Escribe Mónica Schlotthauer, diputada nacional por Izquierda Socialista/FIT Unidad
Compañeras y compañeros enojados con el ajuste y la entrega de Alberto Fernández miran con simpatía nuestras propuestas. Sin embargo, temerosos de que “vuelva el macrismo”, se preguntan si apoyar al FIT Unidad no es perder el voto. Aquí respondemos a esas dudas.
Cada vez los encontramos más. En los lugares de trabajo y estudio, en los barrios populares, en las calles donde agitamos nuestras propuestas. Son un montón: compañeras y compañeros que se acercan; muchos nos dicen que, aunque antes optaron por el peronismo, en estas PASO no fueron a votar, asqueados de un gobierno como el de Alberto Fernández que los hambrea y prioriza al FMI y los acreedores de la deuda. Hay también quienes nos plantean que ya en las PASO votaron al FIT Unidad, tal vez por primera vez. E incluso están las y los que votaron al Frente de Todos, “contra la derecha de Macri”, y luego, al ver entrar al gobierno a Manzur, a Aníbal Fernández, y observar que es puro discurso electoral el famoso “ponerle plata en el bolsillo a la gente”, se cuestionan si cambiar su voto.
Muchas y muchos, sin embargo, plantean la duda: votar al FIT Unidad ¿no será tirar el voto? ¿No estaré “haciéndole el juego al macrismo”?
Queremos decir con sinceridad lo que pensamos: el único voto útil contra el ajuste y la entrega será el depositado al FIT Unidad. Porque hoy todos se pelean y denuncian en los actos y los canales de televisión. Pero después, cuando termine la campaña, van a votar todos, los del Frente de Todos, los macristas de Juntos e incluso los de Milei y Espert, a favor del plan de ajuste que surja del acuerdo con el FMI. No será la primera vez que lo hagan: ya el peronismo, en sus distintas versiones garantizó con sus votos muchas de las leyes que obtuvo el macrismo, que no tenía mayoría en el Congreso, pero siempre conseguía sus “peronistas amigos” que le daban los números para ganar.
Y durante el gobierno de Alberto Fernández, toda la Cámara de Diputados, con la única excepción de los dos diputados del Frente de Izquierda Unidad, votó reconocer la deuda e iniciar las negociaciones con los pulpos acreedores y el FMI. Y para mostrar más, en estos días el macrismo y el oficialismo peronista votaron juntos e impidieron discutir nuestro proyecto del FIT Unidad para construir 500.000 viviendas populares y así crear dos millones de puestos de trabajo, financiados con la suspensión de los pagos de la deuda externa.
Algunas compañeras y compañeros nos pueden decir que esto es así, pero que en el gobierno hay una “disputa” entre kirchneristas y el resto, donde los primeros estarían en contra del Fondo y de pagar la deuda a costa del hambre del pueblo. Lamentablemente esto no es así, aunque algunos dirigentes kirchneristas, como el propio Máximo o Hebe de Bonafini los declamen en sus actos de campaña. La realidad es que fue la propia Cristina Fernández la que avaló públicamente que los 4.000 millones de dólares que habían llegado desde el FMI, supuestamente para atender la pandemia, se destinaron a pagar los vencimientos con el Fondo. Y son Cristina y Máximo quiénes, antes, durante y después de las elecciones, apoyan al ministro de Economía Martín Guzmán, el principal responsable de llegar a un acuerdo con el FMI. Por si esto no fuera suficiente, el nuevo jefe de gabinete Juan Manzur, celeste, anti-derechos, ajustador en su provincia (Tucumán) y gran empresario él mismo, fue propuesto a instancias de la propia vicepresidenta Cristina Fernández.
Entonces, compañera, compañero, no dudes. No vas a tirar tu voto. Acompañá a los únicos que no te van a defraudar. A los que van a oponerse al mayor ajuste que se viene. A los que van a estar, porque estuvimos y estamos siempre, apoyando todas las luchas. El único voto útil, para que siga habiendo diputadas y diputados de Izquierda, es al FIT Unidad.
