
Escribe Miguel Lamas, dirigente de la UIT-CI
El Congreso Judío Antisionista, realizado entre el 13 y el 15 de junio en Viena con más de 500 personas de los cinco continentes, expresó su total apoyo a la lucha del pueblo palestino contra el Estado genocida de Israel. Reclamó la suspensión de Israel de su membresía en la ONU.
Entre los participantes hubo reconocidos académicos, rabinos jasídicos, jóvenes activistas, y también sobrevivientes del Holocausto y descendientes de familias perseguidas por el nazismo. Todos unidos bajo una consigna: “No en nuestro nombre”. Expresaron: “Rechazamos la pretensión del sionismo de representar al judaísmo y condenamos el colonialismo, apartheid y genocidio contra el pueblo palestino”.
El Congreso expresó su apoyo a la resistencia palestina en todas sus formas, como una lucha legítima contra un sistema colonial racista, y exigió llevar a los dirigentes israelíes ante la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad. “Quien vivió el infierno del nazismo no puede guardar silencio ante lo que hace Israel hoy en Gaza”, dijo uno de los sobrevivientes.
El Congreso no solo denunció al Estado de Israel, sino también la complicidad de las potencias occidentales: Estados Unidos, Alemania, Francia y Austria. “Vergüenza, toda la vergüenza, para los gobiernos que reprimen la solidaridad con Palestina mientras justifican el genocidio”, se proclamó en la sesión de cierre.
En una de las sesiones más aplaudidas, un rabino ultraortodoxo tomó la palabra en árabe y exclamó: “Vosotros, pueblo de Gaza, sois más valientes que los hijos de Israel en tiempos del Faraón”.
La conclusión fue clara: liberar Palestina del río al mar, no mediante la farsa de los dos Estados, sino a través de un único Estado democrático para todos sus habitantes. Para eso, se propuso crear una coalición judío-palestina e internacional, y dar respaldo intelectual, moral y logístico a las campañas de boicot.










