Sep 03, 2024 Last Updated 8:26 PM, Sep 3, 2024

Escribe Miguel Lamas, desde Bolivia

El 18 de octubre hay elecciones nacionales en Bolivia. Las encuestas indican que el MAS estaría con alguna posibilidad de ganar en la primera vuelta. Pero aún hay más de 20% de votantes “indecisos” y los que irían por “blanco o nulo”. Si el MAS no llega a 40% y no obtiene más de 10% sobre el segundo, habrá segunda vuelta y ganaría Carlos Mesa, hoy segundo en las encuestas, porque reuniría el voto anti-MAS. Todo esto en medio de una profunda crisis de salud, económica y política, que hace más imprevisibles los resultados.   

El gobierno de facto y reaccionario de Jeanine Añez, en medio de la pandemia, tuvo una política económica desastrosa para la salud y la economía popular, apoyando económicamente a bancos y oligarcas agroindustriales. A esto se sumó una desenfrenada corrupción, que incluyó la compra de respiradores en España con enorme sobreprecio y que no sirvieron, y no entregando siquiera el mezquino presupuesto previsto para los hospitales.

Bolivia, según cifras oficiales, es el tercer país del mundo en muertes por habitante de coronavirus. Pero puede llegar a ser el primero de esa macabra lista, un informe que publica el diario yanqui New York Times revela que las cifras reales de fallecidos “en exceso” en Bolivia, en relación con otros años, presumiblemente lo son por coronavirus.

El último que apague la luz

Añez tuvo que renunciar a la candidatura a la presidencia en las próximas elecciones, no pasaba de 10% en las encuestas. Cada semana se va algún ministro. Todos los que la apoyaron al principio, incluyendo los candidatos Carlos Mesa y el ultraderechista Luis Fernando Camacho, y hasta su partido, el Demócrata, pasaron a la oposición, con duras críticas públicas, ante el abrumador rechazo popular a su gobierno.

El MAS fue cómplice del gobierno desde el Parlamento ya que no hizo ninguna ley, teniendo la mayoría de dos tercios, a favor de la economía popular y la salud. Pero, por supuesto, también denuncia duramente a Añez.

Elecciones en medio de la crisis

En este contexto, se llega a las elecciones con importantes luchas obreras contra los despidos, y de los trabajadores y trabajadoras de la salud por sus derechos laborales, por abastecimiento a los hospitales, etc. Luchas que no tienen el menor apoyo de la Central Obrera Boliviana.

Hay siete frentes electorales, de los que solo dos compiten por la presidencia, Luis Arce (MAS, 40% de votos válidos en encuestas) y Carlos Mesa (Comunidad Ciudadana, 32% de votos válidos), y un tercero, Luis Fernando Camacho, de ultraderecha (16%), y más de 20% de ciudadanos que no contestan o declaran voto nulo o blanco. Para que no haya segunda vuelta el primero tiene que superar 40% de votos válidos, no cuentan blancos o nulos, y tener más de 10% de diferencia sobre el segundo.

Aunque parece lo menos probable, el MAS podría ganar en primera vuelta. Si hay segunda vuelta, se supone que Carlos Mesa ganaría al reunir el conjunto de los votos anti-MAS.

El MAS mantiene una fuerte votación

El MAS gobernó desde 2006 y llegó a sacar 64% de los votos en 2014, sufrió un importante desgaste ante el derrumbe de los precios de los hidrocarburos, por su falso “socialismo andino” que no cumplió con una verdadera nacionalización del gas ni de la minería, pactó con la oligarquía agroindustrial y con las multinacionales mineras (Sumitomo) y del gas (Repsol) a las que les dio cada vez más ventajas. Incluso apeló en diversas circunstancias a la represión contra trabajadores e indígenas y a someter a sus organizaciones.