Los diputados de nuestro partido Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda Unidad, Mónica Schlotthauer y Juan Carlos Giordano, acaban de presentar en la Cámara de Diputados este proyecto de ley. Un reclamo que vienen levantando sistemáticamente la izquierda y el sindicalismo combativo, y se hace más necesario que nunca para atacar la grave crisis social.
El proyecto presentado por nuestro bloque de Izquierda Socialista dispone en su articulado “que se suspenden todos los pagos en concepto de deuda externa, tanto de capital como de intereses, atento a que se trata de una deuda ilegítima, usurera y fraudulenta”; procede a “destinar ese dinero a aumento de salarios y jubilaciones al valor de la canasta familiar, a trabajo, salud, educación y vivienda y demás necesidades populares” y a la vez “desconoce el acuerdo firmado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en mayo de 2018 por parte del entonces gobierno de Macri (Cambiemos)”, al que lo declara “nulo de nulidad absoluta”.
Los fundamentos de Giordano y Schlotthauer son contundentes. “Macri nos endeudó en 45.000 millones de dólares, dinero que fue para financiar la fuga de capitales y la bicicleta financiera. En el acuerdo se prohibió expresamente que esos dólares fueran a gastos corrientes (salarios o jubilaciones) o a la obra pública. ¿Por qué el pueblo trabajador tiene que pagar una deuda que no contrajo?”, se preguntan. Y agregan: “Con la llegada del gobierno peronista del Frente de Todos, Alberto Fernández denunció que dicho acuerdo había violado el propio reglamento del FMI y fue el sostén de la campaña por la reelección de Macri, pero inmediatamente volvió a elogiar al FMI y a cifrar esperanzas en que una “buena negociación” salvaría al país. “Vamos a tener que hacernos cargo de este muerto que nos dejaron”, dijo Cristina Fernández. Una clara revelación de que el gobierno peronista del Frente de Todos (denominado “nacional y popular”) está reconociendo el pacto Macri-FMI de 2018 y se lo hará pagar al pueblo trabajador […] Macri nos endeudó y el peronismo del Frente de Todos, paga. ¿El gobierno peronista no había pedido el voto para terminar con los males de Macri y “combatir a la derecha”?”.
“En cada pago de deuda se van salarios, jubilaciones, viviendas, hospitales, escuelas. El gobierno desde que asumió hasta fin de 2021 llevará pagados 12.000 millones de dólares de deuda. Con ese dinero se podrían construir medio millón de viviendas populares y dar trabajo genuino a dos millones de desocupados”.
En el proyecto se denuncia que: “El acuerdo gobierno-FMI para reconocer los 45.000 millones que dejó Macri se sellará en el Congreso después de las elecciones entre el Frente de Todos, el macrismo de Juntos y los falsos “antisistema” Milei y Espert como buenos defensores de Menem-Cavallo. Solo el FIT Unidad se opone. Ese pacto de dependencia y sometimiento vendrá con un mayor ajuste, reforma laboral antiobrera, más ataques a nuestras jubilaciones y más entrega a manos de las multinacionales saqueadoras y contaminantes. Acá no hay grietas. “Todos”, “Juntos” y Milei han dicho que sí. Solo el Frente de Izquierda rechaza categóricamente este nuevo pacto de dependencia, ajuste y coloniaje.
“El gobierno también habla de reemplazar un capitalismo “neoliberal” por otro capitalismo productivo. Cristina dijo que el capitalismo “es un sistema eficiente”. ¿Qué tiene de productivo o eficiente aplicar un ajuste para pagarle al FMI?”, señala en otro tramo del mismo.
“Muchas veces se nos pregunta qué pasaría si no se paga la deuda o si hay antecedentes de no pago. Distintos países a lo largo de la historia dejaron de pagar sus deudas para salir adelante. Los economistas Kenneth Rogoff y Carmen Reinhart de la Universidad de Harvard, Estados Unidos, se han dedicado a contabilizar los defaults de deudas soberanas (las declaradas por los Estados) desde 1800 hasta la primera década de 2000, contabilizando 250 cesaciones de pagos en 200 años. Gran Bretaña nunca pagó la deuda que tenía con la Argentina al final de la Segunda Guerra Mundial. Estados Unidos al independizarse no pagó su deuda con Inglaterra. En los países donde hubo procesos revolucionarios se repudió la deuda, como Rusia en 1917 y Cuba en 1959, permitiendo combatir el hambre y la pobreza. La rebelión popular del Argentinazo de 2001 impuso el no pago y no quedamos aislados ni bloqueados”.
