Sep 03, 2024 Last Updated 11:24 PM, Sep 2, 2024

Por Prensa UIT-CI

Esta iniciativa, que se organizó desde Brasil, se realizó entre los días 2 al 6 de agosto. Se trata de una actividad vinculada al II Encuentro internacional León Trotsky 2020, que fue suspendido por la pandemia y que está pendiente de realización.

Mercedes Petit, dirigente de Izquierda Socialista y de la UIT-CI, participó en la Mesa redonda “La Historia del Trotskismo”, el 5 de agosto. Junto a José Castilho de Marques Neto (historiador),), Serge Goulart (Esquerda Marxista/PSOL) y fue moderador Marcio Lauria Monteiro.

 

Buenas noches 

En nombre de la UIT-CI (Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional), de Izquierda Socialista de Argentina a la que pertenezco, partido hermano de la CST, integrante del PSOL de Brasil, y el mio propio, agradezco la oportunidad de participar en este evento sobre “Trotsky en permanencia”.

Trotsky fue un dirigente inmenso, que todes aquí conocemos. Por eso voy a ubicar, en este tema de historia del trotskismo una mínima referencia a las décadas del 20 y el 30 del siglo pasado. Desde 1920-21 Lenin y Trotsky comenzaron a combatir la incipiente burocracia del estado obrero revolucionario y las políticas reaccionarias que intentaban aplicar Stalin y su sector en el Partido Comunista de la joven Unión Soviética. 

En el 23-24, Trotsky, ya sin Lenin, encabezó la batalla de la oposición a Stalin. El defendía la continuidad de la revolución de octubre de 1917, de la Tercera Internacional, y del marxismo y el leninismo. Contra la política reaccionaria del socialismo en un solo país y de coexistencia con el imperialismo dominante en el mundo. Y también por la democracia obrera , la independencia de clase y la construcción de los partidos revolucionarios contra el aparato burocrático.

Esa batalla Trotsky la perdió. Pero él nunca la abandonó y en 1938 fundó la Cuarta Internacional. Stalin lo persiguió desde los años 20, hasta que en 1940 logró asesinarlo en México.

Para la Cuarta Internacional esto significó también un golpe fatal. En la posguerra hubo una positiva reorganización, que la encabezaron Michel Pablo y Ernest Mandel. Pero ello, rápidamente, fueron cayendo en políticas equivocadas que abrieron paso a más de 70 años de división, dispersión y marginalidad para el movimiento trotskista. Esa conducción fue abandonando cada vez más el programa y las políticas revolucionarias de la Cuarta fundada por Trotsky. Nacía un revisionismo oportunista ante las direcciones mayoritarias del movimiento obrero y de masas. Se capituló a los partidos comunistas stalinistas, que salieron muy fortalecidos por la derrota del nazismo. Y también se capituló a los movimientos nacionalistas burgueses. Pablo y Mandel abandonaron no solo la lucha por la independencia de clase y antiburocrática, sino también la construcción de los partidos revolucionarios trotskistas. La dirección de la Cuarta, por ejemplo, tuvo la política de hacer el entrismo en el Partido Comunista francés por 25 años. Con la falsa perspectiva de que venía la tercera guerra mundial y los partidos comunistas jugarían un papel revolucionario.

En ese contexto de fines de los años 40 y principio de los 50, comenzó a formarse lo que sería nuestra corriente. La encabezó desde Argentina Nahuel Moreno hasta cuando falleció 1987, Ya en los años cuarenta en el trotskismo argentino se expresaba el revisionismo oportunista ante el peronismo. El grupo que seguía al pie de la letra las políticas de Pablo y Mandel, apoyaba al gobierno burgués nacionalista del general Perón. Al mismo tiempo, Nahuel Moreno y un puñado de jóvenes trotskista como él, daban los primeros pasos para construirse en la clase obrera, que era mayoritariamente peronista. Pero con una política opuesta, defendiendo un programa revolucionario, la independencia de clase y sin dar apoyo al gobierno burgués peronista.

