Escribe Liliana Olivero, precandidata a diputada nacional Izquierda Socialista/FIT Unidad

El 23 de julio son las elecciones municipales en la ciudad de Córdoba. El PJ las despegó de las provinciales, cuyos resultados dejaron a la vista la baja participación del electorado y una diferencia mínima entre el peronismo cordobés y Juntos por el Cambio.

Con la misma política de ajuste y endeudamiento que utilizaron para la campaña peronista de Llaryora, actual intendente y gobernador electo, el PJ utilizó fondos públicos para montar una multimillonaria campaña pagada con plata de los cordobeses, como lo denunciamos a través de nuestra concejala Laura Cubas. Así instalaron la candidatura de Daniel Passerini, actual viceintendente, para la intendencia.

Esos fondos y el despilfarro en obras no prioritarias se deberían haber invertido en mejorar los servicios públicos como calles intransitables, pésimo alumbrado público, desbordes cloacales y/o falta de ellas en centenares de barrios; en terminar con un servicio de transporte caro y deficitario manejado por empresas privadas para que pase al sector público bajo control de sus trabajadores y usuarios; plata para abastecer de insumos a los centros de salud, o para salarios dignos para los equipos de salud y del conjunto de las y los municipales junto al pase a planta de los seis mil precarizados (entre ellos los chalecos celestes). Todas las propuestas que sostenemos desde Izquierda Socialista/FIT Unidad.

La gestión de Llaryora y Passerini ha avanzado, además, en obras de destrucción ambiental, en beneficio del desarrollismo urbano. Nuestra banca se ha hecho eco del reclamo de los vecinos en defensa de la preservación, la ampliación y la creación de reservas naturales y ecológicas para cuidar lo poco que nos queda de bosque nativo.

También se postula la oposición patronal de Juntos por el Cambio, con el radical De Loredo, espacio que ya gobernó en una de las peores gestiones que recuerden los capitalinos, por el despilfarro de recursos, la falta de obra pública y los escándalos con el transporte público.

Son las dos caras de la misma política de privatización, saqueo, ajuste y represión. En el Concejo no hay grieta entre peronistas y radicales: destinaron millones a contrataciones de artistas y empresas de espectáculos privadas para eventos públicos; aprobaron el “narco-test” (test para candidatos) cuando no combaten el narcotráfico o llevan en sus listas candidatos envueltos en escándalos por este tema; o pretenden entregarle a la Iglesia católica terrenos fiscales en los que podrían construirse viviendas populares, refugios para personas en situación de calle o mujeres en situación de violencia. Estos partidos patronales están a la espera de aprobar la criminalización de la protesta social, al estilo de Jujuy, de crear e imponer fuerzas represivas municipales o de echar mano de cualquier otro proyecto en contra de las mayorías populares y a favor del empresariado rico.

Desde Izquierda Socialista/FIT Unidad nos opusimos y denunciamos públicamente estos manejos, proponiendo proyectos que den solución a las graves problemáticas que atraviesa nuestra ciudad en lo económico, en la infraestructura y servicios, en lo ambiental, entre otras. Junto a un plan económico alternativo provincial y nacional que invierta las prioridades para atender a las verdaderas necesidades del pueblo trabajador y sectores populares.

Por eso este 23 de julio vamos por la renovación de la banca con Laura Vilches (PTS) intendenta, Laura Cubas (Izquierda Socialista) concejala.
 
 

Candidatas y candidatos del FIT Unidad que son parte de la lista 136 A “Unir y Fortalecer la Izquierda” cuya fórmula presidencial encabezan Myriam Bregman y Nicolás del Caño.

Adriana Astolfo, precandidata Diputada nacional Lista 501 A

Docente de lengua y literatura, jubilada, madre de tres hijas y dos hijos, abuela de un nieto y una nieta.

Su familia tuvo que emigrar a Santa Cruz, por la persecución de la Triple A. Su padre, Luis Astolfo, reconocido y recordado dirigente sindical comunista y secretario general de los trabajadores de Gas del Estado, fue detenido en Río Gallegos dos días después del golpe genocida de 1976. Y trasladado a la U6 de Rawson,

En Pico Truncado, zona norte petrolera de Santa Cruz fue parte de la lucha del 2007, como docentes autoconvocados porque la filial de Adosac estaba intervenida. En ese mismo año, funda con sus compañeros y compañeras de lucha la  Naranja de Pico Truncado. En el 2010 ganan la filial l. La huelga docente de 2011 tuvo su epicentro en la zona norte, con cortes y represión en la ruta petrolera. Ese año ingresan a Docentes en Marcha Nacional y Adriana funda Izquierda Socialista Santa Cruz, junto a activistas docentes. Tiene el orgullo de que su padre se incorporó y fue candidato de nuestro partido. Desde Pico Truncado forman la Naranja Docentes en Marcha en varias filiales de la provincia, hoy dirigiendo las de San Julián y Pico Truncado, donde Adriana es la nueva secretaria general.


