Escriben Federico Pelagaggi, Secretario académico del Centro de Estudiantes de Filosofía y Humanidades (UNC) y Mariano Moreno, Presidente del Centro de Estudiantes de la Universidad Nacional de General Sarmiento.
El año pasado se dio una rebelión estudiantil en todo el país al calor de la lucha salarial docente. Esa pelea empalmó con el enfrentamiento a las reformas que impulsa el gobierno contra la educación pública, como la UNICABA, y los permanentes reclamos del movimiento estudiantil secundario. Tuvimos la marcha educativa más grande en décadas. Sin embargo, cuando las conducciones docentes kirchneristas acordaron con Macri la paritaria (20% por debajo de la inflación) y se levantaron los paros, la lucha estudiantil perdió fuerza y se terminó desarticulando.
El movimiento estudiantil actuó como pura fuerza sin un horizonte político debido a dos grandes ausencias: por un lado una conducción consecuente y combativa, y por otro un programa propio de reivindicaciones para levantar.
En las universidades, a nivel nacional, la Federación Universitaria Argentina es dirigida por la UCR a través de la Franja Morada, y juega obviamente para Cambiemos. Pero por otra parte, la Federación Universitaria de Buenos Aires que desde el 2001 había tenido una conducción independiente de los partidos patronales, el año pasado por impulso del Partido Obrero terminó sumando a su conducción a todo el peronismo kirchnerista y así liquido su independencia política y cualquier perspectiva de lucha consecuente.
En secundarios y terciarios, el kirchnerismo, con peso en las coordinadoras por zonas ha dado sobradas muestras de su rol de freno consciente de la lucha, le tienen pánico a un desborde asambleario como el que había empezado a gestarse el año pasado.
Desde la juventud de Izquierda Socialista presentamos cinco ejes programáticos que tienen el objetivo de ponerse al servicio de la discusión de cómo y con qué horizonte construir una nueva conducción para el movimiento estudiantil argentino.
• Plata para educación: no para la deuda externa, ni para mantener a la iglesia y la educación privada. Abajo el pacto con el FMI. Por la más amplia unidad obrero-estudiantil.
El acuerdo con el FMI va de la mano del ajuste brutal al presupuesto educativo. El año 2018, por ejemplo, el macrismo gastó el equivalente a más de cinco presupuestos universitarios en intereses de deuda externa. Hace varios gobiernos que la inflación es un instrumento de ajuste indirecto a la educación, siempre se aumenta el presupuesto educativo por debajo de la inflación. Donde más nítidamente se observa es en el salario docente y no docente, pero también en las condiciones de infraestructura, las becas y el dinero para investigación.
Hay que dejar de pagar la deuda y poner esa plata para el salario docente, empezando por los mal llamados “ad- honorem” que ni siquiera perciben salario. Lxs docentes son un pilar central en nuestra formación y en el desarrollo del conocimiento, si sus condiciones son precarias eso indefectiblemente repercutirá en nuestra enseñanza: debemos estar siempre a disposición de empalmar y unir nuestras luchas con las suyas. Es urgente resolver la crisis edilicia en todos los niveles educativos, porque la desidia ha llegado al límite de que mueran docentes como Sandra y Rubén en una escuela de Moreno (provincia de Buenos Aires) en el 2018. Necesitamos combatir la deserción efectivizando un boleto educativo
a nivel nacional, becas para alimentos y materiales de estudio; además de construir espacios de cuidado materno- paternales y comedores.
Por otro lado, hay que dejar de financiar las instituciones religiosas y la educación privada. La iglesia es una institución ordenada en torno a rechazar a la ciencia y desconocer sus avances. Desde Izquierda Socialista respetamos todas las creencias, pero sostenemos firmemente que la iglesia y el Estado son asuntos separados. Que la educación privada haya avanzado tanto responde a un desfinanciamiento de la educación pública que lleva años. La única manera de frenar esa dinámica es luchando en las calles junto a docentes y no docentes. Si la privatización en Argentina no ha alcanzado niveles como el de Chile o varios países de la región y del mundo, ha sido por las constantes luchas que el movimiento estudiantil dio y seguirá dando.
