Escribe Miguel Lamas, dirigente de la UIT (CI)
El domingo 13 de junio se realizó la segunda vuelta de las elecciones a gobernadores, que tuvieron una abstención récord, aún para Chile. ¡Más del 80% del padrón no fue a votar!, confirmando el repudio popular a los viejos partidos.
En este contexto de abstención masiva, los viejos partidos como la Democracia Cristiana, con apoyo de toda la derecha y la ex Concertación, lograron un ajustado triunfo electoral en Santiago región metropolitana. Por su parte, la derecha de Chile Vamos, del presidente Piñera, solo ganó en una de las dieciséis regiones.
El repudio a los partidos de los “30 años”
El 15 y el 16 de mayo se eligieron la Convención Constituyente y la primera vuelta a las gobernaciones. El masivo descontento contra el modelo económico, de enorme desigualdad social, y la Constitución que dejó Pinochet llevaron a una derrota histórica a los partidos de la ex Concertación y de la derecha de Piñera, que gobernaron los últimos treinta años después de Pinochet. Piñera y sus partidos sacaron 20% y apenas 37 escaños, de un total de 155. Y la ex Concertación (Democracia Cristiana y PS) solo 14% de los votos y 25 escaños. Las elecciones las ganaron listas independientes, como la Lista del Pueblo, que sumaron alrededor de 40%, y la alianza entre el PC y el Frente Amplio, con 19 por ciento.
Esta ruptura es también consecuencia de la rebelión popular de finales de 2019. A pesar de que la derecha y sus aliados de la falsa oposición han logrado desviar el proceso de luchas a las corruptas vías institucionales, los grandes capitalistas y sus partidos no esperaban esta dura derrota electoral.
La crisis política sigue abierta
Una declaración reciente, firmada por treinta y cuatro constituyentes, entre los que se cuentan un sector de la Lista del Pueblo, independientes y constituyentes de pueblos originarios, proponen “6 garantías democráticas” para enfrentar el proceso constituyente.
La convención fue convocada en acuerdo con la falsa oposición, la ex Concertación y también el Frente Amplio y el PC. No es ni libre ni soberana para llevar a cabo las transformaciones que el pueblo y la clase trabajadora necesitan.
Entre los seis puntos planteados se reafirma el poder constituyente como libre y soberano, que no puede ser limitado y que debe expresar la voluntad popular. Asimismo, reivindica la necesidad de la movilización, la liberación de las presas y los presos políticos, el fin a los pactos de impunidad en violaciones a los derechos humanos, la desmilitarización del país, así como el cese de las expulsiones ilegales de inmigrantes.
El Movimiento Socialista de las y los Trabajadores (MST/UIT-CI) llamó a apoyar estas demandas. Y señala: “Creemos necesario sumar la necesidad de un plan económico de emergencia que detenga la profunda crisis económica que sufrimos millones de familias trabajadoras, así como la catástrofe sanitaria provocada por el gobierno en el manejo de la pandemia, y la necesidad de mantener la lucha por Fuera Piñera”. Llama a la Lista del Pueblo y otras independientes “a convocar una reunión con todas las organizaciones sociales, sindicales, populares y políticas para coordinar juntos una campaña nacional en apoyo a los seis puntos expresados en la declaración, más los que se resuelva sumar, en el marco de un plan nacional de movilizaciones que fortalezca el camino mostrado por estas y estos 34 constituyentes”.
El MST plantea, para las elecciones de noviembre, “buscar unir todas estas expresiones políticas que luchamos contra el gobierno y sus aliados de la falsa oposición. Levantar una candidatura presidencial que exprese los legítimos anhelos de democratizar al país, de poner los recursos naturales y las riquezas al servicio del pueblo y la clase trabajadora, de entregar derechos sociales gratuitos, entre otras demandas. Una candidatura con perfil anticapitalista para darle cuerpo al masivo rechazo contra la herencia de Pinochet”.
“Por un plan de lucha nacional que podamos empujar en las calles de todo Chile. ¡A seguir la lucha, por la más amplia unidad de luchadores y luchadoras contra el gobierno de Piñera y la herencia de Pinochet!”.
Ante la brutal represión desatada por el gobierno de Daniel Ortega, la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI) emitió una declaración. A continuación reproducimos algunos fragmentos.
