Escribe Laura Cubas, concejala de Córdoba de Izquierda Socialista FITU.
El Ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, reconoció que en Rosario “ganaron los narcos”. El narcotráfico creció desde 2003 a esta parte, es decir, bajo los 12 años del peronismo kirchnerista, luego los cuatro de Macri y los últimos cuatro del actual Frente de Todos.
El impacto que generó la balacera sobre un negocio de la familia de Antonela Roccuzzo, esposa de Lionel Messi, fue el detonante para admitir desde el gobierno una situación en donde las muertes, homicidios, robos y estafas son cosa de todos los días.
En Córdoba no estamos lejos de Rosario. El avance de las bandas criminales, el flagelo del narcotráfico y sus consecuencias son responsabilidad de los gobiernos, que han dejado correr durante años el negocio ilegal de la venta de drogas hasta derivar en una guerra de bandas, con centenares de víctimas.
Por su parte el Intendente de Córdoba, Llaryora, pide la utilización de las Fuerzas Armadas (La Voz 7 de marzo 2023) para solucionar un problema del que se horroriza como si Córdoba no estuviera a un paso de vivir la misma situación por las mismas razones que denunciamos: la complicidad de los gobiernos y la participación de sectores de las fuerzas de seguridad y de la Justicia en el negocio. Por eso van ganando los narcos.
Para derrotar al narcotráfico hay que lograr que deje de ser un gran negocio. Hay que tomar medidas de fondo para frenar la narco criminalidad que avanzó en los territorios y se cobra la vida de jóvenes todos los días.Desde el gobierno no los van a combatir porque los narcos han penetrado tanto que controlan sectores de la policía, de la justicia y a políticos patronales. Sólo desmontando esa maquinaria de corrupción se puede empezar a atacar. Desde la izquierda con las y los trabajadores, creemos que es necesario ir hasta el final con una política integral. La salida de fondo es legalizar toda la cadena de las drogas, la materia prima, elaboración, distribución, tenencia y consumo que hoy son ilegales, ponerlas bajo control de las autoridades sanitarias y encarar el flagelo de la adicción como una enfermedad, como un problema de Salud Pública.
Mientras tanto, como la droga es caldo de cultivo para la inseguridad que vivimos a diario, hay que promover la auto-organización de los vecinos y exigir que el Estado ponga a su disposición todos los medios necesarios para que estos vecinos autoconvocados actúen de manera preventiva y disuasoria más que como represión.
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