Escribe Pablo Almeida, delegado general del Ministerio de Economía y legislador porteño electo Izquierda Socialista/FIT Unidad
Luego de seis semanas de lucha, residentes y concurrentes de la Ciudad le arrancaron una reunión al ministro de Salud de Larreta, Fernando Quirós, quién recibió a los representes de la “Asamblea de CABA”. Es un espacio autoconvocado que viene impulsando la organización, junto con Asociación de Profesionales y Asociación de Médicos Municipales (AMM). En la reunión se siguió sin dar respuesta a sus reclamos, ofreciendo una cifra miserable de 15.000 pesos y sin ninguna solución a la terrible situación de las y los concurrentes que trabajan de forma gratuita, sin ningún derecho laboral.
La situación es desesperante para miles de profesionales de la salud que perciben un salario promedio por debajo de la canasta básica, con una inflación del 100% producto del ajuste del gobierno nacional de Fernández y de Larreta en la Ciudad. Solo para ejemplificar, una médica o médico, psicológica, trabajadora social y otras y otros profesionales que recién empiezan su residencia (R1) cobran un sueldo de 100 mil pesos, con su mayoría de sumas en informales y básicos de 6.000 pesos. Como contrapartida de estos salarios de miseria deben cumplir con jornadas de hasta 36 horas de trabajo y guardias. Ni hablar de los concurrentes, quienes son profesionales recibidos que ingresan al sistema público por el mismo examen que los residentes y no cobran salario, obra social ni ART. Bajo la figura del ad honorem y de estar bajo “formación profesional” se esconde la precarización de quiénes ponen el cuerpo todos los días en el sistema de salud.
El reclamo es claro: 100% de recomposición salarial en un solo pago, y salario, aportes y ART para concurrentes. La fortaleza del reclamo se da por la organización en asamblea y la masividad que en cada hospital hace crecer la lucha semana a semana. Incluso contra los aprietes de las autoridades de los hospitales y de las patotas de los gremios, que se oponen a la lucha y la organización de base. Como marco la lucha del Sutna, con un plan de lucha y masividad se puede ganar. Todo el apoyo a residentes y concurrentes.
Escribe Pablo Almeida, delegado general ATE Economía y legislador porteño electo Izquierda Socialista/FIT Unidad
El pasado 11 de agosto se llevaron adelante las elecciones de autoridades de la CTA Autónoma. Con padrones descomunalmente inflados y la más pobre participación en la historia de la central, el resultado a favor de la lista 1 encabezada por Cachorro Godoy y Ricardo Peidró reafirma el curso de burocratización y vaciamiento. La lista 6 Multicolor plasmó la postura de los sectores anti burocráticos y combativos.
Lejos de los slogans de los sectores burocráticos encabezados por Godoy, que repetían “la Central que crece” las elecciones dejaron en claro que se está profundizando el rumbo de convertir a la CTA en una cáscara vacía. También se ha profundizado el rumbo clientelar y fraudulento para desdibujar con métodos burocráticos a cualquier atisbo de oposición combativa y antiburocrática.
