Escribe Laura Marrone, legisladora (mc) de CABA por Izquierda Socialista FIT-U
El 4 de marzo se fue un pedazo de nuestra historia. Nos dejó Dora Falco, madre de la desaparecida Dorita Falco, estudiante del profesorado de primaria en el Normal 3.
Junto a su compañero y padre de sus hijas, Dora fue de esas madres que golpearon puertas de cuarteles, despachos e iglesias, buscando a su hija durante la Dictadura militar. De las que anduvo en la ronda de los jueves cuando caminarla ponía en peligro la vida de ellas mismas.
En la década del 80 Dora ingresó al histórico MAS de Nahuel Moreno. Y fue la voz de las Madres en nuestros actos. Siendo ya grande, desarrolló una oratoria apasionada, expresión del amor a su hija y a todos los jóvenes que seguían luchando por las causas sociales como lo había hecho ella.
En la década del 90 Dora, ya alejada de nuestro partido, comenzó una nueva militancia: recorrer las escuelas de nuestra ciudad llevando la lucha por la Memoria, Verdad y Justicia a las nuevas generaciones. Para los 24 de marzo, deambulaba hablando a niños de inicial y primaria con su pañuelo blanco. Eran tiempos en que la lucha por la memoria no era política de estado y hablar de estos temas en las escuelas era de una audacia sorprendente. Dorita se sentaba en medio de los salones de actos rodeada de niños en el suelo y comenzaba un relato tan amoroso que, a pesar de ser terrible, llegaba a los corazones con un mensaje de lucha por la justicia.
Dorita dejó a sus hijas y nietos un mensaje de vida que trascendió a su propia familia. Quienes la conocimos, hoy quisiéramos abrazarlos a todos, de cuerpo presente. ¡Hasta la victoria siempre, Dorita!