Jul 30, 2024 Last Updated 5:39 PM, Jul 29, 2024

Izquierda Socialista

El sábado 3 de octubre, integrantes del cuerpo de delegados del ferrocarril Sarmiento, entre los que estaba nuestra compañera diputada Mónica Schlotthauer, junto con compañeros de Izquierda Socialista Sur, fueron a la toma de Guernica para llevar su solidaridad y coordinar una próxima donación de alimentos.

Recorrieron la zona y pudieron hablar con delegadas de los cuatro barrios –20 de Junio, San Martín, La Lucha y La Unión–, que informaron sobre los insumos que están necesitando, a lo que los delegados del Sarmiento e Izquierda Socialista se comprometieron a hacerles llegar. También conversaron sobre la organización de la toma y cómo afrontan las distintas dificultades que se les imponen. “Acá hay muchas mujeres que escaparon del martirio de la violencia de género, ante la ausencia de respuesta del Estado nos organizamos para tener un techo donde vivir con nuestros hijos, lejos de la violencia”, comentó una delegada del barrio 20 de Junio.

Schlotthauer, al final del recorrido, señaló: “Miles de familias son empujadas a vivir en condiciones precarias, entre ellas muchas madres solteras, y a ocupar un pedazo de tierra. No al desalojo de Guernica, viviendas dignas ya para quienes las necesiten”.

Escribe Reynaldo Saccone, ex presidente de la Cicop 

Como venimos denunciando hace meses, el gobierno peronista de Alberto Fernández y los gobernadores peronistas, radicales y de Cambiemos utilizaron el aislamiento como único método para combatir la pandemia. Pero la cuarentena, para que fuera eficaz, debía ir acompañada por una activa búsqueda y rastreo del virus y los contagios, y al mismo tiempo por el sostén económico de quienes resultaban aislados para evitar el contagio. Para tener una idea de la gravedad de la inacción oficial basta saber que la Organización Mundial de la Salud estableció que una población está bien testeada cuando, de cien testeados, solo cinco son positivos. Si son más quiere decir que no se testeó la suficiente cantidad de personas. Pues bien, en el Gran Buenos Aires hay cincuenta positivos cada cien testeados y en la CABA treinta y cinco cada cien. Increíblemente lejos de lo que recomienda la OMS.

En nuestro país acaban de cumplirse doscientos días de una cuarentena que fue quedando reducida al asueto escolar y la limitación de algunas actividades. El casi total levantamiento de las restricciones contrasta agudamente con la realidad de la pandemia, que no cesa de expandirse y está muy lejos de iniciar su descenso. Las cifras son categóricas y no bajan de 10.000 casos nuevos por día, correspondiendo ahora a Santa Fe, Córdoba, Neuquén, Salta y Jujuy aportar más de la mitad de los casos. El sistema de salud se satura en todo el país y aparecen avisos en los diarios de tirada nacional que piden personal de salud para las provincias.

No hubo testeos previos que se aproximarán a los requerimientos de la OMS para aflojar la cuarentena. A los tres meses de iniciado el aislamiento comenzaron a levantarse las restricciones que, obviamente, llevaron a que la curva de contagios empezará a subir, y con ella, la cantidad de muertes que, desde entonces, se duplica cada veinticinco días. Para “disimular” las cifras aterradoras y seguir aflojando la cuarentena se escamotea el número de muertos, como los 3.500 subregistrados en la provincia de Buenos Aires y los nuevos que empezaron a aparecer en CABA y en el resto del país si se llega a utilizar un método más fiel de conteo que cruce las estadísticas hospitalarias con los datos del Registro de las Personas. Al mismo tiempo, desde el gobierno se deja caer la responsabilidad de la prevención en cada persona y se abandonan las medidas de salud pública.

La pandemia del nuevo coronavirus, iniciada en China en diciembre de 2019, ha superado la barrera de los 35 millones de contagios confirmados y se ha cobrado la vida de más de un millón de personas en todo el mundo, la mitad fue aportada por la suma de decesos de siete países del continente americano: Estados Unidos y Brasil, con la mayor cantidad, seguidos por México, Colombia, Perú, Chile y la Argentina. La responsabilidad de este luctuoso resultado es de los gobiernos patronales de distintos colores políticos que se niegan a invertir en métodos generalizados de rastreo epidemiológico y a apoyar económicamente de manera adecuada a la población aislada. En especial,  Trump y Bolsonaro, con su criminal y anticientífica política negacionista de la pandemia.  

