Jul 20, 2024 Last Updated 12:59 AM, Jul 20, 2024

Izquierda Socialista

Escribe Nicolás Núñez, referente de Ambiente en Lucha (Izquierda Socialista e independientes)

En diciembre habíamos escrito en El Socialista sobre la ola de calor en curso, señalando que se trataba de “un adelanto de lo que se viene”. Luego, el primer mes del 2023 consolidó a noviembre-diciembre-enero como el trimestre más caluroso de la historia del país, y febrero nos dio temperaturas inéditas y la noche más calurosa en sesenta años. En la última semana, Argentina fue el país más caluroso del planeta. Una copa mundial que no queríamos volver a ganar, y en la que sobrevino inevitablemente el fuego. En vez de “a ilusionar” como decía la canción mundialista, ahora nos volvimos a incendiar.

En efecto, en más de una decena de provincias se desataron incendios con algunas consecuencias devastadoras como las más de 1.400 hectáreas arrasadas en torno al Parque Nacional Los Alerces de Chubut. También nuevamente Corrientes vio crecer al fuego que en 2022 había afectado el 15% del territorio provincial, y en particular dañado al Parque Nacional Iberá. Los incendios en el Delta del Paraná volvieron a ser noticia porque el humo llegó nuevamente a la Ciudad de Buenos Aires.

Es real que el contexto de sequía y calentamiento global son el carbón y las ramitas sobre las que el fuego se reposa. Pero la chispa, como señala el Servicio Nacional del Manejo del Fuego, en un 95% tiene origen humano, accidental o no. Cosa que se combina con las decisiones políticas: bloquear la Ley de Humedales; desmontes masivos; desertificar regiones plantando especies exóticas (como los pinos en la Patagonia o humedales); desfinanciar los sistemas de combate del fuego y negar herramientas y derechos laborales a los brigadistas; dejar impunes los incendios provocados por empresarios; entre otras en las que no hay grieta alguna entre gobiernos peronistas del Frente de Todos o de la oposición patronal de Juntos por el Cambio.

Las olas de calor y los incendios ponen sobre el tapete la necesidad de medidas de combate y adaptación al cambio climático, así como también de un freno a las lógicas depredatorias del extractivismo capitalista. Para que el fuego no sea el paisaje habitual, es necesario organizarse y salir a dar esta pelea. Cosa que te invitamos a hacer junto a Ambiente en Lucha e Izquierda Socialista en todo el país, en lo inmediato, por recursos para combatir el fuego, pero también por una Ley de Humedales que efectivamente los proteja, y por un freno al agronegocio, la especulación inmobiliaria y las mineras que utilizan el fuego sobre los territorios para imponer sus intereses.

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Escribe Mercedes Trimarchi, legisladora electa CABA por Izquierda Socialista/FIT Unidad
 
El 19 de octubre de 2016 será recordado en nuestro país como el día en el que realizamos el primer paro de mujeres. Bajo la lluvia, en Buenos Aires, nos movilizamos a la Plaza de Mayo exigiendo justicia. A siete años de aquel aberrante femicidio, en un segundo juicio, seguimos exigiendo verdad y justicia para Lucía que ayer cumpliría veintitrés años.
 
El pasado 7 de febrero se inició un nuevo juicio por el femicidio de Lucía Pérez. ¿Por qué hay un nuevo juicio? Porque en 2018, tras un fallo basado en argumentos misóginos, los tres acusados por el femicidio solo fueron condenados a ocho años de prisión por venta de drogas. Gracias a la pelea de su familia y las organizaciones feministas se logró la “nulidad” del primer juicio y se ordenó la realización de uno nuevo. Ahora Matías Gabriel Farías (29) y Juan Pablo Offidani (47) vuelven a sentarse en el banquillo de los acusados por el delito de “abuso sexual con acceso carnal, agravado por el suministro de estupefacientes seguido de muerte en concurso ideal con femicidio”.

Lucía tenía dieciséis años cuando el 8 de octubre de 2016 fue drogada, violada y asesinada por Matías Farías y Juan Pablo Offidani en Mar del Plata. Luego de su femicidio, su cuerpo fue lavado por los victimarios y tirado con ayuda de Alejandro Maciel en la puerta del hospital de la zona. El caso de Lucía suscitó indignación social y miles nos movilizamos en Argentina para reclamar justicia y exigir que se cumpla con el #NiUnaMenos, bandera de la lucha del movimiento de feminista a nivel mundial.

