Jun 25, 2024 Last Updated 8:47 PM, Jun 24, 2024

¡Que la crisis del coronavirus la paguen los capitalistas!

La pandemia del Covid-19 está siendo utilizada por el imperialismo, los gobiernos capitalistas y los grandes empresarios para buscar descargar la crisis sobre la clase trabajadora y los sectores populares del mundo. Ya millones sufren el despido o la rebaja salarial y crece el hambre para amplios sectores de la población pobre de todos los continentes.

Esta pandemia no ha terminado y no se sabe cuándo será superada. No hay vacuna a la vista. El coronavirus, como el cólera, el dengue o el sarampión, surgieron del caldo de cultivo que crea el sistema capitalista imperialista. Solo se explica en el marco de la miseria creciente, el hacinamiento habitacional y de la degradación ambiental que producen las multinacionales en su carrera por las ganancias a costa de la superexplotación de las masas. Se puso en evidencia la destrucción de los servicios públicos estatales de salud, producto de años de ajuste y reducción de los presupuestos. En especial en las principales potencias capitalistas como Italia, el Estado español o los Estados Unidos. En Italia durante diez años redujeron el presupuesto de salud en más de 30.000 millones de euros. En los Estados Unidos casi no hay un sistema público estatal. Pero esto también se da, bajo distintas formas, en todos los países del mundo. El capitalismo alienta el negocio de la salud privada.

Y ahora, ante esta calamidad global que ellos facilitaron, no se quieren hacer cargo. Para el sistema capitalista imperialista y las multinacionales lo primero es defender sus riquezas y ganancias, no la salud y la vida digna de miles de millones. Con el argumento de la pandemia y de las cuarentenas, o sin ellas, despiden a sus trabajadores, rebajan el salario, o directamente no pagan por la “crisis”. Cuando antes del coronavirus las multinacionales, los bancos y los grandes terratenientes del mundo venían acumulando grandes ganancias. Ya es casi popular que veintiséis supermillonarios tengan la misma cantidad de dinero que 3.800 millones de las personas más pobres del mundo. Estamos hablando de multinacionales como Amazon, Microsoft, Ford, General Motors, Toyota, Siemens, Exxon Mobil, Chevron, Total, Samsung, Nestlé, JP Morgan Chase, HSBC, Alibabá, Walmart, Johnson y Johnson, Bayer-Monsanto, Pfizer, Coca-Cola, Boeing, Airbus, Facebook, Apple, Cargill, entre otras.

Además, los “salvatajes” del gobierno de Donald Trump no son para invertir en salud pública o para “salvar” el salario del pueblo trabajador norteamericano. Son para socorrer a las multinacionales yanquis. Algo semejante ocurre en la Unión Europea. Trump otorgó 455.000 millones de dólares a las grandes empresas como préstamo bancario con garantía del Estado. O sea que si no pagan pasa a ser deuda pública. Mientras, en el último mes se produjeron más de veinte millones de nuevos desempleados. Al mismo tiempo solo diez multimillonarios, incluyendo al dueño de Amazon, Jeff Bezos; el dueño de Facebook, Mark Zuckerberg, y el dueño de Microsoft, Bill Gates, aumentaron en 51 mil millones de dólares sus riquezas.

El otro mecanismo de expoliación del imperialismo, la banca, el FMI y el Banco Mundial es el de la deuda externa. En 2020 la deuda global alcanzó un récord histórico de 253 mil millones de dólares. De esa forma se saquea a los pueblos del mundo. Los gobiernos agentes del imperialismo llevan décadas pagando una deuda fraudulenta mientras hoy, según datos de la misma ONU, existen 821 millones de personas que se van a dormir con hambre y que, por el crecimiento de la pobreza y el hambre, podrían morir 300.000 personas por día.

La crisis del coronavirus muestra la debacle del sistema capitalista imperialista y pone sobre el tapete la pelea por un cambio de fondo. Hay que luchar por terminar con este sistema logrando gobiernos de las y los trabajadores que inicien la construcción de una sociedad socialista sin patrones y con una planificación económica basada en las necesidades de la clase obrera y los sectores oprimidos.