La CTA surgió en la década del ´90, impulsada por sectores de centroizquierda encabezados por Víctor de Gennaro. Rompían con el sindicalismo peronista tradicional detrás de banderas de participación, combatividad y democracia sindical. Pese a que esas banderas nunca fueron más que declaraciones de deseo, la CTA fue durante varios años una referencia político sindical para una vanguardia muy numerosa que quería enfrentar los planes de ajuste del menemismo. Principalmente en la docencia enrolada en Ctera y entre las y los trabajadores del Estado nucleados en ATE. El apoyo de estos sectores dirigentes al gobierno de la Alianza fue un primer quiebre de gran parte de esta vanguardia luchadora. Luego vinieron los gobiernos de los Kirchner con su doble discurso, que parte de los dirigentes burocráticos de la central hicieron propio. Así se llegó a la fractura en 2010, entre lo que luego serían la CTA Autónoma de De Gennaro y Cachorro Godoy y la CTA de los Trabajadores de Hugo Yasky. Doce años después se confirma que la división era entre dos sectores burocráticos que no encarnaban nada progresivo ni política ni sindicalmente. Hoy ambos sectores forman parte del Frente de Todos y han sido, desde diciembre de 2019, parte del apoyo sindical al gobierno ajustador de Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
Este derrotero es el que explica que miles de trabajadores y trabajadoras se hayan alejado de ambas CTA, con un retroceso muy grande en los niveles de afiliación de los sindicatos correspondientes. Frente a esto, la conducción de Godoy y De Gennaro, viene, desde hace años, profundizando un rumbo de construcción clientelar a través de acuerdos con organizaciones sociales y sectores burocráticos menores como Víctor Grossi del Sitraic (gremio menor de la construcción). Tienen un padrón absolutamente ficticio de más de 1,3 millón de personas con el que buscan disimular la pérdida de representatividad dentro de los lugares de trabajo.
Esta realidad se reflejó con toda crudeza en la elección. En primer lugar por la escasísima participación en los lugares de trabajo, contrastando con los supuestos 400 mil votantes declarados por la conducción. Y también por las maniobras fraudulentas y patoteriles con las que desde la Lista 1 busca apoderarse de las únicas seccionales dirigidas por sectores anti burocráticos y combativos, como las seccionales de Lomas de Zamora y Bahía Blanca.
Desde Izquierda Socialista hemos participado en la lista 6 Multicolor. Esta lista de unidad de los sectores de izquierda y combativos de los principales gremios que componen la CTA (A) nos permitió plantear una alternativa frente al vaciamiento que atraviesa nuestra central. Una intensa campaña a pulmón desde Jujuy a Tierra del Fuego nos sirvió para sentar las bases de la pelea estratégica que nos queda por delante, que es barrer a todos los sectores burocráticos y poner en pie una nueva dirección combativa, antiburocrática, con perspectiva de género e independiente de todos los gobiernos.
Escribe Pablo Almeida, delegado general ATE- Economía, legislador porteño Izquierda Socialista/FIT Unidad
El próximo 11 de agosto se renuevan las autoridades nacionales, provinciales y seccionales de la CTA Autónoma. Las dos listas que se han presentado representan dos modelos sindicales y políticos contrapuestos.
Por un lado la lista 1 Germán Abdala que nuclea a los dirigentes burocráticos que vienen dirigiendo la CTA Autónoma desde la ruptura con la CTA de los Trabajadores en 2010. Por otro lado la lista 6 Multicolor, conformada por las principales corrientes del sindicalismo combativo y la izquierda.
La lista 1 la encabezan Cachorro Godoy (ATE) y Ricardo Peidró, ambos de Unidad Popular dentro del Frente de Todos. Apoyan al gobierno del Frente de Todos y reducen su acción a reclamar “desde adentro” por un cambio de rumbo. Una lavada de cara para un gobierno que tiene como política central el ajuste al servicio de pagar la deuda externa.
En las antípodas de este planteo la Multicolor está encabezada por dirigentas y dirigentes del sindicalismo combativo que son parte de la pelea en las calles contra el ajuste y del reclamo de ruptura inmediata con el FMI y el no pago de la deuda para que esa plata se destine a salario, salud y educación. Ileana Celoto (PO) de Conadu Histórica encabeza nacionalmente, Juan Anzorena (Rompiendo Cadenas) de ATE encabeza provincia de Buenos Aires y nuestra compañera secretaria general de Ademys Mariana Scayola, de Izquierda Socialista, encabeza las listas en la Ciudad de Buenos Aires.
