de la ciencia y técnica y desmantelamiento de la salud y de los hospitales nacionales. Luego de más de cuarenta años de vuelta a la “democracia” y de lucha contra la impunidad del genocidio de la última dictadura militar, el Gobierno se pronunció como negacionista y avaló la visita de diputados de La Libertad Avanza a Ezeiza, mientras avanzó contra la Secretaría de Derechos Humanos y el cierre del espacio de la Memoria Haroldo Conti. En el país del #NiUnaMenos hay una reducción a casi al borde de su desaparición, de las políticas para combatir la violencia de género y el ataque a los derechos de la disidencias sexuales y muchos otros decretos, nuevas leyes que avanzaron con la complicidad de los partidos patronales y los dirigentes de las centrales sindicales.
Está claro que esta agenda anti derechos de Milei no ha acabado, pero que tampoco ha logrado pasar en su conjunto gracias a la lucha en las calles. El 2024 será recordado por las masivas movilizaciones en las calles, como así el 1F la marcha del Orgullo antifascista y antirracista que salió a enfrentar, no sólo los discursos de odio de Davos de Milei hacia la comunidad LGBTQI+, sino al retroceso de políticas, que muy lejos de ser la panacea, veníamos peleando por su efectiva implementación bajo los anteriores gobiernos peronistas kirchneristas y de Mauricio Macri, como por ejemplo la Ley de Identidad de Género y la de Cupo Laboral Travesti-Trans o la Educación Sexual Integral. En otras palabras, si no logró avanzar con todo su plan fue gracias a las peleas que venimos dando, pero estamos en estado de alerta y seguimos llamando a la organización y la lucha.
Enfrentamos a un gobierno con un programa racista, machista y negacionista del genocidio, que nos plantea la necesidad de la unidad de acción en las calles. Hay una batalla por defender nuestros derechos. La ultraderecha mundial encabezada en Estados Unidos por Donald Trump y en Argentina por Milei no es sólo un problema ideológico, sino que hoy gobiernan el país. Por eso denunciamos y discutimos contra sus discursos de odio y damos cada batalla contra su pensamiento reaccionario, pero llamando a unir las luchas contra su plan motosierra y el saqueo del FMI y por salida de fondo para el país, porque mientras haya capitalismo nuestros derechos conquistados estarán en peligro. Ahora, tenemos la enorme tarea de construir un masivo 8M de lucha en las calles volviendo a mostrar la fuerza del 1F para decir: ¡Ni un paso atrás, porque al fascismo se lo combate en las calles!