Jul 17, 2024 Last Updated 6:38 PM, Jul 16, 2024

Escribe Juan Carlos Giordano, Diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT Unidad
10/6/22

¿Qué se puede esperar de una cumbre con el presidente del imperialismo norteamericano Joe Biden? Nada bueno. Estados Unidos es el símbolo de un capitalismo-imperialista en decadencia que sigue sembrando hambre y miseria en el mundo, con más desigualdad social y destrucción ambiental, mientras los ricos son cada vez más ricos. Parece un chiste escuchar a Biden hablar de “cooperación, democracia, políticas migratorias, feminismo y defensa del ambiente”. Estados Unidos estuvo detrás de todos los golpes de Estado latinoamericanos; de invasiones criminales como en Afganistán e Irak; mantiene el bloqueo criminal a Cuba y es el que maneja el Fondo Monetario Internacional. Excluyó a Venezuela, Cuba y Nicaragua y en simultáneo prepara una visita con la monarquía dictatorial de Arabia Saudita y financia al estado genocida de Israel contra el pueblo palestino.
Ahora, del otro lado, ¿qué plantean los gobiernos latinoamericanos mal llamados “progresistas”? La nota de la cumbre fue la no participación de algunos presidentes encabezados por López Obrador de México. Pero han enviado a sus cancilleres y representantes. López Obrador no fue pero se va a reunir el mes próximo con Biden en Washington. No hay ninguna ruptura con la Cumbre por parte de esos gobiernos. Son parte de sus consabidos dobles discursos. Como dijo un periodista: “son intentos de jugar con audiencias nacionales que a menudo son escépticas con respecto a Estados Unidos”.
Alberto Fernández habló como titular de la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños). Algunos decían que llevaba la voz de Latinoamérica, con un discurso “duro”. Nada de eso pasó. “Más allá de las palabras la relación con Estados Unidos es excelente”, dijo el embajador argentino en Estados Unidos, Jorge Arguello.
El gobierno peronista del Frente de Todos es el que acaba de firmar un pacto de coloniaje con el FMI, que está trayendo más ajuste, pobreza, saqueo, sometimiento y dependencia. Alberto Fernández aprovechó la cumbre para facilitarle los negocios capitalistas al primer ministro de Canadá, país de la saqueadora minera Barrick Gold, mientras habla de “defensa del ambiente y transición ecológica”. También se reunirá con el Ceo de la multinacional General Motors, Microsoft, Google, y otros. Maduro, por su parte, está negociando con Estados Unidos la venta de petróleo para la Unión Europea y ha encarado un nuevo plan de privatizaciones de empresas estratégicas. Maduro fue quien le propuso a Alberto Fernández que convoque a la Celac -donde no está Estados Unidos- pero que sí o sí invite a Biden. Fernández lo hizo y el presidente yanqui agradeció: “Espero ansioso la invitación”. Por otro lado, los gobiernos excluidos de esta cumbre cuestionan las “políticas intervencionistas” norteamericanas pero apoyan la criminal invasión de Putin sobre Ucrania.

Hay que romper con el FMI y los lazos que nos atan al imperialismo

¿Los gobiernos mal llamados progresistas que han hecho críticas formales a la cumbre tienen un planteo de fondo para terminar con el hambre y la pobreza? Claro que no. Nunca lo hicieron. Fernández llamó a "trabajar unidos" con el jefe norteamericano. Una clara sumisión. Unidad que significa ganancias imperialistas para el Norte, y saqueo de nuestros países y recursos para el Sur.
Ya vinieron y vienen gobernando con planes de ajuste, salvando las ganancias capitalistas. Pasa con las largas décadas de gobierno chavista en Venezuela, pasó con los largos años de Lula en Brasil, Bolivia o los 12 años de gobierno peronista kirchnerista y sus dos actuales en Argentina. Son gobiernos que pagan las deudas externas y dejan que las multinacionales y bancos se sigan llevando nuestras riquezas, recursos naturales y bienes comunes. Alertamos sobre las falsas ilusiones que se tejen con la vuelta de Lula a Brasil, Petro en Colombia o como se dijo con Boric en Chile. Las nuevas experiencias de gobiernos como el peronismo en Argentina o Pedro Castillo en Perú indican que mientras hablan “contra la derecha” es para aplicar un ajuste, manteniendo los pilares de un capitalismo semicolonial atado a las multinacionales y bancos imperialistas.
Si no se toman medidas de fondo para enfrentar al imperialismo y al capitalismo no hay solución. El Unasur o el Alba nunca fueron salidas. Hace falta romper los lazos que nos someten al imperialismo y al FMI dejando de pagar las deudas externas usureras y fraudulentas. Hace falta un Frente de Países Latinoamericanos para dejar de pagar. Hay que expulsar a las multinacionales. Hay que nacionalizar la banca y el comercio exterior y reestatizar todas las empresas estratégicas privatizadas. Todo esto en camino de una segunda independencia, que se logrará definitivamente con un gobierno de las y los trabajadores y una Argentina Socialista. Tareas que abarcan a todo nuestro continente. Esto no se resolverá con gobiernos falsamente progresistas o “nacionales y populares”. Se logrará con una salida obrera y socialista como sostenemos desde Izquierda Socialista y el FIT Unidad. Las tibias críticas como se hacen de costumbre en todas estas costumbres proferidas en por parte de algunos gobiernos latinoamericanos y los llamados a trabajar en común con el imperialismo yanqui, confirman lo que estamos señalando.

