May 20, 2024 Last Updated 1:17 PM, May 20, 2024


Escribe José Castillo

Cada vez son más las compañeras y compañeros de trabajo, estudio, vecinos y familiares que, habiendo depositado inicialmente sus ilusiones en el Frente de Todos, hoy las han perdido por completo.

Pero muchos de ellos nos plantean que “Cristina es diferente”. Y que el problema son las políticas que aplica Alberto Fernández, distintas a las que llevaría adelante la vicepresidenta. Todo esto está siendo abonado constantemente por la propia vicepresidenta, con sus tweets, sus apariciones esporádicas o, ahora, las declaraciones de dirigentes, cada vez más duras y directas contra Alberto y sus ministros.

Sin embargo, ni Cristina ni el kirchnerismo ofrecen ninguna salida alternativa. Primero y principal, porque las principales medidas que llevó adelante el Frente de Todos fueron con el absoluto y total acuerdo del kirchnerismo. Todos votaron el cambio de fórmula jubilatoria en diciembre de 2019, que abrió el camino a pulverizar las jubilaciones. Votaron todos juntos la ley que habilitó el acuerdo con los acreedores privados.

Siempre Cristina sostuvo que había que negociar con el FMI y se opuso a cualquier planteo de ruptura (“somos pagadores seriales”, llegó a decir, jactándose de haber abonado 200.000 millones de dólares durante los mandatos kirchneristas, pese a que, así y todo, la deuda se incrementó de 190.000 a 240.000 millones de dólares). Tan cercano en el tiempo como el mismo año pasado, fue la propia Cristina la que propuso que todo el dinero que entró desde el FMI en concepto de Derechos Especiales de Giro (plata especial para la pandemia) se aplique a cumplir con los vencimientos con el propio Fondo.

Cristina y el kirchnerismo recién empezaron a criticar el acuerdo con el FMI cuando éste estaba a punto de firmarse y ya era imposible disimular el ajuste que se venía. Una clara maniobra para “despegarse” de las consecuencias del mismo. Pero ni siquiera entonces se plantearon dar una pelea seria. Máximo Kirchner renunció a la presidencia del bloque de Diputados del Frente de Todos, pero se llamó a silencio “para no poner palos en la rueda” al acuerdo con el Fondo, como dijo textualmente. Cristina ni siquiera habló en la sesión del Senado donde se trató el tema. Y ambos han dicho una y mil veces que no están en contra de acordar y pagarle al Fondo, sólo discuten la forma en que se negoció.

Invitamos a las compañeras y compañeros a reflexionar y no confundirse. El problema hoy es el peronismo de conjunto, con todas sus alas, incluyendo a las burocracias sindicales de la CGT y las CTA. Todas están comprometidas con el gobierno del Frente de Todos, sólo difiriendo en cómo llevar adelante el ajuste, o a lo sumo, viendo de forma oportunista cómo despegarse de sus consecuencias. Las peleas que vemos no son por proyectos distintos, sino peleas de aparato en el marco de una crisis cada vez más profunda, del gobierno y del propio peronismo.

La auténtica alternativa no pasa ni por el kirchnerismo ni por ningún otro sector de un peronismo que, ya hace décadas, ha dejado de ser el viejo movimiento nacionalista que, en circunstancias históricas muy especiales, permitió que la clase trabajadora alcanzara conquistas sociales que hoy en día están perdidas o cuestionadas. Hoy la salida pasa por construir una nueva alternativa política como la que venimos construyendo desde el FIT Unidad, los únicos que planteamos que hay que romper con el FMI, dejar de pagar la deuda y resolver ya las más urgentes necesidades populares. Y que eso solo es posible si gobiernan los que nunca lo hicieron, los trabajadores y la izquierda.

Escribe Claudio Funes

Con la mira en las elecciones 2023, la mesa nacional de Juntos por el Cambio se reunió, el pasado miércoles 27 de abril, para limar asperezas entre la UCR y PRO. Necesitan aplacar su interna y avanzar en acuerdos frente a la crisis del gobierno peronista y el avance de Milei. Estuvieron presentes Mauricio Macri, Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich, María Eugenia Vidal y Gerardo Morales, los “presidenciables”.

El encuentro fue un intento de abroquelar el espacio del macrismo de Juntos para enfrentar electoralmente al peronismo y a los “libertarios”. Por eso se acordó desestimar la posibilidad de una alianza con Javier Milei (alentada por Macri y Bullrich).

También se respaldó al jefe de la UCR, Gerardo Morales, ante las acusaciones sobre la existencia de un pacto entre el gobernador de Jujuy y Sergio Massa, por las designaciones en el Consejo de la Magistratura. Sin embargo, el propio Morales acusa que un sector de Juntos por el Cambio busca desgastar su figura en la carrera para 2023.