Luis Diaz, precandidato Vicegobernador Lista 703

Luis Fernando Díaz, 51 años, nacido en Metán, provincia de Salta.

Profesor de Física y Matemáticas, emigra a Santa Cruz donde desde 2001 trabaja en Río Gallegos. Casado con Andrea, también docente, con quien tiene dos hijos.

Desde su llegada participó en diferentes procesos de lucha social, enfrentando la política del kirchnerismo. Como parte del movimiento de los caceroleros de Río Gallegos, fue reprimido por el “Comando Néstor Kirchner” en la tristemente célebre “noche de la arenga”.

Se sumó al PO y participó activamente en el santacruceñazo en 2007. Luego de la heroica huelga docente de 2011 se acerca a la agrupación Docentes en Marcha y en 2014 ingresa a Izquierda Socialista, donde es el principal referente de Río Gallegos. Con Docentes en Marcha fue cofundador de la Multicolor docente santacruceña y este año derrotaron a la burocracia Lila en la elección a Congresales provinciales en la filial Río Gallegos de Adosac.

María Meza, precandidata Diputada nacional Lista 504 A
Es parte de la lista 136 A “Unir y Fortalecer la Izquierda” cuya fórmula presidencial encabezan Myriam Bregman y Nicolás del Caño.

María es docente en Río Grande, Tierra del Fuego, donde vive con su compañero Hugo y sus tres hijos.  

Comenzó su militancia a los veinte años en Florencio Varela, provincia de Buenos Aires. Luego se trasladó a Comodoro Rivadavia y a Caleta Olivia. En el 2003 participó de las asambleas de desocupados y desocupadas desplazados por las privatizaciones que reclamaban por el derecho al trabajo, en cortes de rutas, toma de tanques de petróleo y de la municipalidad en Caleta. Luchas que costaron la libertad de las y los compañeros, entre ellos la de su pareja. Encabezó la campaña por la libertad de las y los detenidos, con su hijo de dos años y su hija recién nacida. Al mismo tiempo, luchó por las presas de la legislatura y por los compañeros de Las Heras.

En 2006 se trasladó a Tierra del Fuego. Forma parte de la agrupación La Roja y es delegada escolar y congresal del Sindicato de Trabajadores de la Educación (Sutef) en defensa de la escuela pública. Integra el movimiento por los derechos de las mujeres y diversidades desde La Roja Mujer, reclamando por presupuesto para la prevención y erradicación de la violencia de género. Es una de las promotoras del  Atlanticazo contra el extractivismo y por el Mar Libre de Petroleras en la isla, y constructora de la agrupación Ambiente en Lucha.

Escribe José Castillo, candidato a legislador porteño Izquierda Socialista/FIT Unidad

Desde Unión por la Patria se argumenta que habrá que votar a Massa porque con Juntos por el Cambio se viene “el ajuste y la represión”. Nada más alejado de la realidad: con un futuro gobierno peronista continuará el ajuste, garantizado con el doble discurso, la complicidad de la burocracia sindical y también con represión.

Es cierto que Juntos por el Cambio plantea explícitamente avanzar en un mayor ajuste y llevarlo adelante si es necesario por medio de la represión. Frente a esta realidad, muchas compañeras y compañeros de trabajo, estudio, o vecinos de los barrios populares se preguntan si aún sin tener ninguna expectativa y hasta “tapándose la nariz” no habría que votar a Sergio Massa. En definitiva, si el peronismo no es un “mal menor” frente al ajuste y represión que promete la oposición patronal en todas sus vertientes.

El peronismo también está ajustando, y lo seguirá haciendo en el futuro

Hace casi cuatro años, Alberto Fernández llegó al gobierno prometiendo “terminar con el ajuste macrista” y “llenar la heladera”. Nada de eso sucedió. El ajuste continuó y se profundizó: los salarios y jubilaciones siguieron perdiendo frente a la inflación y el número de pobres continuó incrementándose. El precandidato presidencial Sergio Massa está a cargo del Ministerio de Economía desde hace casi un año, período en el que se profundizó la pérdida salarial y la pobreza, de la mano de cumplir con las exigencias del pacto con el FMI. En este mismo mes, mientras se desarrolla la campaña electoral, Massa le sigue pagando al Fondo (ver nota en esta misma página). Y, en el caso de un eventual triunfo en las próximas elecciones, los pagos de deuda y cualquier renegociación con el FMI requerirá de un ajuste mayor aún.

¿Cómo hace pasar el ajuste un gobierno peronista?

El pueblo trabajador siempre ha resistido los intentos de hambrear y quitarle derechos. Por lo que la perspectiva será a mayores luchas y más radicalizadas. ¿Cómo hará el peronismo para hacer pasar un mayor ajuste? ¿Es cierto que retrocederá ante la oposición popular?