Por eso, un sector numeroso de trabajadores rompió con el MAS. Sin embargo, el desastroso gobierno de Añez y la falta de alternativas electorales le permiten al MAS conservar el voto de grandes sectores populares, campesinos, indígenas y trabajadores precarizados, que no quieren a la derecha en el poder. Y de alguna forma confían en que vuelva la relativa bonanza económica de los primeros años del gobierno del MAS por los altos precios internacionales del gas y los minerales.

Arce y Mesa hacen campaña con promesas en el aire, sin mencionar lo que harán con el dominio económico decisivo de las multinacionales del gas y la minería y el agronegocio terrateniente, ni con qué medidas podrán evitar la crisis económica cada vez más grave que se descarga sobre el pueblo trabajador.

Todo indica que, gane quien gane, Mesa o el MAS, será un gobierno de crisis y no al servicio del pueblo trabajador y los campesinos. Tampoco se puede descartar una crisis poselectoral inmediata por un resultado confuso, denuncias de fraude, etc.

Voto nulo o blanco y construir el Partido de los Trabajadores

El Partido de los Trabajadores (PT), que integra ARPT sección de la UIT-CI, fundado por un congreso de la COB en 2013, hoy en reconstrucción, que no tiene legalidad electoral, llama al voto blanco o nulo.

El PT considera que tanto Mesa como Camacho expresan fuerzas abiertamente antipopulares proimperialistas, que se disfrazan de “democráticas”, y que el MAS, aunque conserva parte de su base popular, campesina y obrera que no quiere a un gobierno derechista, es un falso socialismo que ya fracasó. Su candidato, Luis Arce, fue el ministro de Economía del MAS que traicionó la Agenda de Octubre y mantuvo las transnacionales dueñas del gas. Ahora sigue sosteniendo un plan claramente capitalista para volver a acordar con las multinacionales y el agronegocio, como lo hizo en su anterior gobierno, pero en una situación económica nacional e internacional mucho peor.

Por eso el llamado del PT es al voto blanco o nulo y a la lucha por unir a los trabajadores de la ciudad y el campo para construir una alternativa detrás de sus propios intereses de clase, enfrentar el ajuste capitalista antipopular, expropiar a las multinacionales y los grandes latifundios, impulsar una economía popular apoyando la producción agraria campesina y una industrialización que respete a la naturaleza y defender los derechos laborales y de los indígenas, por un gobierno del pueblo trabajador basado en asambleas populares. 

La Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta internacional (UIT-CI) está organizando para el sábado 17 de octubre a las 12, hora de Argentina, un encuentro de mujeres virtual en el que se destacarán las luchas feministas en este contexto de pandemia. Podés inscribirte aquí

La combinación de la pandemia del Covid-19 con la actual crisis económica del sistema capitalista imperialista incrementa las desigualdades de género: mayor feminización de la pobreza, un notable aumento de las tareas de cuidado y trabajo reproductivo, crecimiento de la violencia de género, que se suma a nuevos impedimentos en el acceso a la salud reproductiva y los derechos sexuales. Estas son las políticas que el imperialismo y todos los gobiernos del mundo están llevando adelante para descargar la crisis capitalista sobre las espaldas del conjunto de la clase trabajadora y que pesan más sobre las mujeres. Por eso, la lucha feminista y la organización de las mujeres de manera independiente es crucial para enfrentar estos ataques.

Te invitamos a participar del encuentro internacional de mujeres organizado por la UIT-CI de manera virtual en el que estarán presentes compañeras de distintos países. Contaremos con la voz de mujeres latinoamericanas y del Caribe, de los Estados Unidos, Europa y Medio Oriente. No te pierdas la oportunidad de escuchar y debatir con las protagonistas de las principales luchas feministas del mundo.

Venezuela. Protesta nacional del magisterio

Organizaciones sindicales del magisterio convocaron a una protesta nacional el 5 de octubre, que se cumplió en dieciséis estados, exigiendo un salario que cubra la canasta básica, el cumplimiento del contrato colectivo y la garantía de condiciones laborales para el inicio del año escolar a distancia en medio de la pandemia de Covid-19.

