
Escribe José Castillo
El acuerdo comercial con Estados Unidos profundiza la entrega de recursos y consolida una semicolonización sin beneficios para el país. Un pacto hecho a la medida del capital yanqui y celebrado por Javier Milei.
El acuerdo comercial dado a conocer por los Estados Unidos es un nuevo salto en el saqueo y la semicolonización de nuestro país. Se trata de privilegios yanquis para profundizar el saqueo de nuestras riquezas.
La Casa Blanca decidió unilateralmente difundir el llamado “acuerdo marco de comercio e inversión bilateral”. Javier Milei, Federico Sturzenegger y Luis Caputo salieron a festejar y a vender que se trataba de un acuerdo “preferencial” con Argentina. No es así. El gobierno yanqui anunció acuerdos marcos bilaterales similares, en el mismo comunicado, con El Salvador, Guatemala y Ecuador.
El texto difundido es 100% favorable a los intereses estadounidenses. Casi todos los párrafos comienzan con “Estados Unidos podrá….”, seguido de privilegios para empresas y sectores yanquis. No hay una sola mención que indique alguna ventaja específica para nuestro país.
El acuerdo abarca aranceles, eliminación de barreras no arancelarias, normas y evaluación de la conformidad, propiedad intelectual, acceso a mercados agrícolas, trabajo, medio ambiente, alineación en materia de seguridad económica, oportunidades comerciales, empresas estatales y subvenciones y comercio digital. Todo está al servicio de otorgar nuevos privilegios al capitalismo imperialista yanqui a expensas de nuestros recursos.
Argentina otorgará acceso preferencial al mercado para exportaciones de los Estados Unidos de medicamentos, productos químicos, maquinaria, tecnología informática, dispositivos médicos, vehículos automotores y una “amplia gama de productos agrícolas”, incluidos ganado vivo, aves de corral y cerdos.
Se plantean además modificaciones en las leyes de propiedad intelectual y patentes hechas a la medida de los laboratorios y empresas químicas y farmacéuticas yanquis. Del mismo modo, los productos norteamericanos podrán ingresar sin controles de seguridad, higiene ni normas bromatológicas. También se habilita la liberalización absoluta de la transferencia de datos y firmas digitales hacia los Estados Unidos.
¿Queda algo a favor de la Argentina?
El gobierno afirmó que el acuerdo “abrirá un mercado de millones de dólares a nuestro país”. Falso.
Veamos los párrafos que podrían leerse, con mucho esfuerzo, como los “más favorables” para la Argentina: “De conformidad con el cumplimiento por parte de Argentina de los requisitos particulares de seguridad económica y de la cadena de suministros, Estados Unidos eliminará aranceles sobre recursos naturales no disponibles y artículos no patentados para su uso en aplicaciones farmacéuticas”.
Pero nuestro país debe cumplir requisitos definidos unilateralmente por el gobierno yanqui respecto de la “seguridad económica”. Por ejemplo, los ganaderos norteamericanos podrán argumentar que se pone “en riesgo su seguridad económica” para bloquear el ingreso de carne argentina. El texto incluso habla de abrir el acceso a recursos naturales “no disponibles”, lo que confirma que todo lo que compita con la producción estadounidense quedará prohibido.
En síntesis, lo único que le interesa a los Estados Unidos importar desde Argentina es lo que ya se exporta hoy: combustibles y minerales estratégicos que ellos necesitan.
Merece un comentario especial el párrafo cínico donde nuestro país se compromete a “restringir importaciones de países con trabajo forzoso o donde no se respeten los derechos laborales”, un eufemismo para referirse a China. Una hipocresía absoluta: mientras se usa ese argumento para beneficiar empresas yanquis por sobre las chinas, el gobierno de Milei impulsa una reforma laboral esclavista en Argentina.
Un acuerdo para la semicolonización total
En síntesis: este acuerdo habilita el ingreso irrestricto de productos y empresas yanquis a todos los sectores de nuestra economía, generando una injerencia política y económica sin precedentes, sin ningún beneficio para el pueblo trabajador ni para la economía nacional. Junto con el swap y la virtual intervención del Ministerio de Economía, el Banco Central y la Cancillería por parte de Scott Bessent y el JP Morgan, conforman “el combo perfecto” de lo que Milei llama “la alianza estratégica” (léase: sometimiento total) con el imperialismo yanqui.
¡No al pacto semicolonial! ¡Por la segunda y definitiva independencia!
El ultraderechista Milei pretende llevar la semicolonización del país a un extremo nunca visto. Hay que impedirlo, repudiando este acuerdo y todas las medidas de ajuste y saqueo impulsadas directamente por Milei, Trump y el FMI. Conquistar nuestra segunda y definitiva independencia exige otro programa económico (obrero y popular) que comience dejando de pagar la deuda y rompiendo todos los pactos de coloniaje, políticos y económicos, que nos atan al FMI y al imperialismo yanqui.










