Escribe Nicolás Núñez, miembro de la comisión directiva de AGD-Sociales

Entre el 21 y el 25 de abril se llevaron adelante las elecciones de la Asociación Gremial Docente de la Universidad de Buenos Aires. Se dieron en el marco de que además el 22 y 23 se sostuvieron el paro y las distintas medidas de visibilización votadas por la federación nacional, la Conadu Histórica, en reclamo de aumento salarial. El sueldo de la docencia universitaria perdió entre el 30 y 40% de su poder adquisitivo desde que asumió Javier Milei. Fortalecer una posición crítica a la orientación del Frente Gremial nacional y las autoridades universitarias, desde donde el peronismo y el radicalismo frenaron la lucha en 2024, fue parte de lo que se expresó fuertemente en la elección de la AGD.

Participaron 1.574 docentes de las distintas facultades, el CBC y los colegios pre-universitarios. Para la Mesa ejecutiva del gremio, la lista Unidad Docente (UD) que conformamos desde la Lista Fucsia, junto a la Lista Naranja (PO), Marabunta, PTS, y compañeres independientes, obtuvo 1.092 (70,1%). Mientras que la lista En Común (Patria Grande, maoísmo, CTA-A), 466 (29,9%).

Por otro lado, la elección de Comisión Directiva que convocó a una mayor participación fue la que se dio en la Facultad de Ciencias Sociales, donde aumentando más de un 20% respecto de la última elección (2022), votaron 411 docentes. Con 251 votos, UD ratificó el rol que vino teniendo tanto en la conducción del gremio como en el día a día de la organización de la docencia. En esta elección se dio la particularidad de que además de En Común, nuestra lista unitaria y combativa tuvo también la oposición de Política Obrera (Jorge Altamira), que presentó una lista divisionista a días de haber compartido con los espacios que integramos UD una misma lista en las elecciones de Conadu Histórica. No escatimaron en el uso de mentiras ni en la búsqueda de apoyos de sectores vinculados a las distintas gestiones de la Facultad. Pero tras el cierre del recuento de votos no les alcanzó para entrar a la Comisión Directiva, lo que los llevó a hacer una campaña de calumnias para proponer fallidamente modificar el método histórico de distribución de ubicaciones en la directiva.

El voto de la docencia ratifica que existe en la UBA voluntad de enfrentar la motosierra de Milei y de hacerlo con un plan de lucha que vaya más allá de los frenos y limitaciones del Frente Gremial. Hace falta profundizar el camino de los paros y las clases públicas, y convocar una nueva marcha federal para que nuevamente cientos de miles salgan a las calles en defensa de la Universidad Pública.