Jul 23, 2024 Last Updated 10:12 PM, Jul 22, 2024

Izquierda Socialista

Luego de una larga y valiente pelea contra el cáncer, nos dejó nuestra querida compañera Silvia Falco. Su hermana, Dorita, egresada del normal 7, había sido desaparecida por la dictadura en 1978. Desde entonces, junto a su madre, lucharon por justicia contra los militares asesinos. Silvia se incorporó al MAS a partir de la Guerra de Malvinas. Durante la huelga docente del ‘88, que se conoció como El Maestrazo, fue una de las principales activistas en la CABA. Su práctica sindical fue una batalla para que la base de las escuelas participara en las decisiones y contra los métodos sindicales burocráticos, llegando a partir del 2005 a integrar las listas de candidatos a Junta de Clasificación de Ademys.
Su trabajo como docente fue una ventana a la libertad y a la creatividad. Dio vuelta las escuelas organizando dramatizaciones, murgas, recitales, donde sus alumnos pudieran disfrutar la belleza de la literatura y de la música. Alejada ya de la militancia partidaria desarrolló una incansable búsqueda literaria con presentaciones artísticas, donde desplegó personajes desfachatados, reprimidos, eróticos, humorísticos, siempre de mujeres. La última, fue vestida de verde, en honor a las que en ese momento libraban la batalla por el derecho al aborto. Ya muy enferma, sin embargo, declaró en el juicio contra los militares en la causa del Vesubio donde se supo estuvo su hermana. La recordaremos siempre, apasionada compañera.

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La pandemia del coronavirus demostró de un golpazo toda la miseria del sistema capitalista. Expuso sin tapujos que el mundo, así como está hoy, no tiene nada para ofrecernos, y que lo que se viene será aún peor. Lxs jóvenes estamos entre quienes más sufrimos esta realidad de las dos pandemias, la sanitaria y la económica, pero también tenemos la posibilidad de dar todo para cambiarla. Está en nuestras manos organizarnos para frenar el rumbo de ajuste brutal que están aplicando todos los gobiernos utilizando de excusa la pandemia.

Definimos a pesar de la cuarentena y el aislamiento social, publicar a través de medios digitales este segundo número de nuestra revista RABIA, la publicación de la Juventud de Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda UNIDAD. Lo hicimos porque consideramos urgente poder debatir, cuestionar y problematizar la realidad actual que vivimos y, en consecuencia, ofrecer una salida de fondo, socialista revolucionaria.

Sostenemos con firmeza que la única manera de poder cambiar las condiciones de vida paupérrimas que hoy atraviesa la gran mayoría de clase trabajadora en general, y la juventud en particular, es luchando en las calles. La organización de quienes luchamos es indispensable para enfrentar en mejores condiciones las políticas de hambre y pobreza que impulsan todos los gobiernos.

No confiamos en ninguna variante patronal, sea peronista, macrista o radical; esas fuerzas gobiernan el país hace más de un siglo, y las consecuencias están a la vista. Son las que nos han entregado a las políticas del FMI, al pago de una deuda externa ilegítima e impagable a costa de peores condiciones de vida. Más del 42% de lxs jóvenes que nacieron entre el 2000-2001 son pobres; un porcentaje que asciende al 52,6% entre menores de 15 años. Un número escalofriante que tenemos que revertir. Más que nunca es necesario dar esa pelea por una sociedad distinta, una sociedad socialista.

No desconocemos que pueda generar dudas afirmar que el peronismo no es una salida para la juventud, cuando son miles quienes siguen esas banderas, pero tampoco podemos callarnos. Creemos que el análisis concreto de la realidad va a llevar a la juventud a sacar las conclusiones necesarias, y a ese análisis queremos aportar desde esta revista. Pero aún más que el análisis, es importante luchar. Por eso le decimos a quienes depositaron sus expectativas en Fernández para sacarse de encima a Macri, que la tarea hoy es no bajar ninguna de las banderas que levantamos en las calles en los últimos años: enfrentar el ajuste, el sometimiento del país a los intereses del capital financiero, el recorte de las jubilaciones, el congelamiento del presupuesto educativo, el aborto legal seguro y gratuito, frenar la destrucción ambiental, etcétera. Nos ponemos a disposición de pelear unitariamente por cada una de estas reivindicaciones. En esas batallas nosotrxs intervenimos convencidos de que la única manera de lograr triunfos duraderos, y un futuro distinto es con la clase trabajadora en el poder, gobernando, dirigiendo las riendas del país que día a día movemos con nuestro esfuerzo. Por eso celebramos que la palabra “socialismo” vuelva estar en debate, y sea incluso cada vez más aceptada por amplios sectores de la juventud a nivel mundial.