El triunfo de la revolución obrera en Bolivia en abril de 1952 puso al rojo vivo la enfermedad del revisionismo oportunista de Pablo y Mandel, que afectaba a la Cuarta Internacional sin Trotsky. La insurrección obrera dio lugar a la formación de la Central Obrera Boliviana, la COB, a las milicias armadas y a un vigoroso doble poder obrero y campesino. Se formó un gobierno nacionalista-burgués encabezado por Paz Estenssoro, que fue apoyado por la conducción de la COB. Su máximo dirigente Juan Lechin, asumió la vicepresidencia. Se produjo entonces una colosal traición por parte de Pablo y Mandel. El trotskismo boliviano, el POR, era muy fuerte desde los años cuarenta y en 1952 codirigía la COB. El POR aplicó la política criminal de Pablo y Mandel, apoyando al nuevo gobierno burgués.

Nahuel Moreno, desde Argentina, rechazó totalmente esta capitulación al gobierno y levantó la política de que la central obrera, la COB, tomase el poder. Todes sabemos qué ocurrió en Bolivia y la gran oportunidad que perdió el trotskismo. Esta traición y otros hechos dieron lugar a la división de la Cuarta Internacional. Desgraciadamente se siguieron perdiendo oportunidades de crecimiento en distintos países, como en Francia e Inglaterra, donde tenía cierto peso el trotskismo. Y en Ceylan, donde el Lanka Sama Samaja Party era muy fuerte, se apoyó en los sesenta a un gobierno burgués y el trotskismo fue desapareciendo. El propio Pablo se alejó, para transformarse en un asesor del gobierno de Ben Bella en Argelia, cuando triunfó la lucha contra el imperialismo francés.

En el año 63 hubo una reunificación de la mayor parte de las fuerzas trotskistas. Moreno y nuestra corriente ingresamos luego, un año después, en 1964 y en forma crítica. ¿Por qué? Ingresamos porque lo definimos como un hecho positivo que el trotskismo se reunificara alrededor del apoyo a la revolución cubana y de Cuba Socialista. Pero éramos críticos porque al mismo tiempo existía un gran aspecto negativo, peligroso. Moreno alertaba sobre que la reunificación se asentaba en la capitulación al oportunismo y al castrismo. Algunos grupos trotskistas importantes no ingresaron a aquella Cuarta Internacional (Secretariado Unificado). Denunciaban al revisionismo, pero desde un enfoque también equivocado, sectario, al rechazar el carácter socialista de Cuba, a pesar de que la revolución había avanzado ya a la ruptura con la burguesía y el imperialismo y a las expropiaciones. La alerta de Moreno, desgraciadamente, se fue cumpliendo, agravando la crisis y división del movimiento trotskista. Daré dos ejemplos.

Uno: A fines de los sesenta, Mandel y el secretariado unificado dieron para América Latina la orientación, totalmente equivocada, de apoyar el putchismo guerrillero, lo que nosotros calificamos como la “desviación guerrillerista”, de capitulación al castrismo, y que significó un importante retroceso y pérdida de cuadros trotskistas. Moreno la rechazó, manteniéndose fiel a la construcción de partidos trotskistas en Argentina, con el PRT (La Verdad) y luego el PST, bien ligados al movimiento obrero y sus métodos de lucha, 

Dos: En 1979, en Nicaragua, en la lucha contra Somoza, que encabezaba el sandinismo, Moreno impulsó la formación de una brigada para participar en la lucha armada, pero en forma independiente, la Brigada Simón Bolívar. Combatieron en el Frente Sur, y tomaron la ciudad de Bluefields sobre el Atlántico, sin dar apoyo político al sandinismo. En julio de 1979, cayó Somoza y se formó el gobierno encabezado por Daniel Ortega, el actual dictador, y Violenta Chamorro. Mandel apoyó a ese gobierno burgués y apoyó el llamado de Fidel Castro a no expropiar en Nicaragua, a no hacer de Nicaragua una nueva Cuba. O sea, no avanzar al socialismo. En agosto, poco después, el gobierno de Ortega reprimió a la Brigada Simón Bolívar, la expulsó y la entregó a la policía panameña. Ante esto, Mandel y la Cuarta del Secretariado Unificado, rompieron los principios más elementales de la clase obrera y los revolucionarios, apoyando la represión a los trotskistas de la brigada, por parte del gobierno burgués sandinista.