 

 

Escribe Guillermo Sánchez Porta

Llevamos desde siempre a Nicaragua y las luchas de su pueblo rebelde en nuestras conciencias y corazones. Porque su poderosa revolución en 1979 contra la dictadura siniestra de Anastasio Somoza fue un punto de referencia latinoamericano y mundial, y porque hoy la realidad que le toca sufrir a su pueblo no nos es indiferente. En abril de 2018 frente a las medidas aplicadas por Ortega-Murillo por indicación del FMI, y la represión ante las protestas, estalló un enorme proceso de movilización popular, con especial protagonismo de su juventud. No fue un rayo en cielo despejado: el ajuste económico-social y el autoritarismo, venían desde hacía años. Más allá de los discursos falsamente antiimperialistas y de izquierda, el gobierno actual del FSLN aplica medidas de ajuste desde su retorno al poder. De allí, que Nicaragua es hoy un país capitalista en todos sus términos y con las tasas de pobreza más altas del continente. La Rebelión de Abril, fue un punto de inflexión ante ese cuadro general. El panorama actual es de más de 180 personas presas políticas, entre ellas, dirigentes históricos de la lucha anti-somocista, activistas del movimiento estudiantil, feminista y dirigentes campesinos. Esa realidad, se suma a los asesinados por la represión, los desaparecidos, los miles de exiliados y la falta de libertades democráticas elementales en ese país. Por eso, hemos resuelto la conformación de una Comisión Internacional de parlamentarios, referentes de organizaciones de DDHH, de sindicatos, movimientos sociales, intelectuales y del campo de la cultura, que con independencia de todo injerencismo imperialista, tiene el propósito de poder verificar in situ las condiciones de salud y encierro de las personas presas políticas en Nicaragua, tomando en cuenta innumerables denuncias realizadas por familiares y colectivos de ese país. Por supuesto en el camino de una exigencia que es causa y bandera básica para nosotros y nosotras: la libertad incondicional de todos y la anulación de sus condenas. Esta Comisión viajará con el fin señalado el 6 de julio a Costa Rica y desde allí hasta el puesto fronterizo de Peñas Blancas. Llamamos a fortalecer esta iniciativa, sumando adhesiones de todo el mundo en respaldo a la propuesta.

Comisión Internacional por la vida y la libertad de las y los presos políticos en Nicaragua

30/05/22

 

Organismos y referentes sociales y de DDHH

*Elia Espen (Madres de Plaza de Mayo – Línea Fundadora) - Argentina

*Articulación de Movimientos Sociales - Nicaragua

*GREX (Grupo de Reflexión de Excarcelados Políticos) – Nicaragua

*Congreso de Unidad de los Nicaragüenses Libres – Nicaragua

*CORREPI (Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional) - Argentina

