Nov 23, 2024 Last Updated 9:43 PM, Nov 21, 2024

Escribe José Castillo

La titular del FMI estuvo este fin de semana por Buenos Aires con parte de sus técnicos. Si bien el objetivo central de su presencia fue participar de la reunión de ministros de Finanzas del G20, aprovechó para dar “recomendaciones” al presidente Macri y al equipo económico, que la recibieron y halagaron como si ella fuera una monarca y los argentinos sus súbditos.

Christine Lagarde llegó nuevamente a la Argentina, por primera vez desde la firma del acuerdo de Macri con el Fondo. El gobierno se desvivió por atenderla como si se tratara de un personaje de la realeza. Las oficinas de prensa oficiales reenviaban cada una de sus palabras, asegurando que ella “elogiaba la evolución de las cuentas fiscales argentinas”, lo que traducido quiere decir que aplaudía cómo el gobierno lleva adelante el ajuste. Las fotos muestran a un Dujovne que “se inclinaba” ante cada gesto de Lagarde, y mostraba como un trofeo el twitter de la titular del FMI en el que “respaldaba a la Argentina”. Por si quedaba alguna duda, Lagarde aclaró: “El ministro me mostró los números que se encaminan al cumplimiento de la meta de déficit de 2,7% del PBI para este año y de 1,3% para 2019”, satisfecha por los 300.000 millones que el gobierno se compromete a recortar para el año próximo.

El presidente Macri, por su parte, le ofrendó la cena del “día del amigo”, invitándola a una cuidada comida especialmente supervisada por Juliana Awada –truchas y verduras, ya que la señora Lagarde no consume carnes rojas, informó la oficina de prensa de Presidencia–, a la que también asistieron el jefe de Gabinete Marcos Peña, el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne y el presidente del Banco Central, Luis Caputo. Todos atentos a agradar a Lagarde, que se hizo presente con los técnicos de su staff, que son quienes inspeccionan en concreto si se cumplirá con el ajuste: el director del Hemisferio Occidental del FMI, Alejandro Werner, y el encargado de Argentina Roberto Cardarelli. Durante la cena el presidente aseguró a sus visitantes que “vamos a cumplir el 100% de las metas (de ajuste) y seguramente las vamos a superar”. ¡El presidente quiere dejar contentos a los funcionarios del Fondo asegurándoles que van a ajustar más aún de lo que ellos exigen! Lagarde aprovechó tanta demostración de obediencia para anunciar que el Fondo evalúa abrir una oficina permanente en Buenos Aires, donde obviamente instalaría “expertos” para que sigan día a día la coyuntura económica argentina. 
Halagada por el gobierno, repudiada por el pueblo trabajador
Lagarde se movió en una “ciudad sitiada”. Mientras recibía sonrisas y cumplidos de funcionarios y empresarios, el gobierno tomó en cuenta todas las encuestas que dicen que más del 70% de la población repudia el acuerdo con el Fondo. Para evitar cualquier contratiempo armó un operativo pocas veces visto, cerrando calles y estaciones de subte en decenas de cuadras a la redonda de donde se moviera Lagarde. Como lo reconoció el propio Ministerio de Seguridad, lo utilizaron como un “ensayo general” para la visita a Buenos Aires de los presidentes más repudiados del planeta, encabezados por el propio Trump, a la reunión del G20 el próximo noviembre. Claro que el “anillo protector” no pudo impedir los repudios y manifestaciones a su presencia (ver nota en esta página).

Sí, el FMI es el “cuco”
Todas las escenas del pasado fin de semana demuestran que el gobierno ha cedido “las llaves” de la economía al FMI. Lagarde y su equipo son los auténticos “ministros de economía” del país. 
El presidente Macri había dicho un día antes de la visita de Lagarde: “El FMI no es el cuco”. Seguramente no lo será para él y sus amigos, incluyendo los ministros que mantienen su riqueza fuera del país. Tampoco para los acreedores externos, que son a quienes el plan de ajuste del Fondo quiere garantizar que seguirán cobrando los próximos vencimientos de deuda externa. Ni siquiera para los agroexportadores, ya que Roberto Cardarelli se encargó de despejar, visitando personalmente la exposición rural, que el planteo del FMI de suspender la baja de retenciones había sido “sólo una idea” y que si el gobierno cumplía con el ajuste achicando salarios, jubilaciones, la salud, la educación y despidiendo empleados públicos no haría falta que el sector sojero haga aporte alguno.
Pero sí, el FMI es el cuco. Lo es para los millones de trabajadores y sectores populares que verán en los próximos meses cómo el actual ajuste del gobierno de Cambiemos se profundiza, sacrificándonos a todos ante el altar de seguir pagando a toda costa los vencimientos de deuda. Porque para esto, y no para otra cosa, es el pacto de Macri con el FMI. No queda otra opción, hay que salir a luchar, levantando un programa exactamente opuesto, que comience por dejar de pagar la deuda externa y usar todo ese dinero para resolver las necesidades populares y rompiendo con el FMI para recuperar nuestra independencia económica.


