
Escribe Juan Carlos Giordano, diputado nacional de Izquierda Socialista/FIT Unidad
El gobierno y las patronales están jugados a sacar una ley de reforma laboral antiobrera y esclavista con el apoyo de los bloques parlamentarios patronales y gobernadores peronistas. La CGT sigue en el pacto con el gobierno y apuesta a una negociación en vez de preparar un plan de lucha nacional y paro general para derrotarla.
“No hablen de reforma laboral, digan que hay que “modernizar” las relaciones laborales”. Esa es la orden que bajó Milei a su gabinete para intentar tapar que la reforma pro patronal y antiobrera que prepara de la mano de las grandes patronales y el FMI es claramente perjudicial. Lo hace bajo el mito de que los derechos laborales son un obstáculo para generar empleo. Una mentira total.
“Modernizar” es una palabra que cae bien. Pero detrás de ese discurso (de que habría una vieja legislación laboral que impide dar empleo), se esconde un ataque brutal contra el pueblo trabajador y la juventud.
Cualquier intento de reforma laboral es para que aumenten las ganancias de los grandes empresarios, a quienes no les interesa abrir fábricas, ni contratar más personal registrado, sino acrecentar sus cuentas bancarias. El capitalismo no genera fuentes de trabajo, las destruye. En Estados Unidos con Donald Trump crece la desocupación y los sin techo. Y en Argentina “las inversiones directas que suponen radicación de empresas y generación de empleo no aparecen en el horizonte” (Página12, 8/11). Solo entran dólares para la especulación financiera. Mientras la política recesiva de Milei está llevando a que cierren 30 empresas por día y haya 250.000 despidos.

Luchar sirve. Consiguieron el 61% de aumento salarial
Mentiras de patas cortas
Milei vino aplicando medidas en beneficio de las patronales diciendo que eran para “aumentar el empleo, reducir la informalidad y mejorar los ingresos”. Dispuso un perdón hasta del 90% para las deudas por aportes patronales, condonó multas y blanqueó capitales, pero esto generó el efecto contrario, un aumento del empleo informal. “La informalidad llegó al 37,7% y es el mayor pico en dos años”. (Clarín, 10/11). Esto quiere decir que cuatro de cada diez trabajadores no tienen obra social, aguinaldo, ni vacaciones, y sus patronales no aportan al sistema previsional. La nota mencionada señala también que “en los últimos 40 años la informalidad laboral fue en ascenso”, revelando que bajo todos los gobiernos, radicales, peronistas, macristas y ahora la ultraderecha de Milei, las y los trabajadores fueron perjudicados.
¿Cómo se puede decir entonces con total impunidad que extendiendo la jornada laboral de 8 a 12 horas, aumentando la sobreexplotación obrera, facilitando los despidos, abaratando las indemnizaciones o restringiendo el derecho de huelga va a haber más empleo?
El lobo con piel de cordero a cuidar las ovejas
El abogado encargado de redactar el proyecto de ley del gobierno es el tal Julián de Diego, que asesora a empresas como Rappi. Quiere llevar la barbarie que se vive en las plataformas, con superexplotación juvenil, precarización y flexibilización laboral, al conjunto de la clase trabajadora. Empresas que llaman “emprendedores” o “independientes” al personal que explotan, nunca trabajadores con derechos.
Este personaje De Diego está trabajando el proyecto de ley con el actual Secretario de (anti) Trabajo, como le dijimos cuando fue a exponer al Congreso, Julio Cordero, quien fue abogado de la patronal Techint del millonario Paolo Roca y de la UIA. Con estos representantes está la prueba más contundente de que nada bueno vendrá para las y los trabajadores y la juventud.

Asamblea de ATEN Neuquén capital votando un plan de acción
La CGT debe romper el pacto y preparar el paro y plan de lucha
Desde el sindicalismo combativo, Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad, llamamos al conjunto de la clase trabajadora a rechazar el proyecto de reforma laboral del gobierno que está negociando con los gobernadores, que incluye al peronismo. Cuatro gobernadores peronistas fueron a reunirse con Milei y Jaldo, del PJ tucumano, dijo directamente que avala la reforma laboral. Y los cuatro que no fueron, entre ellos Kicillof, o el kirchnerismo, ¿qué proponen?