*CADHU (Centro de Abogados por los Derechos Humanos) – Argentina

*CEPRODH (Centro de Profesionales por los Derechos Humanos) – Argentina

*EMCF (Encuentro Militante Cachito Fukman) - Argentina

*Herman@s de Desaparecidos por la Verdad y la Justicia – Argentina

*Comisión de Vecines Justicia por Campomar - Argentina

Organizaciones Políticas, sindicales y sociales

*Alternativa Anticapitalista (LIS) – Nicaragua

*Partido Revolucionario de las y los Trabajadores – Costa Rica

*Organización Socialista Revolucionaria – Costa Rica

*MST – FIT Unidad (LIS) - Argentina

*PTS – FIT Unidad - Argentina

*Izquierda Socialista  – FIT Unidad (UIT-CI) –Argentina

Movimento Esquerda Socialista – PSOL - Brasil

Parlamentarios, dirigentes y personalidades

*Myriam Bregman, diputada nacional - PTS en el FITU – Argentina

*Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo, IS en el FITU – Argentina

*Alejandro Bodart, diputado CABA (mc) del MST en el FITU, dirigente de la LIS

*Nicolás del Caño, diputado nacional - PTS en el FITU – Argentina

*Cele Fierro, referente nacional del MST en el FITU - Argentina

*Mónica Schlottauer, diputada nacional electa, IS en el FITU – Argentina

*Alejandro Vilca, diputado nacional - PTS en el FITU – Argentina

*Luciana Echevarría, diputada de Córdoba, MST en el FITU – Argentina

*Noelia Agüero, diputada provincia de Córdoba, IS-FIT Unidad– Argentina  

*Alejandrina Barry, legisladora de CABA, PTS en el FITU – Argentina

*Vilma Ripoll, diputada nacional electa MST en el FITU - Argentina

*Pablo Almeida, legislador electo CABA, IS en el FITU- Argentina

El 11 de mayo una delegación de legisladores y representantes de organización de los Derechos Humanos de Argentina se hicieron presentes en la Embajada de Nicaragua en Buenos Aires para presentar una nota reclamando por la libertad de los presos políticos y el cese de las persecuciones a políticos, estudiantes, periodistas y artistas opositores al actual régimen dictatorial de Ortega-Murillo en ese país.

Entre las personas presas se reclamó por Dora María Téllez; heroína de la revolución sandinista; Ana Vijil, referente del Movimiento Renovador Sandinista; el líder estudiantil Lesther Alemán, el joven activista Yader Parajón y el cantautor Josué Monroy. Aparte de condenas ilegítimas por “menoscabo a la integridad nacional” y “conspiración”, se denunció que las y los detenidos están sometidos a reiterados maltratos, golpizas, torturas, faltas al debido proceso y hasta la negativa a sus familiares de presenciar los juicios. Por estas razones, con total independencia de los planteos de la OEA y el imperialismo norteamericano y rechazando su injerencia, apoyamos e impulsamos la formación de una Comisión Internacional de referentes de derechos humanos, diputados y personalidades a fin de viajar a Nicaragua el mes próximo para visitar a las presas y presos políticos, constatar las condiciones de su detención y exigir su inmediata libertad.

La nota estaba encabezada por la compañera Madre de Plaza de Mayo, línea fundadora, Nora Cortiñas, representantes del Serpaj, del CEPROH, del Encuentro Memoria Verdad y Justicia, el diputado Juan Carlos Carlos Giordano (IS), el diputado Nicolás del Caño (PTS), Gabriel Solano (PO) y Vilma Ripoll (MST), entre otros.

Nuestro diputado nacional electo por Izquierda Socialista, Juan Carlos Giordano, viajó a Kiev. Integró una delegación de la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI)con el fin de llevar ayuda material y política a la izquierda que está en la primera fila de la resistencia. Todo como parte de una campaña que estamos impulsando con otros partidos hermanos de la UIT-CI por el retiro de las tropas de Putin de Ucrania, y diciendo no a la Otan y a toda injerencia imperialista en ese país.

La UIT-CI fue recibida por el referente de Operación Solidaridad, el periodista de izquierda Sergei Movchan. A él se le entregaron los materiales de primeros auxilios que se adquirieron con fondos recaudados con la campaña que estamos impulsando. La delegación también se reunió con el secretario general de los ferroviarios de Kiev, Aleksandr Skiba, quien hizo un llamado a solidarizarse con su lucha. Y con dirigentes políticos socialistas y del sindicalismo combativo que denuncian a Zelensky por usar la guerra para descargar medidas antiobreras y llaman a que desconozca la deuda externa.

En las charlas que estamos realizando en distintos puntos del país con Giordano como expositor, además del relato del viaje, se muestra la valentía de un pueblo que enfrenta al invasor, donde toda la izquierda está unida en esa pelea, y llama a la solidaridad internacional en apoyo a su justa causa. Con las charlas y distintas acciones estamos cumpliendo con ese pedido, siendo voceros de su lucha.