La vacuna aún no tiene certezas en el tiempo y se sigue experimentando con diferentes tratamientos sin que ninguno haya conseguido, hasta ahora, ser suficientemente eficaz para ser aprobado clínicamente con el necesario rigor científico. Los gobiernos exhiben presuntos éxitos para enmascarar la inacción sanitaria y el levantamiento de la cuarentena.

Desde nuestro partido seguimos insistiendo en mantener el aislamiento, testear en forma intensiva a la población para identificar la circulación del virus y los focos de contagio y centralizar el sistema de salud público y privado para garantizar la atención del pueblo trabajador. Cuidar al personal de salud y sostener a los trabajadores aislados con un IFE de 40.000 pesos mensuales. Para financiar estas medidas es necesario aplicar un verdadero impuesto a las grandes fortunas, como lo plantea el FIT Unidad, y dejar de pagar la deuda externa.

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El 1° de octubre se realizó la jornada nacional de protesta de las enfermeras y los enfermeros. Una de las mayores manifestaciones aconteció en CABA, producto de la bronca acumulada después de la violenta represión ejercida por la policía del gobierno de Rodríguez Larreta durante la movilización del 21 de septiembre. Gracias a la gran presión de las bases y con un alto componente de autoorganización por hospitales, esta nueva jornada fue exitosa y obligó a algunos sindicatos como ALE (Asociación de Licenciados en Enfermería), y el propio ATE nacional, a tener que sumarse a esta importante acción.

Aunque con desigualdades, fue un fuerte día de lucha. Hubo manifestaciones en casi todas las dependencias de salud. En varios hospitales acontecieron paralizaciones organizadas y convocadas por los propios trabajadores con altos índices de acatamiento, por lo que las guardias mínimas exigidas debieron ser atendidas por los jefes. En otros, aunque no se llegó a parar por la presión y el apriete del sindicato propatronal Sutecba y los jefes de servicio, también hubo diversas manifestaciones a favor de la jornada.

Se expresó con todo la bronca por el mal trato recibido por el gobierno nacional, los gobiernos provinciales y las patronales, a pesar del papel fundamental que juega el sector en la primera línea de combate al Covid-19. Como muy bien expresaron las enfermeras y los enfermeros al inicio de la cuarentena, con los aplausos no era suficiente. Necesitaban una protección de verdad que solo consiguieron con mucha denuncia y presión y después de la lamentable pérdida de vidas de trabajadores de la salud. Pero esta justa lucha también es para recuperar un salario deteriorado por la inflación y que no se condice con su esforzada tarea y por un reclamo de fondo por el que vienen dando pelea, el reconocimiento como profesionales de las enfermeras y los enfermeros.

En el interior del país, al igual que el 21 de septiembre, se reflejó la bronca de todo el equipo de salud. En Córdoba se realizó una caravana blanca, desde Misiones llegó un saludo a la marcha en CABA de los referentes de los autoconvocados de salud que siguen acampando frente al Ministerio de Salud Pública de la provincia. En Buenos Aires, la Cicop apoyó la jornada y en varios hospitales se realizaron acciones, apostando a la unidad de todo el equipo de salud ante la pasividad de Salud Pública y ATE. En las clínicas privadas, una vez más hubo participación de las y los enfermeros en distintas acciones contra la traición de Daer y el gremio de Sanidad.

Esta gran jornada de movilizaciones abre una perspectiva muy importante en la lucha por los derechos de este sector tan importante de trabajadores de la salud. La organización por la base, que permitió la participación de los diferentes hospitales en este día, muestra el camino. Deja además un claro mensaje a los dirigentes sindicales burocráticos que no apostaron a la movilización y de forma oportunista se sumaron a última hora para no perder el tren. El entusiasmo y la fuerza demostrados preanuncian nuevas acciones. Se comienza a preparar con fuerza el 21 de noviembre, Día del Enfermero y la Enfermera, para unir fuerzas y organizar una gigantesca marcha capaz de arrancar nuestras reivindicaciones. Desde Salud en Marcha ayudaremos a impulsar todas las acciones decididas por las bases y haremos todos los esfuerzos para coronar una gran movilización el 21N.