Algunos proyectos de Unión por la Patria hablan de “protección al trabajador” y de rebaja de la jornada laboral. Sus diputadas y diputados dicen que darán “el debate” en el Congreso. Pero con discursos parlamentarios no se frena la reforma. En esta política está la CGT peronista, cuando hay que llamar a enfrentar la reforma en las calles.
El flamante cosecretario general, Jorge Sola, preguntado sobre un posible encuentro con el gobierno para debatir la reforma laboral, dijo: “Todavía no tenemos el llamado para una reunión, por supuesto que van a ser públicas”. Y agregó “vamos a ser estratégicos en la discusión parlamentaria” (Página12, 11/11). Más claro imposible. La CGT, que está en un pacto con el gobierno, apunta a negociar la ley en el Congreso rosqueando con Pichetto y las y los diputados del peronismo. Una verdadera trampa. Quieren “atenuar” la reforma, no derrotarla. Sola ya había dicho el día del Confederal: “Nosotros estamos para ayudar, con acuerdos, con diálogos. No le vamos a escapar al conflicto, pero rechazamos el enfrentamiento” (Infobae, 6/11). Por eso la CGT y la burocracia de los distintos sindicatos no habla de preparar un plan de lucha y un paro general para unir a la clase trabajadora y derrotar la reforma. Es el momento para ello, justamente cuando se acaba de dar el gran triunfo de la lucha del Garrahan mostrando que se le puede ganar al gobierno y tenemos el antecedente de diciembre de 2017 cuando una rebelión obrera y popular repudió la reforma anti jubilatoria de Macri y de paso derrotó un proyecto de reforma laboral que tenía en agenda.
Desde el sindicalismo combativo y nuestra agrupación nacional A Luchar encabezada por el “Pollo” Sobrero llamamos a impulsar asambleas, cuerpos de delegados y reuniones de activistas para prepararse y organizar la pelea. Llamando a la más amplia unidad de acción con todos los sectores gremiales y sociales. Exigiendo que la CGT rompa el pacto con el gobierno y convoque a asambleas y a plenarios de delegados con mandato para salir a enfrentar desde ahora esta reforma laboral esclavista en un todo, preparando un plan de lucha y un paro general con movilización. Es la tarea del momento. ¡Abajo la reforma laboral esclavista!

Ferroviarias y ferroviarios del Sarmiento en una masiva asamblea

Escribe Juan Carlos Giordano, diputado nacional de Izquierda Socialista/FIT Unidad
Izquierda Socialista en el FIT Unidad rechaza el proyecto de la ultraderecha de Milei y también los del peronismo. Ninguno está por el pleno empleo, por terminar con el empleo precarizado y tercerizado, ni por salarios y jubilaciones dignas. Para lograrlo hay que tomar medidas de fondo que solo el Frente de Izquierda postula.
Rechazamos la jornada de 12 horas y las 48 horas semanales actuales, una de las más altas del mundo. En Chile es de 40, Brasil 44 y en países de la Unión Europea baja a 35 semanales. Estamos por la reducción de la jornada laboral a seis horas diarias (30 semanales) y por el reparto de las horas de trabajo entre toda la mano de obra disponible, con igual salario. Con estas medidas se acabaría con la desocupación actual.
A su vez, planteamos el pase a planta permanente de las y los contratados y precarizados de todas las actividades; la prohibición de despidos y suspensiones y la estatización de toda empresa o establecimiento que cierre o despida, poniéndolo a funcionar bajo control obrero. Para terminar con el trabajo no registrado, hay que intimar a las patronales para que un plazo razonable registre a su personal, bajo apercibimiento de fuertes sanciones económicas. Y volver a imponer los aportes patronales a la seguridad social que fueron reducidos en los años ‘90.