Invitamos a participar de las mismas y a seguir por las redes la campaña. A difundir el video que hicimos sobre el viaje (ver en izquierdasocialista.org.ar y uit-ci.org). Te convocamos a seguir aportando económicamente para fortalecer la campaña y preparar nuevas entregas de materiales, como parte del apoyo que hay que seguir brindando a la heroica resistencia que enfrenta la criminal invasión de Rusia y de Putin.
 

Taras Bilous es un joven historiador y activista socialista del Movimiento Social ucraniano y editor de la revista Commons. Publicamos su “Segunda carta a la izquierda occidental” en la que le reclama y argumenta la necesidad de solidaridad con la resistencia del pueblo ucraniano contra la invasión rusa.

Por Taras Bilous*, para vientosur.info

Traducción de Viento Sur

No podemos saber cómo se desenvolverá Ucrania después de la guerra. Lo que sí sabemos es que las consecuencias serán terribles si vence Rusia.

Hace dos meses, cuando escribí “Carta a la izquierda occidental desde Kyiv”, esperaba que el estupor causado por la invasión rusa y las voces de la izquierda ucrania llevaran a la izquierda occidental a reconsiderar su enfoque. Lamentablemente, muchos sectores no lo han hecho. En sus análisis de la guerra, la población ucrania es una víctima que precisa ayuda humanitaria y nada más, en vez de un sujeto con deseos que deberían respetarse.

Claro que esto no se refiere a todos los componentes de la izquierda, ni mucho menos. Los partidos de izquierda escandinavos y los de Europa Oriental han escuchado a la gente ucrania y apoyan el suministro de armas a Ucrania. Se observa cierto progreso entre las y los socialistas estadounidenses, pero por desgracia ni siquiera una declaración conjunta de socialistas ucranios y rusos ha convencido a suficientes personas para que respalden el apoyo militar. Permitidme dirigirme una vez más a la izquierda.

¿Una guerra justa?

Comencemos abordando una cuestión muy común: ¿Por qué se presta tanta atención y tanta ayuda a Ucrania, mientras que no se hace lo mismo con otros conflictos armados en el mundo? En primer lugar, ¿son las consecuencias potenciales de la guerra razón suficiente para prestarle más atención? ¿Cuándo fue la última vez que el mundo se hallaba tan cerca de la amenaza de una guerra nuclear? En segundo lugar, admito que a otros conflictos no se les presta suficiente atención. Como he escrito anteriormente, el hecho de que Europa haya tratado a las personas refugiadas ucranias mucho mejor que a sus homólogas sirias y afganas se debe al racismo. Es un buen momento para criticar las políticas migratorias y señalar que la ayuda prestada a la gente refugiada ucrania debería concederse a todas las personas refugiadas, vengan de donde vengan.

Recuerdo otro conflicto armado en que partes de la izquierda aplaudían a sus chicos buenos (y chicas) y les prestaban una atención desmesurada en comparación con otros conflictos armados: Rojava. Ucrania no es Rojava, y podemos enumerar muchas quejas con respecto a las políticas internas y exteriores de Zelensky. Ucrania no es ni siquiera una democracia liberal clásica: aquí, todos los presidentes tratan de amasar tanto poder como sea posible con mecanismos informales, el parlamento promulga leyes inconstitucionales y a menudo se violan los derechos y libertades de la ciudadanía. Incluso durante la guerra, el gobierno ucranio ha aprobado una ley que recorta derechos laborales. En este sentido, no es muy distinta del resto de Europa Oriental.

¿Significa esto que el pueblo ucranio debería deponer las armas? En mi opinión, la respuesta es evidente: decidí enrolarme en las Fuerzas de Defensa Territorial nada más comenzar la guerra, y no soy el único, ni mucho menos. Anarquistas de Ucrania, Bielorrusia e incluso unos pocos de Rusia luchan actualmente en la Defensa Territorial o colaboran con ella. No les gusta Zelensky ni el Estado ucranio, la policía los ha detenido repetidamente en algunas manifestaciones (también a mí) y algunos anarquistas extranjeros han sido objeto de intentos de deportación por parte de los servicios especiales. A pesar de todo, fuimos a la guerra. Puede que penséis que estos no son verdaderos anarquistas, o tal vez podáis plantearos que nosotros sabemos algo sobre Europa Oriental que se os escapa.