En nuestro país, el movimiento estudiantil, secundario, terciario y universitario es un actor que tiene un rol muy importante para jugar en esta pelea, alentamos a poder hacerlo en unidad con la clase trabajadora siguiendo el mejor ejemplo del Cordobazo, que fue el eje de nuestra anterior revista. En este 2020 se cumplen 25 años de la sanción de la Ley de Educación Superior (LES) bajo el gobierno del peronista Menem, y a ese proceso de reformas estructurales le dedicamos el dossier de este segundo número. La LES fue la puerta que abrió la privatización en la educación en todos los niveles y aceleró la ya existente. Un quiebre histórico en el rol que cumple la educación, en sus contenidos y financiación. Vale agregar que la LES perduró con todos los gobiernos siguientes e inclusive se profundizó. Una tarea más de la juventud es tirar abajo esta ley privatizadora, en la perspectiva de una educación pública, gratuita, laica, científica y de calidad.

La juventud está a la cabeza de luchas que toman cada vez más visibilidad y cuerpo como la pelea por frenar la destrucción ambiental. Es que sin dudas seremos lxs más perjudicadxs por todo el desmadre y la destrucción ambiental que promueven las grandes multinacionales contaminantes con el aval de los gobiernos (práctica que se agudizó en la pandemia). El movimiento de mujeres en el marco de la cuarta ola es otro ejemplo de la potencia que tiene la juventud cuando toma las calles y eleva sus reclamos para cambiarlo todo.

En nuestros lugares de estudio, de trabajo y los barrios donde nos encontramos habitualmente buscamos crecer y llegar a más compañerxs. Con este nuevo número queremos consolidar la relación con nuestrxs lectorxs, e invitarlos a que den un paso más, que puedan conocer nuestros planteos de fondo en los distintos artículos que componen esta Rabia N°2, y que podamos golpear como un solo puño en las peleas venideras. Compartimos un camino y queremos hacerlo con la misma bandera.

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El 2020 será un año difícil de olvidar. La pandemia vino a profundizar la enorme crisis del capitalismo imperialista, abriendo una perspectiva de grandes luchas donde la Juventud tendrá un rol protagónico.

Escriben Gastón Rivero, Dirigente de la Juventud de Izquierda Socialista y ex-presidente del CEUNGS e Ivana Verón, Consejera estudiantil del Instituto de Ciencias de la UNGS

¿Estaba todo bien hasta que llegó el Coronavirus?

Las crisis recurrentes del capitalismo se vuelven cada vez más profundas. Hoy atravesamos la crisis más aguda de su historia. Los anuncios de los propios organismos internacionales como el FMI o el Banco Mundial dan cuenta de ello y no avizoran una pronta recuperación. Ante cada crisis la economía de los sectores populares empeora gravemente, haciendo que las condiciones de vida de la mayoría de la humanidad sean cada vez más cercanas a la subsistencia. Como contraparte, se erige una minoría de súper millonarios a costa de la pobreza de miles de millones de personas.

Ante este panorama la llegada del coronavirus y la puesta en cuarentena de una gran parte de la población, demostró claramente quiénes movemos al mundo, lxs trabajadorxs. El desplome de economías gigantescas como la de EEUU –40 millones de desempleados en pocas semanas– demuestra que el sistema es directamente contrario a los intereses de los de abajo.

Más de 200 millones de jóvenes viven en la extrema pobreza, 130 millones son analfabetos, 88 millones están desempleados y 10 millones portan el virus del sida, según cifras de la ONU, que instó este martes a los líderes mundiales a invertir más en la juventud.