A pulmón y con enorme esfuerzo militante venimos impulsando una gran campaña unitaria en todo el país que contrasta con el despliegue del aparato de Cachorro Godoy y compañía. La lista 6 Multicolor desde Jujuy a Tierra del Fuego viene recorriendo lugares de trabajo para acercar sus propuestas y avanzar en la organización y de una vez por todas imponer un plan de lucha por el conjunto de nuestros reclamos empezando por la urgente recomposición salarial y el fin de la precarización. Dando la pelea por una nueva dirección antiburocrática, combativa, con independencia de clase y perspectiva de género en para la CTA Autónoma. ¡Vamos con la lista 6 Multicolor!
Escribe Pablo Almeida, legislador electo por Izquierda Socialista/FIT Unidad
Durante la semana del 4 al 8 de julio la “Comisión Internacional por la vida y la libertad de las y los presos políticos en Nicaragua”, que integramos parlamentarios y referentes de organizaciones de Derechos Humanos, sindicales, sociales, y políticas de diversos países de Latinoamérica, realizó una intensa actividad en Costa Rica junto a centenares de personas exiliadas por el régimen dictatorial de Daniel Ortega y Rosa Murillo. En la frontera con Nicaragua nos fue negado el acceso al país con un operativo militar y paramilitar descomunal.
En Nicaragua existen hoy cerca de 190 presas y presos políticos. Fueron privadas de su libertad como parte de la enorme escalada represiva, que dejó más de 350 muertos y miles de heridos, con la que la dictadura gobernante se propuso frenar la rebelión popular que comenzó en abril de 2018 frente a las medidas de ajuste dictadas por el FMI. Fur también su forma de garantizar la permanencia de la dictadura en el poder en las elecciones de 2021, encarcelando y persiguiendo a todos los candidatos presidenciales opositores para garantizar unos comicios fraudulentos. Entre los presos políticos está Dora María Téllez, histórica comandante del FSLN en la revolución de 1979 y hoy opositora e integrante del Movimiento de Renovación Sandinista (MRS). También jóvenes como Yader Parajón, cuyo hermano fue asesinado durante la represión de 2018, y el líder estudiantil Lesther Alemán, quien se enfrentó públicamente a Daniel Ortega durante el levantamiento.
La Comisión Internacional estuvo encabezada por tres parlamentarios argentinos del FIT Unidad. Las compañeras Luciana Echevarría del MST, Alejandrina Barry del PTS y quien escribe en nombre de Izquierda Socialista. De las secciones de la UIT-CI estuvieron presentes también los compañeros Fabricio Briceño del PSL de Venezuela y Carlos Guevara de Propuesta Socialista de Panamá. Fueron parte también Aurelio Robles y Raúl Pérez del MAS de Panamá, Emilio Téllez de la CSR de México, Antonio Neto del MES de Brasil, Esteban Fernández de la OSR de Costa Rica, María José Lechado del PRT de Costa Rica y Hugo Cedeño de República Dominicana.
Fabricio Briceño (PSL de Venezuela), Pablo Almeida (Izquierda Socialista) y Carlos Guevara (Propuesta Socialista de Panamá), delegación de la UIT-CI
Dicha Comisión desarrolló una intensa actividad en San José de Costa Rica entrevistándose con los distintos colectivos de nicaragüenses exiliados, difundiendo los motivos del viaje ante la prensa desde la Asamblea Legislativa junto a parlamentarios del Frente Amplio de dicho país y ayudando a la organización de la caravana hacia Nicaragua.
En las primeras horas del 8 de julio comenzó una importante caravana que llegaría a Peñas Blancas, puesto fronterizo con Nicaragua. El gobierno dictatorial de Ortega y Murillo se negó a la solicitud de la Comisión Internacional para visitar a las y los presos políticos, y constatar las condiciones de salud y encierro de las personas tomando en cuenta innumerables denuncias realizadas por familiares y colectivos de ese país.
La negativa del régimen dictatorial al ingreso de la delegación encabezada por tres parlamentarios de izquierda, sumada al inmenso operativo militar montado en la frontera, demuestran con claridad la denuncia que excarcelados, familiares y exiliados venían realizando: en Nicaragua se violan los Derechos Humanos.