Soy socialista y no pienso que haya que defender al propio país en cualquier guerra defensiva. Esta decisión debería depender de un análisis de las fuerzas participantes, la naturaleza social de la guerra, los sentimientos de la población, el contexto general y las consecuencias potenciales de diferentes resultados. Si Ucrania estuviera gobernada por una junta fascista y la situación fuera la que describe la propaganda rusa, yo también condenaría la invasión, pero no me uniría al ejército. En esa situación sería más apropiado impulsar una lucha guerrillera independiente. Hay otras invasiones, como la que llevó a cabo EE UU en Afganistán o Irak, que es preciso condenar, pero ¿habría sido correcto luchar en defensa de los regímenes de los taliban o de Sadam Husein? Lo dudo. ¿Vale la pena proteger la democracia muy imperfecta de Ucrania frente al régimen parafascista de Putin? Sí.

Sé que a muchas personas no les gustan estos planteamientos. Después de 2014, cuando en Ucrania se hizo popular tildar a Putin de fascista, critiqué esta opinión. Sin embargo, en los últimos años el régimen de Putin se ha vuelto cada vez más autoritario, conservador y nacionalista, y tras la derrota del movimiento antiguerra, su transformación ha dado otra vuelta de tuerca. Intelectuales de izquierda rusos como Greg Yudin e Ilya Budraitskis piensan que el país está evolucionando hacia el fascismo.

En muchos conflictos armados es correcto propugnar la diplomacia y el acuerdo. En muchos casos de conflictos étnicos, las corrientes internacionalistas no deberían tomar partido. Pero esta guerra no va de esto. A diferencia de la guerra en Donbás en 2014, que era una cuestión complicada, la naturaleza de la guerra actual es simple. Rusia libra una guerra imperialista agresiva; Ucrania libra una guerra popular de liberación. No podemos saber cómo se desenvolverá Ucrania después de la guerra, pues eso depende de toda una serie de factores. Pero sí podemos dar por seguro que si gana Ucrania habrá alguna oportunidad de un cambio progresista. Si vence Rusia, las consecuencias serán terribles. Esta es la razón principal para apoyar a la resistencia ucrania, inclusive con ayuda militar.

La extrema derecha ucrania

Puede que alguien se plantee otra pregunta: ¿Qué decir de la extrema derecha ucrania? En los debates más razonables sobre esta cuestión, un bando siempre destaca el escaso apoyo electoral con que cuenta la extrema derecha y su nula representación parlamentaria, mientras que el otro bando insiste en que, debido a su infiltración en ciertos aparatos del Estado y su participación activa en las manifestaciones callejeras, la extrema derecha ejerce una influencia desproporcionada en la política ucrania. Ambas afirmaciones son ciertas, pero hay un hecho importante que ambos bandos suelen pasar por alto: la influencia desproporcionada de la extrema derecha se basó en gran parte en la debilidad de la sociedad civil y del Estado, no en su fuerza.

La presencia de la extrema derecha se observa en toda Europa Oriental, aunque la dinámica varía de un país a otro. A finales de la década de 2000, la extrema derecha rusa sembró el terror en las calles, con bombardeos, pogromos y otros ataques letales. Tras los disturbios de la plaza Maneshnaya en 2010, el Estado ruso decidió intervenir y miembros de la extrema derecha rusa huyeron del país o fueron encarcelados. Algunos se refugiaron en Ucrania, que era un lugar seguro, en particular porque el aparato represivo del Estado ucranio es mucho más débil. (La debilidad relativa del Estado también fue la razón principal del éxito de las manifestaciones de masas en Ucrania en comparación con las de Bielorrusia, donde les manifestantes se enfrentaban a la detención arbitraria y la tortura, o las de Kazajistán, donde las fuerzas de seguridad respaldadas por Rusia practicaron una represión mortal.)

En los últimos años, las fuerzas de la extrema derecha en Ucrania han estado sometidas a nuevas pruebas. Desde la revuelta de Maidán, el desarrollo de una sociedad civil liberal ha alterado el equilibrio de fuerzas en la calle. Hasta hace poco no había una divisoria clara entre la extrema derecha y otros grupos políticos, pero esto también está cambiando gradualmente gracias al ascenso del movimiento feminista y LGTB, que se oponen a los radicales de derechas. Finalmente, gracias a la campaña contra la deportación del anarquista bielorruso Aleksey Bolenkov y a la protección del distrito de Podil frente a la extrema derecha en Kyiv el año pasado, hemos asistido a un resurgimiento del movimiento antifascista en las calles.