En ese camino, hoy tenemos que impulsar las luchas obreras y populares para enfrentar la crisis del coronavirus. Para defender la salud y la vida de los pueblos explotados y enfrentar los ataques a las condiciones sociales por parte de los gobiernos y los grandes capitalistas.

La clase trabajadora y los sectores populares ya están saliendo a enfrentar esta realidad. Empezando por las y los trabajadores de la salud reclamando más presupuestos, salarios e insumos, siguiendo por las huelgas obreras de Italia de marzo exigiendo parar la producción. Las huelgas en empresas contra los despidos o por medidas de seguridad en los Estados Unidos, el Estado español, Grecia, Argentina, Colombia. Los saqueos por hambre en Venezuela o los cacerolazos en Brasil contra Bolsonaro y su política criminal. Los enfrentamientos en los barrios populares de París contra la represión policial. Y la sorpresiva vuelta de las movilizaciones populares en Líbano reclamando contra la continuidad del ajuste social que venían repudiando desde octubre de 2019.

Desde la UIT-CI apoyamos todas estas expresiones de lucha en cada país y llamamos a darles continuidad y unidad en un amplio movimiento internacional para que la crisis del coronavirus la paguen los capitalistas y no los trabajadores y los pueblos.

Proponemos luchar por un plan de emergencia obrero y popular en cada país e internacionalmente. En todo el mundo se necesita plata para salud, salario, trabajo y comida. La pandemia del coronavirus no ha terminado. Y también tenemos la pandemia social que quieren imponer el imperialismo, las multinacionales y sus gobiernos. Por todo ello se hace necesario luchar por el no pago de las deudas externas. Por un frente de países deudores para no pagar. Altos impuestos progresivos a las multinacionales, los bancos y los terratenientes del mundo. Para dedicar, en cada país, esos fondos para combatir el Covid-19, prohibir los despidos o las rebajas salariales, dar un seguro o salario de cuarentena al desocupado (parado) y dar comida a millones de necesitados.

También llamamos a repudiar toda forma de represión policial usando el argumento del confinamiento o cuarentena, como la militarización,  y a defender el derecho a la protesta obrera y popular.

Cada día se hace más evidente que para enfrentar la actual crisis del coronavirus, como la que vendrá luego de la pandemia, se necesita avanzar en acciones unificadas a nivel internacional. En muchos países ya se está reclamando imponer impuestos progresivos a la riqueza. En África se estaría generando un bloque de países para no pagar la deuda externa. Se hizo ya una acción mundial de protesta de los trabajadores de las Apps. El FIT-Unidad de la Argentina convocó a una conferencia de lucha latinoamericana que solo está postergada por la pandemia. Otras iniciativas de lucha internacional irán surgiendo. En ese marco, desde la UIT-CI apoyamos toda forma amplia de lucha y coordinación empezando por los tres puntos señalados: 

1) No al pago de las deudas externas.

2) Altos impuestos progresivos a los de arriba. 

3) Contra toda forma de represión y por el derecho a la protesta.

Y convocamos a la más amplia unidad de acción de las organizaciones obreras y populares, del movimiento de lucha de las mujeres, de la juventud, del movimiento contra la degradación ambiental, como de la izquierda anticapitalista y socialista para coordinar un movimiento de lucha internacional.

Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores

Cuarta Internacional (UIT-CI)

11 de mayo de 2020

 

Escribe Miguel Ángel Hernández, dirigente del Partido Socialismo y Libertad, sección venezolana de la UIT-CI

A la terrible situación que ya padecemos las trabajadoras y trabajadores venezolanos, ahora se suman las consecuencias de la pandemia y el confinamiento social que ha impactado severamente en la economía ya destruida del país. Todo esto ha ocasionado un acrecentamiento de las catastróficas condiciones sociales en Venezuela.

En las últimas semanas hemos presenciado cómo los precios de los productos de primera necesidad se han ido hasta las nubes mientras nuestros salarios son cada vez más miserables. Empresarios y comerciantes aprovechan la cuarentena y la crisis sanitaria para incrementar abusivamente los precios de los productos esenciales.