Postulamos un inmediato aumento de salarios y jubilaciones al valor de la canasta familiar de ATE Indec, 1.979.000 pesos. Hoy la canasta de pobreza, aun mal calculada, asciende a 1.176.852 (no tiene en cuenta un montón de ítems como educación, salud o vivienda). Monto al que no llega la mayoría de los laburantes ya que el promedio salarial es de 970 mil pesos. Y la mayoría de las y los jubilados, con su mínima de 390.000 pesos incluido el bono, no llegan ni siquiera a la canasta de indigencia valuada en 527.736, quedando ese monto también arriba del vergonzoso salario mínimo vital y móvil (322.000 pesos).
Para reactivar la economía y generar más puestos de trabajo, además de las medidas señaladas, hay que implementar un plan de obras públicas en base al no pago de la deuda externa y fuertes impuestos a las ganancias capitalistas de bancos, multinacionales, terratenientes, como parte de un plan económico obrero y popular que erradique los males capitalistas y brinde a nuestra clase trabajadora y a la juventud un futuro laboral y de ingresos dignos.
Este miércoles 5 de noviembre a las 17 horas, la diputada Mercedes de Mendieta y el diputado Juan Carlos Giordano participarán de la concentración de las y los jubilados frente al Congreso.
Dijeron De Menditeta y Giordano: “Con el ejemplo de las y los trabajadores y profesionales del Garrahan que le han arrancado a este gobierno el 61% de aumento al básico, este miércoles estaremos apoyando a las y los jubilados. La CGT debe romper el pacto con el gobierno, apoyar el reclamo de jubilaciones dignas y convocar a enfrentar la reforma laboral de Milei y los gobernadores con un plan de lucha y el paro general. Plata para las y los jubilados, no para la usurera deuda externa, el FMI y Donald Trump”.
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Juan Carlos Giordano: 11 3119-3003
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La diputada Mercedes de Mendieta y el diputado Juan Carlos Giordano, ambos de Izquierda Socialista/FIT Unidad, señalaron: “Milei va a pagar hoy 850 millones de dólares al Fondo Monetario por intereses de una deuda externa usurera y fraudulenta. En enero 4.500 millones de dólares a los bonistas privados. Pero esa plata tiene que ir al Garrahan, a las y los jubilados, a las personas con discapacidad, a las universidades, a los salarios de la docencia, no a ese organismo financiero imperialista comandado por Donald Trump”.
De Mendieta y Giordano finalizaron: “El Frente de Izquierda va a rechazar el Presupuesto Nacional de Milei que está negociando con la oposición patronal donde la prioridad es el FMI. Hay que cortar ese chorro de saqueo y dependencia. Hay que romper con el Fondo monetario, decirle no al pacto colonial Milei-Trump y luchar para que la plata vaya al pueblo trabajador, no a los usureros internacionales”.
A su vez, De Mendieta y Giordano denunciaron: “Bajo los gobiernos de Mauricio Macri, el peronismo de Alberto y Cristina Fernández, y ahora Milei, se pagaron 100 mil millones de dólares solo de intereses de esa deuda usurera. Encima el gobierno anunció ‘salvatajes’ millonarios para los bancos y la timba financiera, no para el pueblo trabajador. Solo el Frente de Izquierda repudia ese endeudamiento, más dependencia y entrega”.
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Escribe Juan Carlos Giordano, diputado nacional por Izquierda Socialista/FIT Unidad
Las elecciones del 26 de octubre mostraron por un lado el sorpresivo triunfo del gobierno ultraderechista de Milei, que el peronismo de Fuerza Patria fue un claro perdedor y que la alianza de los gobernadores Provincias Unidas un verdadero fracaso. Por otro lado, en un marco de polarización donde las dos primeras fuerzas se llevaron el 74% (más de dos tercios), sobresalió el Frente de Izquierda Unidad, haciendo una gran elección en distritos fundamentales, logrando casi 900 mil sufragios en todo el país y conquistando tres bancas al Congreso Nacional. Fuerza que usaremos para llamar a derrotar la motosierra de Milei, los gobernadores, el FMI y Donald Trump y la reforma laboral que preparan.
“Sorpresivo, inesperado”. Así reflejaron los medios el triunfo de La Libertad Avanza (LLA), en especial en la provincia de Buenos Aires. Algo que no tenía previsto ni siquiera el propio Milei. “¿En la cabeza de quién estaba que pudiéramos ganar la provincia de Buenos Aires?” (Clarín, 28/10). Todo en el marco de una abstención récord desde 1983, donde 11.459.149 personas no fueron a votar, 664.994 lo hicieron en blanco y 597.938 anularon su voto, mostrando el descreimiento ante esta democracia para los de arriba.