Desde 2014, la extrema derecha ha compensado sus fracasos electorales reforzando su presencia en las calles y su alianza con los liberales, que se formó durante los años de lucha contra el régimen de Yanúkovich. Sin embargo, esta unión empezó a resquebrajarse gradualmente después de que Zelensky accediera al poder en 2019. La extrema derecha, en particular el movimiento Azov, estaba en crisis, y tras el cese del ministro de Interior, Arsen Avakov, a quien se consideraba el patrón de Azov, el aparato de Estado comenzó a tratarlo con más frialdad.

Por supuesto, la guerra ha alterado todo, y lo que vaya a ocurrir a continuación depende de muchos factores. La participación de la extrema derecha ucrania en la guerra actual es menos importante que en 2014, con una excepción evidente: el Regimiento Azov. Pero no todos los integrantes de este regimiento son de extrema derecha, y al estar integrado en la Guardia Nacional y las fuerzas armadas, ejecutan las órdenes del alto mando. E incluso el Azov no es más que una pequeña parte de la resistencia ucrania. Por consiguiente, no hay motivo para suponer que la guerra actual impulsará el ascenso de la extrema derecha tanto como sucedió con la guerra en Donbás.

Hoy por hoy, la principal amenaza para la población de Ucrania no es la extrema derecha ucrania, sino los ocupantes rusos. Esto incluye a grupos que en años recientes han sido atacados a menudo por la extrema derecha, como las comunidades gitanas y las personas LGTB, que también participan activamente en la resistencia ucrania. También se aplica a la gente que reside en Donbás. La propaganda rusa ha utilizado hipócritamente a las personas residentes de Donbás para justificar la invasión, acusando a Ucrania de “genocidio”, mientras el ejército ruso arrasa completamente las ciudades de la región. Mientras aquí la gente hace largas colas para enrolarse en la Defensa Territorial ucrania, en la parte de Donbás controlada por Rusia capturan a los hombres en plena calle, los incorporan a filas a la fuerza y los lanzan a la batalla, sin haber recibido instrucción, como carne de cañón.

Conflicto interimperialista

Otro argumento común que se esgrime contra la resistencia ucrania es que se trata de una guerra subsidiaria entre Occidente y Rusia. Todo conflicto militar es polifacético, y uno de los componentes de la contienda actual es un conflicto interimperialista. Pero si esto bastara para calificarla de guerra subsidiaria, prácticamente todos los conflictos armados en el mundo son guerras subsidiarias. En vez de debatir sobre el término, es más importante analizar el grado de dependencia de Ucrania con respecto a Occidente y comprender los objetivos de los dos campos imperialistas.

Ucrania es mucho menos subsidiaria de Occidente que lo que fueron las fuerzas kurdas con respecto a EE UU en su lucha heroica contra el Estado Islámico. Por otro lado, ser subsidiario no significa ser un títere: se trata de fuerzas locales que reciben apoyo militar de otros países. Tanto estos como aquellas tienen sus propios intereses, que pueden coincidir solo en parte. Y del mismo modo que la izquierda apoyó a les combatientes de Rojava a pesar de que las fuerzas kurdas de Siria recibían ayuda militar estadounidense, la izquierda debería apoyar al pueblo ucranio. La política socialista relativa a los conflictos armados debería basarse en el análisis de la situación sobre el terreno y no en la cuestión de si una potencia imperialista apoya a un bando u otro.

En los últimos meses, algunas personas de izquierda han recurrido a la historia de la primera guerra mundial para defender que las corrientes socialistas no deberían apoyar a ningún bando en los conflictos interimperialistas. Sin embargo, la segunda guerra mundial también fue una contienda interimperialista. ¿Significa esto que no había que apoyar a ningún bando en esa guerra? No, porque el conflicto interimperialista solo era una dimensión de la guerra.

