El gobierno justifica los aumentos diciendo que las tarifas estaban “demasiado bajas” y que eso era lo que ocasionaba la mala calidad de los servicios (con los consiguientes cortes de luz, zonas a las que no llega la red de gas, los pésimos servicios de transporte, etcétera). Se trata de una vulgar mentira. Las empresas privatizadas nunca dejaron de ganar millonadas: lo hicieron con las tarifas dolarizadas en la época de Menem, y luego con las “congeladas” (que no fueron tales, porque hubo varios aumentos) del kirchnerismo. Durante esta etapa, lo que dejaban de ganar con las tarifas les era recompensado, y con creces, con enormes subsidios.
El gobierno de Macri, urgido por destinar para pagos de deuda externa todo ese dinero que antes iba a subsidios, los está reemplazando con esta ola de tarifazos. La calidad de los servicios, como cualquier usuario lo puede comprobar, siguen siendo pésimos.
La salida no está ni en los tarifazos ni en los subsidios. Lo que se impone es rescindir todos los contratos con esas empresas que vienen obteniendo superganancias desde la década del 90, reestatizando todos esos servicios públicos y poniéndolos a funcionar bajo gestión de sus propios trabajadores y las organizaciones de usuarios. Así se podrá garantizar que todos accedan a esos servicios básicos con la calidad adecuada y tarifas sociales de acuerdo a las distintas necesidades.
Escribe Guido Poletti
Todo aumenta. El Indice de Precios al Consumidor (IPC) que refleja apenas un promedio de los aumentos y está lejos de mostrar el real impacto de los precios sobre la canasta familiar, no deja lugar a dudas: 1,8% en enero, 2,4% en febrero. Para marzo se espera de mínima un 2,3% más. Y en abril, tarifazo mediante, también andará bastante por arriba del 2%. En apenas un cuatrimestre estaremos sumando cerca de 9%. Es imposible que se termine el año con el famoso 15% que plantea el gobierno. Las consultoras amigas del oficialismo y el propio Banco Central calculan como mínimo un 19,6%. Otros hablan de 24% o incluso más. Hasta existe la posibilidad de que la inflación de 2018 sea superior a la del año pasado.
Con este panorama resulta doblemente entreguista el rol de la burocracia sindical, en particular de los sindicatos más cercanos al gobierno. En las semanas anteriores firmó por el 15%, sin cláusula gatillo y en cuotas, el sindicato con más afiliados del país, Empleados de Comercio (1.2 millones de afiliados). Se sumaba así a lo que habían hecho UPCN, Obras Sanitarias o el Sutecba. Esta semana también firmó la Uocra, alcanzando así un universo de más de dos millones de trabajadores a los que se les impuso el techo salarial, que en la práctica significa la segura pérdida de poder adquisitivo.
Tenemos que denunciar esta traición. Al mismo tiempo a aquellos gremios que todavía tienen pendiente la firma de sus acuerdos paritarios (docentes de varias provincias, docentes universitarios, bancarios, aceiteros) tenemos que brindarles todo el apoyo a sus luchas y los llamamos a coordinarlas. A la Corriente Federal de la CGT, las CTA y todos los que se pronuncian contra el ajuste macrista les planteamos que hay que convocar un paro general y un plan de lucha para derrotar el ajuste macrista, cuyo primer paso es lograr quebrar el techo salarial del 15% que hoy sostienen el gobierno y las patronales.
La llamada “informalidad laboral”, que traducido significa tener trabajadores en negro sin pagarles jubilación ni obra social, muchas veces sin vacaciones, con salarios por debajo de los que cobran quienes están en blanco, creció de 33,6% a 34,2 por ciento. Estamos hablando de uno de cada tres trabajadores, sumando un total de casi 4,7 millones. Hay zonas del país donde los números son terroríficos: el trabajo en negro es de 40,7% en San Luis, 42,7% en Salta y Tucumán y 44,8% en Río Cuarto.
El crecimiento del trabajo en negro desmiente las afirmaciones del gobierno sobre que “se estaría generando empleo”. Lo concreto es que los puestos en blanco que se perdieron, fundamentalmente en la industria, fueron reemplazados por changas o trabajos directamente en negro. En concreto, más ventajas y facilidades para que las patronales aumenten la superexplotación.