“La campaña de Daniel Ortega por una nueva reelección comenzó en junio, a cinco meses de la votación, con métodos dictatoriales, deteniendo a una decena de opositores que pueden llegar a ser candidatos. Entre las personas detenidas se encuentran dirigentes de Unamos, formación sandinista disidente (antes Movimiento Renovador Sandinista, MRS), como las y los ex comandantes guerrilleros Dora María Téllez y Hugo Torres, las dirigentes Ana Margarita Vigil y Suyen Barahona y el ex vicecanciller Víctor Hugo Tinoco. Se les acusa de cargos falsos, como el de solicitar intervenciones militares extranjeras. Estas detenciones estuvieron precedidas por la intervención judicial del Partido Restauración Democrática (PRD).
Con un apoyo popular que ronda el 20%, Ortega ha decidido cerrar violentamente cualquier posibilidad de una derrota electoral a manos del pueblo nicaragüense, agobiado por la crisis económica, el pésimo manejo gubernamental de la pandemia, la superexplotación, el entreguismo y la represión. Por eso quiere reducir la elección a una farsa, como las realizadas por su aliado Maduro en Venezuela en años recientes”[…]
“Daniel Ortega volvió al poder en 2007, de la mano de sectores derechistas y de la Iglesia, junto a los cuales aprobó el Tratado de Libre Comercio con EE.UU. y a los que complació con la penalización absoluta del aborto, prohibiendo incluso el aborto terapéutico, que era legal desde el siglo XIX. Ortega usa una seudo fraseología ‘antiimperialista’ para sostener una dictadura capitalista. En 2018 aplastó a sangre y fuego la rebelión popular, iniciada en las protestas contra la aplicación del ajuste a la seguridad social recetado por el FMI. Sectores empresariales y eclesiásticos conciliaron con el régimen, alimentando el falso diálogo” […]
Llamamos a todas las organizaciones que se reclamen de izquierda o democráticas a repudiar la persecución política de la dictadura capitalista, corrupta y entreguista de Ortega y Murillo en contra de toda oposición política.
¡Libertad a Dora María Téllez, Hugo Torres, Cristiana Chamorro y todos los presos políticos nicaragüenses! ¡Plena libertad de asociación política para el pueblo nicaragüense! ¡Por una salida obrera y popular en las calles!
Ver nota completa en www.uit-ci.org, o www.izquierdasocialista.org.ar
El lunes 14 se realizó un acto frente a la embajada de Venezuela en Buenos Aires para exigir la inmediata libertad del trabajador de Ferrominera del Orinoco, Rodney Alvarez, injustamente condenado a 15 años de prisión. Participaron Convergencia Socialista, Razón y Revolución (RyR) y nuestro partido, Izquierda Socialista /FIT-Unidad que se hizo presente con una delegación encabezada por el diputado nacional Juan Carlos Giordano, el legislador porteño Pablo Almeida y la diputada bonaerense (mc) Mercedes Trimarchi.
El sistema judicial venezolano, controlado por el gobierno de Maduro, condenó a Rodney Álvarez, después de mantenerlo detenido 10 años sin sentencia, acusado del asesinato de un trabajador en medio de una asamblea sindical en los portones de la empresa. Sin embargo, quien realizó los disparos delante de todos los presentes matando a Renny Rojas, fue Héctor Maicán, burócrata sindical chavista y miembro del PSUV.
Al final del acto se hizo entrega de un documento dirigido a la embajadora donde se rechaza este juicio viciado, se exige la libertad inmediata de Rodney Alvarez y se solicita el fin de la criminalización de la protesta.
Su voz sonó fuerte nuevamente en el Congreso de la Nación. Es imposible que deje indiferente a alguien que la escuche. Ya en su juramento rompió el fuego: “Juro por la memoria de los 30.000 desaparecidos, por mis compañeros del glorioso PST y juro defender los derechos de las mujeres, los trabajadores ´y los pueblos originarios que construyeron estas tierras antes de que llegaran otros en los barcos´. Frase que tuvo amplia repercusión en la prensa en oposición a los dichos de Alberto Fernández. Y continuó su juramento “Por el socialismo y un gobierno de los trabajadores”. Más tarde se hizo escuchar otra vez y generó aplausos con su intervención sobre el cupo laboral travesti-trans (ver pág. 9).
Mónica Schlottahuer reemplazó la semana pasada a Nicolás del Caño como diputada nacional, como parte de la tradicional rotación de bancas del Frente de Izquierda Unidad. Así se suma a la bancada de Izquierda Socialista Frente de Izquierda Unidad junto a Juan Carlos Giordano.
