El 8 de marzo, día internacional de las mujeres trabajadoras, es una de las fechas claves para la movilización de miles de mujeres en Argentina y el mundo. En un momento donde la crisis económica y social se exacerba, los costos del ajuste van a impactar con más fuerza en la vida de las mujeres que, en Argentina, son mayoría en los trabajos precarios y peores pagos, así como también encabezan los hogares más pobres.
Culmina el año y más de 30 mil mujeres nos encontraremos en la provincia de San Juan en el 28 Encuentro Nacional de Mujeres. Pero este no será un encuentro más. Este año, miles de mujeres trabajadoras, desocupadas, amas de casa, estudiantes y luchadoras hemos sacado una importante conclusión: a pesar del doble discurso del gobierno k, con “la década ganada”, las principales reivindicaciones de las mujeres siguen pendientes y tenemos que ir por ellas.
El secuestro y la trata para la explotación sexual, los femicidios y las muertes por el aborto clandestino, han arrasado con la vida de decenas de miles de mujeres en esta última década. Son la parte más inocultable: los gobiernos K no están del lado de las mujeres trabajadoras y pobres.
Las mujeres ya dijimos basta y vamos por más
Hartas de sufrir la inflación, de acarrear los trabajos más precarios, de que nos intenten contentar con subsidios escuálidos y de sufrir la discriminación salarial, sindical y política, en octubre, miles de mujeres nos expresamos contra el gobierno de Cristina. En todo el país, fue una inmensa cantidad de mujeres, la que se cansó del doble discurso kirchnerista que habla de nosotras y nuestros derechos humanos, mientras acuerda con el Papa Francisco que no cederá ni un centímetro en la lucha por la legalización del aborto y la libertad a decidir sobre el propio cuerpo. Ese mismo gobierno que no tiene empacho en honrar la deuda externa con pagos al por mayor, mientras descarga los costos de la crisis sobre las y los trabajadores.
Miles de luchadoras comprendieron, que variantes como Massa; Macri el propio Pino; Carrió; Stolbizer, los radicales o Binner son más de lo mismo. Porque jamás han hecho nada por los problemas reales de las mujeres trabajadoras, y además son socios de la Iglesia de Bergoglio y del ajuste.
Debido a esto, muchísimas mujeres apostaron al Frente de Izquierda y de los Trabajadores, y así, se logró una gran bancada que será la voz de las mujeres en los congresos y legislaturas. Pero vamos por más. Con esa fuerza, las Mujeres de Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda, queremos aprovechar este nuevo Encuentro para romper con la estaticidad y la parálisis que la CCC- PCR y la CTA le quieren imponer históricame nte a las mujeres el resto del año. Queremos hacer un gran Encuentro Nacional que discuta los problemas reales de las mujeres. Como terminar con la trama política y policial que sostiene las redes de trata. Decirles basta a la justicia patriarcal que encierra a las víctimas como las hermanas Jara y deja libre a golpeadores, femicidas y abusadores. Luchar para acabar con la muerte evitable de más de 500 mujeres que mueren anualmente por la criminalización del aborto. Rechazar, con fuerza, que no seamos las mujeres trabajadoras las variables de ajuste frente a la crisis.
Por eso, necesitamos que el Encuentro resuelva un plan de lucha y salir a la calle a conquistar nuestras reivindicaciones. Llamamos a todas las organizaciones de mujeres, partidos de izquierda y a las mujeres independientes a sumarse a esta pelea para convertir al Encuentro en esa gran herramienta que necesitamos para los derechos de las mujeres.
Esta última década de gobierno kirchnerista nos deja un saldo terrible, una de nosotras muere por día por una causa evitable: el aborto clandestino. Cristina ya se cansó de decir por todos los medios que está en contra de la legalización del aborto. Su santa alianza con la Iglesia Católica, reforzada desde la asunción del Papa argentino, la convierte en cómplice de la muerte de 500 mujeres al año por esta causa.
Medio millón de mujeres se realizan abortos cada año en nuestro país, es decir, que el hecho de que esta práctica siga siendo ilegal no impide que se practique. Lo que ocurre, es que quienes pueden pagar varios miles de pesos lo realizan en costosas clínicas privadas y quienes no, es decir, la mayoría de las mujeres trabajadoras y pobres, se someten a las más peligrosas condiciones en la desesperación de poder interrumpir un embarazo.
Son varios los casos que han salido a la luz de mujeres que concurren a los hospitales con complicaciones médicas derivadas de abortos clandestinos. El caso de la mujer de 28 años en el hospital Fernández (CABA) demuestra la doble violencia a la que es sometida una mujer que quiere decidir sobre su propio cuerpo: al llegar al hospital un grupo de médicos la denunciaron por haberse sometido a un aborto ilegal. En consecuencia, fue detenida durante 10 horas, mientras continuaba con pérdidas. ¡Una aberración!