El gobierno de Macri, que al igual que su antecesor kirchnerista hace la vista gorda, teniendo empleados en esas condiciones hasta en el mismísimo Ministerio de Trabajo, propone como solución el llamado “blanqueo”. En concreto, que las patronales no tengan que pagar nada por todos los aportes no realizados, ni sean multadas de modo alguno. Por el contrario, serían premiadas con rebajas en los aportes patronales a abonar en el futuro. La solución es exactamente la inversa: hay que exigir que todos los trabajadores en negro sean blanqueados inmediatamente, reconociéndoles la antigüedad y con el salario de convenio respectivo y que las patronales paguen lo que adeudan en concepto de cargas sociales.
Escribe Angélica Lagunas, Diputada por Izquierda Socialista/FIT
Con la asistencia de un total de 340 asistentes que desbordaron el Salón de la Memoria de la Legislatura provincial se realizó, el 26 de marzo, la Audiencia en Defensa de la Educación Pública que convocamos como diputados del FIT junto a Raúl Godoy. Se destacó la presencia de padres, alumnos, directivos y docentes de decenas de escuelas de Neuquén Capital y del interior; además la presencia de dirigentes de Aten Provincial, Capital y otras varias seccionales, junto a los vocales del CPE e ISSN en representación de los trabajadores. También el Foro en Defensa de la 2302, la APDH, la Gremial de Abogados y delegaciones de las fábricas en conflicto como MAM y los ceramistas.
A medida que llegaban las delegaciones repartíamos los siete proyectos que hemos presentado este año desde nuestra banca referidos a la educación pública. Los asistentes representaban a la comunidad educativa de decenas de colegios y expusieron en detalle diversas problemáticas en torno de las consecuencias que genera el déficit de presupuesto en las escuelas de la provincia. La audiencia nos permitió profundizar el contacto con la comunidad, con quienes vamos reconociendo el abandono de la escuela pública por parte del gobierno. Esta audiencia, que rompió los parámetros de convocatoria anteriores, dejó muy en claro que la ministra Storioni y el gobernador Gutiérrez no pueden esconderse más de la opinión pública y deben darle respuestas a los cientos de reclamos que día tras día se acumulan en la comunidad. Hoy fue solo una muestra de la bronca que surge desde abajo ante tanta desidia y demagogia gubernamental.
Los planteos comunes, documentados, demostraron la falta de construcción de decenas de edificios educativos (como los treinta jardines anunciados y nunca terminados), la reparación de otros con grietas en techos y paredes, la falta de creación de cargos y cobertura de los mismos para docentes y auxiliares, la insostenible asignación de fondos para la merienda de $2,53 por alumno, y un largo etcétera, mientras se destinan 650 millones por año a subsidiar la lucrativa educación privada. Pedidos que se suman al ya instalado reclamo salarial de los trabajadores de la educación que estamos en pleno plan de lucha. La audiencia nos da un enorme impulso para los dos proyectos surgidos del evento.
El FMI volvió al país con la visita formal de su presidenta Christine Lagarde. Se reunió con Macri y el equipo económico y los cubrió de elogios: “Los dos primeros años del gobierno de Macri han sido asombrosos […] Han hecho tanto en lo que se ha llamado gradualismo, que no lo encuentro gradualista para nada, porque creo que el gobierno ha ido a fondo con las reformas”. Más claro, echarle agua.
El FMI, campeón de las políticas de ajuste en todo el mundo, está de acuerdo en “el ajuste ideal” del gobierno. Lo mismo afirmó el subsecretario del Tesoro de Estados Unidos, David Malpass, presente en el país para la reunión de ministros de Finanzas del G20: “Estoy muy conforme por ver que a la Argentina le está yendo mejor y vemos que hay una oportunidad para mejorar”.
Se han lanzado elogios también desde el Banco Mundial.“Estoy entusiasmado de visitar Argentina en este momento crucial de transformación económica”, dijo su titular, Jim Yong Kim. Y para coronar estos mensajes pro-ajuste están las declaraciones del jefe de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) Ángel Gurría, otro de las organizaciones imperialistas presente en estos días en el país: “En Argentina se están haciendo reformas muy importantes y valerosas […] Felicidades por el esfuerzo de Argentina” (Página12, 20/03), mientras a renglón seguido reclamó que el gobierno ponga en marcha un proceso de flexibilización laboral. No le alcanzan los despidos, el robo salarial y los convenios a la baja que Macri acordó con la burocracia sindical, sino que pide ¡más esclavitud laboral!