La alianza LLA más el PRO conquistaron el 40,65% (9.341.798 votos). Si bien sacó 3.789.496 votos menos que la suma de ambas fuerzas en 2023, le alcanzó para llevarse el triunfo en 16 provincias y junto a PRO llegar al tercio de bancas en ambas Cámaras para blindar sus vetos o frenar un posible juicio político. Ahora usará esa mejor ubicación para que, tras acuerdos con la oposición patronal cómplice, intente sacar las leyes que le piden las patronales, el imperialismo, Trump y el FMI, la reforma laboral antiobrera, la quita de impuestos para los grandes empresarios, una reforma penal con más mano dura y un nuevo ataque anti jubilatorio para nuestros adultos mayores, entre otras.
El salvataje yanqui, el miedo al caos y el “voto vergüenza”
¿Por qué ganó el gobierno si venía tan mal? Es la pregunta del millón. LLA venía de una contundente derrota por casi 14 puntos en las elecciones bonaerenses del 7 de septiembre; sacudido por la caída de su candidato ligado a los narcos José Luis Espert; la crisis política que llevó a las renuncias anticipadas del canciller Gerardo Werthein y del ministro Mariano Cúneo Libarona (ahora retractado); el escándalo de Karina Milei coimera y la desesperante situación de millones por sus ingresos de pobreza, el flagelo de los despidos y la recesión. ¿Cuáles son las razones entonces del triunfo? Se debe a varios factores.
El gobierno logró instalar que “no había que volver al pasado”, empalmando con el lógico repudio que se mantiene contra el desastroso gobierno peronista anterior que dejó un 42% de pobreza y un 211% de inflación. “La Libertad Avanza o Argentina retrocede” fue su consigna. El gobierno, a su vez, se cuidó en no mostrar la motosierra, incluso llegó a decir que se está mal, pero “no hay que tirar todo por la borda a mitad de camino”.
Su mensaje fue “es esto o la desestabilización y el caos”. Este mensaje fue acompañado por el presidente estadounidense con la frase “si los argentinos no quieren morir hay que votar a Milei”. Que Estados Unidos estaba dispuesto a “ayudar” a la Argentina solo si ganaba el oficialismo, implementando un salvataje millonario, una soga que le permitió al gobierno llegar al 26 de octubre sin que el dólar le estalle en las narices y se produzca un desbarranque en la economía donde todo vuele por el aire. Salvataje que, como bien denunciamos, es para los bancos y los usureros internacionales, no para el pueblo trabajador, aunque se vio como una tabla de salvación ante la crítica situación que se está viviendo.
Nadie quiere una crisis social como la de 2001, con ahorristas a quienes los bancos le quitaron lo poco que tenían, agitada por el gobierno para sacar provecho. Esto provocó, por ejemplo, qué sectores populares que no habían ido a votar en las elecciones bonaerenses de septiembre lo hagan ahora por Milei, para evitar un “caos mayor”, sacando 850 mil sufragios más que entonces. Como dijo un analista político: “Se votó con el bolsillo, pero no porque la economía personal y familiar estén bien, sino por el temor a que empeore aún más”.
Se dio un voto silencioso (que no apareció en las encuestas), un “voto vergüenza”, no entusiasta. Lamentablemente es un voto equivocado, porque el gobierno lo va a usar para seguir aplicando su plan motosierra contra el pueblo trabajador.
Por último, otra razón de importancia para que el gobierno se pueda reacomodar, vuelva a mentir y logre este triunfo no es por ninguna “culpa de la gente” como se dice livianamente, sino por la complicidad que le vienen brindando la oposición patronal de la UCR, Miguel Ángel Pichetto, los gobernadores y también sectores del peronismo que le vinieron votando las leyes y los DNU a Milei, y en especial el rol de la CGT peronista, que está en un pacto con el gobierno, cuando debería haber encabezado un plan de lucha para derrotar sus políticas desastrosas.