Esto ha agudizado el hambre y la desesperación en miles de pobladores de los barrios populares, especialmente en las zonas más pobres del país, que han salido a saquear comercios en sus localidades al grito de “Tenemos hambre, queremos comida”. Ante eso, el gobierno vuelve al expediente de la represión. Ya hubo un muerto y dos heridos de bala en la población de Upata, en el estado de Bolívar.

Si bien es importante mencionar que aún son protestas aisladas y no masivas y en zonas poco pobladas, el gobierno de Maduro, temiendo la explosión social, hace esfuerzos por garantizar algo de comida a través de las cajas Clap y mínimos servicios en las grandes ciudades, especialmente en Caracas.

Todas estas protestas y saqueos son expresión del hambre que sufren millones de habitantes de los sectores populares cansados de la frustración de no poder comprar comida a sus hijos.

El gobierno busca acordar precios con los empresarios y ocupa temporalmente algunas empresas. Esta política ha fracasado en otras ocasiones.

En tal sentido, el Partido Socialismo y Libertad sigue planteando que es necesario imponer con la movilización un plan económico y social de emergencia. El gobierno de Maduro debe orientar todos los recursos económicos a enfrentar la crisis social y sanitaria.

Hemos venido llamando a todos los sectores sindicales, organizaciones populares, juveniles y a la verdadera izquierda revolucionaria a unificarnos para dar la pelea por ese plan que parta de exigir un salario igual a la canasta básica.

No se puede seguir pagando la deuda externa. Debe suspenderse el gasto en armas, así como los ejercicios militares. Hay que confiscar los bienes de los corruptos de Pdvsa y los importadores fraudulentos, así como cancelar los contratos de empresas mixtas con las transnacionales; asimismo, imponer a los grandes grupos empresariales, banqueros y transnacionales un impuesto especial para atender la crisis social y sanitaria.



Son 2.500 presas y presos, en su mayoría jóvenes, que purgan en la cárcel su osadía de haber participado de las grandes movilizaciones contra el gobierno superexplotador de Piñera. Muchos de ellos llevan más días en la cárcel que el tiempo de una eventual condena. Se trata de una represión deliberada para intimidar a los millones que salieron, desde octubre de 2019, a las calles en contra de los abusos y por justas demandas de cambios sociales y democráticos.

Con 2.500 presas y presos el afán intimidatorio de Piñera es evidente, está diciendo: “Si tú peleas por mejores condiciones de vida irás preso”.

Este reclamo de libertad se hace hoy más urgente ante el peligro de contagio del coronavirus en cárceles superpobladas y en medio de delincuentes comunes.

El estallido social contra el gobierno de Piñera tuvo un amplio apoyo, solidaridad y simpatía de los pueblos del mundo. Apelamos a esa solidaridad para iniciar una campaña internacional que inunde por las redes, con fotos o videos, el clamor unánime por la liberación de los 2.500 presos políticos.

Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI)
18 de abril de 2020

 

 

Declaración de la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores

8M: por una jornada mundial de lucha contra los gobiernos ajustadores y por el derecho a decidir