En un artículo anterior recordé que muchos representantes de movimientos anticoloniales no quisieron luchar por sus colonizadores durante la segunda guerra mundial, y uno de los líderes del Congreso Nacional Indio, Chandra Bose, incluso colaboró con la Alemania nazi. Pero también vale la pena citar las palabras de Jawaharlal Nehru: en el conflicto entre el fascismo y la democracia debemos estar inequívocamente de parte de esta última. También vale la pena mencionar que el más coherente de los líderes del Congreso Nacional Indio que apoyaron a los Aliados en la guerra fue M.N. Roy, su miembro ubicado más a la izquierda. Claro que esto no significaba que Roy decidiera de pronto apoyar al imperialismo británico. Del mismo modo, apoyar la lucha contra el imperialismo ruso no implica apoyar al imperialismo estadounidense.

Por supuesto, la situación actual es distinta. La participación directa de otros países en la guerra no haría más que agravar la situación. No obstante, las corrientes socialistas deberían apoyar la presión económica sobre Rusia y exigir sanciones más severas y el embargo del petróleo y el gas rusos. Muchas sanciones que se aplican actualmente están destinadas a debilitar la industria militar rusa y mermar así la capacidad de Rusia para seguir combatiendo. La izquierda también debería apoyar el bloqueo de las importaciones de petróleo y gas de Rusia, incrementando así la presión económica sobre Putin para que ponga fin a la guerra.

Puede que EE UU haya aprendido su lección por el ridículo que ha hecho en Irak y Afganistán. Rusia tiene que aprender ahora su propia lección, y cuanto más contundente sea, mejor. La derrota en la guerra ha provocado revoluciones en repetidas ocasiones, incluso en Rusia. Después de que esta perdiera la guerra de Crimea en 1856, el imperio ruso abolió finalmente la esclavitud. La primera revolución rusa de 1905 se produjo poco después de la derrota de Rusia en la guerra con Japón. La derrota en Ucrania podría desencadenar otra revolución. Mientras Putin esté en el poder, cualquier cambio progresista en Rusia y en la mayoría de Estados postsoviéticos será casi imposible.

Los países occidentales comparten responsabilidad por esta guerra. El problema es que muchas personas de la izquierda radical critican a esos países por motivos equivocados. En vez de criticar el suministro de armas a Ucrania, deberían criticar el hecho de que incluso después de la anexión de Crimea y la invasión de Donbás, algunos Estados miembros de la Unión Europea siguieron vendiendo armas a Rusia. Esto no es más que un ejemplo. La responsabilidad por esta decisión recae en los gobiernos occidentales, no en la izquierda. Sin embargo, en vez de tratar de cambiar la situación a mejor, buena parte de la izquierda trata neciamente de empeorar las cosas todavía más.

El pueblo ucranio es muy consciente de que la guerra es terrible. Esta no es nuestra primera guerra. Hemos estado viviendo durante años con un conflicto abierto en Donbás. En esta guerra estamos sufriendo importantes pérdidas, y seguiremos sufriendo si la guerra se prolonga. Nos corresponde decidir qué sacrificios queremos hacer para ganar la guerra y qué concesiones debemos hacer para poner fin a la muerte y la destrucción. No entiendo por qué el gobierno de EE UU está de acuerdo con esto mientras que buena parte de la izquierda prefiere adoptar un enfoque más imperial, exigiendo que Occidente decida por nosotras y nosotros.

Hasta ahora, el Kremlin no se ha mostrado dispuesto a hacer concesiones serias. Espera que nos rindamos. El pueblo ucranio no aceptará el reconocimiento de sus conquistas territoriales. Hay quienes alegan que el suministro de armas a Ucrania prolongará la guerra e incrementará el número de víctimas. De hecho, es la falta de suministros la que tendrá este efecto. Ucrania puede ganar y su victoria es lo que debería propugnar la izquierda internacional. Si triunfa Rusia, creará un precedente para la redefinición por la fuerza de las fronteras estatales y empujará al mundo hacia la tercera guerra mundial.

Yo me hice socialista en gran parte bajo la influencia de la guerra en Donbás y cuando me di cuenta de que solo superando el capitalismo tendremos la posibilidad de vivir en un mundo sin guerras. Pero nunca lograremos este objetivo si postulamos la no resistencia a la intervención imperialista. Si la izquierda no adopta la postura correcta ante esta guerra, se desacreditará y marginará. Y tendremos que luchar durante mucho tiempo para superar las consecuencias de esta necedad. (Publicado en Dissent, 4-5-2022: https://www.dissentmagazine.org/online_articles/self-determination-and-the-war-in-ukraine)

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