Testimonios prueban que hubo violación

Este segundo juicio se está realizando en el Tribunal Número 2 de Mar del Plata y se desarrolla ante el tribunal integrado por los jueces Gustavo Fissore, Alexis Simaz y Roberto Falcone. La primera en declarar fue la mamá de Lucía, Marta Montero, quien dijo, con una foto de su hija en la mano: “Cuando me fui la despedí, le di un beso y le dije te quiero mucho. Le di 100 pesos que me había pedido. Me dijo: yo también te quiero mucho. Es el último contacto de amor de madre que tuve con ella”.

El jueves 9 declararon las médicas Silvina Cabrera, Gabriela Tinto y el bioquímico Sebastián de los Reyes, integrantes de la Asesoría Pericial de la Suprema Corte provincial. Los tres testimonios fueron clave para determinar que hubo violación. Las médicas y el bioquímico coincidieron en la existencia de lesiones vaginales y anales producto de un abuso sexual. Producto de estas lesiones se produjo el sangrado que se encontró en las sábanas de Farías, que coincide con el ADN de Lucía, de Farías y de otro varón no identificado. Con la declaración de cuarenta y nueve testigos, está previsto que la sentencia sea el 1 de marzo.

#NiUnaMenos, el gobierno es responsable

Desde Isadora Mujeres en Lucha reclamamos cárcel para los femicidas Farías y Offidani. Denunciamos que los gobiernos son los responsables políticos de todos los femicidios y trans-travesticidios que seguimos contando a diario en nuestro país. Porque son los gobiernos (ahora Fernández y antes Macri) quienes se niegan a aumentar el presupuesto para combatir las violencias de género, pero destinan millones para pagar la deuda externa y cumplir con el acuerdo que firmaron con el FMI.

Las mujeres y disidencias seguiremos movilizándonos frente a cada caso, como el reciente doble femicidio en la ciudad de Neuquén, y junto a ello seguiremos peleando por presupuesto para que se cumpla el #NiUnaMenos.

Escribe Rodolfo Sánchez

Luego del desalojo violento de la comunidad mapuche en Villa Mascardi, que terminó con varias mujeres presas, se comenzó a desarrollar una instancia de negociación en medio de la causa judicial. En Bariloche, el pasado viernes 10 participé como veedor designado por Izquierda Socialista, en la segunda reunión de la Mesa de Diálogo convocada por el juzgado que lleva el juicio contra el pueblo mapuche. De la reunión participaron el lof Lafken Winkul Mapu (Villa Mascardi), acompañados por voceros y representantes de otras comunidades de la región. También diversos organismos del Estado, Secretaría de Derechos Humanos, Parques Nacionales, Inadi y Seguridad. Además varios veedores, invitados por las partes. Izquierda Socialista fue invitada como veedora y acompañamos a la comunidad mapuche para fortalecer sus reclamos. En la primera reunión estuvo presente nuestra compañera Laura Marrone. En esta instancia entre los veedores estuvo la infatigable luchadora Norita de Cortiñas. Entre las dos reuniones de mesa, los representantes de las comunidades avanzaron y hasta participaron de una reunión con Alberto Fernández. El día anterior se conoció que la justicia prorrogó por noventa días el juicio oral a las cuatro mujeres de la comunidad.

Los puntos discutidos y supuestamente acordados (seguiremos peleando para que se cumplan) son: el regreso de la machi al Rewe (territorio de seis hectáreas recuperado por la Lof Lafken Winkul Mapu para fines de sanación), actualmente desalojado judicialmente. En el Rewe habrá tres espacios ceremoniales de construcciones (rucas). El Estado quiere hacer una construcción en la Ruta 40 para tener presencia estatal. El gobierno se comprometió a encaminar el reclamo de personería jurídica para la cesión de tierras a la comunidad. Por último, un punto difuso es que al principio la comunidad aceptó asentarse en otro predio, o sea que la Machi y sus acompañantes estarán en el Rewe y el resto en unos terrenos, a determinar lugar y extensión. El reclamo de cierre de la causa y la inmediata libertad de las presas sigue abierto.

Desde Izquierda Socialista/FIT Unidad además de la pelea por estas reivindicaciones, seguiremos bregando para que se reconozcan territorios a las comunidades para que puedan desarrollar su modo de vida sin la persecución. Y no como ocurre hoy día a lo largo del país que es una constante pelea para que se aplique el relevamiento de tierras legislado, mientras que a magnates como Joe Lewis se le conceden cientos de miles de hectáreas boscosas y el control del Lago Escondido, o se deja avanzar a los representantes de la monarquía qatarí con la apropiación de las nacientes del Río Chubut contra la resistencia de la comunidad mapuche local.

