Resignado a tener que “bancarse” una reunión por televisión, el macrismo montó el espectáculo. Se jugaban a esconder las barbaridades del tarifazo detrás de la crítica a la política de energía de su antecesor. Planeaban hacerse un picnic con los casos de corrupción (ciertos, por otra parte) del ex ministro (y ahora diputado) Julio De Vido, para así desviar la atención sobre la propia responsabilidad del gobierno actual en el tarifazo. El diputado kirchnerista, sabiendo lo que se le venía, decidió directamente no presentarse, a pesar de que es el presidente de la Comisión de Energía de Diputados. Hasta ahí llegó la “resistencia” del kirchnerismo.
Lo que siguió fue una larguísima sesión donde todos cumplieron su papel, como en un paso de comedia. Los kirchneristas “cuestionaron” el tarifazo. Y el ministro Aranguren les respondió que él actuaba siguiendo la misma lógica regulatoria y de subsidios que había desarrollado el kirchnerismo en los 12 años anteriores. Todo un show y una excusa para que el gobierno diga que “se dio el debate público”. Y para la oposición patronal, de que hicieron “todo lo posible” por evitar el tarifazo, mientras en “la política en serio” los gobernadores que responden a esos mismos partidos apoyaban el tarifazo. Una vergüenza total.