A la cabeza de las rebeliones contra las políticas de ajuste

La última gran crisis (previa a la pandemia) estalló en el 2007, con el derrumbe de grandes bancos. Los gobiernos y empresarios intentaron salir de la crisis descargando brutales políticas de ajuste y atacando los derechos laborales obtenidos décadas atrás. Como es habitual esto afecta mucho más a quienes tienen que empezar a trabajar, ya que es más difícil conseguir empleo y las condiciones laborales son muy precarias. Es decir, el sector más perjudicado fue la juventud.

La Primavera Árabe tuvo su inicio cuando un joven tunecino en el 2010 se quitó la vida prendiéndose fuego. Este proceso debe servirnos de impulso para continuar a la cabeza de las luchas, sabiendo que podemos triunfar. También la Primavera Árabe sirve de ejemplo para demostrar que lo que no avanza (en una perspectiva socialista, agregamos), retrocede. Porque en el norte de África y Medio Oriente han vuelto a instalarse dictaduras en muchos lugares donde se las había derrocado.

Las movilizaciones son la expresión gráfica de la voluntad de lucha de los pueblos. La juventud es el sector que en todos los países y continentes dice presente a la hora de tomar las calles. Nuestra intención es aportar a estos movimientos enormes con una perspectiva revolucionaria, con salidas de fondo. Porque sólo una sociedad socialista resolverá las enormes falencias de este sistema capitalista imperialista.

Europa también es escenario de grandes luchas. Las políticas de los gobiernos para salvar la economía capitalista se expresaron en enormes ajustes. La desocupación y precarización en la juventud se agudizó. Con o sin titulo no hay futuro para millones de jóvenes. Es el caso del Estado Español por ejemplo, en donde el desempleo juvenil llegó a estar en el 57.9%. Los Chalecos Amarillos en Francia mantuvieron en vilo a Macron durante meses, chocando con la policía en todo el país, rechazando su plan de Reforma laboral, los aumentos de combustible y transporte. La derrota del presidente francés en las recientes elecciones municipales muestra el rechazo masivo a su política de ajuste.

Hoy EEUU tiene a millones de personas en las calles. Es que tras la muerte de George Floyd a manos de la policía, cientos de ciudades reaccionaron y salieron a exigir el fin de las políticas racistas que sostienen los gobiernos yanquis. Una encuesta realizada por el Centro de Investigaciones Pew detalló que más de dos tercios de los estadounidenses apoyan el movimiento Black Lives Matter. Esa ola se esparce por el mundo. La política de hostigamiento, persecución y abuso contra las comunidades afrodescendientes es una constante histórica, un problema estructural; Obama durante su mandato prometió que esto cambiaría, nada pasó. Hoy con el racista y misógino de Trump en el poder la situación cobra mayor relevancia, y la reacción que se generó demostró que las masas de trabajadorxs pueden hacer que el jefe del imperialismo tenga que ir a refugiarse a un sótano como una rata.

En Asia el principal foco de resistencia se dio en Hong Kong, donde los reclamos democráticos contra la dictadura del Partido Comunista Chino sacaron a la calle a millones de personas. En la primera línea de esa lucha se pusieron lxs jóvenes, que mediante novedosas tácticas para evitar el reconocimiento facial y combatir contra la policía enfrentan al cada vez más represivo régimen de Xi Jinping.

Los gobiernos denominados “progresistas” en Latinoamérica –Lula, Correa, Kirchner– fueron dilapidando el apoyo que tenían y creció la bronca contra sus políticas de ajuste, así fueron perdiendo elecciones y dejando el poder a variantes patronales que llegaron a profundizar los ajustes en curso. En Bolivia Evo Morales cayó mediante un Golpe de Estado. Pero todos estos gobierno mostraron su verdadera cara de agentes del imperialismo y las multinacionales al aplicar de la manera más ortodoxa los recortes que se exigían para salvar a los banqueros y los ricos. Los nuevos gobiernos que surgieron asumieron en un contexto de debilidad, porque su respaldo en votos no fue un respaldo a sus propuestas, sino un voto contra lo que había antes. Por eso las movilizaciones y conflictos no frenaron, tuvieron un alza.