Escribe Federico Novo Foti

La batalla de Stalingrado (julio de 1942 a febrero de 1943) cambió el curso de la Segunda Guerra Mundial y marcó el comienzo del fin del poderío de Hitler. La derrota del nazismo representó un enorme triunfo que abrió una etapa revolucionaria. Pero la traición del estalinismo evitó la extensión del socialismo a nivel mundial.
 
 El 2 de febrero de 1943 el mariscal del 6° Ejército alemán, Friederich Paulus, firmó la rendición en Stalingrado (hoy Volgogrado). La ciudad, ubicada entre los ríos Volga y Don en la gran estepa cerealera rusa de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), había quedado reducida a escombros. En el enfrentamiento habían muerto un millón y medio de soviéticos y otros 800.000 alemanes y sus aliados (italianos y rumanos). 90.000 soldados alemanes fueron tomados prisioneros. Decenas de miles de tanques, aviones y piezas de artillería fueron destruidos. Con la capitulación nazi, tras doscientos días de cruentos combates, finalizaba la mayor batalla de la Segunda Guerra Mundial y la más sangrienta de la historia.
 
Hitler invade la URSS
 El 30 de enero de 1933 Adolf Hitler asumió como Canciller de Alemania, comenzando a instalar el régimen nazi. Un régimen totalitario cuyo objetivo era aplastar al movimiento obrero, especialmente a la izquierda, utilizando métodos de guerra civil y de limpieza étnica contra judíos, gitanos y otros. Uno de los objetivos estratégicos del nazismo era acabar con la URSS, el gobierno obrero y campesino nacido de la Revolución de Octubre en 1917.

En paralelo, desde mediados de la década de 1920 un aparato burocrático se venía consolidando en el gobierno de la URSS. La burocracia conducida por José Stalin liquidó la democracia obrera y traicionó la lucha de los trabajadores y los pueblos de la URSS y el mundo, imponiendo la política del “socialismo en un solo país” y la “coexistencia pacífica” con el imperialismo. En agosto de 1939 Stalin firmó un escandaloso “pacto de no agresión” con Hitler, facilitando la invasión a Polonia y el inicio de la Segunda Guerra Mundial.

León Trotsky, líder de la revolución rusa junto a Vladimir Lenin, exiliado y perseguido por la burocracia estalinista, denunciaba junto a un puñado de seguidores de la Cuarta Internacional que “el pacto germano-soviético es una capitulación de Stalin ante el imperialismo fascista” que no dudaría en avanzar sobre la propia URSS.1

Stalin confió en su pacto con Hitler y desoyó todas las advertencias (ver recuadro). El 22 de junio de 1941 comenzó la “Operación Barbarroja”. La invasión nazi a la URSS contó con un despliegue de tropas terrestres de dos millones de soldados, miles de blindados (tanques Panzer) y la aviación alemana (Luftwaffe). Para diciembre habían ocupado Lituania, Bielorrusia y Ucrania. La ciudad de Leningrado (hoy San Petersburgo) sufrió un terrorífico sitio. Los nazis llegaron también hasta los alrededores de Moscú.

Luego del desastre inicial, responsabilidad de Stalin y la burocracia, se logró poner de pie la heroica resistencia del pueblo soviético, comenzando la “Gran Guerra Patria”. Se recompuso el Ejército Rojo, poniéndo al frente los generales soviéticos más capacitados, Gueorgui Zukhov, Konstantin Rokossovski y Vasili Chuikov.

 En diciembre de 1941, descontento con el resultado de la primera ofensiva, estancada a las afueras de Leningrado y Moscú, Hitler tomó personalmente el control del alto mando alemán. A mediados de 1942 puso en marcha la “Operación Azul” para avanzar hacia la estepa cerealera y los pozos petrolíferos del Cáucaso. Sobre Stalingrado se lanzaron el 6º Ejército de Paulus, el 4º Panzer de Hermann Hoth, dos ejércitos rumanos y uno italiano. La Luftwaffe destruyó los barrios de la ciudad situados en la ribera oriental del Volga. La rendición parecía inminente. Pero no fue así. Las tropas de Chuikov pelearon obstinadamente en la ciudad en ruinas. En noviembre, con las primeras nevadas, los generales soviéticos lanzaron su contraofensiva: la “Operación Urano”. Desde el río Don, al oeste, Rokossovski pudo rodear a las tropas alemanas, sitiando al 6º Ejército. La pelea fue casa a casa, con refugios en sótanos y cloacas, y la constante amenaza de los francotiradores.2 Para enero de 1943 la resistencia alemana se estaba derrumbando. A finales de mes comenzaron a aparecer banderas blancas en las trincheras alemanas, sin autorización de sus superiores. El 31 de enero se rindió Paulus, firmando la capitulación días más tarde.
 