Moreno y nuestra corriente, ante semejante capitulación, nos retiramos definitivamente de la Cuarta del Secretariado Unificado, para seguir impulsando la construcción de los partidos trotskistas internacionalistas en distintos países. Desde entonces llamamos a la reconstrucción de la Cuarta sobre bases principistas, no apoyando a gobiernos burgueses y sin capitular a las direcciones no revolucionarias, aunque encabezaran revoluciones triunfantes.

El estudio y discusión sobre la historia los entendemos como una herramienta para la elaboración de correctas políticas revolucionarias. El debate que planteamos en relación al movimiento trotskista desde la posguerra es actual, sigue en el siglo XXI. Daré tres ejemplos

Primero. En Brasil, sectores importantes del mandelismo dieron su apoyo político al gobierno burgués de Lula y el PT cuando ganó en 2002. Uno de sus dirigentes, Miguel Rossetto, se sumó como ministro para el Desarrollo Agrario. Los morenistas también habíamos estado dentro del PT durante muchos años, pero construyéndonos con una política distinta de la de su dirección, de independencia de clase y revolucionaria. A los pocos meses de asumir el gobierno de Lula, nuestro compañero Babá, que entonces era diputado federal por el PT y dirigente de la CST, junto a Heloisa Helena y Luciana Genro llamaron a enfrentar a Lula y a luchar contra su reforma de la previdencia social. Fueron expulsados del PT, y así surgió el Psol en Brasil.

Segundo. En Venezuela, surgió el chavismo, que abrió una gran confusión en la izquierda. Chávez decía que estaba construyendo el “socialismo del Siglo XXI” mientras entregaba el petróleo y la minería a las multinacionales, en un capitalismo de empresas mixtas. Era un gobierno burgués de conciliación de clases. De doble discurso, que derivó en el actual desastre hambreador y represivo de Maduro.

Distintos grupos trotskistas, entre ellos los seguidores de Mandel, apoyaron al gobierno burgués encabezado por Chávez y su falso discurso del “socialismo del siglo XXI”. Mientras tanto, el morenismo de la UIT-CI construía un partido trotskista en Venezuela, el PSL. Lo encabezaron dirigentes obreros como Orlando Chirino y José Bodas. Sin caer en el sectarismo ante las y los trabajadores chavistas, defendía la independencia de clase y apoyaba las luchas obreras. Tanto es así que tres compañeros dirigentes sindicales y políticos nuestros fueron asesinados en el 2008 por sicarios del chavismo. Hoy el PSL sigue denunciando el falso socialismo de Maduro, de empresas mixtas y ajustes al pueblo, y defendiendo un verdadero socialismo.

Tercero. En Francia la conducción mandelista dilapidó lo que fue la construcción durante décadas de la LCR, orgullo de su corriente. Abandonó el programa revolucionario tradicional, y lo sustituyó por un programa totalmente difuso, o directamente siguió sin ningún programa, borrando explícitamente de sus objetivos la dictadura del proletariado, es decir el gobierno obrero y popular. Y abandonó aquella construcción de aquel partido trotskista para lanzar el NPA, el Nuevo Partido Anticapitalista, una organización amplia, de tendencias permanentes, volcada a lo electoral, que vive de crisis en crisis, y viene retrocediendo.