Estas luchas tuvieron su pico en dos países. En Chile, donde el aumento del metro llevó a un cuestionamiento de la Constitución de Pinochet, logrando tras meses de protesta y enfrentamiento contra los Carabineros en las calles a que se llame a una Asamblea Constituyente. Piñera estuvo a punto de caer y si eso no sucedió fue porque lo sostuvieron todos los partidos patronales, la burocracia sindical del Partido Comunista de Chile y la Iglesia. El otro país fue Ecuador, donde pueblos originarios, trabajadorxs y jóvenes salieron a las calles contra el FMI, obligando a que su presidente Lenin Moreno tuviera que huir de Quito a Guayaquil ya que las protestas rebasaron claramente la acción represiva de la policía.

Si bien la cuarentena puso en pausa este ascenso Latinoamericano, las masas no han sido derrotadas en ninguna parte del continente. Actualmente se destaca la huelga de la juventud precarizada de Brasil por aumento salarial y mejores condiciones de trabajo. Como explican, trabajan con hambre entregando comida y realizando un servicio esencial en medio de la pandemia. Estxs trabajadorxs, al igual que en todo el mundo, estan totalmente precarizados bajo las empresa Glovo o Rappi, dejando la vida muchas veces, ya sea por accidentes de tránsito o porque se contagian de COVID. Las empresas no les reconoce como empleados y no les otorgan las medidas mínimas de seguridad e higiene.

¿Qué perspectiva debe tomar la juventud?

Creemos que la juventud tiene un rol protagónico en todos los grandes procesos tal como lo hemos relatado, pero nos debemos un debate sobre la salida de fondo que requieren los pueblos. El capitalismo profundiza sus crisis y empeora las condiciones de vida que tenemos, quitándonos derechos y precarizando nuestros trabajos, haciéndonos imposible acceder a una casa propia o al derecho a la educación. La lucha que debemos llevar adelante para cambiar este sistema no puede ser espontánea, ni dirigida por sectores conciliadores, porque ya hemos visto cómo terminan. La tarea que tenemos por delante es organizarnos de manera independiente de los gobiernos, en conjunto con todos los sectores que salen a luchar. Para enfrentar las políticas de ajuste que se aplican actualmente y que buscan nuevamente hacer que en la post-pandemia la crisis la pague la clase trabajadora. Para frenarlos es necesario fortalecer una dirección revolucionaria e internacionalista que pelee por programas políticos y económicos alternativos a los que ofrecen los capitalistas, como lo hacemos desde nuestra corriente internacional, la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores- Cuarta Internacional (UIT-CI). Te invitamos a que seas parte de esta perspectiva.

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Una movilización a nivel mundial en apoyo al pueblo de Palestina y contra el Estado sionista de Israel logró impedir que se inicie el proceso de anexión del territorio ocupado en Cisjordania desde 1967. La fecha estaba pactada para julio, pero el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, no logró su objetivo. La iniciativa es parte de lo que se denominó el “Acuerdo del Siglo”, que se firmó en enero del 2020 entre Trump y Netanyahu. Los pueblos del mundo manifestaron su rechazo, en las calles y en las redes sociales, visibilizando la opresión que ejerce el Estado genocida y racista de Israel sobre Palestina.

Una causa justa como la de Palestina que además se favoreció por el viento de cola de las movilizaciones en Estados Unidos. La consigna “Palestinian Lives Matter” (las vidas palestinas importan) que parafrasea el “Black Lives Matter”, fue levantada por miles de personas en Tel Aviv, la propia capital israelí. En su mayoría fueron jóvenes quienes se movilizaron contra este nuevo intento de avance del imperialismo. Según algunas encuestas menos de una cuarta parte de la población de Israel apoya la anexión.

“No puedo respirar desde 1948”

Fue otra de las consignas que pudieron leerse, en relación con las últimas palabras que emitió George Floyd antes de que lo asesinaran. La frase guarda relación con la opresión palestina desde que se instaló el Estado de Israel en 1948. Una muestra más de cómo las luchas que dan los pueblos en el mundo se conectan y retroalimentan.

