May 18, 2024 Last Updated 6:07 PM, May 18, 2024

Izquierda Socialista

Escribe Pablo Almeida, legislador porteño Izquierda Socialista/FIT Unidad

El gobierno de la CABA busca flexibilizar los protocolos para las clases presenciales en todos los niveles educativos. La ministra de Educación Soledad Acuña, un mes después de una apresurada vuelta a la presencialidad, vuelve a la carga con una de sus clásicas recorridas mediáticas intentando instalar en la agenda la posibilidad de producir cambios en los protocolos sanitarios en las escuelas.

Como correctamente denuncia el combativo gremio de la docencia porteña Ademys, con estadísticas amañadas, Acuña intenta voltear de un plumazo las medidas de cuidado que debieron ser adoptadas para adaptar la presencialidad a una infraestructura escolar que ya resultaba deficitaria antes de la pandemia.

La ministra declaró: “A nivel epidemiológico pudimos corroborar que las escuelas no son lugares donde el virus se propaga”. Así, sin ningún dato ni evidencia que la respalde, busca instalar la idea de que las y los estudiantes podrían concurrir a clases casi con normalidad. 

Para el Gobierno de la Ciudad y su ministra la cifra de más de 1.200 contagios de integrantes de la comunidad escolar desde la vuelta a la presencialidad es una cifra despreciable. Tampoco entra en su radar el inocultable crecimiento de la curva de contagios a nivel general en la ciudad desde el inicio de las clases hasta hoy.

Cualquiera que no conozca a la ministra Acuña y al gobierno de Horacio Rodríguez Larreta podría pensar que lo que sucede es simplemente una mala lectura de los datos y un intento genuino y honesto de avanzar con la normalización de la educación. Pero nada de esto es así. Lo que buscan es que las escuelas cumplan la función de guarderías donde madres y padres dejemos a nuestros hijos y que de esta forma nadie esté dispensado, total ni parcialmente, de realizar sus tareas laborales.

Responden de esta forma a un reclamo que todas las patronales del país vienen realizando hace meses.

Y buscan también seguir avanzando con el ajuste en la educación. Si los niños pueden volver a estar todos juntos en un aula, entonces, como irresponsablemente dijo la ministra, el Gobierno de la Ciudad no tiene que invertir en reformas edilicias ni en ampliación y mucho menos en la construcción de escuelas. Ni tiene que invertir en la cobertura de nuevos cargos docentes y de personal auxiliar.

Desde Izquierda Socialista/FIT Unidad, desde nuestra bancada en la Legislatura porteña, hacemos nuestra la pelea de la docencia junto a madres, padres y el conjunto de la comunidad educativa contra este nuevo atropello del Gobierno de la Ciudad.



Escribe Mercedes De Mendieta, legisladora porteña electa, Izquierda Socialista-FIT Unidad

A partir del impacto nacional que produjo el caso M, la niña de siete años que vivía en la calle con su mamá y que fue raptada durante tres días por Carlos Savanz, se puso en evidencia la situación de miles de niñas, niños y adolescentes que se encuentran sobreviviendo en condiciones de extrema pobreza y vulnerabilidad. La responsabilidad de los gobiernos frente a esta situación es innegable.

Desde que nos enteramos de su desaparición, con Isadora no dudamos en ponernos a disposición de la familia, colaboramos con la difusión del caso en nuestras redes y estuvimos presentes en el corte de la autopista Dellepiane, que fue central para que comiencen a buscar a la niña. Recordemos que la Policía de la Ciudad ni siquiera le había tomado la denuncia a la mamá, quien desesperada fue a la comisaría a decir quién fue y cuándo se llevó a su hija. Esta demora en la toma de la denuncia le permitió al captor sacarla de la ciudad y llevarla a otro distrito en la provincia de Buenos Aires, atravesando gran parte de la zona oeste del conurbano bonaerense.

Lamentablemente, la demora y la falta de recepción de las denuncias son moneda corriente cuando una mamá denuncia que desapareció su hija. Es más, en este caso se perdieron siete horas hasta que las vecinas y los vecinos del barrio tuvieron la valentía de cortar la autopista frente a la inoperancia de la policía. Pero si eso no hubiese pasado, lo “normal” para la policía es esperar cuarenta y ocho horas para tomar una denuncia frente a una desaparición. Y en esas cuarenta y ocho horas claves para cualquier búsqueda las redes de trata que operan con total impunidad en nuestro país sacan a niñas y adolescentes, las transportan a otras provincias y hasta las llevan a otro país.

Esto sucede a diario a la luz de los ojos de cualquier comisario, juez o funcionario que, lejos de tomar medidas para desmantelar las redes de trata, dejan que operen con total impunidad porque se llevan una parte importante de la tajada, ya que es uno de los tres negocios más rentables del mundo junto con la venta ilegal de armas y el narcotráfico. Por todo esto, cuando nos enteramos el jueves a la mañana que la niña había aparecido sentimos una inmensa alegría. Para las feministas encontrar a una desaparecida (luego de tres días) con vida es muy significativo porque no siempre es lo que sucede.