La interna está en plena ebullición y se ha recrudecido. Se postulaban como lo “nuevo y diferente” hace apenas unos años, y tras el gobierno ajustador de los CEOs macristas mostraron su verdadero rostro. Al punto de que muchos, incluso quienes los votaron contra Cristina, eligieron al Frente de Todos para sacarlos. Hoy dicen “reglamentar” sus discusiones para tapar que continúan con los mismos vicios del peronismo.

Patricia Bullrich se quejó de no ser consultada sobre la negativa de incorporar al facho Milei (situación que puede cambiar), pero redactó el comunicado que recalca: “Somos el cambio sin anarquía. Fuimos y somos, hace más de una década, el límite al kirchnerismo que necesita la Argentina y la alternativa de cambio profundo”.

En su disputa con los libertarios por la capitalización hacia la derecha del descontento y la desilusión con el gobierno del Frente de Todos, hablan nuevamente de “cambio profundo”. El mismo término que utilizó Macri, una semana atrás, en la Universidad de Georgetown para apuntar a las “reformas profundas”, un eufemismo para prometer un brutal ataque a los salarios y condiciones de vida de las y los trabajadores y sectores populares.

Macri precisó en Estados Unidos cómo lograrlo: “Tenés que invertir mucho tiempo en crear una narrativa muy fuerte que muestre que es para todos los ciudadanos del país. Esa es la batalla que tenemos que ganar”. Y Gerardo Morales se despegó: “Tengo la expectativa de que gane el candidato de la UCR. […] no creo que el radicalismo esté en condiciones de abrazar un plan neoliberal” (Perfil, 29/04/2022). ¡Un mentiroso! Es precisamente lo que hizo la UCR en 2015, junto con Macri y Cambiemos.

La posibilidad cierta de poder relevar, en 2023, al desgastado gobierno de Alberto y Cristina Fernández, fogonea estas peleas. Macri, Morales y todos los candidatos de Juntos por el Cambio, solo buscan apoyo para profundizar el sometimiento del país al gran capital y al imperialismo.

Junto a las grandes cámaras patronales (Unión Industrial Argentina -UIA-, Asociación Empresaria Argentina -AEA-), afirman que en la Argentina el problema son “los impuestos que nos abruman”, para beneficiar a los grandes empresarios y multinacionales que son también los mayores evasores.

Sus “reformas profundas y estructurales” no son otra cosa que la reforma laboral, previsional, baja de salarios y despidos de empleados estatales para cumplir a rajatabla con los pagos al FMI. Juntos por el Cambio no es solución para el pueblo trabajador y los sectores populares.

La salida es lo opuesto: un plan económico obrero y popular que deje de pagar la deuda externa y destine todo ese dinero a trabajo genuino, salud, vivienda y educación. Solo el FIT Unidad, del que Izquierda Socialista es parte, propone esta salida.

Escribe Claudio Funes

Para los “liberales” no todos tienen las mismas libertades. Mientras Milei acompaña tractorazos, promueve una “ley antipiquetes”. Y, contra la “casta política” propone terminar con los derechos de las y los trabajadores como con las Universidades Públicas. Una política claramente a favor de los ricos.

Javier Milei, busca hacer buena letra con los empresarios del campo. Participó de la reunión en San Pedro, el 18 de marzo, donde 200 productores resolvieron medidas para enfrentar el tentativo aumento de dos puntos sobre las retenciones a las exportaciones de harina y aceite de soja que el gobierno anunciaría.

En esa oportunidad el “libertario” afirmó: “Si Argentina está al borde del abismo, no puede ser que el ajuste lo tenga que pagar el sector privado, la gente de bien, la que produce, la que genera riqueza, la que todo el día se está rompiendo el lomo laburando para seguir sosteniendo a la casta política” (Clarín, 18/03/2022). Aseguró que iba a acompañar las acciones de los productores en defensa de su actividad y luego apoyó el tractorazo del 23 de abril, al igual que Macri, Bullrich, Larreta y Espert.

Vuelve a dejar en claro que, para él, hay “gente de bien” que tiene derecho a cortar rutas, bloquear puertos y marchar a la Capital Federal para protestar contra la suba en las retenciones, y “mala gente” que, en las mismas calles por las que desfilaron los patrones con sus tractores y camionetas, reclama por trabajo genuino, aumento en la asignación del plan Potenciar Trabajo, más planes y alimentos para los comedores populares.