El peronismo salió derrotado por culpa de su propia política y Provincias Unidas fue un verdadero fracaso
Fuerza Patria sufrió una importante derrota. Perdió dos millones de votos comparado con las elecciones de 2023 (obtuvo el 31% con 7.268.611 sufragios). Salió derrotado en su distrito clave, la estratégica provincia de Buenos Aires. De ganar por amplio margen el 7 de septiembre pasó a perderla en tan solo un mes y medio. Axel Kicillof, que se consideraba con la aureola presidencial para 2027, quedó chamuscado. La cara de shock que se le vio a Máximo Kirchner en el búnker del domingo lo decía todo: la derrotada había sido la lista que había confeccionado su madre, Cristina Fernández, poniendo a Jorge Taiana encabezando la lista bonaerense al que los menores de 35 años ni lo conocen. Lista de “unidad” donde iban todos los sectores, desde Sergio Massa, Juan Grabois y burócratas sindicales.
Los pases de facturas no se hicieron esperar. La camporista de Quilmes, Mayra Mendoza, fue la primera en encender la mecha: “Cristina tenía razón en que no había que desdoblar la elección”. Del otro lado, quienes responden a Kicillof, le contestaron “si ganábamos era la lista de Cristina, como perdimos la culpa es de Axel”. La crisis que viene de antes, ahora se agravó con la derrota.
Muchos la atribuyen a que en septiembre votaron los extranjeros más afines al peronismo y ahora no, que los intendentes se jugaron el 7 de septiembre porque dependía su continuidad y ahora no lo hicieron, entre otras argumentaciones. Pero lo que no pueden ocultar es que la ultraderecha les arrebató la provincia y eso merece una explicación.
Por las redes, sectores del peronismo vuelven al argumento que ya esgrimieron en 2023, que “la culpa es de la gente que lo votó”, amparando de esa forma su claudicación en dejar correr a Milei en estos dos años. Pero esto se explica porque el peronismo cuando gobernó con Alberto Fernández y Cristina fue un desastre, generando el caldo de cultivo para que surgiera LLA. Y si ahora le ganó al peronismo en provincia, es porque es mentira que la provincia está “blindada” del ajuste de Milei como dice Kicillof, cuando la pobreza, el hambre, los salarios miserables en la docencia y en la salud pública son la constante. La política del peronismo en estos dos años ha sido “que Milei se desgaste y nosotros nos preparamos para capitalizar electoralmente”. Eso se ve, entre otras cosas, en que la CGT peronista sigue en un pacto con el gobierno dándole la espalda a luchas heroicas como la del Garrahan, jubiladas y jubilados, dejando pasar los despidos o firmando paritarias al 1%. Es decir, sin hacer nada para por lo menos “ponerle un límite” a la motosierra de Milei. Este es el trasfondo de la derrota del peronismo, generando decepción en su base social, la cual, una parte, votó por el Frente de Izquierda.
Lo mismo decimos para explicar la tremenda derrota de Provincias Unidas, la lista impulsada por los gobernadores de Córdoba (Llaryora), Santa Fe (Pullaro), Chubut (Nacho Torres), Jujuy (Sadir), Santa Cruz (Vidal) y Corrientes (Valdéz) este último el único ganador por casi nada, el resto todos derrotados. Quedaron atrás del Frente de Izquierda en la Provincia de Buenos Aires, CABA, Mendoza, San Luis, Tierra del Fuego y no se presentaron en 9 distritos. El caso emblemático fue el de Juan Schiaretti en Córdoba, a quien daban como gran ganador, perdiendo por 14 puntos con un desconocido mileísta, el tal Gonzalo Roca. ¿Las razones? Haber sido cómplices de Milei y aplicar el super ajuste en sus provincias.

