Escribe Adolfo Santos, Izquierda Socialista/FIT Unidad

El escándalo protagonizado por el dirigente peronista Martín Insaurralde mostrándose junto a una modelo en un lujoso yate en Marbella cuyo alquiler diario rondaría los 11.000 euros, demuestra la descomposición del peronismo y de gran parte de los políticos patronales.

El comportamiento repudiable de Insaurralde indigna por el total descaro. Es un capítulo más de la vida fastuosa que ostenta el entonces jefe de gabinete de Axel Kicillof. Hace años que circulan fotos del palacete que posee en Puerto Madero el intendente en uso de licencia de Lomas de Zamora, con solárium, piscina, sala de juegos y balcones aterrazados con vista al río. ¿No les sorprendía a sus pares peronistas que un simple funcionario se maneje con esos niveles de vida?

¿No le llamó la atención a la cúpula del peronismo la denuncia de que Insaurralde le habría pagado 20 millones de dólares a su ex pareja por divorciarse en una operación realizada mediante una plataforma financiera internacional mientras presenta declaraciones juradas con escasos montos?

Insaurralde no era cualquier dirigente político. Tiene una larga trayectoria en el peronismo que arrancó de la mano de su ex suegro Hugo Toledo, ex ministro de Obras Públicas de Duhalde. Fue secretario privado de Jorge Rossi, ex jefe de la Lotería de la Provincia, lo que le permitió meterse en el lucrativo negocio del juego de azar con el que se relaciona hasta hoy.

Como intendente de Lomas de Zamora se convirtió en uno de los hombres fuertes del conurbano bonaerense, donde se asienta el poder del peronismo kirchnerista. No es casual que después de la derrota electoral de 2021, Cristina Kirchner y Máximo Kirchner desplazasen a Carlos Bianco para encumbrar a Insaurralde como jefe del gobierno bonaerense, desde donde ejerció una gran influencia. Desde ahí reeligió a su delfín, Federico Otermin, actual candidato a intendente de Lomas, como presidente de la Cámara de Diputados provincial, plagada de denuncias por las extracciones millonarias de “Chocolate” Rigau manejando fraudulentamente 48 tarjetas de supuestos funcionarios legislativos. Un escándalo que salpica a todos los partidos patronales, incluida a la ultraderechista La Libertad Avanza.

Insaurralde es la expresión más grosera de la corrupción del peronismo y de los políticos patronales al mejor estilo de la década menemista de los años ´90. Como le enrostró nuestra candidata Myriam Bregman a Sergio Massa en el debate presidencial: “Mientras hambrean al pueblo trabajador, se van en sus yates de lujo a tomar champagne por Europa”. 

Esto demuestra la tremenda descomposición de un peronismo que se presenta como “nacional y popular” mientras hunde a millones en la pobreza aplicando los ajustes de la mano del FMI. Como dijo el “Pollo” Sobrero inmediatamente de conocerse el caso: “Insaurralde se patinó el valor de 70 salarios mínimos en un día de yate”.

Acorralado por las denuncias y el total repudio que causaron las imágenes, Insaurralde renunció a su cargo de Jefe de Gabinete del gobierno de Kicillof y a ser candidato a primer concejal de Lomas de Zamora. “Para que no se me utilice para afectar a mi espacio político en el proceso electoral” dijo, con el objetivo de tratar de salvar a Massa y a Kicillof de una catástrofe electoral.

Estas prácticas corruptas no son patrimonio exclusivo del peronismo. Con mayor o menor desparpajo abarca también al resto de los políticos patronales, como fueron las maniobras fraudulentas del ex presidente Macri para salvar al grupo de su padre por una deuda del Correo Argentino, los créditos sin garantías que el gobierno de Juntos por el Cambio le otorgaba al grupo Vicentin o, la marca mayor, el préstamo de 45 mil millones de dólares del FMI usados por el macrismo para financiar la fuga de capitales, que finalmente terminó convalidando este gobierno.

También es parte de estos esquemas corruptos el ultraderechista Milei. Fue economista jefe de Máxima AFJP, del banco HSBC, que se quedaba con 35% de los aportes por comisiones, ganancias que eran giradas a Londres en vez de beneficiar a los jubilados. Y su más reciente aliado el burócrata Luis Barrionuevo llegó a decir años atrás: “Tenemos que dejar de robar por lo menos por dos años”.

Izquierda Socialista repudia estos hechos de corrupción aberrantes, sean del peronismo, de Juntos por el Cambio o de los ultraderechistas de Milei y compañía que no van a cambiar. En los gobiernos patronales existe una corrupción sistémica donde, salvo casos puntuales, los diferentes sectores se protegen entre ellos perpetuando esa práctica. Un claro contraste con las y los dirigentes del Frente de Izquierda, laburantes que viven de su sueldo, dirigentes del sindicalismo combativo que luchan, no se enriquecen y son perseguidos por las patronales y los gobiernos, y bancas obreras y socialistas que ganan como una maestra.

Solo el Frente de Izquierda con Myriam Bregman a presidenta, Rubén “Pollo” Sobrero a gobernador por Buenos Aires y el resto de luchadoras y luchadores que van en nuestras listas es la única alternativa de cambio en estas elecciones al servicio del pueblo trabajador, las mujeres y la juventud.