Está claro: como reafirman todos los voceros del establishment imperialista, “la vuelta al mundo” que pregona Macri está al servicio de redoblar el ajuste, bajar los salarios y quitar conquistas laborales para las ganancias directas de multinacionales y grandes empresarios.
Algún simpatizante del kirchnerismo podría decir, ante la vuelta del FMI, que “esto no pasaba con Cristina”. Falso. El peronismo K le pagó de contado toda la deuda externa al FMI en 2006, una deuda ilegítima y fraudulenta que venía de la dictadura. Néstor y Cristina Kirchner -lo mismo que hizo Lula en Brasil- le pagaron de contado a ese organismo usurero diciendo que de esa manera nos íbamos a olvidar de él por varias generaciones. Intentaron hacer creer que nos estábamos “liberando” y que de esa manera las multinacionales, los banqueros y el imperialismo no iban a seguir teniendo injerencia en las decisiones económicas del país. La realidad demostró lo contrario porque Argentina no rompió con el FMI y los organismos internacionales saqueadores. Posteriormente, el kirchnerismo también le pagó de contado al Club de París y terminó abonando 200.000 millones de dólares de deuda externa en sus doce años de gobierno. Mientras tanto, el país siguió siendo una semicolonia del imperialismo. Nunca nos “liberamos”. Precisamente porque esa plata debería haber ido a trabajo, salud, educación, a un plan de obras públicas y a financiar la recuperación del patrimonio nacional vía la reestatización de las privatizadas. Es decir, al servicio de enfrentar la dependencia estructural de Argentina que lleva décadas. Ahora con Macri y antes con el kirchnerismo, la Argentina sigue siendo un país dependiente, terreno para el saqueo de la Barrick y Chevron. El país donde se fugan capitales y se sigue contrayendo una deuda que después harán pagar al pueblo trabajador con más planes de ajuste. Eso es lo que pasa en Argentina hoy, pasó en todos estos años y pasa en los países del mundo donde lo que se ve son despidos, desigualdad social suba de la edad jubilatoria, y más flexibilización y precarización laboral, mientras una minoría se hace cada vez más rica.
Cuando el FMI, Macri y los CEOs de Cambiemos hablan de “crecimiento”, “competitividad” o “modernizar las relaciones laborales”, hay que agarrarse los bolsillos. Están queriendo decir que van por más despidos, robo salarial y entrega del país. Estos organismos internacionales califican de decisiones “valientes” el robo de 100.000 millones de pesos a los jubilados. También piden más “valentía” a Macri para que de la mano de los gobernadores y la traidora CGT avance con “la reforma laboral” que fue postergada por la lucha popular de diciembre pasado.
Llamamos a los trabajadores y demás sectores populares a repudiar los mensajes antiobreros del FMI, el Banco Mundial y la OCDE, que están al servicio de más ajuste y saqueo laboral. Mientras ellos se la pasan alabando las bondades de Macri, la inflación acumula 4,2% en el primer bimestre; la burocracia firma paritarias por el 15% y en cuotas cuando la inflación superará el 20%; hubo 5.600 despidos y suspensiones en febrero, y sigue la lista. También continúa el saqueo vía el brutal endeudamiento récord comandado por Macri, que ya suma más de 135.000 millones de dólares.
A 42 años del golpe genocida de 1976 volvemos a enfrentar a los mismos enemigos de la clase trabajadora que entonces. Al imperialismo y sus planes de saqueo y endeudamiento, y a los gobiernos patronales que, sean del color que fueran y más allá de su doble discurso, gobiernan para los de arriba. La izquierda levanta otra salida.
Decimos: ¡Fuera el FMI! ¡Abajo el ajuste de Macri y los gobernadores! Llamamos a la más amplia unidad para enfrentar los despidos y el robo salarial que deja correr la CGT. A los que se dicen opositores, como el moyanismo y las CTA le exigimos paro y plan de lucha, como lo hicimos en la marcha del 21F, sin que desde el palco se propusiera medida alguna. Y luchamos por otro plan económico alternativo, opuesto al que pactan Macri y el FMI. Para que se deje de pagar la deuda externa. Decimos ¡plata para salario y trabajo, no para los usureros internacionales! Por un frente latinoamericano de países deudores para dejar de pagar. Es decir, medidas de fondo para combatir los graves problemas sociales como proponemos desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda en el camino de la construcción de una nueva dirección combativa para el movimiento obrero y una nueva alternativa política al servicio del pueblo trabajador.