Otro ejemplo en este sentido se dio en en la ciudad cisjordana de Belén, donde se pintó un mural de George Floyd en el muro de separación con Israel. Mahmoud Abiedalla, uno de los promotores, lo explicó así: “Pintamos en el muro del apartheid, por el que estamos atrapados, para dar un mensaje de solidaridad con los estadounidenses y de solidaridad con las personas negras que están siendo oprimidas en Estados Unidos, donde se puede ver la discriminación racial entre personas blancas y negras”. (frase tomada del sitio democracynow.org).

Desde nuestro partido y nuestra corriente internacional, seguiremos sosteniendo que la única salida justa para este conflicto es el establecimiento de un Estado Palestino único, laico democrático y no racista.

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Escriben Alexis, Trabajador de Call Center y Octavio, repartidor de Córdoba.

Siguen pasando los gobiernos y la situación de millones de jóvenes no mejora, más bien todo lo contrario. Pasamos años entre trabajos precarios y el desempleo, y la situación económica se vuelve agobiante. Es difícil concretar o pensar algún proyecto a largo plazo, empezar o mantener los estudios, un alquiler, y ni hablar de un auto o una casa (que ya parece inimaginable para lxs de nuestra edad). Ahora, ¿a qué se debe esto? ¿es sólo cuestión de mérito y esfuerzo? Desde la Juventud de Izquierda Socialista creemos que no.

El problema central es el sistema económico capitalista, porque la economía actual se ordena en base a los intereses de las grandes patronales, los bancos, terratenientes  y  multinacionales; contra los trabajadores y sectores populares. En Argentina, por ejemplo, el 68% de los varones y 73% de las mujeres jóvenes que trabajan lo hacen en forma precarizada (EPH-INDEC, 3er trim 2019). Quiere decir: sin aportes jubilatorios, obra social, aseguradoras de riesgos del trabajo (ART’s), con contratos temporales, como monotributistas o con ingresos inferiores al salario mínimo ($16.875, julio 2020).

Pero, ¿si a las empresas les va bien, no nos va bien a nosotrxs también?

Este es uno de los tantos lemas que nos hicieron y hacen creer. En Argentina particularmente se reforzó con el peronismo, que abonó a la creencia de que “hay patrones buenos y si ellos ganan, ganamos todos”. Nada más alejado de la realidad, sobran los ejemplos para derribar este falso razonamiento.

Hace décadas que enormes multinacionales siguen incrementado sus ganancias. Para ello se instalaron en países donde pueden súperexplotar a sus trabajadorxs por míseros salarios y los gobiernos les garantizan la falta de derechos. El ejemplo más emblemático es el de las empresas yanquis que se expandieron a China hace 40 años. Debido a que allí tienen garantizada una enorme masa de trabajadores con jornadas laborales de más de 12 horas e ínfimos salarios. Entre ellas: Generals Motors, Microsoft, Coca-Cola, Nike, Adidas. A su vez, Nike y Adidas y otras empresas siguen mudándose a otros países asiáticos como Vietnam, Camboya o Bangladesh, donde los “costos laborales” son aún más bajos. O sea, las condiciones laborales son aún peores.

Y es que estos movimientos de capitales y maquinarias son parte de una enorme crisis capitalista que ya no tiene retorno ni cierre. El capitalismo perdió la capacidad de mejorar la calidad de vida de millones hace tiempo, pero a partir de 2007/08 entró en una crisis económica histórica que ahora la pandemia del Coronavirus vino a profundizar. Por ejemplo en Italia donde el recorte de 37 mil millones de euros en salud en los últimos 10 años produjo un colapso que se llevó miles de vidas. O en Estados Unidos donde el desempleo alcanzó rápidamente a 40 millones de trabajadorxs. En Argentina vimos un increíble pacto de rebaja salarial del 25% entre la CGT (Confederación General del Trabajo), la UIA (Unión Industrial Argentina) y el gobierno de Alberto Fernández, y se generalizaron los despidos y suspensiones con el aval del gobierno.