Corresponsal

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El Covid-19 sigue golpeando con fuerza. Amplios sectores de trabajadores han sufrido en carne propia los efectos de esta pandemia. Es el caso de Sasha Ávila, de 18 años, militante de Izquierda Socialista de Ingeniero Budge, y con una familia que ha estado estrechamente ligada a nuestro partido. En pocos días perdió a su padre, Joto, dirigente docente y miembro de Izquierda Socialista, a su madre, su tío Iván (también militante de nuestro partido) y una abuela como consecuencia del coronavirus. Ahora trata de reponerse del dolor para organizar su vida junto a sus hermanos y continuar su lucha de joven militante. Por el drama que sufrió su familia, Sasha estuvo haciendo declaraciones en distintos medios, algunas de las cuales reproducimos a continuación.

Como para despejar dudas, manifestó que “el coronavirus es algo que existe, no es un invento de Bill Gates, no es un invento del gobierno, el coronavirus no es un invento de los illuminati, el coronavirus es algo que existe. Yo lo tuve, lo tuvieron mis hermanos, lo tuvieron familiares míos que han perdido la vida como mi tío, como mi abuela, como mi padre y como mi madre. Todos ellos han muerto por Covid-19. Mi madre ya tenía una enfermedad de base, pero el coronavirus la agravó al extremo. Te falta oxígeno, la persona no puede respirar por su cuenta y necesita de un respirador para poder vivir. Esa no es manera de vivir”.

Ante la pregunta sobre si las estadísticas que conocemos son fieles a los casos que ocurren en los diferentes barrios, respondió: “Hay un montón de gente que se está muriendo, que los medios de comunicación no te dicen de qué, no te ponen las estadísticas correctas. Yo he tenido coronavirus. Mis hermanos también y las autoridades nunca nos han hecho un hisopado. Hemos pasado los catorce días de aislamiento y tampoco nos los han hecho. Entonces hay un montón de gente que ha tenido coronavirus, ¿pero por qué motivo esa gente no ha sido hisopada y controlada? Yo he ido al hospital y me han dicho que no es necesario hisoparse, que no tiene relevancia”.

Es claro que tiene relevancia, pero el gobierno no quiere gastar en nosotros. Hay un montón de pobres que se están muriendo mientras los ricos obtienen plasma y pueden salvar su vida. Yo perdí a mi padre, perdí a mi madre y, como ya he dicho, he perdido a toda mi familia. No la he perdido por simple gusto. Ellos se podrían haber salvado, pero no se salvaron porque no se está invirtiendo lo adecuado en el sistema de salud y se prioriza más a la clase alta que a la clase baja. Hoy en día es así”.

Sobre los centros de salud a los que tuvieron que asistir destacó: “Los médicos están exaltadísimos, los enfermeros también, como el personal de limpieza del hospital. Honestamente, es un desastre. Si uno visualiza la situación y se pone en el lugar de ellos, es terriblemente malo. No es algo positivo. Al contrario, es algo muy negativo. La verdad es que no caben palabras para describir todo lo que yo siento, toda la bronca que me ha dado. Cuando fui al hospital, un montón de gente se estaba retorciendo de dolor, un montón de gente estaba tosiendo, estaba con mucosidad en la garganta, presentando fiebre y se comieron como cuatro horas esperando para que los atiendan. ¿Sabés cuántos enfermeros había? Había dos enfermeros para más de diez personas e iba llegando más y más gente”.

Como mensaje a los que minimizan los peligros del coronavirus dijo:Dejémonos de decir que el virus es algo que no existe, que el virus es un invento, que es para reducir la población mundial. El virus existe, basta de marchas anticuarentena. Basta de quemar barbijos. Es momento de reaccionar y darse cuenta de lo que está pasando realmente. No es lo que dicen los gobiernos, no es lo que te dice el presidente, no es lo que te transmiten los medios de comunicación. Están pasando más cosas que no son visibilizadas. Hay cosas que no han sido mostradas por ningún noticiero y la realidad es que están muriendo un montón de personas. Y esas personas no son registradas. Hay personas que han tenido coronavirus y no les quieren hacer un hisopado, no quieren venir a testear”.