La corriente sindical Ccura acompañó la protesta en Caracas y otras ciudades. Los maestros y maestras sufren, como el conjunto de la clase trabajadora, el paquete antiobrero de Maduro, agravado por las sanciones económicas de los Estados Unidos. Cobran salarios que no llegan a 3 dólares al mes y han perdido un conjunto de beneficios laborales de su contrato colectivo.


Chile. Denunciamos la represión contra el MST 

El MST (UIT-CI) denuncia que el jueves 1° de octubre, camino a la importante conferencia pública que hizo el Comando por la Asamblea Constituyente libre y soberana en Plaza Dignidad al mediodía, Carabineros detuvieron a compañeros de nuestro partido que fueron a la Tercera Comisaría para un control de identidad y les robaron las banderas. El MST denuncia este nuevo acto represivo que demuestra que el gobierno de Piñera ha dado órdenes directas de que las organizaciones de izquierda, activistas y luchadores sociales sean tratados como delincuentes. El MST denunció que Piñera mantiene a 2.500 presos políticos de la protesta popular con montajes judiciales basados en acusaciones falsas y exige la libertad de los presos y presas por luchar.


Brasil. Baba candidato a concejal en Río

La Corriente Socialista de los Trabajadores (CST) - UIT-CI, como parte del PSOL (Partido Socialismo y Libertad), lanzó la campaña “Baba para vereador (concejal) de Río”, centrada en la denuncia contra el desastre de la salud y el económico que afectan a los trabajadores y el pueblo de Río de Janeiro y en la construcción de una alternativa de oposición radical a la extrema derecha gobernante en Brasil.

El volante del lanzamiento de la candidatura señala que, además de votar, hay que seguir la lucha contra la anulación de los derechos laborales, contra la destrucción de los servicios públicos, para garantizar presupuestos suficientes en salud y educación, para lograr el no pago de la deuda pública a los banqueros y el impuesto a las grandes fortunas para defender el salario y el empleo.

Escribe Simón Rodríguez, dirigente del Partido Socialismo y Libertad (PSL), sección venezolana de la UIT-CI

La primera cumbre virtual se realizó entre el 18 y el 20 de septiembre. Con la presencia de intelectuales moderados y celebridades, el agrupamiento es un intento de reciclaje de proyectos ampliamente superados por las experiencias políticas concretas de los pueblos y los trabajadores, en vista del agotamiento de la “marea rosa” latinoamericana, el hundimiento de Syriza en Grecia, la negativa de Sanders a romper con el Partido Demócrata y las rebeliones populares que recorrieron gran parte del mundo en 2018 y 2019.

La plana mayor de la Internacional Progresista incluye al afamado lingüista anarquista Noam Chomsky, el senador socialdemócrata Bernie Sanders; Cornel West, de los Demócratas Socialistas de Estados Unidos; el ex ministro de Finanzas griego Yanis Varoufakis; las escritoras Naomi Klein, de Canadá, y Arundhati Roy, de India; la primera ministra de Islandia, Katrin Jakobsdóttir; la ex alcaldesa de Barcelona Ada Colau; el candidato presidencial Luis Arce y el ex vicepresidente Álvaro García Linera, del MAS boliviano; Andrés Arauz, candidato presidencial del correísmo en Ecuador; el ex presidente brasileño Lula da Silva y su ex canciller Celso Amorim; el ex alcalde y ex candidato presidencial colombiano Gustavo Petro; la ministra argentina Elizabeth Gómez; el diputado chileno Giorgio Jackson; el filósofo camerunés Achille Mbembe; el intelectual chavista Vijay Prashad, de India; Víctor Santa María, del sindicalismo peronista, y la embajadora Alicia Castro, de la Argentina, entre otros.

