Escribe Reynaldo Saccone, ex presidente de la Cicop
El 20 de mayo murió en Balcarce la víctima número 34 de las ampollas de fentanilo contaminadas con bacterias multirresistentes. Los 33 casos anteriores habían recibido dicha droga proveniente de partidas contaminadas en distintos hospitales de Santa Fe, Buenos Aires y CABA, donde se encontraban internados en estado grave. Este medicamento, similar a la morfina, se usa exclusivamente en ambiente hospitalario y generalmente en áreas cerradas. Su producción es limitada y no se vende en farmacias, lo que debería facilitar una estrecha vigilancia por parte de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), el organismo encargado de velar por la calidad de medicamentos, alimentos y otros productos de uso médico e higiene.
Sin embargo, es tal el descuido de la salud pública por parte de este gobierno que fallaron los controles. En las primeras semanas de mayo se detectó la infección de 18 pacientes de terapia intensiva del Hospital Italiano de La Plata, quienes habían recibido ampollas de fentanilo contaminado. De esos infectados surgieron los primeros nueve muertos. Tardíamente, la Anmat se vio obligada a dar intervención a la Justicia, que allanó los laboratorios productores: HLB Pharma, en San Isidro (titular de la marca), y el Laboratorio Ramallo, en el partido homónimo, donde realmente se fraccionaba la droga en pésimas condiciones. Estas muertes cuestionan severamente la seriedad del Ministerio de Salud de la Nación y encienden una potente luz roja ante el propósito demencial de este gobierno de “eliminar regulaciones y controles”. Si con los controles presuntamente funcionando ocurren estos desastres, ¿qué nos espera cuando se los elimine?
Por un sistema de salud único, estatal, gratuito y de excelencia para todos, controlado por sus trabajadores y usuarios
En la Cámara de Comercio Argentina Norteamericana, el ministro de Salud, Mario Lugones volvió a anunciar la intención del gobierno de acabar con la idea de que la salud es un derecho y lograr que cada uno pague de su bolsillo por su atención. Repitió que el Estado no tiene que hacerse cargo de la salud pública. En estos días, están dando un ejemplo claro de lo que decimos en el conflicto del Hospital Garrahan, manteniendo sueldos de hambre para los trabajadores de salud y reduciendo los recursos tecnológicos y humanos.
Al mismo tiempo, la lucha que libran los trabajadores del Garrahan muestra el camino para poner un límite al avance del gobierno sobre los derechos de la clase obrera y el pueblo. Solo con la lucha vamos a conservar y mejorar la salud pública. Desde Izquierda Socialista/FIT Unidad, llamamos a la más amplia unidad de acción para defender el derecho a la salud de los trabajadores y derrotar los planes entreguistas del gobierno ultraderechista y sus aliados. Luchemos por resolver el desastre sanitario de Javier Milei, generado tanto por los distintos gobiernos peronistas, radicales como del PRO. Proponemos pelear por un sistema de salud único, estatal, gratuito y de excelencia para todos, controlado por sus trabajadores y usuarios.