Las amenazas del Fondo Monetario

Todas fueron sonrisas en la visita de Lagarde y su equipo a la Argentina. Pero para que quede claro “quién manda” el FMI aclaró que en caso de que la Argentina no llegue a cumplir las metas de inflación pactadas en el acuerdo (de entre 27% y 32%) deberá solicitar un waiver (perdón), lo que habilitaría a los funcionarios del organismo a “revisar” si las medidas de ajuste “no fueron suficientes” y, por lo tanto, a exigir apretar más aún el torniquete sobre los trabajadores y demás sectores populares. Esto se realizaría a fin de año o comienzos de 2019, si, como es muy posible, la inflación anual llegara a sobrepasar esos índices. 
Peor aún, el equipo técnico del FMI cubre su “prestigio” internacional aclarando que, aun si se lleva adelante el ajuste tal como ellos plantean, no es seguro que alcance como para que la Argentina pueda garantizar los pagos de deuda externa futuros: “Hay importantes riesgos sobre la sustentabilidad de la deuda”, expresan en su frío lenguaje técnico. En síntesis, el FMI nos exige un ajuste salvaje, pero encima nos dice que a posteriori es posible que debamos “hacer un nuevo ajuste”, sin descartar que aun así vayamos a nuevos escenarios de más devaluaciones y crisis. 
Todos estos planteos del Fondo son el mejor ejemplo de lo que venimos sosteniendo desde hace décadas: la deuda externa, además de ilegítima e inmoral, es verdaderamente impagable y no hay “plan de ajuste” que nos salve. Por eso hay que romper con el FMI, repudiando este ajuste, y dejando inmediatamente de pagar la deuda. En ello está en juego tanto el presente, como el futuro del pueblo trabajador.

Se establece que las fuerzas armadas “serán empleadas en forma disuasiva o efectiva” en “agresiones de origen externo”, eliminándose definir estas agresiones como aquellas donde participen fuerzas armadas pertenecientes a otro/s Estados. De tal manera queda abierto que la definición de “agresión externa” puede ser totalmente arbitraria. Recordemos que hace un año el gobierno acusó a los mapuches de estar financiados por “el terrorismo internacional”.


Hasta ahora las fuerzas armadas tenían prohibida “la contemplación de hipótesis, supuestos y/o situaciones pertenecientes al ámbito de la seguridad interior”. Esto ahora es reemplazado definiendo los objetivos del accionar de las fuerzas armadas como “operaciones en defensa de los intereses vitales de la Nación” (sin precisar de qué se trata en concreto); operaciones dispuestas en el marco de las Naciones Unidas u otros organismos internacionales y ejercer la custodia de objetivos estratégicos”. Esto abre el abanico para que las fuerzas armadas puedan actuar en prácticamente cualquier cosa. Desde seguir participando en misiones “de paz”, como lo hizo el Ejército Argentino como parte de las tropas de ocupación que estuvieron reprimiendo durante una década al pueblo de Haití, hasta las más “novedosas” que ahora aparecerían. La “custodia de objetivos estratégicos” permitiría, por ejemplo, que el ejército se transforme en la guardia pretoriana que garantice el saqueo en Vaca Muerta.
Macri en su discurso dio algunas señales de cuáles serían estos nuevos objetivos: “Colaborar con la seguridad interior”, “luchar contra el terrorismo” y “contra el narcotráfico”. Una campaña de solidaridad con el pueblo palestino, por ejemplo, mañana podría ser catalogada por el gobierno como “apoyo al terrorismo internacional”. En lo que respecta al narcotráfico, tenemos la trágica experiencia mexicana, donde el involucramiento del ejército en este tema ha provocado una violencia que ya se ha cobrado más de 350.000 muertos, muchos de ellos fruto de una represión a las luchas políticas y sociales y encubierto como producto del “enfrentamiento con los narcos”.
En definitiva el gobierno busca permitir que las fuerzas armadas puedan actuar internamente, al igual que la Gendarmería, la Prefectura y las distintas policías federales y provinciales, fortaleciendo de esta manera el aparato represivo de conjunto. Tenemos que movilizarnos para que no lo logre.
J. C.