Los discursos de Chomsky y Varoufakis reflejaron las limitaciones del proyecto. Para Chomsky, hay dos internacionales en proceso de formación, una internacional reaccionaria, encabezada por Trump, que incluye a Bolsonaro, el dictador egipcio Al Sisi, a los gobiernos de Israel y la India, a las multilaterales financieras como el FMI y el Banco Mundial, y al primer ministro derechista húngaro Victor Orban. Su rasgo característico sería su autoritarismo. La Internacional Progresista tendría su bastión entre los “movimientos populares”. En el mundo actual predominaría el neoliberalismo de Reagan y Thatcher, y una de las tareas primordiales de la Internacional Progresista sería “asegurar que todos entremos en pánico ahora y actuemos en consecuencia”. Desde esa concepción cabe esperar que los gobiernos capitalistas “democráticos” sean susceptibles de reaccionar a estas alarmas “progresistas”.

Varoufakis, por su parte, instaló la noción de que ya estamos entrando en una etapa poscapitalista, el dilema es si su economía “será autoritaria y oligárquica o democrática y social”. Ante el desastre ambiental, planteó un “acuerdo ecológico internacional” que, con un presupuesto de 8 billones de dólares anuales, podría llevar a cabo la transición de las energías fósiles hacia las energías renovables, disminuir el consumo de carne y apostar a los alimentos orgánicos. Considera que se trata de un reto análogo a la reconstrucción de Europa luego de la Segunda Guerra Mundial, aunque no solo se trate de reconstruir sino de crear nuevas tecnologías.

Si Varoufakis afirma que el “capitalismo no es compatible con la supervivencia de la humanidad”, la tibieza de sus propuestas no corresponde a esa sentencia. Llama a identificar a empresas multinacionales específicas “que abusan de los trabajadores” y realizar jornadas de boicot, por ejemplo, a Amazon. ¿Cuáles multinacionales no abusan de los trabajadores? El problema de la burocracia sindical y las necesidades organizativas de la clase trabajadora se eluden por la vía del boicot, es una falsa salida. Varoufakis cree que “el mundo del dinero y las finanzas está desvinculado del mundo de la producción” (!) y que la salida estratégica es un “socialismo de mercado” (?) bajo el principio de “un empleado, una acción, un voto”.

Como puede verse, su eje teórico es la democratización del capitalismo, y su antagonista no es la clase capitalista en su conjunto sino solo la tendencia que representa Trump. No es casual que al Movimiento Democracia en Europa (DiEM25), del que Varoufakis es referente, apoyado por Ada Colau, Baltasar Garzón, políticos verdes y filósofos como Toni Negri y Slavoj Zizek, lo animen ideas como la de democratizar a la Unión Europea.

Es inocultable la gravedad de esta encrucijada histórica en la que se superponen la crisis sanitaria de la pandemia del Covid-19, una recesión económica mundial, la degradación ambiental y el calentamiento global. Para los revolucionarios, la salida de fondo es que gobiernos de la clase trabajadora establezcan a nivel regional y mundial una economía socialista, democráticamente planificada con criterios de sostenibilidad, al servicio de las mayorías populares. Para los autodenominados progresistas, lo posible son las reformas en el marco capitalista, democratizando los Estados burgueses, las multilaterales como el FMI e incluso a las propias empresas transnacionales.

En todo caso, no se trata de meras diferencias teóricas. La experiencia concreta de los pueblos latinoamericanos con gobiernos “progresistas” como los de Correa, Evo Morales, Lula da Silva, Cristina Kirchner, Pepe Mujica, Chávez y Maduro ha concluido en fracasos plagados de corrupción, entreguismo y depredación ambiental atroz, lo que allanó el camino a la más rancia derecha en el continente. Ninguno de estos gobiernos intentó superar las relaciones de explotación capitalista, todos pactaron con el imperialismo y las burguesías nacionales. La mayoría de esos gobiernos, incluso, enviaron tropas de ocupación a Haití. El chavismo se abstuvo de hacerlo, pero en cambio propició los negociados corruptos de Petrocaribe con los gobiernos títeres de la misma ocupación militar de la ONU en Haití. En las luchas populares de 2018 y 2019 el “progresismo” jugó un rol nefasto. Por ejemplo, Giorgio Jackson y la mayoría de los diputados del Frente Amplio chileno, en plena rebelión popular contra Piñera, pactaron para mantenerlo en el poder, llegando a votar a favor de instrumentos represivos, como la llamada “ley anti saqueos”. La frustrante experiencia de Syriza en Grecia o de Ada Colau en Cataluña, entre otras, dejaron resultados similares.