Por nuestra parte hemos querido presentar algunos trazos de nuestra visión sobre la historia del movimiento trotskista y debates actuales. Con la CST/Psol de Brasil, en Izquierda Socialista en Argentina y también en otros países, seguimos construyendo la corriente del morenismo, ahora con la UIT-CI. Por ejemplo, en Argentina, hemos logrado, formar un Frente de Izquierda, el FITU. Fundado hace 10 años por Izquierda Socialista junto a otros partidos trotskistas como el PTS y el Partido Obrero. Con un programa revolucionario y métodos de consenso y rotación de las bancas, con el cual hemos logrado diputados nacionales y provinciales, y vereadores.  E impulsamos juntos una unidad en lo sindical, para impulsar las luchas y contra la burocracia, el Plenario Sindical Combativo.

Creemos que el legado de Trotsky, y las enseñanzas positivas y negativas de la  historia del movimiento trotskista, que algunas hemos reseñado, nos marcan un camino. Por eso llamamos a unir a los revolucionarios, en primer lugar a los trotskistas, con un programa de independencia de clase, de no apoyo a los gobiernos burgueses, no apoyo a las direcciones reformistas y burocráticas, construyendo los partidos revolucionarios en cada país, en la perspectiva de la reconstrucción de la Cuarta Internacional y por triunfo de los gobierno obreros y populares y un verdadero socialismo en todo el mundo.

Muchas gracias.

 

Respuesta a preguntas y cierre

Han preguntado si Nahuel Moreno tuvo relación con Mario Pedrosa, fundador del trotskismo en Brasil y que asistió en 1938 en Francia a la reunión que fundó la Cuarta, con el seudónimo de Lebrun. Creo que no. Moreno participó del congreso mundial de 1948, y presentó textos con otros dirigentes, por ejemplo, con el inglés Bill Hunter, pero nunca tuve menciones de que hiciera algo en común con Pedrosa, si es que él también asistió a ese congreso.

Por algunas cosas que aparecieron en el chat, como “preguntas” o supuestas citas, hubo un participante que llamó a no hacer caricaturas. No caigamos en falsificaciones, y menos aún en un debate como este, que ha sido tan respetuoso y serio, y con el poco tiempo de que disponemos. Eso de Moreno “etapista”, eso de tirar en el chat citas sacadas de contexto, son falsificaciones, caricaturas, habituales en corrientes que en vez de expresar y defender sus posiciones y polemizar honestamente, se dedican a mentir sobre otros.

Solo les digo que somos la única corriente del trotskismo que tenemos la tranquilidad de decir que nos construimos luchando contra la capitulación de otros trotskistas a la burguesía. A estos asistentes que calumnian en el chat, les digo: vuelvan a mirar el video con mi intervención. Bolivia del 52, Nicaragua del 79. Trotskistas apoyando gobiernos burgueses, en vez de desarrollar la revolución obrera y socialista. ¿Menos “etapistas” que nosotros? ¡Por favor! Hablan de “Moreno etapista”, cuando fue el único que dijo que tomara el poder la COB, el único que hizo una brigada para participar en la lucha por tirar a Somoza, y los sandinistas la echaron porque querían seguir desarrollando la revolución. ¿Eso es “etapismo”?

Y en el siglo XXI, vuelvo al gobierno de Chávez. Numerosos grupos trotskistas apoyaron el falso socialismo del siglo XXI, de Chávez, que devino en Maduro. Si, compañeres, esta es nuestra trayectoria: la independencia de clase, la lucha sin descanso contra la capitulación a la burguesía y a la conciliación de clase, que ha destruido al trotskismo.

Respecto de unir a los revolucionarios, en el final de mi intervención les decía que llamamos a los revolucionarios, en primer lugar a los trotskistas, a unirnos con un programa de independencia de clase, de no apoyo a los gobiernos burgueses, no apoyo a las direcciones reformistas y burocráticas, construyendo los partidos revolucionarios en cada país, en la perspectiva de la reconstrucción de la Cuarta Internacional y por triunfo de los gobierno obreros y populares y un verdadero socialismo en todo el mundo.