Es por esto que la única salida para terminar con esta situación es la legalización del aborto para que se practique de forma segura en todos los hospitales públicos del país.
Desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda, venimos exigiendo la aprobación inmediata del Proyecto de Ley de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto que ya fue cajoneado en 3 oportunidades por kirchneristas y radicales.
Al mismo tiempo, reclamamos la aplicación obligatoria de la Ley de Educación Sexual en todos los niveles educativos y el acceso gratuito a los anticonceptivos.
Volvemos a decir que no se trata de un problema moral, es un problema de vida o muerte para las mujeres ¡Fuera la Iglesia de los objetores de conciencia de los hospitales! ¡Separación de la Iglesia del Estado!
En Argentina desaparecen 600 mujeres por año que son capturadas por redes de trata para su explotación sexual y/o laboral. A fines del año pasado, después del vergonzoso fallo que absolvió a todos los imputados en el juicio por la desaparición de Marita Verón, diferentes agrupaciones y partidos políticos salieron a reclamar en distintos puntos del país.
En menos de una semana, se llamó a sesiones extraordinarias en el Congreso Nacional para aprobar la reforma de la ley de trata (que había sido cajoneada desde agosto de 2011).
Por medio de este manotazo, se eliminó el concepto del consentimiento de la víctima, se aumentaron las penas de 3 a 4 años la mínima y se descartó la probation en caso de dar datos sobre el delito. Se diseñaron dos organismos: el Consejo Federal para la Lucha contra la Trata y Explotación de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas, y el Comité Ejecutivo para la Lucha contra la Trata y Explotación de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas. Sin embargo, todo ese cambio no es más que papel, ya que la nueva ley no fue reglamentada. Es decir, no se aplica.
Las mujeres víctimas de trata son revictimizadas
En el sexto juicio por trata que tuvo lugar en Santa Fé en septiembre pasado, la jueza María Ivón Vella fundamentó en su fallo absolutorio de los seis implicados, que la mujer menor de edad víctima de secuestro y explotación sexual, aparecía en las fotos de una forma que no se compadecía con la situación de abuso y encierro que dijo haber sufrido. Este año también se demostró otra vez la importancia de la “pata” política cuando Carlos Villalba, intendente de la ciudad salteña Salvador Massa, fue sorprendido en un prostíbulo durante un allanamiento y dijo que pensaba que era una casa de familia.
Los fallos absolutorios de todos los implicados en los casos de trata, la policía partícipe y los políticos que son responsables pasiva o activamente, dan el marco de impunidad necesario para que se pueda secuestrar, amenazar, vejar, ultrajar y violar los derechos humanos de las mujeres.
¡Desmantelamiento ya de las redes de trata!
Desde la sanción en 2008 de la ley 26.364 fueron rescatadas 5.729 mujeres. Pero a pesar de las judicializaciones, no se desmanteló ni una –NI UNA- red de trata. No se condenó a ningún/a responsable, solo a algún que otro volantero o alguna madama.
Los gobiernos municipales, provinciales y el gobierno nacional son cómplices, partícipes y por ende responsables, de que en Argentina sigan desapareciendo mujeres. Por eso decimos que el Estado es el principal proxeneta.
Después de las privatizaciones que devastaron el sistema ferroviario argentino en la década menemista de 1990, pocas mujeres quedaron trabajando en los restos de los ferrocarriles del país. Sin embargo, al calor de las luchas contra la precarización laboral y contra la burocracia sindical de Pedraza, (que seguía desmantelando los trenes con sus socio empresarios), los militantes combativos de la lista Bordó lograron el ingreso de muchas mujeres a las líneas.
No obstante, al igual que ocurre en la mayoría de los ámbitos laborales, las mujeres ocupan los cargos de menor jerarquía y peor pagos. Como señala la delegada Mónica Schlotthauer del ferrocarril Sarmiento “las mujeres sólo estamos en el área de limpieza (7° categoría), en evasión (6°) y boletería (4°). Recientemente también hemos logrado que ingresen compañeras a banderilleras. El gobierno, después de lo de Once, había prometido 900 puestos de trabajo nuevos, pero hasta ahora solo entraron 200. Y logramos que 60 de esos puestos sean compañeras que ingresaron como banderilleras. Sin embargo, el resto de las especialidades, particularmente las más altas, nos están prácticamente vedadas”. Por eso, una de las principales campañas de las mujeres de la lista Bordó es la del cupo femenino en todas las especialidades. Lo que las ferroviarias reclaman es “capacitación por un lado, para poder acceder a esos puestos. Y la recategorización de las compañeras. En todas las categorías hay tareas que podemos llevar adelante. A veces hay muchos prejuicios, tanto de compañeros como de compañeras. Y creo que eso se está empezando a romper”, explicó Mónica.