Una nueva jornada mundial de lucha nos encuentra a las mujeres trabajadoras en las calles. Somos las bolivianas en lucha contra el reaccionario golpe cívico militar de Añez-Camacho. Somos las trabajadoras francesas luchando contra la reforma previsional de Macrón. Somos las ecuatorianas y las portorriqueñas movilizadas contra el ajuste del FMI y sus gobiernos títeres. Somos las argentinas en la calle por el aborto legal. Somos las brasileras reclamando justicia por Marielle Franco y contra las medidas misóginas y ajustadoras del reaccionario gobierno de Bolsonaro. Somos las mexicanas movilizadas contra los femicidios que siguen creciendo de manera alarmante. Somos las peruanas en lucha contra la violencia de género. Somos las trabajadoras panameñas reclamando contra los despidos masivos del gobierno de Cortizo. Somos las mujeres turcas exigiendo basta de criminalización a las luchas feministas. Somos las colombianas luchando contra la persecución y el asesinato de las y los luchadores sociales. Somos las iraquíes y las libanesas en lucha contra el hambre, la represión del gobierno y los ataques del imperialismo yankee. Somos las jóvenes y las indígenas peleando por el medioambiente, por la expulsión de las multinacionales mineras y la destrucción de nuestros territorios y comunidades. Somos las migrantes que reclamamos que ningún ser humano es ilegal y que peleamos por la igualdad de derechos para el acceso al trabajo, a la salud y la educación. Somos la rebelión de las mujeres en esta nueva oleada de luchas feministas que se expresa con fuerza sumando reclamos y enfrentando en la primera línea a los gobiernos capitalistas. Por eso, somos sobre todo las mujeres trabajadoras chilenas que enfrentamos día a día al gobierno reaccionario de Piñera en las calles, resistiendo ante la represión y la tortura que adquiere un carácter doblemente vejatorio al castigarnos con la violencia político-sexual que implica violaciones y todo tipo de torturas sexuales por el hecho de ser mujeres.

Este 8 de marzo, día internacional de luchas feministas para las trabajadoras de todo el mundo desde hace más de 100 años, necesitamos no solo reivindicar la historia de las obreras que murieron quemadas en una fábrica en Nueva York en 1908 en medio de una huelga por aumento de salarios o recordar el legado que la revolucionaria socialista alemana Clara Zetkin nos dejó al proponer nuestra fecha en el congreso internacional feminista de 1910 en Copenaghe y rememorar la heroica lucha de las trabajadoras rusas que en 1917 dieron el puntapié inicial para comenzar la gran Revolución Rusa al movilizarse el 8 de marzo (febrero en su calendario). Si no que necesitamos poner en pie una gran jornada de lucha que logre avanzar en la organización internacional de las trabajadoras de manera independiente de los gobiernos capitalistas y que nos sirva para conquistar todas nuestras demandas.

En este mundo capitalista y patriarcal, las mujeres somos las más oprimidas entre los oprimidos y las más explotadas entre los explotados. Pues no solo somos consideradas ciudadanas de segunda en gran parte del mundo ya que no tenemos ni derecho a manejar o a votar, como en muchos países de Medio Oriente, sino que en todos los países del mundo aun seguimos trabajando una doble jornada no reconocida. En este mundo patriarcal, todas las tareas de limpieza y cuidado doméstico que suelen estar a cargo de las mujeres como si fuera parte de una distribución sexual “natural” de trabajo, no están remuneradas e incluso no se reconocen como trabajo. Pero, además, esta carga de trabajo aparece como argumento de los capitalistas para pagarnos menos ante igual tarea (brecha salarial) y para relegarnos a los trabajos más precarios. Por eso somos las contratadas en los trabajos peor pagos. Con los planes de ajustes de los gobiernos y las reformas jubilatorias, somos las primeras en ser despedidas y seremos las más afectadas con el desguace de los fondos previsionales.

Por eso, en esta nueva jornada de lucha volvemos a exigirles a las centrales sindicales, sindicatos y organizaciones de trabajadoras y trabajadores a que llamen al Paro Internacional feminista como una medida efectiva que implique la huelga de toda la clase obrera por todos nuestros derechos. Necesitamos al conjunto de la clase trabajadora movilizada junto a nosotras contra los feminicidios y los trans travesticidios, contra las muertes por abortos clandestinos que las iglesias se empeñan en sostener para seguir sometiéndonos, contra el gran negocio capitalista de la trata de mujeres, niñas y niños para la explotación sexual, contra la brecha salarial y la discriminación laboral, por la libre circulación de las migrantes y por el acceso a todos los derechos sociales. Vamos contra los planes de ajuste de los gobiernos capitalistas y del imperialismo que quiere seguir pagando las fraudulentas deudas externas al FMI, porque nosotras no vamos a pagar la crisis.

Construyamos una gran jornada mundial de lucha internacionalista, anticapitalista, antipatriarcal y antirracista en el camino por nuestra emancipación.

Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores – Cuarta Internacional (UIT-CI)
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