Aunque es una experiencia mucho más parcial, vuelvo a mencionar lo que venimos logrando con el FITU desde hace diez años en la Argentina. El FITU, con sus limitaciones, es una unidad de revolucionarios trotskistas, que se construye llamando a la lucha por el gobierno obrero y popular y el socialismo, la independencia de clase, la lucha contra el gobierno, sea  peronista u otra variante patronal, todos los gobiernos burgueses, junto con consignas más inmediatas para los trabajadores, como no pago de la deuda, el aumento salarial, el combate a la inflación, ahora tener vacunas. Entonces lo consideramos un paso muy muy positivo.

Por último, me quería referir al tema tan importante de Cuba, que fue mencionado por los demás panelistas y preguntado en el chat. Nosotros nos solidarizamos con el pueblo cubano que salió a la calle en La Habana y otras ciudades, en rechazo a la desigualdad en la que viven. Creemos que se están dando protestas legítimas y por eso llamamos a la solidaridad internacional con ellas. Por supuesto, como siempre, seguimos repudiando el embargo yanqui, y las maniobras y utilización de la protesta por parte de la derecha cubana de Miami. Pero rechazamos la represión del gobierno del Partido Comunista de Cuba. Por eso pedimos: ¡total libertad para Frank García y otros luchadores detenidos! Basta de represión a las protestas del pueblo.

Porque nosotros rechazamos también la política del gobierno cubano de restaurar el capitalismo con las empresas mixtas con las multinacionales de turismo, de la minería, del tabaco. Son las multinacionales capitalistas imperialistas de España, de Canadá, del Reino Unido, entre otras. Incluso con multinacionales de Brasil. Repudiamos que los trabajadores en Cuba tengan salarios de hambre, de 10 o 20 dólares.

Rechazamos que en Çuba existan tiendas para los ricos, para los que tienen dólares, y ahí si no hay desabastecimiento, no hay problemas. Tiendas para los militares, los funcionarios del gobierno, mientras que los mercados para los pobres, que son la amplia mayoría del pueblo cubano, tienen siempre desabastecimiento. Y cuando están los productos, muchos no los pueden comprar porque su poca plata se acaba en los primeros días del mes. Por primera vez en muchos años el pueblo cubano salió a las calles contra el hambre, contra la miseria, y también reclama el derecho a la protesta. En Cuba está prohibido hacer huelga, está prohibido manifestarse. Reitero entonces, que apoyamos esas movilizaciones del pueblo cubano, y a la vez bregamos para que Cuba vuelva al camino del Che y del socialismo con democracia.

Muy breve, sobre Nicaragua, podríamos decir que el dictador Daniel Ortega vendría a ser la expresión centroamericana del dictador venezolano Maduro. Esos gobiernos capitalistas de doble discurso, que se disfrazan de izquierdistas para reprimir y hambrear en forma cada vez más feroz a sus propios pueblos. Ninguno de los dos tienen nada de progresivo, nada de izquierda ni nada de socialistas. Por eso hemos apoyado y reivindicado la movilización contra Maduro del pueblo venezolano en 2017, por eso construimos un partido revolucionario trotskista en Venezuela, el PSL. Por eso jamás hemos apoyado a Chávez, aunque buscando dialogar y tratando de pelear juntos con los trabajadores y las trabajadoras chavistas, como les decía antes.

Y por eso, así como nos solidarizamos con el pueblo cubano que salió a la calle por su situación de hambre, nos solidarizamos con el pueblo nicaragüense que reclama contra la dictadura de Ortega y su señora.

Bueno, hubiera sido lindo seguir desarrollando otras preguntas, pero se acabó el tiempo. Agradezco muchísimo la participación en este evento de “Trotsky en permanencia”, el intercambio fraternal con José y Serge, la excelente coordinación de Marcio. Muchísimas gracias.