La infantilización de la pobreza crece

Vivir debajo de un puente, expuestas al frío, a la lluvia, al hambre y a todo tipo de violencias no es el deseo de ninguna mamá ni de ninguna niña o niño. Tampoco es la responsabilidad individual de esa persona, sino que es la consecuencia de años de políticas de ajuste que van llevando a la exclusión a cada vez más personas. Esa fue y es la política que llevan adelante todos los gobiernos patronales y por eso aumentan la pobreza, la desigualdad social y las violencias.

En nuestra cotidianidad, vemos cada vez más personas viviendo en la calle y pidiendo algo para comer. Según los datos del Observatorio del Derecho Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), en apenas una década 1,8 millones de niñas y niños se sumaron a los cinco millones que se encontraban en la pobreza en 2011. En ese año las niñas y niños que vivían en hogares que no reunían los ingresos para superar la canasta básica total (medida para determinar el nivel de pobreza) representaban el 40% del total, mientras que a diciembre de 2020 la cifra llegó hasta 64 por ciento. En el mismo período, la indigencia alcanzó a 2 millones de niñas, niños y adolescentes, equivalente al 16% que vive en hogares que no reúnen ingresos para hacerse de los alimentos necesarios para vivir. En 2011 representaban el 6,7 por ciento.

La infantilización de la pobreza, al igual que su feminización, crecen a diario y eso es responsabilidad de los gobiernos que, lejos de atender las demandas más urgentes de la clase trabajadora y de los sectores más vulnerables, miran para otro lado y facilitan el enriquecimiento cada vez mayor de los empresarios y pagan la fraudulenta deuda externa por la que se van miles de millones de dólares afuera, en vez de mejorar la salud, la educación y el acceso a la vivienda de niñas, niños y adolescentes.

 




Escribe Mercedes De Mendieta, legisladora porteña electa, Izquierda Socialista-FIT Unidad

Más allá del despliegue de la policía bonaerense, la Federal y la Policía de la Ciudad, no hubo setenta horas de “intensa búsqueda” como sostuvieron los ministros de Seguridad Berni y Santilli. El llamado al 911 provino de una vecina de Luján y de un camionero, quienes detectaron a Carlos Savans, el captor, y avisaron dónde lo habían visto con la niña.

Tampoco fue una “intensa búsqueda” de setenta horas porque, recordemos, la Policía de la Ciudad no le tomó la denuncia a la mamá y recién lo hizo varias horas después cuando las vecinas, los vecinos y familiares cortaron la autopista. Es decir que todo el show montado durante la búsqueda fue para los medios y no porque les interese buscar a niñas, niños y adolescentes cuando están desaparecidos. Ojalá esa energía la gastaran en desmantelar las redes de trata que operan en el país con total impunidad. Si no lo hacen es justamente porque son parte del negocio de esas redes de explotación sexual.

 




Escribe Adolfo Santos
El anuncio de Cristina Kirchner de renunciar a sus haberes por el cargo que ocupa como vicepresidenta es apenas un intento de disimular los obscenos beneficios de los que gozan los políticos patronales. El mismo día que el gobierno aprobaba la nueva fórmula de movilidad jubilatoria, metiendo la mano en el bolsillo de los más vulnerables, CFK festejaba un fallo judicial que le permitirá cobrar dos pensiones que se estiman en más de 650.000 pesos y obliga al Estado a pagarle 100 millones de pesos en carácter de retroactivos. Un verdadero escarnio si consideramos que la legislación exige, hasta para un discapacitado, que para cobrar otra pensión renuncien a la no contributiva de 14.000 pesos.
Mientras tanto, la miseria crece exponencialmente y seis de cada diez niños viven en situación de pobreza en Argentina. Por eso resulta chocante que políticos patronales vivan en la opulencia, en cuanto se acrecientan las familias en situación de calle, el desempleo, los bajos salarios, la falta de vivienda digna y el acceso a derechos humanos básicos como alimentación, salud o educación. Estas situaciones dejan el doble discurso al desnudo y muestran la disociación de esos políticos patronales y las necesidades del pueblo trabajador pobre.
La renuncia a sus haberes como vicepresidenta no es ninguna demostración de sacrificio en la medida que mantiene suculentas pensiones. Es una vergüenza recibir 650.000 pesos en concepto jubilatorio y declarar que su gobierno no puede aumentarle a los jubilados, que reciben menos de 20.000 pesos. Basta de doble discurso. La vicepresidenta y los políticos patronales deberían recibir un salario igual a la de una directora de escuela con diez años de servicio, tal como planteamos y defendemos desde  de Izquierda Socialista y el FIT Unidad.