Según su manual, los ricos pueden protestar para exigir ser más ricos. Y a los trabajadores y movimientos de desocupados sólo les queda soportar más ajuste, hambre y miseria en silencio. Coincide con todos los políticos patronales en que hay que pagarle al FMI y en hacer caer el ajuste sobre las espaldas de los sectores más humildes. Por eso también ataca a las universidades públicas y todos los servicios estatales.

Milei propone una ley que prohíba los piquetes y las manifestaciones populares. Su Movimiento Anti Piquetero da un paso más: reedita una especie de fuerza de choque contra trabajadores y desocupados que se atreven a salir a las calles.Por ahora solo se mueve en las redes sociales, pero puede pasar a actuar físicamente, como lo hicieron los Comandos Civiles de los años ‘50, organizados y nutridos por los partidos de la “casta política”, como él dice. Fascismo con mayúsculas. De ahí a prohibir el derecho de huelga y otras libertades democráticas hay muy poco espacio.

No es casual que todo esto suceda ahora, durante el transcurso del tremendo ajuste que Alberto Fernández impone. Ante la posibilidad de desbordes por la profundización de la crisis económica y social, las propuestas represivas se multiplican y resultan funcionales al gobierno del Frente de Todos. Rodríguez Larreta también criminaliza la protesta, y pidió al gobierno que le quite los planes sociales a los que cortan calles. Juntos por el Cambio y los “libertarios” disputan la misma base social de derecha y sectores de la juventud. Por ello Mauricio Macri y Patricia Bullrich coqueteaban con Milei para llevarlo a su redil.

Desde Izquierda Socialista y el FIT Unidad repudiamos su política represiva contra el derecho de los movimientos de desocupados, trabajadores y partidos de izquierda a manifestarse en las calles. Defenderemos con todas nuestras fuerzas las libertades democráticas que ganamos con la lucha.
                                                     
 

Escribe Mariano Barba

En el ostentoso y único (por su lujo) Hotel Llao Llao, frente a dos lagos y de cara a los cerros nevados de Bariloche, se reunieron con los principales empresarios argentinos, funcionarios del gobierno y representantes de los partidos políticos patronales. Se los conoce como el “círculo rojo”. Dijeron que se juntaron para escuchar a los presidenciables del país y al gobierno. Por eso fueron el ministro de Economía Martín Guzmán, Mauricio Macri, Javier Milei y Horacio Rodríguez Larreta.  Hicieron reuniones cerradas para discutir el futuro del país y cómo aplicar el plan de ajuste post firma del pacto con el FMI. Nada bueno para el pueblo trabajador puede salir de ese cónclave.
 
El gobierno peronista y la oposición patronal se reúnen todos los años con este grupo selecto. En el 2021 asistieron el ministro del Interior Wado de Pedro y Patricia Bullrich. Este año el tema central fue la marcha político económica del país y como seguirá, en los términos en que discuten los dueños de las grandes empresas con el gobierno. Se cuidaron de que no trasciendan las conversaciones porque, según los organizadores, eran temas “sensibles”. El anfitrión fue Eduardo Elsztain, dueño del hotel, de IRSA y del Banco Hipotecario. Entre los empresarios estuvieron Marcos Galperin, fundador de Mercado Libre y el hombre más rico de Argentina, según Forbes; los fundadores de Globant, Martín Migoya y Guibert Englebienne; Carlos Miguens (Miguens Bemberg Holdings), Juan Collado (Warmi), Federico Braun (Banco Galicia y La Anónima), Karina Román (Grupo Román), Luciano Nicora (VN Global BPO y Endeavor), Sebastian y Juan Pablo Bagó (Laboratorios Bagó) y Verónica Andreani (Andreani).

Los representantes del gobierno y los referentes de la oposición patronal presentes recibieron el elogio de los empresarios, por la unidad que demostraron en el congreso para votar el pacto con el FMI. Pacto que ninguno de esos empresarios pagará, porque está destinado a ser pagado por el pueblo trabajador que sufre ajuste tras ajuste.

Como la prensa tenía vedado el ingreso los organizadores, al finalizar, difundieron un comunicado público: “Dada la coyuntura mundial que circunde al mundo, y luego de la pandemia del Covid-19, este año se le dará especial centralidad a la lectura del contexto internacional (invasión rusa en Ucrania, inflación norteamericana, suba del precio de los commodities, etcétera) y cómo esto aún presenta oportunidades de desarrollo para nuestro país”. O sea que discutieron cómo mejorarán sus ganancias a partir de los incrementos de los precios de sus productos y de una mayor exportación; protegidos por el plan económico del gobierno del Frente de Todos que les permite formar precios y especular con el dólar financiero.