Ver video de Mesa Redonda 3, A História do Trotskismo – Trótski em Permanência 2021

 

Algunos textos de Moreno vinculados a la historia del trotskismo y la permanencia de Trotsky

Ver, en www.nahuelmoreno.org, entre otros:

1953 – Ruptura con el pablismo

1964 – Dos métodos frente a la revolución latinoamericana. Polémica con el Che Guevara

1973 – Argentina y Bolivia, un balance

1973 – El Partido y la Revolución. Polémica con Ernest Mandel

1975 – Revolución y contrarrevolución en Portugal

1980 – Actualización del Programa de Transición

1986 – Nuestra experiencia con el lambertismo (coautor con Mercedes Petit)

Ver también el documental «Nahuel Moreno: Una vida, infinitas luchas«

Los yanquis se retiran al cumplirse veinte años de su invasión a Afganistán. El repliegue yanqui deja al país  hundido en un desastre. Hay una guerra civil en la que los talibanes ya han tomado varias capitales provinciales y siguen avanzando. El presidente Biden culpa a Trump porque acordó con los talibanes la retirada el año pasado.

Escribe Miguel Lamas, dirigente de la UIT (CI)

En febrero de 2020, el gobierno de Trump llegó a un acuerdo con los talibanes (movimiento político religioso islámico que dirige la resistencia) para  retirar a sus soldados en mayo de 2021. El actual mandatario, Joe Biden, estiró el plazo hasta el 11 de septiembre, aunque la mayor parte de las tropas ya se fueron.

El presidente afgano, Ashraf Ghani Ahmadzai, criticó a Washington por haber impulsado “la destrucción de la República” y “legitimar” a los talibanes al haber negociado directamente con ellos en los diálogos de paz.
Por su parte, el secretario de Defensa de Gran Bretaña, el principal aliado de los Estados Unidos, tachó de “podrido” el acuerdo entre los Estados Unidos y los talibanes y afirmó que su país estaba a favor de mantener tropas en Afganistán, pero que no lo haría sin los Estados Unidos.

Afganistán comparte fronteras con China, Pakistán, Irán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán. Hoy, con 38 millones de habitantes, es uno de los países más pobres del mundo. Su principal exportación es el opio, del que es el mayor productor mundial, con 328.000 hectáreas cultivadas de amapolas (para opio y heroína).

Derrota de los Estados Unidos y la OTAN

Veinte años después, y pasados los gobiernos de Bush, Obama y Trump, que mantuvieron las tropas invasoras en Afganistán, el balance no puede ser peor. Los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN dicen haber gastado 1 billón de dólares (1 millón de millones) en mantener un enorme ejército de ocupación. Murieron 2.500 militares yanquis, “contrataron” 3.800 mercenarios y unos 1.500 de otros países de la OTAN.

Las víctimas afganas suman más de 200.000 entre combatientes y civiles. Pueblos completos fueron arrasados por los bombardeos yanquis. Dos millones setecientos mil tuvieron que migrar a Pakistán, Irán, Turquía o Europa, y otros cuatro millones debieron dejar sus casas y pueblos, siendo refugiados internos.

Trump, cuando pactó con los talibanes el retiro de las tropas yanquis, dijo que ya no tenía sentido (para los intereses de los Estados Unidos) seguir gastando dinero en Afganistán. Es decir, los Estados Unidos se retiran derrotados, sin ninguno de sus objetivos imperialistas cumplidos, como también tuvieron que irse de Irak.

¿Adónde va Afganistán?