Si el progresismo de la nueva organización está bastante desteñido, su internacionalismo es una caricatura aún peor. El escritor y ex preso político sirio de izquierda Yassin al-Haj Saleh aceptó en abril la invitación a participar en la Internacional Progresista. Pero al enviar su primera carta abierta a la página Wire, órgano de la Internacional Progresista, fue censurado y excluido sin explicaciones. No toleraron su crítica a las capitulaciones de distintos sectores de la izquierda a la dictadura siria, la apología vergonzosa de la agresión militar rusa y la indiferencia hacia el mayor crimen internacional del presente siglo, que ha llevado a más de seis millones y medio de personas al exilio, alrededor de 30% de la población siria, país ocupado militarmente por Rusia, Irán, Estados Unidos, Israel y Turquía, así como por milicias pakistaníes, libanesas, iraquíes y de otros países. Los revolucionarios venezolanos nos solidarizamos con Yassin al-Haj Saleh pues hemos comprobado que en nuestro país los miles de muertos por ejecuciones policiales, los millones de trabajadores oprimidos por relaciones de semiesclavitud con salarios mensuales de 2 dólares tampoco cuentan para esa pseudoizquierda. La ignorancia y la prepotencia intelectual “progresista” se combinan para producir una hostilidad profunda hacia el pueblo trabajador venezolano, aislándolo de la necesaria solidaridad internacionalista, como ocurre con el pueblo sirio.

Tal es la bancarrota política y moral que exhibe la Internacional Progresista. En la antología del reformismo puede ocupar un lugar próximo a fracasos como la “quinta internacional” de Chávez, el Foro de San Pablo o el Grupo de Puebla. No es la organización internacionalista que necesitamos para superar revolucionariamente a este sistema capitalista de explotación humana y depredación ambiental.

Escribe Miguel Lamas

El Estado genocida de Israel, mientras masacra al pueblo palestino, se fortalece exportando su tecnología militar a todo el mundo, en gran parte a países latinoamericanos, cuyos gobiernos firmaron acuerdos para la compra de insumos bélicos y policiales. Guatemala, Chile, Honduras, Colombia, Bolivia, Paraguay, Panamá, Uruguay y la Argentina están entre los países que adquieren implementos represivos y reciben capacitación policial y militar de Israel. Estas tecnologías ya se están aplicando para reprimir, como ocurrió recientemente en Chile y Colombia, donde hubo muertos, heridos y torturados con los mismos métodos que usa Israel contra los palestinos. Es de destacar que parte de estos acuerdos se firmaron en la Argentina durante el gobierno de Cristina Kirchner y también incluyen a empresas privadas de seguridad civil.

El sábado 3 de octubre, a las 17 de la Argentina, se  inicia la campaña regional por el embargo militar a Israel con el objetivo de denunciar estos acuerdos y exigir su inmediata anulación.

Organizaciones sociales y políticas y artistas de  Latinoamérica y de Palestina han convocado a esta campaña. Izquierda Socialista y la UIT-CI, a escala internacional, adhieren como parte de nuestra permanente solidaridad con la lucha por la liberación del pueblo palestino.

Nuestro semanario. En el que te acercamos el reflejo de las luchas del movimiento obrero, las mujeres y la juventud, además un análisis de los principales hechos de la realidad nacional e internacional.

Es una herramienta fundamental para fortalecer a Izquierda Socialista y al Frente de Izquierda.

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