Se abre una nueva etapa revolucionaria

La victoria soviética en Stalingrado cambió el curso de la Segunda Guerra Mundial. La noticia devolvió a los pueblos ocupados la esperanza de que se podía derrotar a los nazis. La resistencia se fortaleció en todas partes. Fue el comienzo del fin del nazismo. Aun así se necesitaron dos años más de enormes esfuerzos bélicos, de acciones crecientes de la resistencia y sacrificio de los pueblos para alcanzar el triunfo definitivo sobre el nazismo. Pero desde Stalingrado, el arrollador avance del Ejército Rojo no paró hasta que finalmente liberó Berlín en mayo de 1945.

El fundador de nuestra corriente Nahuel Moreno afirmó que “la derrota de Hitler fue el más colosal triunfo revolucionario de toda la historia de la humanidad”.3 Terminó con la contrarrevolución capitalista nazi-fascista e inició una nueva etapa revolucionaria mundial en la que los trabajadores y pueblos del mundo obtuvieron grandes triunfos. Desde entonces se produjeron numerosas revoluciones triunfantes, logrando la independencia de muchas colonias e incluso la expropiación de la burguesía en Europa del Este y otros países como Yugoslavia, China, Cuba o Vietnam. Moreno señaló también la contradicción de que el propio Stalin y la burocracia estalinista fueron quienes, ante el movimiento obrero y popular, capitalizaron ese triunfo.4 Pero Stalin traicionó la lucha por el socialismo utilizando su autoridad para preservar los privilegios burocráticos, celebrando los acuerdos de Yalta y Postdam (febrero y julio de 1945) con las potencias imperialistas para estabilizar el dominio capitalista mundial y encorsetar las revoluciones de posguerra.

 La batalla de Stalingrado dejó una doble enseñanza para la actualidad. En primer lugar, que los pueblos del mundo pueden lograr triunfos, aún con dirigentes burocráticos y traidores, como fue el caso del heroico pueblo soviético bajo Stalin. En segundo lugar, que la tarea más difícil y necesaria sigue siendo la de construir una nueva dirección revolucionaria capaz de terminar definitivamente con la contrarrevolución imperialista en cualquiera de sus variantes y con el dominio capitalista imperialista mundial. A esa tarea nos abocamos diariamente las y los militantes de Izquierda Socialista y la UIT-CI.


1. León Trotsky. “Stalin, el comisario de Hitler” (2/9/39) y “La alianza germano-soviética” (4/9/39) en Escritos, tomo XI, vol. 1. Pluma, Bogotá, 1979.
2. Ver la película “Enemigo al acecho” (2001) de Jean Jacques Annaud.
3. Nahuel Moreno. Revoluciones del Siglo XX, CEHuS, Buenos Aires, 2021. En nahuelmoreno.org
4. Nahuel Moreno. Actualización del Programa de Transición. Ediciones El Socialista, Buenos Aires, 2014. En nahuelmoreno.org

Pese a que desde comienzos de la década de 1930 sonaban los tambores de guerra en Europa con el ascenso del fascismo y el nazismo, Stalin y su burocracia decapitaron desde 1937 al alto mando del Ejército Rojo como parte de su política de barrer cualquier vestigio de oposición. El Ejército Rojo quedó desmembrado por años sin su histórica conducción. Una vez iniciada la guerra, Stalin rechazó sistemáticamente los informes de sus espías que, desde Japón y Alemania, venían informando sobre los preparativos de la invasión nazi a la URSS.1 Pero tras el triunfo en la batalla de Stalingrado y la derrota definitiva en 1944 del nazismo, Stalin se autoadjudicó la “gloria” y fue nombrado “mariscal”. Los auténticos protagonistas del triunfo, los generales al mando, la tropa y la heroica población soviética, pasaron a segundo plano. Se reescribió la historia para presentar los desastres de 1939 a 1941 como parte de un “plan genial de Stalin” para aplastar al nazismo. Pero lo cierto es que la conducción contrarrevolucionaria y burocrática de Stalin, que depositó su confianza en el escandaloso pacto con Hitler, provocaría enormes sufrimientos a la población y costaría la vida de millones de soviéticos.

1. Leopold Trepper. El gran juego. Editorial Ariel, Madrid, 1977. Memorias del jefe del espionaje soviético en la alemania nazi.

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