Los talibanes capturaron este domingo otras tres capitales de provincia.
Este avance se debe, evidentemente, a la retirada yanqui. Pero hay grandes sectores populares que resisten a los talibanes por su programa ultrarreaccionario, en primer lugar de opresión extrema de la mujer. Quieren prohibir que las mujeres estudien y exigen que usen el velo, según su interpretación del Islam. Tampoco tienen un programa antiimperialista de real independencia nacional. Y están profundizando sus relaciones con el imperialismo chino.
Después de veinte años, los invasores yanquis y de la OTAN han dejado un país devastado y dividido, con millones de refugiados. Otro crimen histórico del imperialismo.
Es el pueblo trabajador afgano quien merece la solidaridad internacional para luchar por su independencia y reconstruir su país sin invasores y sin dictaduras.   
 

Escribe Miguel Lamas, dirigente de la UIT (CI)

La invasión comenzó el 7 de octubre de 2001, a menos de un mes de los ataques terroristas en Nueva York, Pensilvania y Washington, que derribaron las Torres Gemelas y dejaron más de 3.000 muertos y heridos.
El supuesto objetivo de la invasión a Afganistán fue “combatir al terrorismo” y capturar a Osama Bin Laden, líder de la organización Al Qaeda, considerado el autor intelectual de los atentados, que estaba refugiado en Afganistán. Con esa excusa, invadió Afganistán e Irak para intentar apuntalar su dominio mundial y apropiarse del petróleo de Irak y Medio Oriente.

Pero, aunque los atentados en los Estados Unidos en 2001 fueron reales, nunca quedaron del todo claros sus orígenes. Años antes, Bin Laden había sido financiado por la CIA y los yanquis le dieron armas y entrenamiento para luchar contra la Unión Soviética en la década del ’80 (cuando la URSS invadió Afganistán). Recién en 2011, en el vecino Pakistán, un comando yanqui capturó, asesinó y arrojó al mar a Bin Laden, aunque nunca se certificó su muerte por la desaparición del cadáver.

Washington contó con el apoyo militar del Reino Unido, Canadá, Australia, Austria, Italia, Nueva Zelanda, Alemania y de otros países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). También contrató ejércitos privados de mercenarios colombianos y de otros países latinoamericanos. Entre todos, llegó a contar con más de 200.000 efectivos con apoyo de su poderosa aviación.
Pero la invasión yanqui, a pesar de los bombardeos y las masacres, un genocidio, nunca pudo quebrar la resistencia de gran parte del pueblo afgano ni consolidar su dominio. Hoy se retiran derrotados.

Escribe Miguel Lamas, dirigente de la UIT (CI)

Los incendios forestales que están asolando el sur de Europa desde julio, y también en los países latinoamericanos, ya sea por la caída de rayos o causados intencionalmente, se extienden cada vez más debido a la sequía y el calor extremo. Los científicos no tienen dudas de que es el cambio climático el principal motivo.  

Muchos de estos incendios, especialmente en los países latinoamericanos, tienen un comienzo intencional. Queman bosques para “liberar” tierras para la agroindustria capitalista o la especulación inmobiliaria.
Estos siniestros, agravados por el cambio climático, tienen a su vez un efecto que acelera el calentamiento global porque los bosques absorben CO2 (dióxido de carbono), gas de efecto invernadero y liberan oxígeno. También cambian el ciclo hídrico, lo que produce prolongadas sequías y lluvias excesivas con inundaciones.

Según el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), publicado el 9 de agosto, los científicos están observando cambios sin precedentes en cientos de miles de años. Algunos, como el aumento continuo del nivel del mar, no se podrán revertir hasta dentro de varios siglos o milenios.

Este informe es realizado por representantes científicos de 195 gobiernos y confirma miles de estudios realizados desde hace medio siglo.
Sin embargo, por los intereses del capitalismo mundial, y de sus enormes multinacionales, no se han tomado las medidas urgentes y de fondo que la situación requiere. No se redujeron las emisiones de dióxido de carbono ni la destrucción de bosques y de ríos afectados por la minería porque los cambios tecnológicos necesarios reducirían las ganancias capitalistas.