Hace un año y medio, al culminar su anterior mandato en el Congreso Nacional, fue noticia en todos los medios por hacer algo tan simple como retornar a su lugar de trabajo para realizar las tareas de limpieza en la estación Once, del ferrocarril Sarmiento, trinchera del combativo cuerpo de delegados y miembro destacada de la lista Bordó encabezada por Rubén “Pollo” Sobrero. Así se la podía encontrar todos los días de 6 a 14, escoba y pala en mano, limpiando cada rincón de la terminal ferroviaria.
Ser delegada de la Bordó, diputada nacional por segunda vez, acompañar todas las luchas en las que pueda llegar y polemizar en los medios de comunicación defendiendo las posiciones sobre todos y cada uno de los temas nacionales e internacionales de Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad ocuparían las veinticuatro horas de cualquiera. Pero, además, Mónica es referente feminista. Así lo dice una de las remeras que suele lucir, “Mujer bonita es la que lucha. Ferroviarias del Sarmiento”. Hace años junto a sus compañeras vienen organizando la pelea por sus derechos y contra toda forma de opresión patriarcal.
Todas las conquistas que obtuvieron las mujeres en el Sarmiento son producto de estas peleas que permitieron el acceso de mujeres a nuevas especialidades y más puestos de trabajo, hasta no hace mucho reservadas exclusivamente a varones. Mónica promovió también “La casa que abraza”, una red de acompañamiento a mujeres víctimas de violencia de género.
Schlotthauer nació en Isidro Casanova, partido de La Matanza, y sigue viviendo allí. Se sumó a la militancia en la época de la dictadura militar, cuando ingresó al Partido Socialista de los Trabajadores, antecesor de Izquierda Socialista. En la década del ’80 fue delegada de la oposición a West Ocampo del gremio de la sanidad por más de diez años en el Sanatorio Antártida, hasta que fue despedida en las primeras luchas contra la reforma laboral menemista.
En 2005 se fue a vivir a Venezuela para apoyar a dirigentes sindicales clasistas como Orlando Chirino o José Bodas, los mismos que hoy, junto con otros compañeros, forman parte del Partido Socialismo y Libertad, sección venezolana de nuestra internacional, la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores–Cuarta Internacional, apostando a la construcción de una alternativa política independiente del chavismo y de la oposición patronal.
A su regreso, Mónica empezó a trabajar en el ferrocarril, primero en la línea Mitre y luego en el Sarmiento, siempre en el área de limpieza. Le tocó estar presente cuando se produjo la masacre de Once, en febrero de 2012. En los días posteriores fue una de las primeras denunciantes de las responsabilidades de la patronal en lo que había sucedido.
Mónica Schlotthauer volvió al Congreso. Allí estará y nos hará sentir orgullosas y orgullosos de sus denuncias e intervenciones, de su presencia acompañando las luchas que recorren nuestro país. Una vez más, haciendo realidad la ya tradicional consigna “diputada de los trabajadores para que la crisis la paguen los patrones”.
De la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI)
La campaña de Daniel Ortega por una nueva reelección comenzó en junio, a cinco meses de la votación, con métodos dictatoriales: deteniendo a quienes pueden llegar a ser candidatos opositores. Una decena de opositores han sufrido allanamientos y detenciones arbitrarias, incluyendo cuatro precandidatos presidenciales. Entre las personas detenidas se encuentran dirigentes de Unamos, la formación sandinista disidente (antes Movimiento Renovador Sandinista, MRS), como los ex comandantes guerrilleros Dora María Téllez y Hugo Torres, las dirigentes Ana Margarita Vigil y Suyen Barahona y el ex vicecanciller Víctor Hugo Tinoco. Se les acusa de cargos falsos como el de solicitar intervenciones militares extranjeras. Estas detenciones estuvieron precedidas por la intervención judicial del Partido Restauración Democrática (PRD), bajo el estrafalario argumento de que se había apartado de su doctrina programática religiosa.
Con un apoyo popular que ronda el 20%, Ortega ha decidido cerrar violentamente cualquier posibilidad de una derrota electoral a manos del pueblo nicaragüense, agobiado por la crisis económica, el pésimo manejo gubernamental de la pandemia, la superexplotación, el entreguismo y la represión. Por eso quiere reducir la elección a una farsa como las realizadas por su aliado Maduro en Venezuela en años recientes.
Dora Téllez participó del comando guerrillero que, junto a Edén Pastora, tomó por asalto el Palacio Nacional e hizo rehenes a los legisladores de la dictadura somocista en agosto de 1978, logrando la liberación de varios presos políticos. Luego del triunfo de la revolución fue ministra de Salud.