El movimiento estudiantil no tiene que pelear en soledad contra el ajuste, si no retomando el gran ejemplo del Cordobazo junto a los trabajadores en las calles. Luchemos codo a codo junto a todos los sectores en lucha hasta derrotar el ajuste de Macri y el FMI.
• Anulación de la Ley de Educación Superior (LES) menemista. No al Sistema Nacional de Reconocimiento Académico y la devaluación de los títulos universitarios. Por garantizar el ingreso y la permanencia del pueblo trabajador en la universidad pública.
La LES, sancionada en el año 1995 durante el gobierno peronista de Menem, es la base donde se asientan todos los argumentos legales para que las empresas y el capital privado puedan ser un actor más de la educación pública: inmiscuyéndose en planes de estudio, áreas de investigación y de competencia, entre otras cuestiones.
Vigente al día de hoy, y avalada por todos los gobiernos desde 1995 a la fecha, es el delineamiento de un sistema universitario en el que el financiamiento estatal se achica para que crezca el financiamiento privado: los famosos “recursos propios”, en particular los convenios con empresas, los posgrados pagos y el arancelamiento a extranjeros. De la mano de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU) se busca moldear las carreras en función de las demandas del mercado.
Con el discurso de que “se recibe poca gente” buscan achicar las carreras y promover las “minicarreras” o cursos específicos. Para eso buscan igualar universidades públicas y privadas mediante el Sistema Nacional de Reconocimiento Académico y la devaluación de títulos: una política del Banco Mundial. Bajo el argumento de “promover y facilitar el tránsito entre universidades”, se buscan borrar las especificidades propias de cada casa de estudios, homogeneizando el contenido y yendo contra la autonomía universitaria. No podemos esperar nada progresivo si la orientación de las materias y carreras las dirigen las empresas, que solo persiguen el lucro.
Cabe destacar que en el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN, órgano que agrupa a rectores y rectoras de todas las Universidades públicas del país), tanto radicales, como kirchneristas, peronistas y macristas son cómplices de esta nueva avanzada.
Para ellos la Universidad es, o bien un privilegio o bien una mera formación de recursos humanos para las multinacionales. Defendemos que la universidad y la ciencia estén al servicio de responder a las necesidades del pueblo trabajador, no del gobierno y el mercado.
• NO al Plan Maestr@, la Secundaria del Futuro y la UniCABA. Por un sistema educativo único público, gratuito y de calidad con financiamiento cien por ciento estatal.
A pesar de su discurso, los gobiernos kirchneristas sostuvieron, con la Ley Nacional de Educación, la estructura del sistema educativo heredada del menemismo. Bajo el manto de la federalización y la heterogeneidad se profundizó la crisis en la educación: el ajuste salarial y de infraestructura va ocasionando una progresiva disminución del nivel socio educativo de quienes entran y transitan las instituciones educativas. En la actualidad Macri se vale de esta estructura y reglamentación heredada para intentar aplicar todas las formas de ajuste posible.
A pedido de los organismos de crédito internacional en los 90’ se partió el sistema educativo nacional en mil pedazos, y las escuelas pasaron a depender de los gobiernos locales y no del Ministerio de Educación Nacional. Esto profundizó las desigualdades entre las provincias que tienen distintas realidades presupuestarias. También abrió camino a resistidos proyectos como en su momento fue el Polimodal en varias provincias; o actualmente la Secundaria del Futuro; la UNICABA que afecta a los institutos terciarios de Capital y los distintos ataques a la formación docente.
El macrismo con su Plan Maestr@ se propone pegar un salto en calidad en la mercantilización de la educación, yendo hacia el modelo estadounidense de rankings de escuelas que compiten por financiamiento privado, sumándole a eso las pasantías truchas. Pasantías que no tienen como objetivo la formación estudiantil, sino que buscan poner a miles de estudiantes a trabajar gratis o por migajas para las empresas en convenio; para que éstas a su vez financien a las escuelas, así el Estado se priva de poner plata en la educación.
Defender un conocimiento crítico al servicio del pueblo es una de las tareas centrales que debemos darnos, por eso llamamos a enfrentar en cada uno de nuestros lugares de estudio este tipo de avances mercantilistas y privatizadores en la educación pública.