Miremos la historia reciente. Un primer elemento constantemente utilizado por el peronismo en el gobierno ha sido el doble discurso: tratar de disfrazar como medidas de “justicia social” lo que no son más que políticas que van contra el pueblo trabajador. Veamos un ejemplo: a fines de 2019, recién asumido el Frente de Todos, se eliminó la fórmula de ajuste jubilatoria que regía desde el macrismo. El argumento, obvio, era que con ella las jubiladas y jubilados terminaban perdiendo. Lo que no decían era que terminaron reemplazándola por otra con la que se perdería más aún, como efectivamente terminó sucediendo en los tres años siguientes.  

Otra herramienta a la que constantemente recurren los gobiernos peronistas para hacer pasar el ajuste es la complicidad de la burocracia sindical. Justamente en estos días la CGT se ha reunido para “unificarse” tras las heridas que pudo haber dejado el cierre de listas en Unión por la Patria. Lo que seguirá es lo que pasó durante estos cuatro años: una tregua permanente, mientras el pueblo trabajador veía como se pulverizaban sus ingresos. Los sindicatos, seccionales, comisiones internas o trabajadores autoconvocados que salieron a enfrentar el ajuste debieron hacerlo sin contar en absoluto con ningún apoyo de la burocracia sindical.

Por último, no es cierta la afirmación de que “el peronismo nunca reprime”. ¿Qué fue lo que sucedió en el desalojo de Guernica, en plena pandemia? Un poco más atrás en el tiempo, podemos recordar al actual ministro Sergio Berni, durante el gobierno de Cristina, cuando llegaba en helicóptero para reprimir a los trabajadores de Lear en la Panamericana. Tampoco debemos olvidar que fue durante los gobiernos peronistas de Néstor y Cristina que se llegó al récord de 5.000 luchadores populares procesados, en todo un ejemplo de la criminalización de la protesta social.
 
La salida no pasa por el peronismo

Con Massa y Unión por la Patria continuará y se profundizará el ajuste. No hay diferencias en esto con Juntos por el Cambio. Como hemos visto, los mecanismo para implementarlo pueden ser distintos, pero no hay ninguna garantía de que también recurran a la represión.

Por eso insistimos: el peronismo no va más, hace falta algo distinto. Que gobiernen la izquierda y los trabajadores, los únicos que no tienen complicidades con el pasado. Los únicos que planteamos un programa distinto al ajuste permanente, que pasa por romper con el FMI, dejar de pagar la deuda externa y poner todos esos recursos al servicio de resolver las más urgentes necesidades populares. Los que, como se vio en Jujuy, están siempre en la calle, junto a las movilizaciones del pueblo trabajador. Esa es la alternativa que levantamos desde la lista A 136 “Unir y Fortalecer la Izquierda” del Frente de Izquierda Unidad, con Myriam Bregman como precandidata a presidenta, el “Pollo” Sobrero a gobernador de la provincia de Buenos Aires y Jorge Adaro a jefe de gobierno de CABA y candidatas y candidatos de todo el país.

Escribe José Castillo, candidato a legislador porteño Izquierda Socialista/FIT Unidad

Simultáneamente a su lanzamiento como precandidato presidencial, y mientras desarrolla su campaña presidencial hacia las PASO, todas las energías de Massa están volcadas a alcanzar un nuevo acuerdo con el FMI. En concreto, que el Fondo apruebe el ajuste ya realizado y libere algunos dólares para así “llegar” sin sobresaltos en el tipo de cambio a las elecciones. A cambio de esto, saca dinero de dónde no hay para seguir pagando los vencimientos de deuda externa. Así, hace un par de semanas, pagó 2.700 millones de dólares al Fondo, recurriendo incluso a los yuanes del swap con China, que supuestamente eran para pagar importaciones esenciales para la producción.

En este mes de julio, el gobierno tiene agendados vencimientos por otros 4.249 millones de dólares. De ellos, 1.000 millones fueron abonados el 9 de julio, a acreedores privados. El resto se pospuso hasta fin de mes, mientras siguen las conversaciones con el FMI. El equipo económico pasa sus horas negociando con el Fondo, en una demostración de que la política económica argentina se decide en Washington.

El ajuste actual será mayor aún en el futuro. El propio Massa afirmó: “nuestro objetivo es generar los dólares para poder pagarle al FMI y cancelar el préstamo”. Esto significa abonar 45.000 millones de dólares (más los intereses, o sea un total superior a los 50.000 millones). ¿De dónde sacaría el país ese dinero? Si, en promedio, con buena suerte se pueden alcanzar 10.000 millones de dólares de balanza comercial (exportaciones superiores a las importaciones), necesitaríamos dedicar durante cinco años el 100% de dicho monto sólo para cancelar esa deuda. Si a eso sumamos que también hay que pagar montos siderales con los acreedores privados, queda claro cuál es el “programa de mediano y largo plazo” de Massa y Unión por la Patria: ajustar, ajustar y seguir ajustando, a costa del hambre y la marginación del pueblo trabajador.