Escribe Adolfo Santos
Este lunes 25 se viralizó un video realizado en Minnesota, Estados Unidos. En el mismo se ve un policía blanco apretando con su rodilla, el cuello de un hombre negro que desesperado imploraba: “Por favor, no puedo respirar”. En medio de la calle, sin importarle la cámara que lo filmaba, ni los pedidos de la gente para que lo soltara, el policía apretó con más violencia hasta que George Floyd dejó de moverse.
La violenta escena causó repudio e indignación. No fue un simple “incidente” como trató de justificarse la policía local en un comunicado, fue un asesinato brutal. “Él parecía drogado”, intentaron justificarse los policías. ¡Mentira! George Floyd trabajaba y estaba desarmado. “Era un trabajador de albergues de nuestra comunidad, se preocupaba por las personas, tenía un gran corazón” declaró un vecino. Su “delito” estaba en el color de su piel. Fue más una víctima del genocidio practicado en los Estados unidos contra la población negra.
Por eso la reacción fue inmediata. Centenas de manifestantes tomaron las calles de la capital, Minneapolis, para manifestar su repudio contra el brutal crimen racista. La policía respondió con gases y balas de goma por lo que los enfrentamientos recrudecieron y acabaron con varios edificios y autos incendiados. Después de tres días de protestas, el alcalde de la ciudad, presionado por una movilización que no se detiene tuvo que reconocer: “George Floyd merece justicia, su familia merece justicia, la comunidad negra merece justicia y nuestra ciudad merece justicia" y pidió que se detenga al agente involucrado.
No puedo respirar
Las palabras que repetía Floyd mientras era torturado por un “supuesto delito”, se han convertido en un grito de la población negra y se multiplican en las pancartas y camisetas de los manifestantes. Este asesinato, recuerda otro caso similar. En 2014, en Nueva York, Eric Garner, otro hombre negro y desarmado como George Floyd, fue muerto por un policía que le aplicó una llave en el pescuezo mientras que Garner le suplicaba: “no puedo respirar”, una frase que repitió once veces sin ser atendido.
Por eso, "I can´t breathe" (No puedo respirar), se ha convertido en un grito de guerra para los activistas que protestan por la brutalidad policial contra los afroestadounidenses. La fuerza de la rebelión contra el racismo en los Estados Unidos, es una demostración de que no se aguanta más este sistema capitalista racista que no se importa con la vida de negros y pobres. Nos sumamos a las protestas contra la policía asesina de Minnesota, las autoridades locales y el gobierno imperialista y racista de Donald Trump. Basta de asesinatos de las comunidades pobres y negras. Justicia para George Floyd!