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Escribe Claudio Funes

El ex presidente Mauricio Macri ​reapareció en un acto público para presentar, el pasado 18 de marzo, su libro Primer tiempo. Fue el inicio de la campaña de Cambiemos de cara a las elecciones de este año y a las presidenciales de 2023.

Macri presentó su libro que lleva un título futbolero: Primer tiempo. En él repasa, en trece capítulos, sus cuatro años al frente del gobierno. Un período odiado por el pueblo trabajador, que padeció el ajuste, el crecimiento de la miseria y el saqueo. 

Macri comienza el libro ensalzando su propia figura. “Muchos me preguntan cómo hago para no odiar con todo lo que han hecho y dicho. Creo que es parte de la sabiduría que viene con los años. Es un tema en el que he sido un tanto autodidacta”. Busca así presentarse como un hombre bueno y comprensivo con las necesidades populares. Nada más alejado de la realidad. Basta recordar que le robó a los jubilados con su reforma de diciembre de 2017, impuesta a pura represión, siguiendo los dictados de las grandes patronales y el imperialismo. Que hubo tarifazos infernales.  Que los salarios cayeron en picada y que aumentó exponencialmente la desocupación y la pobreza. 

Más adelante en el libro, Macri sigue con sus reflexiones: “El gobernante debe generar espacios de desarrollo, tiene que generar un marco de reglas que le permita al país sacar lo mejor de las personas. Y yo creo que lo mejor es el resultado de la competencia […] Competencia y democracia van de la mano. Allí donde hay libertad para competir la democracia prospera. Una cosa lleva a la otra”. Le preguntamos: ¿lo mejor para quién? Sin duda que no, por ejemplo, para los trabajadores de la construcción, aunque sí para los beneficios de las grandes constructoras, como las corruptas Odebrecht e Iecsa, entonces propiedad de su primo Angelo Calcaterra. Tampoco fue “lo mejor” para la vida de los ultraflexibilizados trabajadores petroleros, sino para las ganancias de las multinacionales petroleras y gasíferas que se quedaron con las riquezas de Vaca Muerta. “Competencia y democracia” son para Macri la libertad absoluta para que las grandes patronales continúen embolsando millones a costa de la miseria del pueblo trabajador.

En su libro, en clave con la disputa electoral que se viene, lógicamente apunta contra el PJ, los gobernadores peronistas y la burocracia sindical: “Fui el primer presidente en 100 años que pasó su mandato completo con minoría en ambas Cámaras”. En realidad Macri no habla de los acuerdos con el peronismo y la burocracia sindical que le permitieron pasar parte de su plan de ajuste gracias a los votos que le brindaron diputados y senadores peronistas, junto con la inacción de la CGT y las CTA que nada hicieron contra sus medidas hambreadoras.

Macri no se arrepiente de ninguna de sus medidas represivas y antipopulares. En referencia al caso Maldonado, reivindica todas las acciones llevadas a cabo por Gendarmería y por la represora Patricia Bullrich: “Cuando apareció el cuerpo y se hizo la autopsia, me dio mucha pena por Maldonado y por su familia, pero también sentí alivio de poder finalmente tener certeza sobre el caso. Y la satisfacción de haber tomado la decisión correcta al no apresurarme a la hora de echar o sancionar a los gendarmes”. Repugnante afirmación, sin duda.

En el capítulo IX llega, finalmente, a hablar sobre la deuda externa y los 50.000 millones de dólares que le pidió al FMI, que terminaron financiando la fuga de capitales de sus amigos. ¿Se autocritica de algo en este punto? ¿Acaso reflexiona sobre porqué aumentó la deuda en 150.000 millones de dólares, llevándola a casi 400.000 millones? Nada de eso. Sólo se arrepiente de una cosa: “si pudiera volver hacia atrás grabaría ese mensaje –se refiere a la cadena nacional anunciando el acuerdo con el FMI– tratando de explicarles mejor a los argentinos de por qué lo hacíamos…”. ¡Increíble!

Primer tiempo es un texto autoproclamatorio y cargado de mentiras, con el que el corrupto Macri busca salir a disputarle votos al peronismo gobernante. Porque se da cuenta que, ante salarios que no alcanzan, una inflación que crece y vacunas que no aparecen, aumenta la bronca contra el gobierno y busca pescar en ese río revuelto. Para esto sale Primer Tiempo, prometiendo “con las enseñanzas adquiridas”, jugar mejor un segundo tiempo. ¿Al servicio de quién? Macri mismo lo dice: “para concretar un paquete global de reformas que necesita el país”.

No tenemos que dejarnos confundir: si ese segundo tiempo llegara a existir, volvería a ser a favor del FMI, las multinacionales y los grandes capitalistas. Las “reformas” serían la flexibilización laboral y más robo a los jubilados. Los trabajadores y demás sectores populares ya sabemos que con Macri, perderemos por goleada.



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