Giordano, Bregman, Del Caño y Del Plá en el búnker del Frente de Izquierda
Los 900 mil votos del Frente de Izquierda lo consolidan como la única alternativa obrera y socialista para pelear por los cambios de fondo que necesita el pueblo trabajador
El Frente de Izquierda hizo una gran elección nacional obteniendo 900 mil votos (3,7%). Es decir, 111 mil votos más que en 2023. El FIT-U logró obtener dos bancas por la Provincia de Buenos Aires (con el 5,04% - 438.747 votos) asumiendo el 10 de diciembre Nicolás del Caño (PTS) y Romina del Plá (PO), bancas que ocuparemos más adelante en nombre de Izquierda Socialista, como parte del mecanismo de rotación, junto a nuestra compañera delegada ferroviaria, Mónica Schlotthauer (quien asumirá a su vez este 10 de diciembre como diputada en la legislatura de provincia de Buenos Aires). Y logramos otra banca por CABA con Myriam Bregman (9,11% - 148.438 votos), la que también rotará con nuestra compañera de Izquierda Socialista Mercedes de Mendieta, actual diputada nacional.
El FIT-U, con sus lógicas desigualdades por distrito, obtuvo entre sus votaciones más destacadas el 9,85% en Jujuy, el 5,13% en Chubut, 4,86% en Santa Cruz, 4,51% en Neuquén, 3,49 en San Luis, 3,44% en Mendoza, 3,24% en Tierra del Fuego, entre otros buenos resultados como los logrados en el conurbano. De esta manera, el Frente de Izquierda logró tener el apoyo de una importante y valiosa franja de votantes proveniente del movimiento obrero, el movimiento estudiantil, de mujeres y disidencias, la juventud, entre las y los artistas, referentes de la cultura y la lucha ambiental, entre otros, adquiriendo una enorme personalidad por su coherencia en el enfrentamiento a la motosierra de Milei, los gobernadores y el FMI, por haber estado en todas las luchas, por levantar de manera consecuente la bandera de la causa palestina contra el genocidio israelí y contra el pacto colonial de Milei con el imperialismo norteamericano, Donald Trump y el FMI.
A prepararse para enfrentar lo que se viene
Tras el triunfo electoral de Milei tiene un gran desafío. Tiene que avanzar con su plan motosierra, con más ataques a la clase trabajadora y a distintos sectores populares, y sabe que va a haber resistencia por parte del pueblo trabajador que va a dar pelea, como se ha demostrado en estos dos años de gobierno ultraderechista. Teniendo a la vanguardia a las y los jubilados, al Garrahan, a las personas con discapacidad, a las universidades, a la docencia, a trabajadores y trabajadores de la salud, choferes, metalúrgicos de Tierra del Fuego, al movimiento de mujeres y disidencias, de la cultura, solo por nombrar algunos ejemplos. Nuestro pueblo trabajador, a pesar del rol traidor de la CGT, no ha dejado de luchar y lejos está de haber sido derrotado, como quisiera Milei. A tal punto que le arrancó tres paros generales contundentes a la CGT.
El triunfo del oficialismo no significa ningún cheque en blanco para avanzar en liquidar aún más el salario, con más despidos y represión. Por eso si bien ganó, no ha habido euforia el día después en las calles o lugares de trabajo, salvo en las bolsas, el FMI y los grandes empresarios, o saludos por el triunfo de la ultraderechista Giorgia Meloni de Italia y el genocida Benjamín Netanyahu.
Los gobiernos que han creído que estos triunfos lo autorizan para más ataques han tenido problemas. Muchos ponen de ejemplo el triunfo de Mauricio Macri en 2017 y su posterior derrota, repudiado por cientos de miles precisamente por querer aplicar una repudiable reforma jubilatoria.
Desde el importante apoyo recibido por el Frente de Izquierda llamamos a organizarnos en cada lugar de trabajo, estudio y barrio para sacar conclusiones y prepararnos para enfrentar la motosierra de Milei, los gobernadores, el FMI y Donald Trump; para decirle no a la reforma laboral; para pelear por un urgente aumento de salario y jubilaciones; para que la plata vaya a los sectores populares, no al Fondo Monetario. Denunciando a la CGT, exigiendo que rompa el pacto con el gobierno y convoque a medidas de lucha. Mientras seguimos fortaleciendo a las y los nuevos dirigentes sindicales y de los distintos sectores sociales para dar esta pelea y al Frente de Izquierda Unidad, como la única alternativa política contra el gobierno y el peronismo, que postula una salida de fondo en beneficio del pueblo trabajador.