El martes 2 de junio se inscribió para participar en la elección interna del candidato presidencial del partido Ciudadanos por la Libertad, Cristiana Chamorro, hija de Violeta Barrios de Chamorro y Pedro Joaquín Chamorro. Chamorro es vicepresidenta del diario La Prensa y dirigió la Fundación Violeta Barrios de Chamorro hasta su cierre este año, luego de la promulgación de la ley 1040 que obliga a las ONG que reciben financiamiento extranjero a inscribirse en un registro de agentes extranjeros. Esta ley, junto a otras leyes como la que regula las redes sociales o la Ley 1055, con el pomposo título de “Ley de Defensa de los Derechos del Pueblo a la Independencia, la Soberanía y Autodeterminación para la Paz”, son parte del arsenal legal recientemente aprobado para la criminalización de toda disidencia.
El mismo día de su inscripción como precandidata presidencial fue acusada de “falsedad ideológica” y lavado de dinero, entre otros cargos, quedando inhabilitada para ocupar cargos públicos, y al día siguiente fue detenida. El ex embajador del gobierno de Ortega en EEUU, Arturo Cruz, también fue detenido. Una semana después, Juan Sebastián Chamorro, ex viceministro de Hacienda del gobierno de Bolaños, y el ex jefe del Consejo Superior de la Empresa Privada José Adán Aguerri, también fueron detenidos.
En 2019 se emitió una amnistía que redujo el número de presos políticos, de alrededor de 700 a un centenar, pero nunca cesó el hostigamiento y la persecución. Además, con la amnistía el gobierno se otorgó a sí mismo impunidad para los crímenes represivos de 2018. La actual es la más reciente de varias oleadas de detenciones en un proceso que no ha tenido pausa desde la rebelión de 2018.
Daniel Ortega volvió al poder en 2007, de la mano de sectores derechistas y de la Iglesia, junto a los cuales aprobó el Tratado de Libre Comercio con EEUU y a los que complació con la penalización absoluta del aborto, prohibiendo incluso el aborto terapéutico que era legal desde el siglo XIX. Ortega usa una seudo fraseología antiimperialista para sostener una dictadura capitalista. Su vicepresidente entre 2007 y 2012 fue un ex dirigente contra, Jaime Morales Carazo. Hizo grandes negociados corruptos con el dinero de Petrocaribe suministrado por Chávez y Maduro. Ya en 2016 logró su segunda reelección habiendo intervenido al principal partido opositor de ese momento, el Partido Liberal Independiente. En 2018 aplastó a sangre y fuego la rebelión popular, iniciada en las protestas contra la aplicación del ajuste a la seguridad social recetado por el FMI. Sectores empresariales y eclesiásticos conciliaron con el régimen, alimentando el falso diálogo. Esos son parte de los sectores de la oposición burguesa y de derecha que a los que ahora el régimen cierra la vía electoral. Grandes sectores de la juventud, los trabajadores y campesinos tuvieron desconfianza en esos diálogos y percibieron el rol traidor de la oposición burguesa. Precisamente son los sectores populares quienes vienen sufriendo el grueso de la represión posterior a la rebelión.
Hay grandes divisiones en la oposición y no se descarta la posibilidad de que partidos colaboracionistas, de la llamada oposición zancuda, se presten a dar un barniz de legitimidad a la farsa electoral del gobierno. La experiencia confirma que quienes nunca creyeron en el falso diálogo ni en la farsa electoral orteguista tenían razón.
Desde la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional realizamos en septiembre de 2020 una campaña internacional por la libertad de los presos políticos nicaragüenses. Hoy nuevamente levantamos nuestra voz, como revolucionarios y llamamos a todas las organizaciones que se reclamen de izquierda o democráticas a repudiar la persecución política de la dictadura capitalista, corrupta y entreguista de Ortega y Murillo en contra de toda oposición política.
Reclamamos la libertad de Cristiana Chamorro y demás representantes de la oposición, más allá de que no respaldamos sus posiciones políticas en defensa de intereses patronales y proimperialistas. Consideramos que estos sectores no son salida para el pueblo trabajador nicaragüense. Por lo que es necesario construir una herramienta política del pueblo luchador y derrotar a la dictadura en las calles en un nuevo 1979, un 2018 victorioso.
¡Libertad a Dora María Téllez, Hugo Torres, Cristiana Chamorro y todos los presos políticos nicaragüenses! ¡Plena libertad de asociación política para el pueblo nicaragüense! ¡Por una salida obrera y popular en las calles!
15 de junio de 2021