Sobre la supuesta preocupación del gobierno, que no invierte para resolver los problemas de fondo, sostuvo: “Resolver el problema sale plata y la plata no está al servicio de los pobres, a nosotros lamentablemente no nos dan nada. Mi padre ha sufrido el abandono de IOMA, por estar en proceso de jubilación y su obra social ha sido suspendida, por ese motivo los han dejado en ese hospital. A mi madre la derivaron a una clínica de Avellaneda, pero mi padre en los primeros días no tenía frazadas, no tenía comida, no tenía agua. A la noche se moría de frío. Tuvimos que llevar frazadas. No se trata a los enfermos de una manera adecuada, correcta. ¿Qué es esto de estar dejando a la gente morir de esa manera? Es inhumano. Hay que darle prioridad a la gente, a la gente pobre. ¿Cuánta gente sin obra social se está muriendo? ¿Cuánta gente de los barrios más marginados no puede pagar un médico? ¿Cómo es posible que el Estado esté tan ausente? ¡Todo está mal!”.

Finalmente, cuando desde El Socialista se le preguntó cómo se prepara para enfrentar esta situación, respondió: “Nací y me crié en una familia de luchadores socialistas. Tengo mucho orgullo de lo que fue mi padre, Joto, un reconocido activista de Izquierda Socialista, con muchos años de militancia. El mejor homenaje que le puedo hacer será continuar su lucha por una sociedad mejor para que no tenga que sufrir con este tipo de epidemias, por ejemplo. En estos días quiero sumarme a la campaña de solidaridad que está organizando mi partido, Izquierda Socialista, para ayudar a las familias de la toma de Guernica. Creo que hay mucho por hacer”.

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El sábado 3 de octubre realizamos la segunda reunión nacional de la agrupación. En esta oportunidad, luego de dos acciones de lucha muy importantes, como lo fueron las jornadas del 21 de septiembre y el 1º de octubre, impulsadas por el sector de enfermería. Este marco de alza en las luchas hizo que el debate girara en torno de cómo seguir interviniendo en este proceso y en ese camino seguir construyendo Salud en Marcha y fortalecerla como una alternativa a las direcciones traidoras, apoyando todos los procesos de organización de las y los trabajadores de la salud en nuestro país e impulsando las luchas para que triunfen. 

Abrió la reunión Reynaldo Saccone, ex presidente de Cicop, saludando el nuevo momento que se vive en el sector, con luchas salariales y un protagonismo del sector de enfermería. Denunciando la política del gobierno nacional y la de los gobernadores, responsables de la emergencia sanitaria, producto de la desinversión y la apertura indiscriminada. Pero también se apuntó hacia la perspectiva de un mayor ajuste de la mano del pago de la deuda y recortes en salud y salarios. Hubo mucho acuerdo y se reflejó mucha bronca ante esta situación, con un repudio generalizado ante el rol de los gremios traidores y burocráticos.

Mónica Méndez, secretaria de Organización y Finanzas de Cicop, hizo eje en el proceso de luchas que se está desarrollando y la política de Salud en Marcha de impulsar la lucha y organización desde cada hospital y clínica de todo el equipo de salud, apostando a la coordinación y unidad para enfrentar al gobierno y a las patronales de la salud privada. 

Se dieron importantes debates y sanas polémicas acerca de cómo intervenir mejor en el proceso de autoconvocatorias que se está dando, donde llegamos al acuerdo de que hay que desarrollarlos a fondo y seguir luchando por barrer a la burocracia sindical del sector. En ese sentido, intervinieron importantes dirigentes y activistas como Marcela Martin, del hospital Punilla; Marta Fernández, del hospital Estévez; Cristian Luna, secretario general del SITE de Tucumán; Pablo Candia, del hospital Posadas; Diego Saavedra, del hospital Garrahan, entre otros. Todos coincidimos en que la agrupación está dando un paso adelante ayudando a los conflictos en curso y postulándose como una alternativa. En las próximas semanas tenemos un nuevo desafío hacia el 21 de noviembre, Día de la Enfermería, que será un nuevo hito en la lucha de los trabajadores del sector y también para seguir fortaleciendo nuestra agrupación entre los luchadores y activistas que están surgiendo en todo el país y buscan una herramienta para luchar juntos por un cambio de fondo.

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