Macri anunció desde Campo de Mayo que a partir de ahora las fuerzas armadas “podrán colaborar en seguridad interior”. Posteriormente se conoció el decreto 683 con los detalles del anuncio. Plantea cambiar el estatus de las fuerzas armadas, autorizándolas a participar en la represión interior, una “tarea” que hasta ahora tenían prohibida. Se lo escuda detrás de expresiones generales como que intervendrán en “la lucha contra el narcotráfico”, contra el “terrorismo internacional”, o en el “cuidado de lugares estratégicos” como yacimientos o represas hidroeléctricas.


¿De qué se trata en concreto? No es que ahora tendremos fuerzas armadas “modernas del siglo XXI”, ni que servirán para garantizar más seguridad al pueblo trabajador en los barrios. Todo lo contrario. No es casual que estos cambios surjan justamente cuando se empieza a avanzar con el mayor ajuste impuesto por el FMI y se avecina más crisis social con un aumento de la conflictividad. Es un paso para habilitar una mayor represión. El planteo de que a partir de ahora el ejército, la marina y la aeronáutica actúen en forma “coordinada” con la gendarmería busca fortalecer la capacidad de acción contra las luchas obreras y populares del conjunto del aparato represivo.
El nuevo rol asignado a las fuerzas armadas apunta también a garantizar un mayor alineamiento con los objetivos estratégicos que el imperialismo yanqui ha fijado para los ejércitos de la región: luchar contra el “narcotráfico” y el “terrorismo”. ¿Lucha contra el narcotráfico cuando todos los días surgen escándalos por casos donde están implicados militares, gendarmes y policías? ¿A qué se refiere esta definición genérica de “terrorismo”? La Argentina tiene un largo historial que no deja lugar a dudas: al “terrorismo” se lo utilizará como “paraguas” para catalogar así cualquier lucha como “desestabilizadora” y reprimir al pueblo, la clase trabajadora, las mujeres y la juventud. Ese es el “conflicto interno” en el que se permitirá intervenir a las fuerzas armadas. ¿Qué quiere decir “cuidar” lugares estratégicos? Es dar vía libre para que puedan intervenir reprimiendo protestas que repudien la minería contaminante o la entrega de Vaca Muerta. “Terrorismo internacional”, por otra parte, es un término a medida de la conveniencia estratégica de Trump y el imperialismo yanqui, el mayor terrorista del planeta juntamente con Israel, casualmente el “vendedor privilegiado” de armas y arsenal para la represión interna al gobierno de Macri.
En síntesis, esta redefinición del rol de las fuerzas armadas es un paso para dar lugar a un fortalecimiento del aparato represivo, que implicará más plata para reequipar al conjunto de las fuerzas, como ya se lo está reconociendo desde el gobierno. Justamente en el momento en que, de la mano del ajuste del FMI, se busca justificar que hay que recortar 300.000 millones de pesos, con sus consecuencias de menores salarios, más desocupación, jubilaciones más miserables y el deterioro de la educación y la salud públicas. ¡Para todo esto no hay plata, pero para el aparato represivo sí! Es que Macri sabe que el ajuste no pasa sin represión y se dispone a llevarla adelante para así seguir robando el país. 
El gobierno de Cambiemos plantea que enviará efectivos del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea a las fronteras a “luchar contra el narcotráfico” para así “liberar” tropas de Gendarmería que, supuestamente, ayudarían a garantizar mayor seguridad en los barrios. Es algo rotundamente falso: hace años que la Gendarmería (y otras fuerzas de seguridad como la Prefectura) intervienen en actividades distintas del cuidado de las fronteras terrestres y fluviales. Lo principal de su accionar, así como el nuevo equipamiento que las ha “modernizado” estuvo y está al servicio de reprimir la protesta social. Ya vimos a la Gendarmería, por ejemplo, en los cortes de Panamericana, puente Pueyrredón y en la autopista a Ezeiza en la zona del Gran Buenos Aires. O muchísimas veces en conflictos provinciales contra docentes, trabajadores estatales, mineros o petroleros. También la Gendarmería fue la principal responsable de la represión que, hace justamente un año, terminó con la muerte de Santiago Maldonado. Y la Prefectura asesinó a Rafael Nahuel. En lo que respecta a su presencia en los barrios populares, han cumplido el mismo rol que la policía: perseguir a la juventud, mientras que rápidamente se entrelazaban en los mismos negociados de siempre con el narcotráfico, la prostitución y la trata.
Macri, con este decreto da un salto en una tendencia que ya tenía sus antecedentes en años anteriores. No olvidemos que, durante el kirchnerismo, también buscando un alineamiento con las exigencias del imperialismo yanqui se había promulgado la llamada “ley antiterrorista”. Y se hizo inteligencia interna contra las organizaciones populares, como el tristemente célebre “Proyecto X” de Milani. 
No podemos dejar que este decreto pase. Macri quiere volver a darles a las fuerzas armadas un lugar que habían perdido, arrinconadas por el repudio a los genocidas y las luchas populares luego de la dictadura. No es cierto, como quieren hacernos creer desde el gobierno, que “estas fuerzas armadas no tienen nada que ver con las de la dictadura”. Hay oficiales y suboficiales en actividad que participaron de la represión genocida y tantos otros formados en su doctrina. Como hemos dicho miles de veces es una tarea pendiente el desmantelamiento del aparato represivo. Macri, por el contrario, se juega a fortalecerlo. Hay que salir a pararlo tal como lo hicimos cuando obligamos al gobierno a dar marcha atrás con el 2x1 de la Corte Suprema que le garantizaba impunidad a los genocidas. Este jueves movilicémonos masiva y unitariamente a las 15.30 horas a Plaza de Mayo en la ronda de las Madres junto con el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia y todas las organizaciones políticas, sociales, sindicales y de derechos humanos para impedir que se ponga en práctica. En las calles podemos obtenerlo.