Ante cada crisis las patronales y los gobiernos capitalistas intentan hacer pagar las “pérdidas” a lxs trabajadorxs y sectores populares, y entre lxs más afectados estamos los jóvenes. Comercios, call centers, locales gastronómicos, fábricas y logísticas nos emplean como tercerizadxs (a través de agencias de trabajo), con contratos temporales y abusan del legalizado “período de prueba” que les permite despedir sin indemnizar. En Estados Unidos y España, por ejemplo, el desempleo se disparó de un día al otro a partir de las cuarentenas debido a que ¡existen contratos laborales semanales!

Las supuestas salidas rápidas a la crisis

¿Qué hay de los emprendimientos? ¿Las posibilidades de ser colaborador? ¡O hasta mi propio jefe! Ante esta terrible situación de inestabilidad económica, incertidumbre y crisis social han surgido y resurgido distintas “salidas” pregonadas por las empresas y hasta por los propios gobiernos.

“Hay que ser creativo y dejar desarrollar la imaginación para colocar tu propio negocio”, “con las redes sociales se puede desarrollar fácil y rápido”. Y así muchísimxs jóvenes vuelcan toda su creatividad y capacidades para lanzarse al emprendimiento. Si tuviste la suerte de poder vender se termina trabajando sin descansos establecidos, al ritmo de la demanda de una clientela extensísima, sin un pago estable ni seguro, sin aportes jubilatorios y compitiendo con enormes marcas que, por supuesto, tienen mayor alcance y mejores precios. Y si en algún momento fracasa, nadie debe indemnizarte. Con argumentos como –“no supiste colocar bien el producto”, o “no era muy rentable”– pequeños emprendedores terminan perdiendo bajo las reglas del capitalismo salvaje.

Bueno, ¿y si nos hacemos “colaboradorxs” de alguna plataforma de repartos?: Pedidos Ya, Rappi, Glovo, etc. Y otra vez “no somos trabajadores de nadie”, somos monotributistas que “pueden ganar ¡todo lo que se planteen!”. Claro, nadie pone límites de horas para bicicletear o andar en moto, ni de velocidad para circular. Ya que cada repartidor debe encargarse de entregar la mayor cantidad de pedidos posibles para poder llevarse unos pesos más. Un tercio realiza más de 45 horas por semana, un 11% realiza entre 40 y 45 horas, y un 22% realiza entre 20 y 40 horas por semana (CIPPEC). Estas condiciones irracionales ya se llevaron varias vidas, y claro, acá hay precarización tal cual comentamos al principio. Mientras tanto, estas empresas se enriquecen con los millones de pedidos que reciben por día a cambio de pagar míseras comisiones. Así es como siendo “colaboradorx” todo pasa a depender de vos. Si estás enfermx y no podés trabajar, no cobrás; si llueve y no podés salir, no cobrás; si tuviste un accidente trabajando y no podés salir, no cobrás. Y por si fuera poco, si te organizas para reclamar, te sancionan dándote de baja la app o te despiden.

Afortunadamente en distintos países, incluido Argentina, se empezaron a organizar lxs trabajadorxs de reparto reclamando justicia por sus compañeros que fallecieron mientras trabajaban, por mejoras en sus condiciones laborales y por aumento de comisiones. Ya que vienen cobrando $55 por reparto desde hace dos años y pagando un monotributo mínimo de $2000, cuando estas empresas no pararon de incrementar sus ganancias, ¡y aún más en la pandemia!

Creemos que ese debe ser el camino a seguir contra estas patronales súper explotadoras, por eso somos parte con nuestros compañerxs repartidores y nos jugamos a que esa organización crezca y se fortalezca.

Otras de las grandes farsas que surgieron en estos últimos tiempos como salida a la crisis son las conocidas “estafas piramidales”. Absurdas desde el comienzo para algunos, pero un halo de luz para miles que se encuentran desesperados por mejorar su situación. Y es que desde el comienzo plantean que se puede llegar a ganar abultadas comisiones y crear tu propia red de vendedores, que a su vez comisionan para vos y así crecer “infinitamente”. Dibujan una realidad, crean una red de seguidores e insisten en que el capitalismo cambió y en que esa es la nueva forma de afrontarlo. Probando “el tipo de trabajo del futuro” miles que entraron a esa red van saliendo de una enorme estafa en la que la venta de productos, de dudosa procedencia y eficacia, los dejó muy lejos de ser millonarixs o grandes empresarixs. Por el contrario, muchxs terminan con enormes deudas.