Guzmán comprometió más ajuste

Alberto Fernández envió a su ministro de Economía al Foro para ratificar su política de ajuste. Martin Guzmán fue el expositor central. Antes de ingresar al evento y luego de participar en una reunión en IDEA, refiriéndose a la crisis política del gobierno nacional declaró: “Me enfoco en la gestión que me ha encomendado el Presidente de la Nación y no me inmiscuyo en cuestiones relacionadas a las disputas de poder”. Una vez integrado al evento, el ministro demostró con filminas y cuadros la reducción del “déficit fiscal”, se vanagloriaba del acuerdo con el FMI y confirmó que los empresarios tienen vía libre para invertir en energías como política central del gobierno, sobre todo en Vaca Muerta. Remató su exposición con la afirmación “tenemos un programa económico que deseamos llevar adelante y cumplir. Y la política fiscal debe ser consistente con ese programa”. En su intervención no contempló la solución de ninguno de los problemas centrales que sufren los trabajadores y los desocupados, como son la falta de trabajo, los bajos salarios y la inflación que destruye la economía de las familias. Guzmán coincidió con los empresarios en que está bien el ajuste fiscal y tarifario que lleva adelante, pero le pidieron que a ellos les baje los impuestos. No se referían a que baje el IVA, que es el impuesto que pagamos todos en cualquier producto que compramos, se referían a que les baje los impuestos que pueden afectar sus millonarias ganancias.
Quedó claro en este Foro lo que venimos denunciando desde Izquierda Socialista y el FIT Unidad, que tanto los empresarios, como el gobierno y la oposición patronal son socios en el ajuste y entre ellos discuten cómo profundizarlo para que el acuerdo con el Fondo lo paguemos los trabajadores y sectores populares.

Escribe Mariano Barba

Larreta: “Un shock en cien horas”

Así definió el comienzo de su gestión para “estabilizar la inflación”, si llegara a ser electo presidente por Juntos por el Cambio, el actual jefe de CABA Horacio Rodríguez Larreta. Prometió ante los millonarios de la Argentina que está organizando un equipo con cien personas, “Pensar”,  para presentar un proyecto de gobierno. Dijo que su referencias son el Plan Austral que aplicó el ex presidente Raúl Alfonsín (que terminó en la hiperinflación y la salida anticipada del presidente) y la Convertibilidad de Cavallo (que terminó en el estallido del 2001). Afirmó que las aplicará en las primeras cien horas (cuatro días) de gobierno, porque cien días son demasiado tiempo. Con estas recetas podemos adelantar que en cien días no sabemos si podrá seguir gobernando.

No es casual que su principal asesor sea el economista Carlos Melconian, que en el Foro presentó su “Plan Económico Federal para la Argentina”, basado en una reforma impositiva, una reforma laboral (léase flexibilización laboral) y una reforma previsional (empeorar las condiciones jubilatorias). Está muy claro: es la receta completa del FMI. Y su ayudante en este plan es Hernán Lacunza, ex ministro de Economía del gobierno de Macri.



Macri en su salsa

Al ex presidente le organizaron una charla especial. Se reunió un largo rato con todos sus amigos, los grandes empresarios, y les planteó que “antes de cumplir noventa días de mandato, la próxima gestión debe lograr una reforma laboral, previsional y monetaria”. Como vemos la sintonía es perfecta para profundizar el ajuste. Entre ellos no hay grietas. Y para rematarla aclaró que: “La Argentina tiene que demostrar que las reformas son aceptadas por los argentinos y que el monstruo no va a volver”, en referencia al repudio con el que terminó su mandato presidencial.

Que el gobierno tiene que ser un representante absoluto de los empresarios quedó explicitado cuando les dijo que “debe ser como el canchero que corta el pasto para que los jugadores metan los goles”.  Por eso, al terminar su disertación  hubo espacio para algunas preguntas y uno de los empresarios presentes le comentó que “veía a otro Mauricio Macri, uno que tiene las cosas más claras que cuando era gobierno”.



Milei, ahora se peinó

Javier Milei es otro de los que estuvo invitado al exclusivo encuentro. El que simula estar contra la “casta” política y los que nos llevaron al desastre. Es un simulador que aprovecha el enorme descrédito de los partidos tradicionales. Pero no pierde oportunidad para juntarse con lo más rancio de los empresarios explotadores, fugadores de dinero y especuladores. Por eso, para estar a tono, los comentarios de los presentes en el Foro fueron que Milei “hasta se peinó y vestía traje y corbata negra” para reunirse con ellos. Esa es la verdadera cara de Milei. Según el diario El Cordillerano aportó la “idea de achicar el Estado y de cómo mediante la reducción de impuestos y aniquilando el gasto van a bajar también los precios”; y les dio “una clase de economía liberal”. Según muchos empresarios es “demasiado ultra”. Cómo será de facho que hasta los empresarios toman distancia.



 

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