• Democraticemos los órganos de cogobierno. Elección directa de las autoridades, mayoría estudiantil, claustro único docente, voz y voto para los no-docentes. Por instancias de cogobierno en todos los institutos educativos.
Con la plata de los negociados que habilitó la LES se constituyó una gran casta de funcionarios en los rectorados y decanatos que cobran sueldos de cientos de miles de pesos y son los garantes del avance de la privatización junto a sus agrupaciones estudiantiles radicales, kirchneristas o peronistas. Algún rector puede eventualmente presionado acompañar un reclamo de la comunidad educativa, pero todos son defensores de la LES. Parasitan en esos puestos gracias
a sistemas de cogobierno antidemocráticos que pisotean la voz del claustro estudiantil. A 100 años de la Reforma Universitaria, seguimos diciendo que el “demos” universitario, la soberanía, debe estar en manos de las y los estudiantes, y seguimos criticando el “derecho sagrado” de los profesores a mandar. También exigimos la conformación de instancias de co-gobierno democráticas en todos los secundarios y terciarios para que cada estudiante pueda opinar y decidir sobre su educación.
El estudiantil es por definición el claustro más grande, pero es el que menos peso tiene en el rumbo de la educación. Luchemos por la elección directa de las autoridades, mayoría estudiantil, claustro único docente, voz y voto para los no-docentes: ¡Una persona, un voto!
• Por la plena implementación de la Educación SexuaI Integral. Por currículas que incluyan obligatoriamente la perspectiva de género. ¡Basta de violencia de género en nuestros lugares de estudio!
La “ola verde” que sacudió al país batallando por el derecho al aborto legal estuvo compuesta en gran medida por cientos de miles de estudiantes. Esa lucha tiene lugar también en nuestros colegios, institutos y universidades. Vamos por protocolos que resguarden a las víctimas y garanticen su permanencia en el estudio, con presupuesto para su puesta en práctica. Luchemos por la separación de la iglesia del Estado. Sigamos el ejemplo de las asambleas que votaron remover los símbolos religiosos de los lugares donde vamos a formarnos.
Democracia estudiantil y unidad para luchar y ganar
Escribe Pili Barbas, Vicepresidenta del Centro de Estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA).
Para pelear por cada uno de estos puntos, y por cada reclamo que surja en nuestros lugares de estudio, desde la Juventud de Izquierda Socialista entendemos que es imprescindible organizarnos desde los centros de estudiantes, impulsando la máxima democracia estudiantil, expresada en que la mejor forma de definir las medidas y nuestras reivindicaciones son las asambleas, apelando siempre al máximo a la participación de la base estudiantil. A su vez, tenemos que trabajar
por la más amplia unidad para ganar respetando lo que a mano alzada defina el movimiento estudiantil.
Esos son nuestros ejes para impulsar la movilización, allí donde conducimos centros de estudiantes, y donde estamos en la oposición a conducciones burocráticas disputando la dirección de los procesos de lucha. Lo cual nos pone en las antípodas de expresiones como la Franja Morada o el peronismo (PJ y el kirchnerismo), pero que también nos ha ubicado de forma crítica ante conducciones como la de la Federación Universitaria de Buenos Aires, encabezada por el Partido Obrero y Patria Grande, que lleva años de un burocratismo que define todo entre cuatro paredes, y que ahora ha pegado un salto incorporando a la conducción de la federación a todo el kirchnerismo y peronismo de la Ciudad de Buenos Aires que en la UBA está aliado a las autoridades que aplican el ajuste.
Tanto para disputar las conducciones de los centros de estudiantes conducidas por las agrupaciones de los partidos patronales, como para avanzar en nuestros reclamos, no existe mejor camino que la lucha y organización, con un programa claro, y el método de la unidad y la democracia estudiantil.
Por eso reivindicamos experiencias recientes como la del Frente Independiente y de Lucha de la Facultad de Psicología de La Plata (compuesto por Estudiantes Autoconvocades + PO, PTS e Izquierda Socialista), que en base a asambleas masivas primero le impuso un pliego de reivindicaciones a su decano, y luego echó a la burocracia kirchnerista y conquistó la conducción de su centro de estudiantes. ¡Ese es el camino!