Una salida de fondo para la juventud trabajadora, precarizada y desocupada

Bien, recorrimos algunos de los caminos que millones de jóvenes atravesamos intentando sortear esta dura realidad. Todos nos dejan lejísimo de las conquistas logradas por años de lucha del movimiento obrero. Entonces, ¿no hay salida? Nosotrxs creemos que sí, pero no dentro del capitalismo. Mientras este sistema siga vigente, no habrá oportunidades para lxs millones de jóvenes trabajadores y de sectores populares; mucho menos luego de la pandemia del Coronavirus. Las multinacionales y bancos junto a los gobiernos intentarán hacer pagar el agravamiento de esta crisis a los más necesitados. Y ahí estamos en el punto de mira, para que con más precarización, ajuste, desempleo, hambre y miseria las patronales no sufran pérdidas entre sus ganancias. Ya antes de la pandemia el 50% de los desocupados éramos los jóvenes.

Es por eso que desde la Juventud de Izquierda Socialista apostamos a una salida de fondo, que sólo se puede concretar con un gobierno de lxs trabajadorxs y el pueblo. Luchamos por el Socialismo en el mundo. Para poder terminar con la desocupación de millones, aumentar salarios, utilizar la tecnología para reducir las jornadas laborales (no para despedir); garantizar nuestros derechos recuperando los sindicatos para que se organicen democráticamente y sirvan para luchar. Para ello es necesario terminar con un sistema en el que un puñado de millonarios acumula cada vez más riqueza y millones de personas somos, cada día, más hundidos en la miseria. Claro, esta propuesta lejos está de ser una salida rápida. Pero la realidad ya demostró hasta el cansancio que todo intento de reciclar al capitalismo, con distintos discursos y proyectos fracasaron.

Nos oponemos a todos los discursos que, como el de Alberto Fernández, proclaman un capitalismo más humano mientras ajustan junto al FMI, no se avanza contra gigantes como Techint que despide a miles, Vicentín que estafa al Estado o Coto que deja que sus empleados se sigan contagiando de COVID-19. Son dos caminos opuestos.

En ese camino es que llamamos a fortalecer a nuestro Partido, para acompañar y salir a luchar con un partido revolucionario como herramienta. Y a fortalecer y desarrollar en todo el país al Plenario del Sindicalismo Combativo (PSC) como polo de referencia para todos aquellos que están saliendo a defender sus puestos de trabajo, salarios y condiciones laborales, mientras son abandonados por las burocracias sindicales peronistas traidoras de la CGT y CTA. Así lo venimos haciendo junto a nuestros compañeros referentes de sindicatos recuperados que se plantaron ante cada ajuste e intento de avanzar contra sus derechos. Entre ellos: Rubén “Pollo” Sobrero y Mónica Schlotthauer en el FFCC Sarmiento, Jorge Adaro y Mariana Scayola en Ademys (Docentes de CABA), y Angélica Lagunas de ATEN Neuquén. También, Mónica Méndez de la CICOP en Provincia de Buenos Aires, y Cristian Luna secretario general de los enfermeros de Tucumán, que son parte del personal de salud que enfrenta, en la primera línea, al Coronavirus y al ajuste.

Por esto queremos fortalecer y hacer grande a la Juventud de Izquierda Socialista, para tomar la posta y que sean estas las principales tareas a desarrollar ante el capitalismo cada vez más salvaje que se vive.

Sabemos que los nuevos planes de ajuste que se vienen obligarán a salir a muchos más, a ellxs invitamos a organizarse junto a nosotrxs para fortalecer al PSC entre los luchadores y barrer a toda la burocracia sindical; y al Frente de Izquierda-Unidad como alternativa política de lxs trabajadores, las mujeres y la juventud.

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