El proyecto también recuerda que “en el año 2000 el juez Ballesteros emitió un fallo y catalogó a la deuda como ilegítima”. Por todo esto señala que dejar de pagar y romper los lazos que nos atan al FMI permitiría “atacar los graves problemas sociales, dando pasos en la Segunda Independencia, con un Frente de Países Deudores Latinoamericanos y otras medidas como nacionalización de la banca y el comercio exterior, un fuerte impuesto a los de arriba y la reestatización de las empresas privatizadas como parte de un plan económico alternativo obrero y popular”.
En la sesión de la Cámara de Diputados del 26 de octubre, nuestro diputado nacional por Izquierda Socialista en el FITU, Juan Carlos Giordano, propuso que se ponga en debate en el recinto un proyecto para la construcción de 500 mil viviendas populares, lo que generaría dos millones de puestos de trabajo.
El Frente de Todos y Juntos por el Cambio levantaron la mano unidos para negarse a debatirlo. Vergonzoso, una razón más para votar diputadas y diputados de Izquierda el 14 de noviembre.
Escribe Rubén “Pollo” Sobrero, secretario general de la Unión Ferroviaria seccional Oeste y candidato a senador provincial Buenos Aires, por Izquierda Socialista/FIT Unidad
Nadie duda que la burocracia sindical que dirige la CGT es uno de los pilares fundamentales sobre los que se apoya el gobierno peronista de Alberto Fernández. Ellos tienen una gran responsabilidad en los bajos salarios, la desocupación, la flexibilización laboral y los altos índices de miseria e indigencia.
Los burócratas de la CGT se reunieron con el FMI como garantes del futuro acuerdo de este organismo con el gobierno, que significará más ajuste, reducción de jubilaciones y recortes de los gastos sociales. Son los mismos burócratas que ya acordaron con la UIA y el gobierno la aplicación de suspensiones y rebajas salariales en plena pandemia.
La burocracia sindical viene permaneciendo inamovible frente a gobiernos peronistas, radicales, macristas e incluso militares. Siempre tratando de mantener el movimiento obrero enchalecado, frenando las luchas o directamente traicionando. Por eso consiguen permanecer por décadas en sus cargos.
A cambio de ese “servicio” tienen el control de las Obras Sociales que manejan con mano de hierro, disponiendo discrecionalmente de los millones que reciben. Y los favorecen con una legislación que les permite perpetuarse en los sindicatos con estatutos antidemocráticos, como el de nuestro gremio ferroviario, donde presentar una lista de oposición es más difícil que postularse como candidato a presidente.
Esos dirigentes sindicales llenos de privilegios son los que apoyan al Frente de Todos en estas elecciones. No nos representan. De la misma forma que los enfrentamos cuando luchamos o tenemos que formar listas antiburocráticas para disputar un sindicato o una comisión interna, tenemos que darles la espalda en estas elecciones.
Contra ese modelo estamos construyendo una nueva dirección para la clase trabajadora, uniendo al sindicalismo combativo que lucha para democratizar los sindicatos y colocarlos al servicio de los intereses de nuestra clase. Solo el sindicalismo combativo apoya todas las luchas en curso y se juega para que triunfen. A diferencia de los burócratas sindicales, proponemos la ruptura con el FMI y que ese dinero se disponga para generar empleo y salarios dignos.
Muchos de los compañeros que componemos este espacio sindical somos parte del FIT Unidad, defendemos sus propuestas e integramos sus listas. Llamamos a todos y todas con quienes compartimos las luchas cotidianas y a los que defienden un sindicalismo combativo y democrático a sumarse a nuestra campaña, votando y llamando a votar por esta salida de izquierda y de los trabajadores.