Como siempre, en la reunión de la Asamblea General de la ONU el premier israelí Benjamín Netanyahu en su discurso del 1º de octubre se presentó como víctima. La mayor parte de su intervención la dedicó a criticar el acuerdo nuclear firmado entre Estados Unidos, otras potencias e Irán. Sin embargo, escondió que ese acuerdo le garantiza a su estado invasor seguir siendo el único poseedor de poderío militar nuclear en la región, protegido por el propio Obama. Y por supuesto culpó a la dirigencia palestina por no avanzar en "acuerdos de paz", mientras fue él mismo quien en vísperas de las elecciones generales de marzo renegó explícitamente de los acuerdos que supuestamente deberían permitir la existencia de "dos estados".
Por su parte Mahmud Abbas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina había denunciado que nunca Israel cumplió ninguno de los ya casi olvidados "acuerdos de Oslo" firmados en 1993. Abbas pidió protección internacional para el pueblo palestino.
Sin duda, la agresión del invasor sionista contra los palestinos se ha venido agudizando, en particular en Cisjordania. Se incrementó la radicación de israelíes en tierras que supuestamente estarían reservados a los palestinos, se siguen levantando muros, y los colonos están cada vez más agresivos. El 31 de julio fue estremecedora la noticia de un grupo de colonos que incendiaron la vivienda de una familia palestina, dando lugar a la muerte de un bebé de 18 meses e hiriendo gravemente a los padres y hermanitos. Desde entonces se vienen incrementando los ataques y agresiones. Y se sumó el intento israelí de impedir la presencia de palestinos en la explanada de las Mezquitas en Jerusalem, en particular en la mezquita de Al Aqsa, uno de los principales lugares sagrados de los musulmanes.
El descontento entre los palestinos viene en aumento. Se han producido ataques individuales de palestinos contra israelíes, varios de ellos con simples cuchillos. Y las movilizaciones arrojando piedras. Netanyahu ha redoblado su apuesta represiva. Ha autorizado la utilización de armas de fuego contra los jóvenes que arrojan piedas, habla de "ataques terroristas" ante esas piedras o cuchillos, viene demoliendo las casas de familiares de palestinos exterminados por sus tropas. Jerusalem, Nablus, Ramalla y otras ciudades son escenarios de crecientes enfrentamientos. Algunos medios y comentaristas se preguntan si se están transitando los primeros pasos hacia una nueva "intifada".
En las Naciones Unidas ahora también flamea una bandera palestina (para furia de los invasores). Pero ese llamado a la "protección internacional" que hizo Abbas en ese ámbito no pasará de las declaraciones, alguna denuncia y los llamados a "ambas partes", sin distinguir entre las verdaderas víctimas, el pueblo palestino, y sus victimarios, el estado invasor.
Son los luchadores democráticos y los trabajadores y los jóvenes de todo el mundo quienes tienen que tomar en sus manos la protección al pueblo palestino. Artistas e intelectuales de numerosos países se vienen sumando al boicot. Impulsemos la ruptura de relaciones de los gobiernos con Israel y la solidaridad con la lucha heroica con el pueblo palestino.
UIT-CI 12 de octubre de 2015