Martes 10/4, 14 hs., Cancillería (Esmeralda 1212, frente Pza. San Martín) 

Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda realizará un acto frente a la Cancillería Argentina en repudio a la visita de Rajoy. El Diputado Nacional de Izquierda Socialista en el FIT, Juan Carlos Giordano, quien será el orador del mismo, señaló: “Vamos a repudiar al presidente ajustador y represor del pueblo catalán que visita nuestro país de la mano de Macri”.

Giordano, agregó: “Macri va a declarar ciudadano ilustre y recibe con todos los honores al presidente corrupto y represor del pueblo catalán, Mariano Rajoy. Rajoy, la monarquía y su justicia tiene detenidos a dirigentes y trabajadores que luchan por la independencia de Cataluña. Desde el referéndum de fines del año pasado donde ganó el SI, Rajoy y sus fuerzas represivas contestó con presos, 1.500 heridos, agresiones fascistas, páginas web censuradas y otros atropellos. Ante la venida de Rajoy ratificamos todo nuestro apoyo al pueblo catalán en su lucha por la autodeterminación nacional y reclamamos por la libertad de todos los presos”.

Giordano finalizó: “Rajoy viene con 70 empresarios para seguir haciendo negociados. Rajoy es representante de Repsol, Telefónica, los bancos Santander y BBVA, Indra (la del negocio con los escrutinios electorales) y Gas Natural Fenosa (beneficiada con los tarifazos del gas), entre otros empresarios mafiosos. Macri dice que estas patronales nos van a salvar, mientras la multinacional francesa Carrefour, por ejemplo, quiere despedir a cientos de trabajadores y la yanqui Cargill suspendió a otros tantos trabajadores en Argentina. ¡Fuera Rajoy representante de banqueros y multinacionales negreras y explotadoras!”

Contacto:

Juan Carlos Giordano

Teléfono: 15-3119-3003

Twitter: @GiordanoGringo

Martes 10, 11 hs. - Frente al Congreso.

Este martes 10 comienza el debate en el Congreso. La Campaña Nacional por el derecho al aborto legal concentra frente al Anexo para exigir que se apruebe su proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo.

Mercedes Trimarchi, diputada electa por Izquierda Socialista en el FIT e integrante de la Campaña Nacional por el Aborto Legal, señaló: “Cientos de miles de mujeres ya nos pronunciamos por el aborto legal el pasado 8M en el segundo paro internacional y se multiplican los pañuelazos a favor de ese derecho fundamental. Todos los martes vamos a estar frente al Congreso exigiendo que se apruebe el proyecto de ley de la Campaña Nacional por el aborto legal, seguro y gratuito en el hospital."

Trimarchi agregó: “En nuestro país se practican 500.000 abortos al año según estadísticas del propio Ministerio de Salud. El número es altísimo y demuestra que las mujeres tienen muchas razones para interrumpir sus embarazos no deseados. Se tiene que garantizar ese derecho fundamental para evitar que se sigan muriendo cientos de mujeres al año por abortos clandestinos".

Trimarchi finalizó: "Macri, el peronismo, el kirchnerismo y el Frente Renovador están en contra de ese derecho junto a la reaccionaria Iglesia Católica, salvo algunos diputados individuales que firmaron el proyecto. Tenemos que ser miles para imponer el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos. Educación sexual para decir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”

Contacto:

Mercedes Trimarchi

Teléfono: 11-5956-1007

Twitter: @MercedesTrimar

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