Por eso hay que luchar por medidas de fondo en defensa del medio ambiente y para frenar el cambio climático, pero solo podrán tomarse a escala mundial con la destrucción del sistema capitalista y la conquista de gobiernos del pueblo trabajador con un verdadero socialismo que salve a la humanidad de una catástrofe anunciada, planificando científicamente la producción.

 
 
 
 
 
 
 

Escribe Miguel Lamas, dirigente de la UIT-CI

La semana pasada, miles de personas salieron a las calles en todas las ciudades de Guatemala exigiendo la renuncia del presidente, Alejandro Giammattei, y de la fiscal general del Ministerio Público, Consuelo Porras. Estas grandes movilizaciones encabezadas por organizaciones indígenas, estudiantiles, de personal de salud y feministas tienen una relación directa con las protestas del año pasado, que llegaron a incendiar el Parlamento.  

La indignación popular estalló esta vez por la corrupción, pero expresó también los reclamos de los trabajadores y las trabajadoras de la salud, de los indígenas, de las mujeres ante la violencia impune, de los estudiantes y de la población pobre en general por la desatención del Estado ante el desastre de la pandemia del Covid-19.

Hubo una convocatoria para realizar un paro nacional el jueves 29 de julio que partió de diferentes organizaciones indígenas: los cuarenta y ocho cantones de Totonicapán, la Alcaldía de Sololá, el Parlamento Xinca y los pueblos kaqchikel o chortí. Un representante del Parlamento Xinca remarcó que “como pueblo de Guatemala estamos indignados por la situación que estamos viviendo y ya no queremos seguir viviendo en un Estado opresor”.

Las movilizaciones tienen un antecedente reciente. En noviembre del año pasado, otra manifestación de masas prendió fuego el Parlamento después de que se aprobara el presupuesto nacional que congeló las partidas de salud (¡en plena pandemia!) y de educación. Se suprimió la ayuda social por la pandemia, pero se aumentaron las partidas para infraestructura en concesiones, a favor de grandes empresarios, en obras que además son hechas habitualmente con sobreprecios y donde circulan coimas para los funcionarios del gobierno.

El movimiento popular en Guatemala es parte de un proceso de rebeliones en Latinoamérica desde 2019, que tuvo su expresión más importante hace unas semanas en Colombia con la lucha del pueblo contra el gobierno de Duque. En los países latinoamericanos las mayorías populares son ajustadas por gobiernos patronales, cada vez más corruptos al servicio del imperialismo, que descargan la crisis sobre el pueblo trabajador.

A la protesta masiva en Guatemala se unieron miles de mujeres que vienen denunciando los feminicidios impunes y la violencia contra la mujer; trabajadores y trabajadoras de la salud que están en la primera línea de lucha contra la pandemia atropellados en sus derechos, sin medicamentos ni vacunas; estudiantes, y otros sectores populares.

El detonante de estas masivas protestas fue la destitución y huida del país, porque temía por su vida, del fiscal Juan Francisco Sandoval, que investigaba la corrupción en el Estado. Este fiscal tenía apoyo y financiamiento de los Estados Unidos, lo que muestra divisiones entre los capitalistas por el control del Estado y las obras públicas. Pero otras fueron las motivaciones populares.

El 14 de julio el gobierno decretó el “estado de prevención”, prohibió manifestaciones callejeras y huelgas y ordenó militarizar servicios públicos y universidades, con el pretexto del Covid-19, para impedir las movilizaciones en su contra. Pero no le dio resultado.

En un país de 16 millones de habitantes, donde unos 10 millones son pobres, diez familias controlan las grandes empresas mineras, agroindustriales, comerciales y de construcción y el presidente tiene un salario de 18.000 dólares (además de lo que recibe de coimas).

Para continuar la lucha contra el gobierno corrupto antipopular de Giammattei es fundamental la unidad de las organizaciones indígenas, campesinas, obreras, estudiantiles y feministas, en forma independiente de los distintos sectores empresariales y de derecha, para levantar un programa común para que la crisis la paguen los capitalistas y no el pueblo trabajador.

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