Pese a la negativa al ingreso, la conclusión general es que la comisión cumplió un papel muy importante para desenmascarar a la dictadura que gobierna el país desarmando una a una sus infames mentiras. Y dándole amplificación a la voz de los miles que desde adentro o desde el exilio denuncian lo que se sufre con la dictadura de Ortega y Murillo. Una voz que dice con claridad que este matrimonio gobierna hace más de quince años contra el pueblo y a favor de distintos sectores del imperialismo y sus multinacionales, más allá de la fraseología antiimperialista y de izquierda que aún usa Daniel Ortega. Desde la Comisión pudimos decir con todas las letras que lo que hay en Nicaragua no tiene nada que ver con el socialismo ni con la izquierda y que los sectores políticos o incluso los gobiernos que lo apoyan, como los de Cuba y Venezuela, están apoyando a una dictadura sangrienta al servicio del gran capital que persigue, encarcela y asesina a su pueblo para hacer pasar políticas y planes de ajuste dictados por el FMI.
Como plantean los distintos colectivos de familiares de personas presas políticas en su carta abierta de agradecimiento al trabajo realizado por la Comisión y como reafirmamos en un encuentro realizado en la Universidad de Costa Rica, el día siguiente a la caravana, queda el enorme desafío de continuar trabajando para rodear de solidaridad internacional la lucha por la libertad de todas y todos los presos políticos y por terminar con toda forma de represión. Ese es el compromiso que asumimos en forma inclaudicable desde Izquierda Socialista y la UIT-CI y por el que seguiremos bregando. En el camino de fortalecer al pueblo nicaragüense para que retome la enorme lucha que comenzó en 2018 para quitarse de encima a la dictadura de Ortega y Murillo y establecer un gobierno de las y los trabajadores y el pueblo que pueda abrir paso a un verdadero socialismo.
Escribe Pablo Almeida, legislador electo por Izquierda Socialista/FIT Unidad
San José de Costa Rica no es un lugar muy concurrido un viernes a las 2:30 AM. A esa hora arribamos con el compañero Carlos de Panamá a la Plaza de la Democracia el pasado 8 de julio. De a poco la Avenida Segunda se fue llenando de jóvenes en vela luego de pintar sus banderas contra la dictadura de Ortega y Murillo. Se sumaron las madres de Abril, los excarcelados y los distintos grupos de exiliados hasta llegar a más de un centenar. Una veintena de periodistas, los miembros de la Comisión Internacional y un nutrido grupo de costarricenses convocados por el PRT completaron las delegaciones que iban a emprender el viaje hacia la frontera.
Son casi siete horas de viaje para completar los más de 300 km atravesando gran parte de Costa Rica entre caminos de montaña y paisajes selváticos. Ya casi a mediodía llegamos a la ciudad de la Cruz. Allí nos esperaban las y los campesinos exiliados encabezados por doña Chica, con quienes realizamos un breve acto antes de que la Comisión emprendiera los últimos 16 km hasta el puesto fronterizo.
Ya en la frontera, la policía migratoria de Costa Rica transmitió que Nicaragua les había asegurado que si traspasábamos las fronteras nuestra integridad corría peligro. Hecho confirmado por decenas de civiles que constataron un descomunal despliegue militar para recibir a solo nueve miembros de la comisión. Después de agotar todas las gestiones diplomáticas a nuestro alcance confirmamos que la dictadura de Ortega era capaz de cualquier cosa con tal de que no saliéramos de Costa Rica.
Luego de discutir con los colectivos de nicaragüenses en el exilio decidimos emprender la vuelta con la convicción que nuestra acción había tenido una inmensa trascendencia y había servido para desenmascarar frente al mundo a la dictadura y mostrarles a quienes resisten contra ella que no están solos.